Narra Nicol Martínez
Salí de ese baño despavorida. Incrédula de lo que acababa de suceder. Aún siento el corazón palpitar en mi garganta.¿Qué rayos fue todo eso?
¡¡Es un maldito loco!!
Camino lentamente por el pasillo tratando de serenarme antes de entrar nuevamente al comedor.
Ese chico me da miedo, siento que es capaz de hacer cualquier cosa para lograr su objetivo y la verdad no me interesa mientras no me perjudique.
Respiro hondo y tomo valor para enfrentar lo que queda de la noche...
Pero al parecer Dios no me iluminó con los dotes de la actuación, porque no puedo disimular mí malestar.
— Nicol, ¿Todo bien? — pregunta mi padre.
— Si padre. Todo está bien. — respondo y tomo asiento en mi lugar.
No pasan ni cinco minutos que él vuelve a ingresar a la sala y aunque no levanto la mirada siento la suya quemándome en la piel.
Esto es incómodo.
¿Por qué es tan intenso?
— ¿Qué tal si pasamos a la sala? —menciona mi madre luego de un momento —. Aún hay algunas cuestiones que debemos conversar con los chicos.
— Me parece fantástico. Creo que llegó la hora de ir realmente a lo importante de este encuentro. — añade el señor Martínez
— ¿No me digan que hay más sorpresas está noche? — comenta con voz irónica Alejandro
— Es una noche cargada de sorpresas hijo. — las palabras de su padre me preocupan.
Ya he tenido una dosis extra en el baño de mí casa.
— Me lo imaginaba padre. No esperaba menos de ti.
Nos acomodamos en la amplia sala de estar mientras observo a Nana junto a otra chica del servicio que se dedican a servir café para nuestros invitados.
Una vez estás se retiran mi madre toma la palabra...— Bueno... Como saben ya ambos... — nos da una mirada rápida —, esta noche firmaremos el contrato donde estipula la unión matrimonial entre ustedes dos por un año. — hace una pausa y luego continúa —. Pero hay algunos detalles que aún no se los hemos develado y que creo que es sumamente necesario hacerlo ahora.
Veo que la madre de Alejandro le susurra algo y seguidamente palmea su pierna dos veces como pidiéndole calma.
Yo nunca tuve esa muestra de cariño...
Ella me mira y sonríe de manera cálida.
Tengo envidia por un segundo
— Bueno... — habla el señor Silva —, la unión contará con una ceremonia, que se llevará a cabo la semana próxima... Será una fiesta íntima en el Hotel que se encuentra...
— ¡No lo haré! — grita él de pronto —. ¡Estás loco si piensas que me casaré con ella y tras de eso soportar una ceremonia simulando ser el hombre más afortunado del mundo! Eso sí que no padre. — exclama prácticamente gritando.
— Es absolutamente necesario hijo. —le aclara su padre —. No queremos a la prensa especulando con la idea de un matrimonio falso y que eso tenga un impacto directo en nuestra compañía. ¿Qué pensarían nuestros socios?
— Es verdad — dice mi padre —. Eso no puede suceder. A nuestros inversores no les caería para nada bien la noticia. Sería un escándalo y las acciones se irían al subsuelo.
Siento que él es una bomba de tiempo, a punto de explotar.
Yo soy incapaz de abrir la boca. Me siento pequeñita en la enorme sala. Siempre he sido insignificante pero en este momento se acentúa esa sensación.
— ¿Tú no dices nada? — pregunta y maldigo el momento en que lo miro a los ojos porque siento que me odia.
— Yo... Yo haré lo que sea necesario, ya te lo he dicho antes.
— ¡Por supuesto que sí! — se ríe con molestia — es tal cual me lo imaginé. Soy un tonto.
— Alejandro, mantén la calma... — le dice su madre —. Aún hay algo más que ambos deben saber...
— Me imagino será la frutilla del postre... ¿No es así? — le responde él poniéndose de pie.
— Ambos deberán convivir por el tiempo que dure el contrato nupcial... — se escucha en la sala.
Y cuando volteo es mi madre la que ha largado la noticia que me deja totalmente en blanco... De repente no puedo respirar.
— ¿Qué? ¡Dime que esto es una jodida broma! ¿Todos ustedes están hablando en serio? — Grita su ira me eriza la piel.
Empiezo a escuchar las voces lejanas y a hiperventilar
Sigo en blanco, no reacciono. No puedo creer lo que acaba de decir mi madre. No quiero vivir con ese monstruo. Me aterra la idea de tener que compartir mi vida con él.
No quiero... por favor, no.
