¿Tan fabulosa como Mackenzie?
Un viaje a la casa de campo.
«Epifanio Morales Garrido: esposo íntegro, padre ejemplar y hermano especial.»
Detrás de la tumba que reza este epitafio, nos hayamos. El frío se asienta en la noche como una bruma confusa. Nos crispa la piel y tres de cuatro nos mordemos los labios porque Xavi junta su lengua a su labio superior. Mientras graba. A nuestro escrutinio lo reciben las espaldas de los pedestales Con todo; a duras penas se ve en la distancia la entrega. Más rostros que no reconocemos. No hay forma de saber de quiénes se tratan, así como tampoco se da lugar a ningún tipo de enfrentamiento, por tanto: los extorsionadores, al tener su dinero, se retiran. Nada de problemas. Por lo cual, los pedestales se direccionan a Italo.
Xavi de
¿Nutella y yogurt? Maratón, paseo y clases de equitación No logro ver la cocina por más que atraviese pasillos de la casa.Llevo mis manos enanzadas por encima del abdomen, mientras avanzo como única oyente del ulular nocturno y frío que se cuela por las ventanas abiertas en toda la casa. Entonces de un momento a otro decido soltarme el cabello para dejarme la liga en la muñeca. Y a medida que avanzo estiro el cuello en reconocimiento a la nueva parte de la casa. Con todo, me estanco en la resignación que surca mis facciones junto a mis hombros hundidos en su sitio.De repente se deja oír un chirrido, lejos, a más o menos la misma distancia de mi trayecto. En consecuencia, trago sin moverme, ni girar por tonto que parezca. No obstante, pocos segundos pasan hasta qu
Cuando se aleja por un segundo, me cuenta:— Antes ya había tocado...pero tú ibas rumbo a la cocina.— ¡Madre mía! –río por lo bajo– Que rodeo te he hecho dar...— Bésame.Eso hago. Y al caer en la cama, lo hace él: yo me elevo en toda mi mediana estatura y un pie mantiene el equilibrio mientras con otro delineo sus abdominales. Él observa dicho recorrido pero de repente me ve a mí cuándo le hablo.— ¿Me quieres? –investigo.No en son sensual, sino detectivesco. Extrañándome de que sea así pero a la vez deseándolo.— Sí.— ¿Cuánto?— Con toda mi erección— ¡Tonto! –pateo.Al reír pierdo mi equilibrio y caigo. Él me atrapa. Nuestras bocas enlazan
¿Celebración?Pequeña venganza y un desquite mientras somos novios sin ser nadaEl Duende se ha vuelto muy popular.No postea demasiado. No lo necesita. Sus dardos caen certeros sobre sus víctimas que se colocan en el centro del huracán del cotillero escolar. Italo con cada revelación se vuelve un show digital y DUDO dispara su popularidad en ranking, seguidores y likes. Además, la persona detrás del perfil verde ha comenzado a dejar notas en tarjetas dentro de cajas de zapatos recién comprados. No todas las notas son amenazas y por ello cada día Italo amanece curioso por saber a quién le han dejado la caja frente a su puerta del dormitorio. El miedo los invade, pues si bien hay muchos sin secretos, éstos los tienen sus padres, familiares, consorcios, y si se descubren, igualmente
En Italo muchos aseguran buenas notas que le permitan ir a Varsovia. Entre ellos mi falso novio, que en la zona detrás de mi escritorio posee un reguero enorme y estudia sin prestarle atención a nada. Por tanto soy quien recibe al personal de servicio cuando llama a la puerta. — Para Calen Sanders. Recibo un sobre de muy buena calidad que por detrás me arrebatan. En consecuencia pido que me lo devuelva; Calen enuncia que es para él yendo a sentarse en el borde de la cama. Ahí me siento pero maniobro una acrobacia que me permita retomar el sobre. Ello consigo al quedarme encima de él a horcajadas. Lo abro para leer al tiempo de añadirle:— Aparta. Me refiero a sus manos sutiles que me rodean la cintura. — ¿Una boda? –pongo en duda al leer.— Dimitri Urem. Ex compañero...seguro que ha invitado a todos los pedestales. — ¿Vas a ir? –cuestiono bajando la vista hacia él que está recostado sobre el colchón. — ¿No has leído que hay sitio para un acompañante? –me toca el culo– Iremos ju
