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¿El Duende?

Explicaciones y una charla sin reparos...

Cuando desperté después del golpe, aspiré.

Un olor a barniz se coló en mi interior dándome el empuje de querer ver en dónde me hallaba. Tenía una idea, o más bien un recuerdo: la última clase de Danza, que básicamente se concentró en pasar el tiempo reparando sillas o mesas pertenecientes al inmueble de la universidad. Con todo, no pude comprobar nada, pues la visión estaba nula en consecuencia de tener una tela oprimiéndome ambos ojos. Alguien había amordazado mis extremidades y cuando quise gritar fue imposible. No salió nada del esfuerzo que puse en hacerlo.

Después una voz se dejó oír; así que atenta, la escuché:

— «No seré caos pero vendré a sembrar la discordia para verlos caer enredados

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