–Nikos, eso es terrible. No tenías ayuda de nadie . –Ella no habría necesitado ayuda de no ser por mi padre. Por mí. –Y tú la salvaste. –No me conviertas en un héroe en esta historia retorcida. No tuvo nada de heroico lo que hice. Era lo mínimo que un ser humano podía hacer por otro. No volveré a ser ese hombre. Ese hombre que sentía que todo era para él. Ese hombre que se olvidó del control y de todo lo bueno que había en él para perseguir el placer. –Placer que no obtenías. –Deja de intentar darle la vuelta para que yo quede bien –dijo él–. Puede que un asesino frene su cuchillo antes de apuñalar a su víctima. Puede que pare, pero en el fondo seguirá siendo un asesino. –¿Y crees que podrías hacerme daño si te presionara demasiado? –Esa es la cuestión. No tenía ni idea de lo que podría hacer. He estado demasiado tiempo encadenado. Solo sé que la bestia tiene hambre. No sé lo que desea. Y desde luego no lo averiguaré a tu costa. –¿Y por eso nunca has estado con una muje
–Sí. – Otra pregunta, ¿Y las mujeres, que ocurrió con ellas? –Que yo sepa, durante las redadas rescataron a mucha gente, nunca pedi muchos detalles. Quería cerrar esa parte de mi vida. Fueron llevadas a lugares donde las atendieron y ayudaron a comenzar una nueva vida, según tengo entendido. Me encontraba en el programa, luego de los juicios y las grandes sentencia que se llevaron los grandes jefes. Yo me desvincule de todo, pasaron unos meses y cuando pensé que las aguas se habían calmado lo suficiente le pedí a mi supervisor salir del programa, ellos me advirtieron que sería un gran riesgo, pero aún así insistí solo que no queria llevar más el apellido de mi madre. Como un último favor los agentes me ayudaron a presentar los documentos para cambiar mi apellido. Durante todo ese tiempo nunca dejé de sentirme como un monstruo, fue un momento oscuro para mí... – Nikos Muchas personas fueron rescatadas gracias a todos los datos que les distes en ese momento a la policía no eres un
–Sí. De verdad. Desde el momento en que empezaste a venir a visitarme. ¿Te acuerdas? –Claro que me acuerdo, me encantaba ir allí, Nikos tú me hacías sentir especial mostrabas interés cuando hablábamos. Yo necesitaba eso , me sentía torpe y que no podía hacer nada bien. Por aquella fecha fue cuando empezó la prensa a comprarme con Reanna y no lo estaba pasando bien. Mi mamá pasaba todo el rato en el club y papá estaba enfocado en la empresa. Ellos no tenían tiempo para lidear con mis problema... – Yo no sabía eso, lamento no haberme dado cuenta. Cuando mostrabas ese interés por compartir conmigo y me llevabas los dulces que hacías. Me hacía sentir que alguien pensaba en mí, y que no estaba solo que no era un monstruo. Esos momento me sentía casi como un chico normal, que podía ser yo mismo sin secreto y ahora eres la única mujer que conoce mi pasado. La única mujer que ha estado conmigo... como hombre. No como el chico egoísta que era, no como el hijo del jefe del cartel, sino como
–Te he contado en lo que temía convertirme y por qué, pero ni siquiera sé qué ocurriría... No sé si podría cambiar mi manera de hacer las cosas. Y dudo que fuese a gustarte si lo hiciera. Es demsiado arriesgado... –Yo tampoco sé si me gustaría, pero tienes que darme la oportunidad de conocerte, y de paso date la oportunidad de ser tú mismo, sin importar nada ni ocultar nada, ya me haz contado tu vida, esposo y aun estoy aquí... Así que te pido que te des la oportunidad de conocernos tal y como somos, sin falsas pretensiones, mascaras o restricciones. Solo siendo Nikos y Leandra dos personas tratando de construir un futuro juntos Nikos levantó la mano y deslizó los dedos por su pelo. Leandra apoyo su rostro en la mano calida de su esposo mientras sus manos las apoyaba en el pecho de Nikos. Se quedaron mirándose el uno al otro y sonrieron. Nikos nunca pensó que en su vida podría tener algo así, ese tipo de relación era un sueño una utopía para el pero aquí estaba al alcance de su ma
