El sabor metálico de la sangre en mi boca era irritante, mis manos temblaban al sostener las páginas, estaba molesta, desesperada y con ansiedad, pero no podía verme con miedo ante ellos, así que obligué a mi cuerpo a tranquilizarse.Beatriz estaba arrodillada frente a mi, con las manos atadas en la espalda y el arma presionando su nuca, dándole un poco más de dramatismo a todo este teatro que montaron los rusos.Los sollozos de Beatriz me ponían aún más nerviosa, era lo único que escuchaba mientras firmaba el contrato, dándole acceso a Lex del casino.Si salía con vida de esta, Nickolay iba a quedar sin un hermano mayor. Lex me las iba a pagar.—Listo, ¿Eso es todo? —pregunté a regañadientes, entregándole de mala gana las páginas.—Buena chica.Él hombre que me golpeó sonrió, dejando visible el diente de oro, en su mano pude ver un tatuaje, era como un dragón que rodeaba el dedo del medio.Los tres retrocedieron. Solté un suspiro cuando los vi subirse a la camioneta y marcharse.Eso
El vestido corto de terciopelo se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, mi cabello castaño llegaba hasta mi cintura en ondas, peiné mi flequillo antes de salir del coche.Entrelacé mi brazo con el de Nickolay mientras entrábamos al club nocturno de su hermano Lex. Había una enorme fila fuera del lugar, estaba claro que se había vuelto muy popular en poco tiempo.El seguridad de la entrada solo asintió hacia Nickolay y nos dejó entrar directamente. El club estaba dividido en dos pisos, con ventanas de cristal oscuras que separaban a la gente normal que solo iba a divertirse, de la gente como Lex que iba hacer negocios.El ambiente era pegajoso, la música electrónica retumbaba mis oídos, al entrar al segundo piso la música era diferente, más relajada que permitía a los invitados conversar sin tener que gritar.—Pero que sorpresa —escuché murmurar al ruso a mi lado, miré a donde sus ojos fulminaban.Nickolay notó la tensión de mi cuerpo al ver a Darío, tragué grueso y mi pecho se agitó. No
No podía más, mi cuerpo estaba impaciente. Agarré su mano y como lo había pensado antes, la llevé hasta el dobladillo de mi vestido y toqué esa parte sensible. Un gemido se me escapó de los labios y eso fue suficiente para que él metiera sus dedos y los moviera con rapidez.Necesitaba más.Atrapé su boca y nos fusionamos en un beso exigente, puse los brazos alrededor de su cuello y jugué con su cabello, los gemidos eran silenciados por sus besos.Sus dedos sabían moverse a la perfección, adentro y afuera, su pulgar presionaba en forma circular el clitoris. Sentí el cosquilleo del placer, mis piernas temblaron y suspiré cuando sentí el líquido recorrer entre mis muslos.Nos miramos agitadamente por unos segundos.Tenía la garganta seca y mis pensamientos revueltos. Descansé en sus brazos hasta que mi mente reaccionó.No, esto no estaba bien.Me aparté bruscamente y miré en varias direcciones, asustada.Si Nickolay hubiera visto esta escena, posiblemente hubiera tenido otro cadaver fren
PRÓLOGO. Mi nombre es Abigail Moretti, estudié Arquitectura en la universidad y actualmente vivo muy feliz con mi novio, tengo una vida tranquila y en calma. Esa sería una presentación de una chica normal y en lo personal, un tanto aburrida, pero yo le vendería mi alma al sujeto de rojo que arde en las profundidades de la tierra por ser esa chica de simple y aburrida presentación, porque la verdad de mi realidad es un poco cruel... Me presento, Soy Abigail y este es mi pasado: Todo empezó el 14 de octubre de una tarde de otoño, Mi madre murió en una explosión frente a mis ojos, tras mi enojo y desesperación busqué un culpable "Mi padre" a quien no lo veía desde los seis años, viajé de New York a mi país natal "Italia" en busca de vengarme de mi padre, dejando atrás a mi mejor amigo Miguel y mi vida normal. Al llegar a Roma conocí a un chico "Darío Rinaldi" después descubrí que él trabajaba para mi padre, era su mano derecha y su protegido. Al pasar los días me instalé en la mansión
