Trinidad estaba muy feliz por haber al fin visto el autorretrato de su adorada madre fallecida cuando ella era una niña. Por eso todos los días se pasaba mucho tiempo en la habitación que habían preparado para cuando nacieran los gemelos y donde habían colocado el cuadro. Era tan vívida la imagen, que ella conversaba sin parar, contándole toda su vida desde que ella dejó de existir. —Trini —la voz de Viviana, su mejor amiga, la sacó de sus pensamientos— ya llegamos. —¡Viví, qué alegría que regresaras! —exclamó Trinidad, poniéndose de pie con dificultad por su gran embarazo—. ¿Cómo te sientes? ¿Y papá? —Me siento, gracias a Dios, muy bien. Mi bebé también me dijo el ginecólogo antes de venir que aumentó de peso junto conmigo. Por fin los vómitos se me quitaron y puedo comer ahora todo lo que quiero. Andrés me trajo y se fue con él para ver a Landon, quien lo llamó. —Qué bueno que te sientas mejor, Viví. Seguro los gemelos también están felices de escucharte y saber que estás bien —r
Hugo sintió una profunda decepción al confirmar las sospechas sobre los verdaderos motivos de sus padres. Aunque una parte de él se resistía a creerlo, la evidencia era clara. Asintió con gravedad ante la petición de su suegro. —Landon, haz lo que te pidió mi suegro ahora mismo. Ordena a tus hombres que vayan a rodear mi casa. —De acuerdo Hugo. Landon rápidamente hizo las llamadas necesarias para mover al personal de seguridad para que vigilara la casa día y noche. No iba a correr ningún riesgo con la seguridad de su familia. Mientras tanto, los padres de Hugo continuaban insistiendo en mudarse con la joven pareja. Incluso se presentaron en la puerta de la casa exigiendo que los dejaran entrar. Hugo que llegaba en ese momento en compañía del señor Muñóz que los saludó muy serio y siguió para el interior dejando a su yerno que solucionara el problema en el recibidor. —¿Qué hacen aquí? —preguntó Hugo visiblemente incómodo. —Mamá todavía estás en recuperación, ¿por qué andas en l
Ambos detectives se quedaron mirando a Esteban Duarte, en lo que intercambiaban miradas entre ellos. Landon soltó una bocanada de humo antes de hablar.—Información —respondió Landon sin rodeos—. Queremos saber todo sobre la organización criminal. Quiénes están involucrados, cómo operan, cuáles son sus planes. Todo.Duarte rió con desdén. Los ojos de Duarte brillaban con una mezcla de desafío y diversión mientras observaba a los dos detectives. Su risa resonó en la celda, creando un eco que parecía burlarse de ellos.—¿Y por qué debería darte esa información, Landon? —preguntó, jugueteando con el cigarrillo en sus dedos— ¿Por un cigarrillo?Landon se encogió de hombros, su rostro inexpresivo. Sus ojos, sin embargo, brillaban con determinación.—Podrías hacerlo por tu propia piel —sugirió—. Sabes que hay muchos en la cárcel que estarían encantados de hacerte la vida imposible. Podemos asegurarnos de que eso no suceda. Podemos ayudarte a obtener una condena más liviana. Pero necesitamos
Trinidad Muñoz nunca había sido una niña frágil. Desafortunadamente, su madre padecía una enfermedad grave desde su nacimiento, por lo que no tenía opción más que ser fuerte. Tras la pérdida de su madre y al ver el dolor insoportable que sufría su padre, el abogado Andrés Muñoz, Trinidad ocultó su propio dolor y se dedicó a cuidar de él, manteniendo siempre vivo el recuerdo de su madre para aliviar la ausencia que sentía.Cuando Trinidad se marchó a la universidad, lo hizo porque su padre había logrado encontrar cierto consuelo y se había casado nuevamente, tal como su moribunda madre le había pedido. Leviña, su nueva esposa, trajo consigo a Valeria. Aunque Valeria no se comportaba bien con Trinidad, esta última la veía como una joven manipulada por su madre. Sin embargo, Trinidad reconocía que Valeria amaba sinceramente al señor Muñoz, quien la había criado, educado y protegido desde que la acogió en su hogar, evitando que Leviña le causara daño.Trinidad sabía que Valeria era capri
