POV: Andrea.
Los latidos de mi corazón, los siento en mi cabeza. Mis manos tiemblan mientras sostengo mi celular contra mi oreja. No escucho nada, solo un ruido que me aturde, por los nervios.
—Hola —respondo y, a duras penas, logro mantener el tono.
Como en cámara lenta, espero la respuesta. Cuento los segundos. La ansiedad me llena y tengo que morder el interior de mi mejilla para no desesperarme. Hasta que escucho su voz y todo vuelve a su lugar.
—Andrea…
Silencio. No me atrevo a hablar. Trago saliva y trato de concentrarme en cómo debo actuar.
—Andrea, soy yo, Christian.
—Sí, lo sé —carraspeo—, ¿qué quieres?
Respiro profundo para estabilizar los latidos de mi corazón. Mi voz sonó fría y distante, todo lo contrario a lo que soy en estos momentos.
—Solo…solo quería saber dónd
POV: Andrea.Mi día comienza temprano, hay mucho por hacer de los encargos por las próximas festividades. Mi madre tiene un pequeño negocio de arreglos festivos y en estas fechas, tiene mucho trabajo. Llevamos toda la mañana trabajando sin descanso y aunque quedan los detalles más sencillos, ya es menos lo que queda pendiente.—Andrea, tengo hambre, ¿por qué no vas a lo de Fer y traes algo de pastel? —pregunta mi madre, inclinada sobre su escritorio, con los lentes puestos y un tubo de goma en la mano.Mis tripas hacen acto de presencia y no me puedo negar, porque yo también estoy hambrienta. Dejo sobre la mesa las pequeñas flores que estaba trenzando y busco mi chaqueta, para salir del estudio.—¿De lo que sea que haya? —digo, para asegurarme; aunque mi madre es como yo y adora todo lo que hacen en la cafetería de Fer.—Sabes
POV: Andrea.Un estremecimiento me recorre la espina dorsal. Las bolsas que pretendía dejar con cuidado en el piso, caen a mi lado sin poder evitarlo.«No puede ser. No puede ser».Me repito lo mismo una y otra vez. Porque todavía tengo la esperanza de que solo sea mi estúpida obsesión por Christian, la que me hace escucharlo ahora. Pero solo pasan segundos, para que esa fe se rompa a mis espaldas.—Hijo, ¿ustedes se conocen? —La voz de la señora Anderson se escucha sorprendida y casi feliz, con la expectativa de que así sea.Con pocos ánimos, me volteo. Y es cuando lo veo.«Por Dios, ¿por qué no puede verse horroroso?». Pienso y casi que tengo que morderme los labios para no gritar de frustración.Él me observa con una ceja enarcada y con los brazos cruzados a la altura de su pecho. Si en algún momento le sor
POV: Andrea.Me tengo que acordar de su madre, aunque la tenga en frente y ella sea una buena persona. Pero es que Christian logra sacar lo peor de mí.El muy descarado siempre termina saliéndose con la suya y la mirada que ahora me dirige me confirma que lo tiene claro. Yo solo puedo morderme la lengua para no decirle realmente lo que quiero delante de Vanessa; fue suficiente con lo que ella comprendió y supo “ver”, que sucede entre nosotros.Sonrío, a duras penas puedo mostrar mis dientes, cuando lo que quiero es fulminarlo con la mirada y decirle que lo odio.«¿Por qué siempre tiene que ser así?».Es frustrante que yo, cada vez, caiga como mosca en su sopa. Debía haberme ido cuando tuve la oportunidad hace unos minutos; de haberlo hecho, ahora no estaría aquí, intentando fingir que no me importa cenar con él y su familia, que somos amigos e inclu
POV: Andrea.—Soy estúpida —me reclamo a mí misma, mientras golpeo el volante una y otra vez—. Es que, ¿quién me manda a ser tan floja? Con solo recitar mi comida favorita ya había tumbado mis muros otra vez. Es que, no puedo conmigo, de verdad que no.Debería burlarme de mí misma y de mi nivel de bobería. Un día. Solo un día me duró la supuesta distancia y el supuesto proceso de sanación.—Ahhh, es que quiero gritar —chillo, dentro del auto y aprovechando que no hay nadie a esta hora en la calle.El tiempo en casa de los Anderson me pasó volando. Me sentí tan bien por un rato, que ni siquiera noté que anochecía. En casa deben estar esperándome para comer, pero yo ni hambre tengo ya.Suelto un suspiro de cansancio y frustración. Me jode demasiado que, cuando se trata de Christian, no mido consec
