Narra Alejandro Silva.
Son las ocho en punto cuando llegamos junto a mis padres a la residencia de los MartínezNo voy a mentir me siento algo nervioso, pero estoy decidido a hablar con esa niña y evitar esta locura.
Ese es mí objetivo principal esta noche.
No pienso casarme...
Acepté hacerme cargo de la compañía y trabajar para sacarla adelante pero no de esa parte del trato.
Una vez que ingresamos a la casa somos recibidos por su ama de llaves quién nos guía hacia la gran sala de estar.
— Tomen asiento. Iré a avisarle a los señores que ya han llegado. Con su permiso. — veo a la señora realizar una reverencia y perderse por el pasillo.
Tomo asiento y observo el lugar.
— ¿Qué te parece la casa? — se acerca mi madre y toma asiento a mi lado.
— Bonita decoración... — digo sin importancia.
— Alejando hijo recuerda lo que te dije. — insiste mí padre —. La señora Martínez es algo intensa así que te pido calma... — me recuerda por tercera vez.
— Tranquilo padre, trataré de mantener mi templanza... — sonrío falsamente.
Luego de unos minutos escucho el repiqueteo de unos tacones provenientes del mismo pasillo por dónde se fue su empleada y sé que ha llegado la hora de que empiece la función.
— Disculpen la demora. — ya su tono me irrita —. Buenas noches señor y señora Silva. Es un gusto volver a verlos.
Mientras escucho el intercambio de palabras y cumplidos entre mis padres y los Martínez analizo a esa mujer. No me gusta lo que veo. Por su atuendo y los gestos al hablar veo que es codiciosa y superficial. Una arpía sería la palabra justa. No es que sea perjuicio pero reconozco la falsedad a simple vista.
— Él es mi hijo menor, Alejandro. Acaba de llegar de París, en donde terminó sus estudios pudiéndose graduar con honores en una de las universidades más prestigiosas del país. — sonríe orgulloso mi padre mientras palmea mi espalda.
La mujer me estudia descaradamente.
— Alejandro, él es Jesús Martínez, nuevo socio y dueño del 50% de las acciones a partir de esta noche.
— Felicitaciones jovencito, Jesús Martínez — se presenta tendiéndome la mano, la cual acepto haciendo una reverencia.
— Mucho gusto señor Martínez
— Ella es mi esposa Susana... —la mujer se acerca a mí y me tiende su mano.
— Mucho gusto. Soy Susana — me dice sonriendo.
La miro y acepto su mano.
— El placer es mío. — respondo.
— Nos está faltando una pieza fundamental en todo esto señora Martínez — menciona mi madre riendo—. Estamos ansiosos por conocer a su hija
— ¡Ooh si! Sepan disculpar. Mi hermosa hija nicol es algo tímida y distraída —se excusa ella —. Jesús cariño porque no vas por Niki a su habitación, seguramente se distrajo con algo.
— Por supuesto, enseguida regreso. — el señor Martínez se marcha en busca de mi objetivo.
Estoy algo incómodo, así que inevitablemente comienzo a moverme como de costumbre. Recorro la sala y me distraigo mirando unas fotografías sobre una cómoda antigua.
Veo una que llama mi atención... En ella hay un chica pelinegro, cachetona y gruesos labios. Quizás de unos doce o trece años de edad. Debe ser ella, la tal niki
— Perdonen, ya estamos aquí.
Volteo para por fín encontrar ante mis ojos la chica de la fotografía.
Lo recorro con la mirada. Un metro sesenta y cinco como mucho, un vestido que le hace ver demasiado bien y me deja ver su hermosa figuras sus ojos azules resaltan en su rostro, sus cachetes siguen siendo regordetas y eso solo la hace ver tierna, unos labios gruesos y hermosos
—Ven aquí hija — habla la señora Martínez — Ella es Nicol, nuestra hija. Niki ellos son el señor y la señora Silva
— Hola, gusto en conocerlos. — me acerco despacio analizando la situación y me sorprendo con lo que veo.
Su actitud sumisa me deja en claro que ella hará lo que sus padres le ordenen. ¡Maldición!
— El gusto es nuestro nicol — habla mi madre —. Eres una jovencita preciosa nicol, tu piel es fantástica.
— No la avergüences. — mi padre intercede —. Disculpa a mi esposa. Soy Mario Silva, es bueno conocernos al fin. He venido un par de veces pero nunca te visto por aquí.
— El gusto es mío señor Silva. — estoy perplejo viendo su interacción hasta que siento sus ojos sobre los míos.
Esta niña me traerá problemas, ya puedo sentirlo.
