Xavi entiende que hemos terminado la lectura cuando ve la hoja caer sobre mi regazo. Por unos segundos no atinamos qué decir. Vemos al suelo y él a nosotras. — Ella tiene razón –habla West–: no fueron los malos. Quizá la alteración del momento la llevó a eso pero...solo se defendieron ¿o no? — Por supuesto lolita.— Claro que sí. Ahora toca actuar. Debes llamar a Sberna.— ¿A quién? — Xavi, Beck le dejó un regalo a West –cuento– diciéndole que no lo abriese hasta que él se lo ordenara y hoy antes de irse en las patrullas lo ha hecho. Es un móvil que su padre le dio a él. ¿Entonces? Yo no sé ustedes pero creo que esta carta, ese móvil...es una especie de ayuda que Micaela y Beck les están pidiendo. Que aunque parezca que no, sí deben hacer algo. En los segundos de silencio mientras ellos piensan yo me siento decepcionada. De Calen. Pues Mica bien dice que no me iba a contar, cosa que hasta cierto punto entiendo pero ¿Por qué no me dejó algo así como Beck o Micaela? ¿Tan poca fe me
Toca esperar un día completo por la orden de Audráx para revelar nuestras pruebas a favor de los pedestales. Cuando eso pasa, muchos comienzan a inclinar la balanza. Yo me relajo y después de una sesión de sueño y mascarillas, voy al baño. Sin embargo, al salir, mis ojos no creen lo que aprecian: a Grace dentro de la habitación apuntándome con un arma.— ¿Grace? –pronuncio con temblores en todo el cuerpo. — Antes no podía tocarlas porque Calen estaba...pero él se ha ido.— ¿Grace, qué...?— Llama a Carson ¡ahora! Y si le revelas algo de esta sorpresa, te mato.Mis dedos teclean su contacto pese a que la tengo en el directo. Simplemente con los nervios olvido ese detalle.— Carson Grace puntea que de paso al alta voz.— ¡Dime! –parece que repite– ¿Sabes? Deberías quitarte la maña de llamar a alguien y no hablar al momento de tomada la llamada.— Ven...— Espera, estoy comprándonos unas meriendas. Helados y chuches...nutella también. Grace niega.— No. Ven ahora al dormitorio. Gra
— Y yo fuera del plan –se lamenta Xavi en tono cansino.— Claro que no –atina Quidi–, si nosotras tampoco sabíamos nada. Fue cosa del momento.Otro abrazo se por parte de todos alrededor nuestro. Pues nos quedamos aquí sin necesidad de ir al hospital de apoyo. A su vez algunas enfermeras nos atendieron el moretón del mentón pero es cosa superficial. — ¿Saben que demostró Grace con esto? Aparte de estar loca claro, y obsesionada...Nos comenta Xavi y todas lo miramos con expectativas.— Que nunca la popularidad es sinónimo de buena autoestima. Esa chica se sentía menos por causa del rechazo de Calen, veía que algunas cosas le faltaban a su cuerpo por estar enfocándose en el vuestro y nunca tuvo la claridad que le permitiera vislumbrar que poseía miles de seguidores que la amaban...no se dio a la oportunidad de conocer a ninguno de entre ellos y desde luego no supo que ella también era bella y deseable. — Sabias palabras mi Xavi –consiente Quidi–. Ojalá yo pudiese recordarlas a diario
El juicio de los pedestales fue a puerta cerrada.Si bien los Cano presentaron testigos, mismos que resultaron ser antiguos trabajadores de seguridad suyos que en el semestre anterior conocían de los pasos de Miachel hacia el dormitorio de Micaela y por tanto, alcanzaron a ver el movimiento de los chicos al desasearse de todo, sus pruebas se tornaron insustanciales, según nos cuenta Sberna por una llamada. Nuestras pruebas enviadas a los medios que T-Chi nos facilitó, gracias a sus relaciones con ejecutivos de los medios de comunicación, como radio, televisión y telefonía, dieron a su vez el empuje a la balanza para calzar el mal fundamento de la familia que estuvo beneficiándose del hecho por meses. A causa de una constante extorción que sí es fundamentada en las pruebas exhibidas a través de los mass media. En consecuencia, cada integrante de los Cano (madre de Miachel, padre y hermano menor) fueron condenados a ocho años de privación del libertad por el delito de extorción a Kimbe