— Nada de todo esto es broma joven Silva . — habla mi padre —. Todo esto es para sumar mayor credibilidad a este matrimonio tan repentino. Tú padre firmará el traspaso de la presidencia a tu nombre y confío plenamente en que sabrás cómo sacar adelante mi compañía y la suya, así ambas familias saldrán beneficiadas y obviamente ustedes dos también. Tengo entendido que ambos tienen planes para cuando esto acabe.
— Así que por eso vivirán bajo el mismo techo, irán a eventos juntos y una o dos veces por mes saldrán a citas; se dejarán ver por la prensa y darán alguna que otra entrevista. —m enciona mi madre.
Tengo ganas de gritar, de llorar y de salir huyendo de aquí.
Siento mis tripas revolverse en mí interior y tengo que correr hacia al baño para no devolver lo poco que he comido en el medio de la sala.
Entierro la cabeza en el inodoro y despido todo lo que tenía en el estómago y más... Dejo correr el agua y me pongo de pie para ir al lavado y enjuagar mi boca para quitar el horrible sabor.
Me observo en el espejo y sin poder evitarlo lloro... Lloro por lo deprimente que es mi vida, por ser una m*****a cobarde, por no poder levantar la voz y luchar por lo que quiero.
Siento que tocan la puerta del baño de servicio y luego de secar un poco mí rostro al abrirla veo a mi Nana parada frente a mi. Sin pensarlo me arrojo a sus brazos, otra vez mis emociones me pueden y busco refugio en la única persona que se preocupa por mí en esta casa.
— Nicol. Lo he escuchado todo cariño. —me dice mientras soba mi espalda—. Shhh, mi niña, ya cálmate por favor.
— Nana, ¿por qué todo en mi vida es tan difícil? ¿Por qué es así?
— Mi niñs estás hecho para aguantar esto y mucho más, ya no llores. Dime qué te ha llevado a aceptar esa locura, Niki... ¿Qué hay detrás de todo esto?
— Ellos prometieron dejar que me vaya a París Nana. Tú sabes que ese es mí sueño ¿verdad? Sabes bien que quiero salir de esta casa de una buena vez.
— Claro que lo sé... ¿Pero realmente vale la pena el sacrificio? No me gusta ese chico. No me gusta que te utilicen así.
Quiero irme de aquí. Quiero empezar de nuevo, una nueva vida lejos de ellos haciendo lo que siempre soñé...
— El precio es demasiado alto mi niña... ¿Lo has pensado bien? — asiento mientras ella limpia mis lágrimas —. Ese chico se ve un tanto difícil y está haciendo un escándalo en la sala ahora mismo.
— Lo sé. Él no está de acuerdo con el contrato, imagínate ahora que se sumaron todas esas condiciones Nana, él debe estar furioso.
— No me gusta la idea de ese chico viviendo contigo Nicol. Tiene un carácter muy fuerte y está insultándote incluso a ti que no tienes nada que ver en las decisiones de los demás.
— Él piensa que yo estoy de acuerdo con este estúpido plan. Piensa que quiero beneficiar a mi padre en todo esto. Juro que no es así Nana, te lo juro.
— No me tienes que jurar nada. Yo te creo. tú no pue...
En ese momento mi madre abre la puerta y entra en el lugar.
— Con que aquí estabas... ¿Me quieres decir qué demonios te sucede? ¿Por qué desapareciste así?
— Yo debo volver a la cocina, con permiso. — Nana se retira del lugar y me quedo sóla con mi madre en el cuarto de baño.
— Me sentí mal y tuve que abandonar el lugar, lo siento.
— Muy bien... Volvamos a la sala entonces, debemos firmar unos papeles. Anda vamos.
— Madre... ¿Por qué no me dijeron antes que tendría que convivir con él ? ¿Por qué no me dijeron que tendría que irme de aquí?
— Eso fue algo de último momento. — se excusa ella —. Como dijo tu padre todo influye en el porvenir de la compañía.
— me dice mientras se acomoda su cabello frente al espejo —. No queremos que todo esto que estamos haciendo no sirva para nada Nicol. Puertas afuera de esa casa serán un matrimonio hecho y derecho; ahora, puertas adentro queda a su exclusivo criterio.— Madre... Prométeme que cuando esto acabe podré irme, prométemelo... —aunque no le tengo una pizca de confianza necesito escucharlo.
— Por supuesto que sí. — afirma ella —. Haz tu mejor esfuerzo y en un año y medio estarás en París viviendo la vida que tanto quieres... Ahora vamos. El hijo de los Silva ha salido volando de la casa. Es un niño malcriado. Deberían ponerlo en su lugar...
Salgo del baño detrás de ella hacía la sala y tal como dijo mi madre, él ya no está...
Por un lado es un alivio, no quiero verlo.— Nicol, ¿te encuentras bien? — asiento...