— Nicol es un poco tímida, y digamos que no se le da muy bien el socializar con la gente — explica su madre.
— Voy a presentarlos. — ahora es mí madre quien toma la delantera —. Acércate Alejandro. — pero él sigue con su mirada esquiva —. Nicol él es mi hijo Alejandro
— Hola — contesta en apenas un susurro, inclinando su cabeza en forma de una reverencia.
— Hola. — la saludo seco y cortante.
Ella no me sostiene la mirada así que me es imposible poder descifrarla.
— Por favor pasemos al comedor así podemos comenzar a cenar... —menciona su madre.
Ella se queda atrás por lo que yo con disimulo, retraso mis pasos.
— Quisiera hablar contigo un momento luego de la cena. Hay un par de cosas que me gustaría que charlemos... — le suelto bajito para no llamar la atención de los demás.
— ¿Conmigo? — me pregunta confundida
— Si, ¿Con quién más pues?
¿Acaso es tonta?
— Bueno... — apuro mi paso dejándolo detrás y alcanzo a mis padres.
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Debo reconocer que la comida es exquisita...
Lo mejor de la noche sin dudas.
Ella no habla, ni siquiera levanta la vista del plato y apenas ha tocado la comida.
Los mayores continúan con sus temas banales y dos por tres me preguntan alguna que otra cosa sin importancia.
Todo esto me aburre. Y cuando siento que no puedo más es cuando aprovecho la ocasión...— Disculpen... — interrumpo —. Debo usar el baño un momento. — me excuso para levantarme de la mesa y miro hacia la chics que por fin parece salir de su ensoñación —. ¿Podrías enseñarme dónde queda? — ella me mira y luego asiente.
— Por supuesto. Acompáñalo nicol — menciona su padre.
Camino tras ella y no puedo evitar mirarla... Debo reconocer que está buena. Tiene un buen culo y unas fantásticas piernas y sin mencionar esos hermosos senos. Quizás práctica algún deporte.
— Aquí es... — me señala una puerta y luego voltea para volver a su sitio, pero no se lo permito.
La tomó del brazo y ls meto al baño conmigo.
— ¡Aauchh! — se queja sobándose el brazo— ¡Oye! ¿Qué es lo que haces?
— Vaya... ¡Mira quien habla ahora, pensé que eras muda! — me burlo.
— No sé que pasa contigo pero déjame salir, por favor... — busca escaparse pero se lo impido.
— No sales de aquí hasta que hablemos. Escúchame bien. — le digo claramente acercándome a ella —. Estarás de acuerdo conmigo en que la idea del casamiento es una absoluta locura ¿verdad?
— Pues si. — es ahí cuando siento un poco de alivio —. Pero no sé a donde tratas de llegar con eso. Creo que tanto tú como yo no tenemos otra opción.
— Claro que la tenemos y debemos hablar ahora o será demasiado tarde cuando esos documentos estén ya firmados.
— ¿Hablar? ¿Piensas que nosotros dos podremos evitar todo esto? ¿A qué te refieres? — definitivamente algo anda mal con él.
— Nos negaremos ambos a hacerlo, dejemos las cosas clara ante ellos. — le propongo —. Aprovechemos esta situación para hacernos valer. ¿Qué dices?
No sé porqué aún conservo la esperanza de que me siga en mí juego.
— No puedo hacerlo. — por supuesto —. Yo... yo no soy tan valiente como tu. Mis padres me matarían...
— ¿Lo dices en serio? — esto es una pesadilla.
Pero ella asiente y yo creo enloquecer.
— Lo siento, pero no tengo opción así que no puedo hacer lo que tú dices
— ¡¡No puedo creer lo que oigo!! ¿Me estás diciendo que aceptarás? ¿Dejarás que manipulen así nuestras vidas? — Pregunto exaltado
— Escucha... es sólo un papel — dice luego —, es sólo un año y medio, Cada uno sigue su vida mientras pasa el tiempo. No es tan grave si lo piensas, no? — estoy indignado por lo que escucho.
— ¡No! — me acerco a ella acorralándola entre mi cuerpo y la pared —. ¡Yo no quiero casarme! Si no hablas tú lo haré yo entonces. No soy un maldito cobarde como tú.
— Has lo que quieras... Yo no me interpondré en tus planes lo juro, ahora déjame ir.
— ¿A caso debo de pensar que tú estás también detrás de todo esto? — pero ella es muy bueno evitándome—. ¡Contesta!
Grito y creo perder los papeles por un momento.
La tomo de la barbilla de manera brusca y hago que me mire.
— No. Te lo juro, yo simplemente hago lo que mis padres me piden. No tengo otras intensiones con esto — la suelto y voltea automáticamente su cara.
