POV: Andrea.
Camino con paso lento pensando en el cumpleaños tan extraño que he tenido. Lleno, primero, de besos ardientes y orgasmos intensos; luego, de depresión autoimpuesta mientras veía películas de drama peculiar. Ahora, toda una mezcla de sentimientos encontrados me embarga. Entre las confesiones de Christian y lo que eso me provoca, no creo que pueda decirse que estoy bien. Soy la confusión personificada y andante. Por un lado, quiero correr lejos de Chris, de sus problemas de seguridad y de sus miedos. Por el otro, quiero quedarme y ver si en verdad, vale la pena arriesgarme y darle una oportunidad.
Revivo sus palabras y sus expresiones, tan confusas y a la vez sorprendentes. Pero si algo debo poner a su favor, es que decidió hablar, desahogarse; aunque no existan garantías de que todo lo dicho sea verdad.
Otra cosa que prefiero por el momento dejar a un lado, porque me hierve la sangre de solo pon
POV: Andrea.En cuanto digo esas palabras, me arrepiento. Me quedo congelada y sin saber qué hacer. Acabo de dejar al descubierto mis sentimientos, mis expectativas; ante un hombre que no quiere nada más de mí, que no sea sexo.Christian me observa con algo que no alcanzo a identificar. Una mezcla de estupefacción, con terror, con expectativas; tan cambiantes como el color de sus ojos. Trago saliva y doy un paso atrás, para irme lejos y revolcarme en mi miseria; por lo menos, durante unos largos minutos. Sin embargo, Christian hace amago de detenerme, aunque sin hablar. Extiende una mano, como si quisiera alcanzarme y yo dudo, si seguir mi camino o no.Los pocos minutos que han pasado me rinden demasiado; siento como si todo se moviera a cámara lenta. Mi cabeza aturdida trato de despejarla, para poder darle una buena contestación o algo que me saque de este embrollo en el que yo misma me metí. Pero nada me
POV: Andrea.Abro la puerta de mi habitación y lo primero que hago, es tirarme sobre la cama. Siento mi pecho apretado y una sensación horrible, como si me faltara el aire, me embarga. Sollozo sin parar, pero de mis ojos no salen lágrimas. Es esa sensación de vacío, de dolor absurdo, por algo que no quieres que signifique mucho, pero que termina abrumándote demasiado.Así me siento después de la confesión de Christian. Abrumada. Engañada. Me siento un objeto inanimado en medio de una guerra de hermanos.Nadie tuvo en cuenta lo que eso podía significar para mí. Nadie pensó siquiera en las estúpidas consecuencias. No. Egoísmo puro movió los hilos. Tejió una red, cual araña haciendo su telaraña. Y yo caí como mosca en su maldito juego.—Y yo que pensaba que en algún momento tuve las riendas de la relaci&oacu
POV: Andrea.No le dije a nadie que estaría de regreso, mi familia me espera la próxima semana, por lo que no hay nadie en la terminal esperándome cuando bajo del autobús. Tomo una respiración profunda e inhalo este aire que tanto añoraba respirar. Mi cuerpo al instante se relaja, porque ya estoy en casa. Busco mi maleta y salgo de la terminal con la intención de caminar. Quiero recorrer las calles de mi pueblo y disfrutar lo que siempre me ha gustado de vivir aquí. El ambiente histórico, la transculturación matizada en cada centímetro que dejo atrás, el mar que se huele y que se siente. La agradable alegría de los habitantes, de los conocidos que me sonríen a mi paso y me preguntan cómo me van mis estudios. Somos una inmensa familia en este pequeño pueblo. Todos, de alguna forma, emparentados por las doce familias fundadoras que han perdido los apellidos en generac
