36.1

Calen gritó que no volvieran a tocarme. De modo que regresé al taburete en frente de él mientras comenzaba a dar contraseñas. Garmendia sonreía; Calen estaba rojo...y algo descontrolado.

Entonces, Sberna timbró. Todos vimos en silencio el móvil de Calen con ese contacto: «Sberna» y como yo Garmendia lo notó: habían dos contactos.

«Sberna uno» y « Papá otro »

— Más te vale que no me estés jugando una treta...

— No sé de qué hablas.

— ¿Por qué tienes dos contactos de tu padre?

— ¿Qué?

Garmendia golpeó a Calen hasta hacerlo caer de lado. Pero enseguida lo repuso.

— ¿No querías contraseñas? –recordó en tono adusto– Te las iba a dar

Cuando Garmendia vio abajo Calen me dio un giño instantáneo. No entendí nada la verdad más allá de que repentinamente ambos teníamos puntos bono en el altercado. Razoné en lo que notó Calen luego de ese instante: Sberna tenía mucho que ver con todo lo sucedido pero para él ese nombre no sonaba muy familiar.

En absoluto; por lo cual me dije que ¿y si Calen n
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