Se pasó las manos por el pelo con frustración, caminando de un lado a otro de la sala de ensayo. El sudor frío le perlaba la frente y su respiración era agitada. El ambiente en la sala era denso, cargado de tensión y miedo. «¿Qué vamos a hacer ahora?», me pregunté, sintiendo un nudo en la garganta. El futuro de Chromatic pendía de un hilo, y la culpa me consumía.—Hyung, creo… —comenzó Min-ho, con la voz temblorosa, pero Yu-jin lo interrumpió antes de que pudiera terminar.—Min-ho, esto es grave —dijo Yu-jin, con la voz temblando. «Esto es un desastre», pensó, sintiendo un sudor frío recorrer su espalda—. El director Kim no sabe que yo controlé las fotos que tomaron las fans de Ethan y Ariana. Tampoco sabe de los videos… esos videos escandalosos de Ariana en Nueva York. Ni mucho menos del enamoramiento de Ethan. ¡Esto nunca debió pasar! Carajo, construimos Chromatic con tanto cuidado, con tanto amor… para que ahora se ponga en juego toda nuestra carrera, todo nuestro esfuerzo… ¡Maldit
—¡Obedece, maldito Park Ji-hoon! —escupió Ha-neul, con la cara roja de furia. Levantó la mano, con la clara intención de golpearme. Su cuerpo estaba tenso, listo para descargar su ira. El olor a sudor y frustración se intensificó en la sala, haciéndome sentir aún más pequeño e indefenso. Su respiración era agitada y sus ojos resplandecían furia. Su gesto era amenazante, lleno de rencor. Añadió, con la voz llena de veneno—: Quédate quieto, no busques a la modelo y obedece.—¡Ha-neul! ¡Deja de provocarlo! —gritó Jae-hyun, interponiéndose rápidamente entre nosotros. Lo empujó suavemente, alejándolo de mí. Su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y exasperación.—Debe aprender a controlarse —replicó Ha-neul, con la mirada fija en mí, llena de desprecio—. Siempre lo proteges, por eso nos engañaste a todos, hyung. Por tu culpa, por protegerlo, nos vimos involucrados en esto.El comentario de Ha-neul resonó en la sala como un trueno. El silencio que siguió fue aún más pesado que antes.
(ARIANA JÁUREGUI)Estaba sentada frente al tocador, con la mirada perdida en mi reflejo. Mis ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar. El silencio en mi habitación era abrumador, solo roto por el tic tac del reloj en la pared. Me sentía vacía, como si me hubieran arrancado una parte de mí. La imagen de Ethan, con su sonrisa dulce y sus ojos llenos de amor, me atormentaba. «¿Cómo pudimos llegar a esto?», me preguntaba una y otra vez, con un nudo en la garganta. Deslicé mis dedos por la pantalla del móvil, abriendo una de las tantas cuentas de fans dedicadas a Ethan. Necesitaba verlo, aunque fuera a través de una pantalla. Vi fotos de él en Tailandia, durante los ensayos y los conciertos. En algunas fotos sonreía a la cámara, rodeado de los otros miembros de Chromatic. Intentaba aparentar normalidad, pero algo en su mirada… algo no encajaba. Sus ojos, antes tan llenos de vida, parecían ahora apagados, con un brillo triste que intentaba ocultar tras una sonrisa forzada. «Está fingi
—Tal vez… —comenzó Sarah, con voz suave, como midiendo sus palabras—, tal vez era lo mejor que todos lo supieran.La miré con el ceño fruncido, sin entender a qué se refería.—¿Lo mejor? —pregunté, con la voz rota—. ¿Cómo puede ser esto lo mejor? Nuestra relación… todo… está en boca de todos.—Pero ya no tienen que ocultarse —dijo Sarah, con una extraña calma en su voz—. Ya no tienen que vivir mintiendo. La verdad, por la que tanto sufrieron, al fin salió a la luz. Ya no es un secreto.Sus palabras me hicieron reflexionar. Era cierto que vivir con esa mentira había sido una carga muy pesada, pero la forma en que se había revelado todo… era devastadora.—Pero… la forma en que pasó todo… —dije, con la voz temblorosa—. Es horrible.Sarah me tomó de la mano y apretó suavemente.—Lo sé, cariño. Es difícil ahora, pero con el tiempo… las cosas se calmarán. La gente olvidará. Y ustedes… ustedes podrán seguir adelante.«¿Seguir adelante?», pensé con amargura. «¿Cómo voy a seguir adelante sin é