Al amanecer comenzamos a arreglarnos junto con KIMKA que viene a socorrerme gracias a Calen, con mi maquillaje. Le agradezco por las ropas que hace días me compró y digo que no tenía tiempo para ir a su dormitorio en persona. Con todo, lo cierto es que prefiero no toparme con ella si Calen no está presente. Sin embargo, horas después ansío la presencia de KIMKA porque temo a la proximidad de Calen.Yo que me veo al espejo detrás del tocador noto su tacto a palma abierta en mi espalda. Que baja hasta halagar mis caderas con el toque de sus manos. De manera que cierro mis ojos para sentirlo mientras inhalo por mi nariz. — Estás bellísima, Sirena. Trago y absorbo el gusto a menta que desprenden sus palabras.— ¿Sirena? ¿Ahora me llamarás así? –río al verle a través del espejo.— ¿Te molesta? Curiosea inclinándose junto a mí que engarroto los dedos de mis manos para responder.— No me respondas con una pregunta...–repongo– pero no. Creo que no...— Pues sí. Te llamaré así: Sirena. Dic
Ya van dos veces que me lanzan piedras dentro del dormitorio. Una total rareza pero hoy al llegar del cumpleaños con André, cierro la ventana. Nada más que lo despido, mando a Amber el audio al que ella no contesta y sonrío en son maquiavélica llena de complacencia. «Por mis peces», le testeo después. Acto seguido: me voy a dormir.En la mañana me despertó con la noticia de que Calen y Carina, según DUDO, fueron anoche a Estambul para la boda de Dimitri Urem. En el comedor junto a T-Chi se me quita el hambre al decirme que yo debí haber ido a Estambul en lugar de ella. No obstante, recuerdo a André diciéndome eso de que estoy obsesionada. No lo estoy pero sí muy ocupada como para hablar con el Duque, pues Beck solicita verme y corro. Más o menos, voy en auto pero sí troto dentro del edifico de los pedestales. En resumen: es para ensayar. Lo cual marcha demasiado bien hasta que oímos un grito. No muy lejos. En absoluto. Al contrario es justo en el dormitorio de Micaela, pues troto d
Uso de nuevo la bata de arabescos al salir del baño. Luego de habernos adentrado juntos en la ducha: cosa rara, pues si bien hubo coqueteo no llegamos a nada más aparte de, literal; ayudar a bañarnos. E incluso él me lavó el cabello y después fue mi turno de lavarle yo a él. Ahí necesité la ayuda que me dio. Porque eso si tiene André: siempre está ahí, nunca falta, siempre está cerca, pendiente, perfecto. — ¿Eso que decías antes? –sondea meneado su cabeza al llegar a donde estoy.— ¿Mmm? ¿Qué? No recuerdo...Sus brazos alrededor de mi cintura se refuerzan. — ¿Sí? ¿Sabes qué pasa? — ¿Qué? Dime...— Te estás dando cuenta que el amor tuyo, soy yo.— ¿Sí? –rio. — A paso suave...yo no tengo prisa...ya no. Otro beso. — ¿Dormimos? –propone. — No es hora de dormir. — ¿Y qué? Un ratito, nada más.— Bueno...Reviso el móvil pero nadie me ha llamado, aunque sí es hora de la cena cuando me alejo del abrazo de André. Quien duerme tan placido que me da pena despertarle. No obstante, más frí
Alguien sostenía mi cabello como si tirasen de una maza. Era imposible comprender mucho, pues tenía la venda en mis ojos pero de a poco, me jalaban como un proyectil: para lanzarme de nuevo al agua. El cuerpo se me removía como si hubiese tenido un choque con la electrizad y de repente me sacaron la venda. En consecuencia vi ante mí un cubo rectangular lleno de agua. Muy fría. Lo supe cuándo esa misma agua salpicó fuera del recipiente, después de que me cargasen y tirasen dentro de él. Nadé. Me detuvieron; por tanto subí las manos para notar otra que me hundía. Fue horrible y no fue hasta hace poco que entendí. A seis metros estaba Calen. Atado de manos a una silla pero no de pies, con algunos golpes pero comenzaba a despertarse y no le dolían demasiado. Entonces, esa mano que me hundía, flexionó sus dedos para tirar de mi cabello como si arrancase una mala hierba del patio de su casa. Grité. Recuperé el aire en tanto suspiraba una y otra vez mientras iba en busca de aclarar mi visi