POV: Christian.En cuanto mi madre menciona su nombre, me quedo en shock. Nunca creí que Stacey se atreviera a regresar a este lugar después de todo lo que pasó, de todo lo que provocó. No culpo a mi madre de nada, porque ella no está al tanto. En aquel entonces, hace como cuatro años, mi hermano y yo llegamos a un acuerdo, a pesar de que no quería verlo delante de mí. Lo pasado, pasado quedaba y nadie sabría nunca lo sucedido. Pero el olvido no incluía nuestra relación. Esa sí se rompió.La traición, la mayoría de las veces, viene de donde menos lo esperas. El concepto es bastante claro. Pues, a mí me pasó. Y todavía, a estas alturas, guardo el rencor que sentí por aquellos días oscuros y decepcionantes.Mis reglas llegaron después. Y contrario a lo que se pueda interpretar, no vinieron por ella; por esa mujer
POV: Andrea.»Mis demonios son muchos, pero no son eternos. No, cuando encontré una razón más que suficiente para seguir adelante. No voy a obligarte, Andrea, es hora de que seas tú la que decida. Estaré esperándote mañana, con mis explicaciones. Las que sé que necesitas comprender. Lo que hagas, lo que decidas, lo respetaré.Releo el mensaje, creo, por décima vez. Un sentimiento extraño se expande en mi pecho; y no soy capaz de definir cuál es. ¿Alivio? ¿Curiosidad? ¿Rabia?Siempre, de alguna manera, él termina condicionando mis decisiones. Ahora lo deja en mis manos, pero pone la carnada. Es obvio que quiero escuchar sus explicaciones, las últimas semanas esos supuestos motivos me han dejado a mí en el medio de todo su desorden emocional. Pero, ¿es lo correcto? ¿Aceptar su invitación
POV: Christian.Miro mi teléfono una vez más, esperando un milagro.Ya han pasado horas desde que Andrea recibió el mensaje, pero no me responde. Quiero pensar que estoy bien con eso, porque precisamente le aseguré comprensión de mi parte, pero no lo estoy.Quiero ir con ella, explicarle todo de una vez. Poner en palabras lo que me ha afectado tanto tiempo y de lo que nunca me he atrevido a hablar. Hablar de las razones por las que me convertí en un hijo de puta egoísta, que solo vela por sí mismo y mete en el mismo saco a todos, por el resentimiento que lleva incrustado en el pecho.Pero no puedo. Si pretendo dejar a un lado mi actitud egoísta, la primera prueba será aguantar hasta que sea ella la que me pida motivos. Ya yo dejé la pelota en su tejado, ahora basta esperar a que Andrea se decida.Y por eso mismo es que no he logrado tranquilizarme en todo este tiempo. Me a
POV: Andrea.No dije nada gracioso, pero él se ríe. Y como es de esperarse, usa esa sonrisa que tanto me desordena.No solo le basta ser sexy, estar bueno y mantener su estilo de bad boy; necesita gritarlo al mundo con toda la indiferencia que es capaz de aparentar. O tal vez no, lo más seguro es que él sepa lo que provoca y lo use a su favor.Justo como está haciendo ahora conmigo.Que, contrario a la reacción que tendría una persona normal, yo, de pendeja que soy, no puedo negar que la comisura de mi boca intenta seguirle el rumbo, pero me aguanto por los pelos. El muy imbécil sabe el efecto que tiene sobre mí, cuando usa ese gesto entre provocador e inocente, la endemoniada muestra de su supuesta ingenuidad.Y la verdad es que, después de todo, hubiera querido ser yo la que le diera el componte, precisamente por actitudes como esta que ahora presenta. Tan seguro de sí m