Trinidad vio como entraba Valeria abrazada de su papá y la emoción en su rostro la conmovió mucho. Aunque quisiera, no podía negar que Valeria quería al señor Andrés como su padre. Suspiró e hizo el propósito de verla como lo que era, una hermana de crianza, porque en verdad su papá había criado a Valeria. Quizás por eso Leviña no había podido corromper a Valeria por completo.—¿Ya llegaron? —preguntó, caminando despacio por su enorme vientre de embarazo— Me alegra que hayas regresado temprano, papá. Aunque no te pregunté, al escuchar que Valeria estaba en peligro, la invité a regresar a casa. Sus padres están presos y nosotros somos, después de todo, su única familia. ¿Hice bien?—Claro que hiciste bien, Trini —respondió el señor Andrés, adelantándose para besar a su hija—. Después de todo, fui yo quien crió a Valeria. Me alegra que hayas tomado esa decisión, hija.Trinidad sonrió al escuchar las palabras de su padre. Aunque no era precisamente por eso que la había invitado a regresa
Trinidad se quedó en silencio, su mente llena de pensamientos y emociones encontradas. Por un lado, la idea de ver a Esteban de nuevo la llenaba de miedo y resentimiento. Por otro lado, la posibilidad de obtener respuestas y proteger a su familia la atraía.—¿Una condición? ¿Cuál es? —preguntó Trinidad, su voz teñida de cautela y una pizca de esperanza.—Desea hablar contigo, dice que para disculparse —explicó Landon.Trinidad miró a Landon, incrédula. ¿Por qué Esteban querría disculparse? Después de todo lo que le había hecho, a ella y a su esposo, no merecía su perdón.—Trini —intervino el señor Andrés— sabemos que es un criminal, pero también recuerdas que tú misma dijiste que él te amaba sinceramente y que la mayoría de las cosas terribles que hizo fueron bajo la coacción de su padre. Ahora, él establece esta condición para ayudarnos a desmantelar a esa organización. Pero sobre todo, Trini, nos va a ayudar a determinar si tus suegros están involucrados en esto voluntariamente o po
Hacía mucho que Regina estaba escondida, sabía que el detective Alejandro se había dado cuenta de que ella le había dado informaciones falsas. Por lo que se escondió en casa de Orlando Duarte, a pesar de que era a otro de los que mantenían muy vigilados.Regina sabía que no podía quedarse escondida en la casa de Orlando para siempre. Tarde o temprano la encontrarían. Necesitaba un plan para probar su inocencia.Decidió contactar a su amiga de la infancia, Julia. Ella era la única en quien Regina confiaba plenamente. Julia era reportera de investigación y tenía contactos que podrían ayudar. Regina sabía que el detective Alejandro, un hombre honesto e íntegro, estaba tras su pista. Ella había estado dando información falsa para proteger a la organización mafiosa "La Orden de los Iluminados" de la que formaba parte.Necesitaba un nuevo plan para despistarlo. Contactó a su amiga Julia, una ambiciosa mujer dispuesta a todo por dinero. Le ofreció una gran suma para que fingiera ser una info
Desde que el señor Andrés Muñóz se enteró de lo que le había sucedido a su hija en su primera boda, había estado investigando con fervor. Lo que finalmente descubrió no le agradó en absoluto. Se encontraba una vez más frente a Esteban Duarte en la cárcel, quien sonreía tontamente después de terminar una llamada con Trinidad.—¿Vas a responder mi pregunta ahora? —inquirió Andrés—. Ya viste que no miento. Mi Trini confía en ti, te ha defendido a pesar de todas las atrocidades que has cometido y cómo la has perseguido y acosado toda su vida. Fuiste un estúpido al no presentarte en la boda si tanto la amabas. Ahora dime, ¿sus suegros son o no son participantes voluntarios de la organización mafiosa La Orden de los Iluminados?—Gracias por permitirme hablar con su hija, señor Andrés —respondió Esteban con seriedad—. Le juro que estoy realmente arrepentido de todo lo que le hice y lo enmendaré para ayudar a que sea feliz, incluso si no es conmigo. Esto que le voy a decir no estoy completame