La decisión de mi padre...

Capítulo 1

Sirena

Mi nombre como ya lo saben, es Sirena; Sirena del Castillo y soy hija del empresario mundialmente reconocido Felipe del Castillo. Mi padre es un importante empresario de la industria exportadora, que empezó su imperio desde abajo en un pueblo olvidado del mundo que se llama Costa de Veracruz. Digamos que mi amado padre nació en ese pueblo chiquito y muy aburrí, en donde conoció ahí a la mujer que por desgracia me dio la vida ¿Por qué digo por desgracia? ¡Pues verán!

Mi amada madre nos abandonó a mi padre y a mí cuando apenas yo tenía nueve años. Según ella, mi padre era un don nadie recién llegado a la Ciudad de México y con un par de sueños ilusos que no le darían ni para comer. Así que decidió que era mejor irse con otro hombre que si le pudiera cumplir sus sueños de grandeza y nosotros no les importamos nada.

Tiempo después del abandono de mi madre, tristemente para ella intentó volver con nosotros en cuanto papá comenzó a crear su fortuna y prestigio, ya que supuestamente estaba arrepentida. Aún así mi padre simplemente no la dejo volver y le pidió que se fuera bien lejos de nosotros Así que desde ese día solo somos él y yo, algo que obviamente no me molesta porque el siempre lo ha dado todo por los dos.

Mi vida como una del Castillo se basa en darme la vida que me merezco, una vida llena de lujos y más lujos que decidí tener para demostrarle a los demás quien soy en realidad. Yo siempre estudie en los mejores colegios después de que todo cambió y tuve las mejores cosas. Es por eso que me enerva tanto que mi padre quiera controlar ahora todo lo que hago o dejo de hacer.

En el momento en el que comenzó a hacerlo lo primero que cuestionó fueron mis salidas a antros en repetidas ocasiones. Luego, siguió con el hecho de que estuviera con un hombre distinto casi todos los días, después que mis supuestos gastos excesivos innecesarios y ahora el que salga en las revistas amarillistas que ya no tienen más nada que inventar sobre mí. Es ahí que estamos en este punto, uno en el que él me pone la soga en el cuello y no me deja más salidas que hacer su santa voluntad.

- ¿Entonces qué escoges Sirena? Estoy esperando una respuesta de tu parte – me dice este con voz seria.

- Esto te va a salir caro padre, pero desde ahora te digo que si voy a trabajar en ese lugar no voy a ocupar un puesto inferior. Tendrás que ponerme en algo que refleje mi nivel de inteligencia y mis estudios.

- Está bien, Sirena; como tú quieras. Serás la administradora de una exportadora de pescados y mariscos que tengo allí. De hecho, ese fue el primer negocio que yo empecé antes de todo este gran imperio que hoy conoces.

- Esto de verdad que tiene que ser una mala broma ¿Qué acaso no pudiste escoger un lugar menos humillante para mandarme? ¿Acaso quieres que todos se burlen de mí?

- ¿Humillante dices? Humillante es lo que haces tú todos los días y encima crees que está bien; así que tú me dirás ¿Lo tomas o lo dejas? No tengo todo el día para tus berrinches.

- Bien, tú gana; la semana que viene me voy a ese mugroso sitio y espero que se te pase pronto este ataque de histeria. Además, dile a tu amante que si pone un solo dedo en mis cosas lo pagará muy caro. La quiero lejos de todo lo que se mueva a mi alrededor – digo mientras salgo de su despacho como una fiera.

(…)

- Dime que es una broma lo que acabas de decir Sirena porque de ser cierto, estarías perdiendo todo tu nivel al ir a ese sitio – dijo Dina dejándose caer en mi cama.

- ¿Consideras que no lo sé Dina? – dije frustrada – Mi padre no me ha dejado otra salida que ir a ese apestoso sitio y si no lo hago perderé todos mis beneficios económicos. Lo único bueno que veo de todo esto, es que podre mandar a mi voluntad al ser la hija del dueño y la administradora.

- Bueno, pues te deseo suerte y míralo por el lado menos doloroso. Al fin conocerás las raíces humildes de tu familia, no es que diga que tú eres humilde; más bien eres afortunada por haber nacido rica.

– No nací rica Dina, mi padre forjó su imperio cuando yo ya estaba nacida. Tenía nueve cuando todo comenzó.

Miro las expresiones de Dina y sé que sus palabras son de cierto modo en doble sentido porque ella, aunque no me lo diga de manera directa, sé que le molesta que mi padre no venga de una familia de abolengos y apellidos de renombres. Sin embargo; aunque entre mi padre y yo hay nuestras diferencias, a él le debo todo lo que soy.

- Hay algo que me preocupa Sirena querida y es el hecho de que si te vas que pasará con Dimitri ¿Le dirás qué te vas a ese pueblucho?

- Por supuesto que no le diré nada Dina, él y yo no somos nada oficialmente como para que le tenga que dar detalles de mi vida. Él simplemente es un polvo ocasional y nada más.

- Pues eso deberías de dejárselo bien claro a él, ya que me parece que no se ha enterado en la cabeza. Ese chico sí que está colado por ti y de qué manera.

- Pues ya veremos que sucede con el más adelante.

(Minutos después de que Sirena saliera del despacho de su padre)

Felipe del Castillo

- Entiendo perfectamente lo que me dices, sin embargo; que no se te olvide que yo sigo siendo el jefe y si te digo que un nuevo administrador va para allá es porque así será. Te encargo mucho que hagas su trabajo más llevadero y que evites los problemas; al último que mande lo lanzaste directo al mar en temporada de tiburones. Así que desde la semana que viene ya sabes qué hacer, por ningún motivo lances a este porque es muy importante para mí.

Cuelgo el teléfono sin dejarle protestar otra vez y me recuesto en el espaldar de mi silla para aflojar el nudo de mi corbata sabiendo que esta decisión que estoy tomando puede traer tanto malas como buenas consecuencias. Solo rezo porque ojalá sean todas cosas buenas.

- ¿Qué estás tramando ahora Felipe del Castillo? – me pregunta mi bella mujer asomándose por la puerta con su gran belleza.

- ¿Por qué supones que estoy tramando algo mujer? – pregunto con una sonrisa al ver que camina hacia mí y se sienta en mis piernas.

- Te conozco ¿Por qué no comienzas a hablar y nos dejamos de rodeos? ¿Acaso tengo que usar mis encantos para saber lo que quiero?

- ¿Por qué todo lo sabes mujer? Eres una bendición en mi vida.

- Bueno, digamos que soy algo bruja y aunque tu hija aún no me quiera yo si quiero lo mejor para ella. Solamente debo darle tiempo de que supere esos celos que siente hacia mí y cuando se dé cuenta de que puedes querernos a las dos por igual se le pasara. Sirena estaba acostada a tenerte solo para ella, es normal que esté celosa y hable pastes de mí.

- Es por eso que te amo tanto Esmeralda porque eres una mujer increíble. Sin embargo; lo que tengo planeado para Sirena ni ella misma se lo imagina. Una tormenta se acerca a su vida y espero que sepa domarla, de lo contrario todo habrá sido en vano. Mi hija tiene que encontrar su verdadero camino y créeme que enviándola a ese lugar lo hará. No quiero que por tener el corazón herido termine convirtiéndose en alguien como su madre.

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