— Espero que así sea, porque si compruebo lo contrario haré de tu vida un infierno. No tienes idea de lo que soy capaz de hacer. Tú no me conoces niña. Ahora vete...
— Guárdate tus palabras... Tú a mí no me conoces...
— Creo hacerlo... Tus actitudes me demuestran la clase de persona que en realidad eres.
La veo secarse una lágrima mientras escapa del cuarto de baño.
Esto será difícil sin su apoyo, pero lo haré sólo ya que este niña inútil es incapaz de abrir la boca.
Mojo mis manos y mi rostro en busca de un alivio y vuelvo hacia la sala.
Aún me espera una larga noche...Narra Nicol MartínezSalí de ese baño despavorida. Incrédula de lo que acababa de suceder. Aún siento el corazón palpitar en mi garganta. ¿Qué rayos fue todo eso?¡¡Es un maldito loco!!Camino lentamente por el pasillo tratando de serenarme antes de entrar nuevamente al comedor. Ese chico me da miedo, siento que es capaz de hacer cualquier cosa para lograr su objetivo y la verdad no me interesa mientras no me perjudique.Respiro hondo y tomo valor para enfrentar lo que queda de la noche... Pero al parecer Dios no me iluminó con los dotes de la actuación, porque no puedo disimular mí malestar.— Nicol, ¿Todo bien? — pregunta mi padre.— Si padre. Todo está bien. — respondo y tomo asiento en mi lugar. No pasan ni cinco minutos que él vuelve a ingresar a la sala y aunque no levanto la mirada siento la suya quemándome en la piel.Esto es incómodo. ¿Por qué es tan intenso?— ¿Qué tal si pasamos a la sala? —menciona mi madre luego de un momento —. Aún hay algunas cuestiones que debemo
Narra Alejandro Silva El sábado por la mañana me encuentra preparando mi maleta. Estoy decidido a dejar estados unidos y volver a París, de dónde nunca tendría que haber salido. Fue un error volver... Están completamente locos si piensan que me casaré con esa niña y además tener que compartir el mismo techo con ella Me niego rotundamente. A mí no me engaña... Podrá hacerlo con mis padres pero conmigo no.Esa chica es tan arpía como su madre, o quizás peor, oculta bajo ese manto de inocencia un buen plan. Estoy casi seguro de ello... Perdido entre mis pensamientos y contradicciones escucho cuando tocan a la puerta de mi departamento... Genial no estoy para visitas, mi humor es pésimo en este momento. Al abrir la puerta me encuentro con mis amigos José y Pedro del otro lado. — ¡Buen día! —me dice Pedro mostrándome un pack de café. — ¿Llegamos en mal momento? —pregunta al ver mi cara y todo mi departamento. — La verdad de bueno no tienen nada. —digo sin entusiasmo —. Estoy ar
Narra Nicol Martínez. Creo que hay algunas cosas en este mundo que están marcadas en nuestro camino. El destino está absolutamente fuera de nuestro control. Y aquí estoy afrontando mi propio destino... Ese que ya estaba escrito para mí y del cual espero me lleve a cosas buenas en el futuro. Esa mañana de sábado mi madre me sacó temprano de la cama de mi Nana... Sí, había dormido con ella la noche anterior, ya que en el medio de la noche se desató una terrible tormenta sobre la ciudad. Hasta el cielo estaba de acuerdo conmigo ese día y desató su furia. Como le tengo pánico a las benditos relámpago y sobre todo a los rayos, corro escaleras abajo para meterme en la cama de mi Nana... Ella me da seguridad. Desde que llegué a esa casa siempre hice lo mismo, ya que mi madre jamás me abrió la puerta cuando pedía su consuelo. El plan del día era ir de compras, pasar por algún salón donde me arreglaran el cabello y por la tarde teníamos cita con una diseñadora ara elegir que usaría en
Narra Alejandro Silva Esto es muy gracioso... Trato de no reírme pero me es imposible. No creí que fuera tan divertido, en verdad. Es increíble como esta niña entra en pánico cuando me tiene cerca, lo que me confirma que será muy fácil persuadirla una vez que lo tenga en mis manos... Esto es pan comido. Entramos a la sastrería del hombre que por años ha vestido a mi familia, para elegir el modelo que usaremos el día de la dichosa boda junto a él está un diseñador de vestidos de novia Mientras nuestras respectivas madres no dejan de hablar ni un segundo yo apoyo mi mano sobre la nuca de Nicol y la guío a mi lado... Está tensa, dura como una roca puedo sentirlo, y me encanta que así sea. Lo disfruto demasiado. — ¿Podrías soltarme? — me pregunta despacito para que nadie lo escuche. — No. Estoy en papel de futuro marido protector y cariñoso... Así que no te soltaré. Deberías relajarte... cualquiera diría que estás aterrada. — Sé caminar sola así que Sueltame ... —me dice quit