— Tengo una coreo para la Demo Dance...cuando salga del baño te la muestro.— ¿En albornoz me la mostrarás? –disfruta de molestar.— Seguro que tú tienes alguna idea para solucionar eso.Apuesto sin equivocarme. Pues una camisa larga suya me sirve de vestimenta y la braga que me robó en Varsovia está limpia. Según me cuenta, la señora que le hace la limpieza se encargó de lavarla y guardársela a él que a su vez me la guardó a mí. — Para momentos como éstos –indica luego de relatarme la mini historia–...que quiero sean muchos en los dos años que nos aguardan aquí. De su mano tomo la braga y observo: — A esa señora le tienes mucha confianza...— Bastante. Es como mi abuelita de Italo. Rio tapándome la boca y aunque ya tengo puesta su camisa, meto por debajo la braga. Después, iniciamos nuestro primer ensayo oficial para la Demo Dance. El cual va de maravilla a un rigor alto de profesionalidad. Con todo, el móvil de Calen suena con la alarma y solo él abre DUDO. Yo caigo en su regazo
André y yo estamos en la etapa de ser dos tortolitos.Por ende, a mi petición de estudiar juntos aunque separados, él accedió y ahora eso hacemos. En mi escritorio yo ando sumergida en mis tareas; André sobre mi cama dado que se le da bien ese espacio para concentrarse. Y con orgullo ambos podemos decir que únicamente hemos atendido a nuestros deberes desde que nos reunimos. Más que nada porque tengo tareas que entregar ¡ya! y André sí o sí quiere mantener sus perfectas notas para obtener dos grandes logros: 1) quitase de arriba a su familia llena de exigencias y 2) conseguir ser el alumno seleccionado para dar el discurso de fin de curso en la gala de graduaciones, este año. Cuando le pregunté la razón detrás de ese segundo objetivo me dijo que era algo personal, le vi con mis ojos entrecerrados pero él disolvió el momento con beso de piquito para empezar el estudio. Doy un sobresalto cuando el ambiente taciturno que nos une se rompe a cauda de unos toques. Más concretamente de Beck
Soy Amelia Amanda West Irrabiola y comencé mi tercer año en la Universidad Hereditaria Italo Carvajal de la Huerta, con el objetivo de conquistar a mi crush de toda la vida. No lo conseguí. Aunque ello no supone que haya perdido. Al contrario: gané. Aprendí que a veces es demasiado fácil anclarse a algunos amores y bastante difícil reconocer otros. Que cuesta dar al clavo con el amor verdadero, pues, por mucho que puedan amarnos, cada persona desarrolla mecanismos de defensa ante el desamor. Entonces, ahí se endurece la lucha por alcanzar a ese amor. Y no queda más que sacar pecho e ir a por ello.Comprendí que muchas personas pueden parecer superficiales y no estar huecas en absoluto. Mientras que otras pueden brillar por encubrir sus errores. Conseguí amistades que jamás pensé tener, me divertí como nunca así como también me equivoqué, fui burlada, me traicionaron, o me rompieron el corazón. Con todo, mi dolor me enseñó a hacer vendas para curarlo, y aprendí a perdonar. Supe que no
Soy Carina Carson Darth, y obtuve una beca para culminar mis estudios en la excelentísima Universidad Hereditaria Italo Carvajal de la Huerta. Sin embargo, no iba a dar mi mayor esfuerzo tan solo en el ámbito académico, pues llegué ahí con una misión. Ser espía y no lo conseguí. Al contrario: huí de la misión. Aunque sí tuve enormes logros académicos, tanto que acompañé a Micaela Lance como cuadro de honor. Entre otros. Por demás, enamoré al equivocado pero terminé amando al correcto. Porque el amor es diez veces más terco con quienes piensan que es truco, eso creo. Y aprendí que de la nada puede surgir todo para aferrarnos a ese amor como la muerte a la vida: con desespero y locura dependiente. Aprendí que las diferencias de clases sociales no condicionan diferencias de tipos entre personas, pues todos tenemos la misma capacidad para cometer errores, así como la propia para enmendarlos. Pues resultó que yo me creía mejor por mi modestia y ellos por su dinero. Con todo, resultó que