La señora Silva se me acerca y me mira detenidamente.
— No tengas miedo cariño, mi hijo es un tanto difícil pero no es mal chico. Ya se le pasará y confío en que ambos se llevarán bien.
— Créame señora, no hay nada que desee más, pero lo veo difícil. — confieso.
— Sé que se lograrán entender... Es un presentimiento que tengo aquí — apoya la mano en su corazón —, y esta corazonada nunca me falla Nicol
— Ven hija, debes firmar aquí, toma. — mi padre me extiende una pluma y miro detenidamente su mano...
Lo pienso durante unos segundos y sin más tomo la pluma y me acerco al escritorio...
— Nicol .. —la señora Silva vuelve a hablarme —. No tienes nada de qué preocuparte, yo estaré ahí para tí siempre que me necesites.
Nuevamente miro los documentos y sin pensarlo un segundo más dejo mi firma en aquellos papeles...
Firmando así, mi sentencia...
Narra Alejandro Silva El sábado por la mañana me encuentra preparando mi maleta. Estoy decidido a dejar estados unidos y volver a París, de dónde nunca tendría que haber salido. Fue un error volver... Están completamente locos si piensan que me casaré con esa niña y además tener que compartir el mismo techo con ella Me niego rotundamente. A mí no me engaña... Podrá hacerlo con mis padres pero conmigo no.Esa chica es tan arpía como su madre, o quizás peor, oculta bajo ese manto de inocencia un buen plan. Estoy casi seguro de ello... Perdido entre mis pensamientos y contradicciones escucho cuando tocan a la puerta de mi departamento... Genial no estoy para visitas, mi humor es pésimo en este momento. Al abrir la puerta me encuentro con mis amigos José y Pedro del otro lado. — ¡Buen día! —me dice Pedro mostrándome un pack de café. — ¿Llegamos en mal momento? —pregunta al ver mi cara y todo mi departamento. — La verdad de bueno no tienen nada. —digo sin entusiasmo —. Estoy ar
Narra Nicol Martínez. Creo que hay algunas cosas en este mundo que están marcadas en nuestro camino. El destino está absolutamente fuera de nuestro control. Y aquí estoy afrontando mi propio destino... Ese que ya estaba escrito para mí y del cual espero me lleve a cosas buenas en el futuro. Esa mañana de sábado mi madre me sacó temprano de la cama de mi Nana... Sí, había dormido con ella la noche anterior, ya que en el medio de la noche se desató una terrible tormenta sobre la ciudad. Hasta el cielo estaba de acuerdo conmigo ese día y desató su furia. Como le tengo pánico a las benditos relámpago y sobre todo a los rayos, corro escaleras abajo para meterme en la cama de mi Nana... Ella me da seguridad. Desde que llegué a esa casa siempre hice lo mismo, ya que mi madre jamás me abrió la puerta cuando pedía su consuelo. El plan del día era ir de compras, pasar por algún salón donde me arreglaran el cabello y por la tarde teníamos cita con una diseñadora ara elegir que usaría en
Narra Alejandro Silva Esto es muy gracioso... Trato de no reírme pero me es imposible. No creí que fuera tan divertido, en verdad. Es increíble como esta niña entra en pánico cuando me tiene cerca, lo que me confirma que será muy fácil persuadirla una vez que lo tenga en mis manos... Esto es pan comido. Entramos a la sastrería del hombre que por años ha vestido a mi familia, para elegir el modelo que usaremos el día de la dichosa boda junto a él está un diseñador de vestidos de novia Mientras nuestras respectivas madres no dejan de hablar ni un segundo yo apoyo mi mano sobre la nuca de Nicol y la guío a mi lado... Está tensa, dura como una roca puedo sentirlo, y me encanta que así sea. Lo disfruto demasiado. — ¿Podrías soltarme? — me pregunta despacito para que nadie lo escuche. — No. Estoy en papel de futuro marido protector y cariñoso... Así que no te soltaré. Deberías relajarte... cualquiera diría que estás aterrada. — Sé caminar sola así que Sueltame ... —me dice quit
Narra Nicol Martínez Era una tarde soleada de domingo y aquí estábamos mirando con Tati la caja blanca que se encontraba arriba de mi cama... A la cual recién la había dejado un repartidor. Ninguno de las dos se animaba a abrirla.Lo que había dentro de esa elegante caja dictaminaba mi sentencia, esa que yo mismo había firmado unas noches atrás. — ¡Ya! Si tú no me lo quieres mostrar entonces lo veré yo mismo. — Tati se levanta de la cama y comienza a abrir la caja donde descansa mi traje. — Es horrible — digo mostrando mi poco entusiasmo. — No te creo. Con lo caro que cuestan los diseños ahí no puede ser feo... — me dice lleno de incredulidad. — Pues para mí es el traje más feo del mundo -— le digo encaprichada. — ¡Ooohhh! — grita de pronto cuando abre la bendita caja — ¡Nicol, por Dios! ¡Es increíble! ¿Cómo puede disgustarte esto? — Para mí no significa nada, es solo un capricho más de él y de mí madre. Si hasta parece que se han puesto de acuerdo los dos. — La verdad te