–Muéstramelo, Leandra –le dijo–. Muéstrame lo que deseas. Muéstrame lo que eres ... –Tú primero –dijo ella con la barbilla levantada, y con un tono de desafio–. Siento que he estado dando mucho últimamente, he permitido que me ataras y me tuvieras a tu merced, eso dice mucho ¿ no es así?. Mientras que tú no des mucho durante nuestros encuentros, así que ahora es tu turno. Me toca a mí tenerte a mi merced . Así que desnúdate, esposo mio. Nikos comenzó a desabrocharse la camisa muy lentamente sin apartar los ojos de su mujer, tratando de leer sus expresiones, después los pantalones, y finalmente se quedó desnudo ante ella. Temblando, no de miedo sino de excitación. Estaba a su merced y no se arrepentía de ello, ver cómo el deseo despertaba en los ojos de su mujer , valia la pena resivir sus ordenes. Leandra se aproximó lentamente, con fuego en los ojos, Nikos era hermoso, estiró el brazo, puso la mano sobre su torso desnudo y clavó las uñas en su piel, de manera muy suave para ir
Leandra le dedicó una sonrisa sensual, era toda una seductora, nunca se habia sentido con tanto poder. Y sentía por ella lo que un hombre debería sentir por una mujer. Pero, debajo de eso, había un calor que no podía explicar. Un calor que siempre había estado ahí, que había ido creciendo desde que la había conocido. Ese calor, sumado al deseo, creaba un fuego tan ardiente que pensaba que los consumiría a ambos. Y entonces recordó los caramelos.–Túmbate sobre la cama –le dijo.–Creí que era yo la que daba las órdenes.–No. Acabamos de librarnos de las normas.–¿Qué estás planeando?–Tendrás que averiguarlo. Pero no lo conseguirás si no obedeces.–¿Mis consecuencias?–Podrías llamarlo así, aunque tamben podemos decir que es ...Leandra se subió a la cama mientras él se daba la vuelta para sacar la bolsa de caramelos del bolsillo de su chaqueta. Cuando se volvió, ella estaba tumbada boca arriba, incorporada sobre los codos. Se había quitado los zapatos, el vestido y la ropa interior. T
Leandra estaba asombrada. Devastada, en realidad. Su mundo había quedado del revés tras el encuentro con su esposo. No existía una oscuridad fría en su interior. Estaba lleno de fuego negro y ardiente. Peligroso, destructivo y asombroso.Nunca se cansaría de él, de lo que sentía cuando desencadenaba su pasión sobre ella. Le gustaba que fuese enérgico, poco civilizado cuando le hacía el amor. Lo que no le gustaba era que se fuese de la habitación mientras su mundo yacía hecho pedazos a sus pies. Se levantó, se puso su camisa y se la abotonó mientras se dirigía hacia el salón.–Oye –le dijo–. ¿A qué diablos ha venido eso? A no ser que hayas ido a porun vaso de agua, en cuyo caso yo también quiero uno.Nikos estaba dando vueltas de un lado a otro como un tigre enjaulado, yseguía completamente desnudo.–¿Qué sucede? Dime lo que estás pensando. Porque estábamoshaciendo el amor y conociéndonos mejor, y de pronto te has ido.–¿Estás bien? –le preguntó él.–Sí. Un poco temblorosa, pero sup
–Sí, bueno, supongo que es importante. Me alegra haber sido la primera después de tanto tiempo. Me alegra que tú hayas sido el primero para mí, no se si para ti eso te importate pero te puedo asegurar que para mi si... me alegra conocerte, aunque tratar contigo en ocaciones sea dificil porque, ahora que te conozco, ahora que sé lo que fuiste y lo que eres... ahora te quiero por quien eres en realidad no por la imagen que le proyectas a otros ese es un espejismo, pero ante mi esta el verdadero tu. –Has dicho que... –Que antes no te quería, si Nikos haz escuchado bien, quería la idea que tenía de ti, pero no a ti. No amaba tu caos. Ese caos que te hace tan único. –No deberías amar mi caos. Soy... –Un monstruo, sí, ya me lo has dicho. Pero no te creo cuando me demuestras que el monstruo que dices ser no ha hecho nada para herirme físicamente. Un monstruo que ha pasado todos estos años respetando a mi familia. Un monstruo que desmanteló uno de los negocios más criminales que opera