POV: Andrea.Leo detiene el auto en el frente de la casa. Miro mi reloj y son más de las cinco de la tarde, por lo que mis padres y la abuela deben estar dentro con los preparativos de la cena. Abrimos la puerta a la misma vez y en lo que yo rodeo el auto, Leo busca mi maleta. Lo espero en la entrada al jardín delantero, para entrar juntos. Rodeamos la casa para ingresar por la cocina y darles una mayor sorpresa a todos. Caminamos en silencio para no alertar de nuestra presencia y, al acercarnos a la puerta trasera de la casa, puedo escuchar la voz dulce de abuela Nora, diciéndole algo a mi madre.—Aurora, ¿puedes ver si dejé las manzanas sobre la mesa de la terraza?Escucho la respuesta de mi madre y, como justo pasaba por la mesa, pretendo recoger la cesta con algunas manzanas, para alcanzárselas. La puerta se abre y me encuentro de frente con ella, que abre los ojos y la boca, sorprendida.—Andie &m
POV: Andrea.Cenamos todos juntos y celebramos mi cumpleaños, aunque haya sido un día después. Sentada a la mesa, mientras reímos y conversamos de todo un poco, miro a mi familia y me siento orgullosa. No hay nada como este ambiente sano, agradable y valioso; momentos sin igual que debo atesorar mientras podamos estar todos juntos.—Andie, ¿sabes si Maddie viene este año? —pregunta abuela, de repente entristecida.—Abue, he hablado con ella todos los días, pero no me ha dicho nada —respondo con sinceridad, aunque quisiera decirle que sí.Maddie lleva todo un año sin venir a visitarnos. El año pasado, justo en esta temporada del año, se fue y no ha regresado más. Todos conocemos el motivo, se le presentó la oportunidad de asistir a un campamento de escritura y no la desaprovechó. Estamos muy contentos por ella, porque sabemos que ese se
POV: Andrea.Los latidos de mi corazón, los siento en mi cabeza. Mis manos tiemblan mientras sostengo mi celular contra mi oreja. No escucho nada, solo un ruido que me aturde, por los nervios.—Hola —respondo y, a duras penas, logro mantener el tono.Como en cámara lenta, espero la respuesta. Cuento los segundos. La ansiedad me llena y tengo que morder el interior de mi mejilla para no desesperarme. Hasta que escucho su voz y todo vuelve a su lugar.—Andrea…Silencio. No me atrevo a hablar. Trago saliva y trato de concentrarme en cómo debo actuar.—Andrea, soy yo, Christian.—Sí, lo sé —carraspeo—, ¿qué quieres?Respiro profundo para estabilizar los latidos de mi corazón. Mi voz sonó fría y distante, todo lo contrario a lo que soy en estos momentos.—Solo…solo quería saber dónd
POV: Andrea.Mi día comienza temprano, hay mucho por hacer de los encargos por las próximas festividades. Mi madre tiene un pequeño negocio de arreglos festivos y en estas fechas, tiene mucho trabajo. Llevamos toda la mañana trabajando sin descanso y aunque quedan los detalles más sencillos, ya es menos lo que queda pendiente.—Andrea, tengo hambre, ¿por qué no vas a lo de Fer y traes algo de pastel? —pregunta mi madre, inclinada sobre su escritorio, con los lentes puestos y un tubo de goma en la mano.Mis tripas hacen acto de presencia y no me puedo negar, porque yo también estoy hambrienta. Dejo sobre la mesa las pequeñas flores que estaba trenzando y busco mi chaqueta, para salir del estudio.—¿De lo que sea que haya? —digo, para asegurarme; aunque mi madre es como yo y adora todo lo que hacen en la cafetería de Fer.—Sabes
POV: Andrea.Un estremecimiento me recorre la espina dorsal. Las bolsas que pretendía dejar con cuidado en el piso, caen a mi lado sin poder evitarlo.«No puede ser. No puede ser».Me repito lo mismo una y otra vez. Porque todavía tengo la esperanza de que solo sea mi estúpida obsesión por Christian, la que me hace escucharlo ahora. Pero solo pasan segundos, para que esa fe se rompa a mis espaldas.—Hijo, ¿ustedes se conocen? —La voz de la señora Anderson se escucha sorprendida y casi feliz, con la expectativa de que así sea.Con pocos ánimos, me volteo. Y es cuando lo veo.«Por Dios, ¿por qué no puede verse horroroso?». Pienso y casi que tengo que morderme los labios para no gritar de frustración.Él me observa con una ceja enarcada y con los brazos cruzados a la altura de su pecho. Si en algún momento le sor