La impaciencia se reflejaba en mi rostro...Habíamos llegado una hora antes al hotel donde se haría la conferencia para anunciar la boda. Estaba aburrido sentado esperando que mi querido futuro esposo me deleitara con su presencia, y exactamente quince minutos después lo veo entrar por la puerta de acceso... sólaAl verla inevitablemente me hago la misma pregunta que me vengo haciendo últimamente ¿Conseguiría vivir con ese chica un año entero? Era totalmente incierto.Me coloco de pie acomodando mi chaqueta y me acerco a ellal... Es hora de divertirme un rato.— Debo decirte que tienes muy malos modales, cariño. ¿No piensas saludarme?Me quedo esperando su reacción, pero no llega nada. Ni un "Hola", ni una mirada.— Buenos días a ti también, Nicol — le digo suavemente.— Buenos días... — me contesta cortante.Al verla de cerca noto que está algo maquillada y debo reconocer que tiene unos labios tentadores.— ¿Has venido más dispuesta hoy mi amor? — mi pregunta atrae su mirada.— ¿Di
Narra Nicol MartínezLos días corrían con demasiada rapidez. En un abrir y cerrar de ojos estábamos a jueves, eso significaba que en dos días me convertiría en una silva. Hoy obtendríamos los resultados de los análisis que ambos nos hicimos luego de la conferencia de prensa. Las críticas de ésta eran buenas y parece que se habían creído la corta historia de nuestro amor. Mi madre casi no paraba en casa. Estaba demasiado ocupada con los asuntos de la boda, lo único que me repetía era "debes empacar" o "deja de comer", lo que me hacía pensar que le urgía que me fuera de esta casa y que en vez de bajar de peso, estaba más gordo aún. Mí cabeza explotaba. Y aquí estábamos Talía, mi maleta y yo, con las puertas de mi armario abiertas de par en par empezando a seleccionar lo que llevaría y lo que no. Lo que más me mortificaba era que al fin sabía dónde viviríamos... en su departamento. Mentiría si dijera que no me preocupaba en lo más mínimo. De hecho, me aterraba saber que él se m
Narra Alejandro SilvaEn mi vida imaginé estar en esta situación.Siempre dije que nunca me casaría y aquí estoy... parado frente al gran espejo de mi vestidor acomodando el bendito moño de mi traje negro, que parece tan rebelde como yo el día de hoy.El momento había llegado en un abrir y cerrar de ojos. Hoy me casaría, y lo más gracioso de esto, con una absoluto desconocidaA partir de mañana ella viviría aquí en mi departamento, invadiendo cada rincón con su aroma, con su presencia y con sus pertenencias. La sola idea me ponía de mal humor y eso, mezclado con mi nerviosismo, no era buena combinación.—¿Estás listo? —me pregunta Pedro asomando detrás de mí por el espejo.—No lo sé. —contesto. Mí desgano es evidente.—¿Te arrepientes? Siempre podemos planear una fuga si no estás seguro amigo. Cuenta con eso.—Nunca huí de nada. —me retracto ni bien esas palabras abandonan mí boca—. Tengo que hacer esto y lograr lo que me he propuesto si o si.—Tu moño está algo torcido... —me dice él
Narra Nicol MartínezNo lo podía creer... Lo había hecho. En un abrir y cerrar de ojos me había convertido en la esposa de Alejandro y no sólo eso, sino que me había atrevido a seguirle en su descaro y lo había besado. Él se había llevado en ese acto, mi primer beso... Estaba en estado de shock. Un sinfín de sensaciones recorrían mi cuerpo, me sentía en una nube. Pero el sentimiento que dominaba en este momento en mí era el enojo. Estaba enojada conmigo mismo porque, aunque me costara reconocerlo, había disfrutado de ese contacto entre nosotros. ¿Por qué lo había disfrutado? Gente que ni siquiera conocía se acercaba a felicitarnos y yo no me podía concentrar en lo que me decían, no los escuchaba solo asentía y sonreía falsamente. Fue Tati quien logró traerme de nuevo a tierra cuando me abrazó y me hizo tomar conciencia de la realidad que me rodeaba aquí y ahora. —¡Aay amiga, no sé qué decir! — dlla parecía feliz, mientras yo me preguntaba porqué. —No digas nada y abrázame.