La nieve caía sobre el jardín, cubriendo por completo los colores vivos de las flores, pintándolos de simplicidad, de un blanco sin vida. Aun viendo la nevada desde la ventana, envuelta en la calefacción del interior de la sala de estar, podía sentir aquel frío que emanaba del exterior, aquel frío que transmitía la nieve, congelando todo lo que tocara. Podía asegurar que ese frío se asimilaba al de mi corazón. Hoy no era un día normal, hoy se cumplían tres años de una lamentable tragedia, donde una de las familias más reconocidas y poderosas de Italia perdieron la vida, quedando en la extinción aquel apellido tan importante y temido."Los Moretti".No había quedado nada de aquella familia, dejando solamente un rastro de venganza, siendo arrastrada por la única Integrante de la familia que sobrevivió, pero que nadie se enteró. Esa era yo, Abigail Moretti, mi nombre y apellido se habían convertido en el fantasma que atormentaba los recuerdos de algunas personas, pero lo que no sabían er
"Narra Darío"...Mi cabeza dolía, no solo por el hecho de a ver visto a Nikolay después de tres años, sino porque Beatriz no dejaba de hablar, ella podía ser muy irritable a veces.Drake conducía el auto y miraba con frustración algunas veces por el retrovisor, hasta mi amigo no toleraba la voz de ella.—Había una chica en el baño con un hermoso vestido rojo, le quedaba tan bien, les dije a mis amigas que quizás su cuerpo era operado, es que si tú hubieses visto —Empezó a contarme la rubia a mi lado, como si me importara —y su cabello se veía maltratado, en serio, estaba a punto de recomendarle la marca de mi Shampoo, pero se fue antes de que pudiera hacerlo, fue una pena.—Beatriz, no estoy de humor para escuchar tus anécdotas ―murmuré.—¿Entonces invitaste a Nikolay Petrov a nuestra fiesta? —preguntó, ignorando mis palabras y pegando su cuerpo al mío.—Si, le di la invitación.—Muy bien cariño, deben ir personas muy importantes ¿También invitaste a Stefano? Ese hombre me da un poc
—3 horas antes de la fiesta de compromiso—Movía mis piernas con impaciencia, estos últimos días habían sido como un cuchillo afilado para mí, quería estar segura de que podía enfrentar mi pasado con la cabeza en alto, pero ahora que había llegado el momento de hacerlo no me sentía tan segura, era como si toda la confianza y ganas de venganza hubieran salido corriendo.La puerta principal se abrió y corrí hacia ella, uno de los hombres de Nikolay entró con un paquete entre sus manos.—Es para usted señorita.—Muchas gracias —tomé el paquete y corrí hacia mi habitación para abrirlo, parecía una niña pequeña abriendo sus regalos de navidad.Saqué con cuidado el vestido color negro, su tela era tan suave que froté mi rostro contra ella.Me miré al espejo y puse el vestido sobre mi cuerpo y sonreí al imaginármelo puesto.—Es un vestido muy bonito —me sobresalté al escuchar a Nikolay.—No escuché cuando llegaste —mencioné, puse el vestido delicadamente sobre la cama y me acerqué a él para
Desde la enorme ventada junto a mí podía apreciar la nieve caer, le di una última calada a mi cigarrillo y lo apagué.Volví a lo que estaba haciendo durante toda la mañana: ver películas con finales tristes y comer helado como si el frío del exterior no fuese suficiente.Después del alboroto de ayer en la fiesta me encerré en mi habitación y al salir esta mañana, Nikolay ya no estaba, así que me libré de preguntas estresantes.La puerta principal se abrió y Jey entró temblando del frío, aun estando bien abrigado.—Lo siento señorita ¿Puedo tomar algo caliente? El invierno amaneció muy agresivo hoy —comentó, le hice señas con la mano para que tomara lo que quisiera.—Hay chocolate caliente, puedes llevarle también a los guardias que están en la entrada —mencioné sin apartar la mirada del televisor y metiendo una cucharada de helado a mi boca —¿Acaso no puedo tener un romance como de películas? —exclamé —Dime Jey ¿No crees que me lo merezco? —Jey se quedó en silencio, pensativo, quizás