—Está bien, Ari —me dijo, con voz suave—. Déjalo salir.Me aferré a ella, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. En ese momento, recordé los momentos que había compartido con Ethan. Pero, para mi sorpresa, los recuerdos que me venían a la mente eran extrañamente… artificiales. Eran flashes de nosotros dos sonriendo a la cámara, posando para fotos, grabando vlogs para mi canal de YouTube. En todas esas imágenes, había una cámara presente, un recordatorio constante de que estábamos actuando para el público. «¿Cuánto de lo que vivimos fue real?», me pregunté con amargura. Los momentos privados, los momentos de verdadera conexión, eran escasos y fugaces, como destellos en medio de un mar de artificio.Después de la película, mientras caminábamos por el centro comercial, Sarah me tomó del brazo y me miró con una sonrisa cálida.—¿Te sientes mejor? —preguntó.Asentí lentamente.—Un poco —respondí—. Gracias, Sarah. Por estar aquí.—Siempre lo estaré, Ari —dijo, apretando mi brazo con
—Lo siento —dije, apartándome rápidamente, con el rostro enrojecido.—No pasa nada —respondió Sarah, con una risa nerviosa. Se tocó los labios con los dedos, con una expresión extraña en su rostro.Justo en ese instante, mi teléfono sonó. Era un número desconocido. Dudé un momento antes de contestar.—¿Hola?—¿Ariana Jáuregui? —preguntó una voz masculina al otro lado de la línea.—Sí, soy yo. ¿Quién habla?—Soy reportero de… —dijo el hombre, mencionando el nombre de un famoso programa de chismes—. Queríamos hacerle unas preguntas sobre… bueno, sobre todo lo que está pasando. ¿Es cierto que tiene una nueva pareja?Mi corazón se aceleró. «¿Nueva pareja? ¿De qué están hablando?». Abrí mis redes sociales y vi que en todos lados estaba circulando un video. Era el video que la chica me había grabado en la heladería… justo antes de que Sarah la detuviera. El video era corto, pero mostraba claramente el momento en que Sarah y yo nos habíamos abrazado y… el beso. La descripción del video era a
—Pero siempre lo he hecho —dije, con una sonrisa—. Hasta usas mi ropa.—Quiero más —insistió Sarah, con una intensidad en su mirada que me puso nerviosa.—Está bien —respondí, con el corazón latiendo un poco más rápido—. Lo que quieras será tuyo. ¿A dónde vamos?Decidimos ir al supermercado a comprar los ingredientes para la pasta y algunas otras cosas. Mientras recorríamos los pasillos, Sarah me hacía reír con sus ocurrencias y me ayudaba a elegir los mejores productos. Era como en los viejos tiempos, cuando éramos solo dos amigas disfrutando de la compañía mutua.De vuelta en mi apartamento, me puse a cocinar la pasta mientras Sarah preparaba una ensalada. La cocina se llenó de aromas deliciosos y de nuestras risas. Después de cenar, abrimos una botella de vino y nos pusimos a ver películas en mi cama. Nos acurrucamos bajo las cobijas, abrazadas, disfrutando de la calidez y la cercanía. Era una sensación reconfortante, como si estuviéramos volviendo a conectar después de mucho tiemp
—Jamás podría hacer eso contigo —dije, con la voz suave y llena de sinceridad, sintiendo el peso de mis palabras. «Tú eres diferente, Sarah. Tú eres real»—. Ethan solo fue un contrato, y claro que sentí cosas reales por él, pero tal vez fue el deseo, el anhelo de querer una relación real, teniendo en cuenta que no pude salir con alguien más…—Al hombre que besaste en la fiesta, fue muy real —dijo Sarah, con un tono que mezclaba reproche y una pizca de dolor. Su mirada se ensombreció por un instante.—Si estás celosa, me reclamaste y te molestaste conmigo por irme sin ti ese día —respondí, recordando su reacción. Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al recordar su ceño fruncido.—Te besaste con un extraño y estabas haciéndolo, y luego te vas con Ethan, porque sí. Vi la entrevista —dijo Sarah, enfatizando la palabra "haciéndolo" con un ligero escalofrío que recorrió su cuerpo. Cruzó los brazos sobre el pecho, como protegiéndose.—Lo siento —murmuré, con la mirada baja. «No quería