Narra Nicol Martínez Era una tarde soleada de domingo y aquí estábamos mirando con Tati la caja blanca que se encontraba arriba de mi cama... A la cual recién la había dejado un repartidor. Ninguno de las dos se animaba a abrirla.Lo que había dentro de esa elegante caja dictaminaba mi sentencia, esa que yo mismo había firmado unas noches atrás. — ¡Ya! Si tú no me lo quieres mostrar entonces lo veré yo mismo. — Tati se levanta de la cama y comienza a abrir la caja donde descansa mi traje. — Es horrible — digo mostrando mi poco entusiasmo. — No te creo. Con lo caro que cuestan los diseños ahí no puede ser feo... — me dice lleno de incredulidad. — Pues para mí es el traje más feo del mundo -— le digo encaprichada. — ¡Ooohhh! — grita de pronto cuando abre la bendita caja — ¡Nicol, por Dios! ¡Es increíble! ¿Cómo puede disgustarte esto? — Para mí no significa nada, es solo un capricho más de él y de mí madre. Si hasta parece que se han puesto de acuerdo los dos. — La verdad te
La impaciencia se reflejaba en mi rostro...Habíamos llegado una hora antes al hotel donde se haría la conferencia para anunciar la boda. Estaba aburrido sentado esperando que mi querido futuro esposo me deleitara con su presencia, y exactamente quince minutos después lo veo entrar por la puerta de acceso... sólaAl verla inevitablemente me hago la misma pregunta que me vengo haciendo últimamente ¿Conseguiría vivir con ese chica un año entero? Era totalmente incierto.Me coloco de pie acomodando mi chaqueta y me acerco a ellal... Es hora de divertirme un rato.— Debo decirte que tienes muy malos modales, cariño. ¿No piensas saludarme?Me quedo esperando su reacción, pero no llega nada. Ni un "Hola", ni una mirada.— Buenos días a ti también, Nicol — le digo suavemente.— Buenos días... — me contesta cortante.Al verla de cerca noto que está algo maquillada y debo reconocer que tiene unos labios tentadores.— ¿Has venido más dispuesta hoy mi amor? — mi pregunta atrae su mirada.— ¿Di
Narra Nicol MartínezLos días corrían con demasiada rapidez. En un abrir y cerrar de ojos estábamos a jueves, eso significaba que en dos días me convertiría en una silva. Hoy obtendríamos los resultados de los análisis que ambos nos hicimos luego de la conferencia de prensa. Las críticas de ésta eran buenas y parece que se habían creído la corta historia de nuestro amor. Mi madre casi no paraba en casa. Estaba demasiado ocupada con los asuntos de la boda, lo único que me repetía era "debes empacar" o "deja de comer", lo que me hacía pensar que le urgía que me fuera de esta casa y que en vez de bajar de peso, estaba más gordo aún. Mí cabeza explotaba. Y aquí estábamos Talía, mi maleta y yo, con las puertas de mi armario abiertas de par en par empezando a seleccionar lo que llevaría y lo que no. Lo que más me mortificaba era que al fin sabía dónde viviríamos... en su departamento. Mentiría si dijera que no me preocupaba en lo más mínimo. De hecho, me aterraba saber que él se m
Narra Alejandro SilvaEn mi vida imaginé estar en esta situación.Siempre dije que nunca me casaría y aquí estoy... parado frente al gran espejo de mi vestidor acomodando el bendito moño de mi traje negro, que parece tan rebelde como yo el día de hoy.El momento había llegado en un abrir y cerrar de ojos. Hoy me casaría, y lo más gracioso de esto, con una absoluto desconocidaA partir de mañana ella viviría aquí en mi departamento, invadiendo cada rincón con su aroma, con su presencia y con sus pertenencias. La sola idea me ponía de mal humor y eso, mezclado con mi nerviosismo, no era buena combinación.—¿Estás listo? —me pregunta Pedro asomando detrás de mí por el espejo.—No lo sé. —contesto. Mí desgano es evidente.—¿Te arrepientes? Siempre podemos planear una fuga si no estás seguro amigo. Cuenta con eso.—Nunca huí de nada. —me retracto ni bien esas palabras abandonan mí boca—. Tengo que hacer esto y lograr lo que me he propuesto si o si.—Tu moño está algo torcido... —me dice él