No puedo creerme que empiece el día discutiendo con mi suegro, por culpa de su hija. Maldigo mil veces el día que la conocí, el día que empezamos a salir y el día que le pedí que se casara conmigo. Aunque si no recuerdo mal, eso fue cosa de nuestros padres.
Necesito separarme de ella, alejarme de toda la gente que nos ve, como una pareja perfecta. Si la conocieran de verdad, no pensarían eso.
Nuestros padres, son socios en el bufete en el cuál también trabajo yo, de momento soy un simple abogado, pero estoy seguro que en un corto plazo, podré gozar de la sociedad.
En una cena navideña del bufete, mi madre me presentó a Marge, una chica aparentemente tímida, no era excesivamente guapa, pero sí llamaba la atención. Vestía simple, pero eso sí, los trapos que llevaba eran de diseñadores conocidos. Podría jurar, que nunca la ví, con ropa de Zara como todos los mortales, los millones que tiene Amancio Ortega, estoy seguro que no es por todo lo que ella gasta en sus tiendas.
Me pareció simpática, como os dije, algo tímida. Me gustó, aunque no sabía si podría encajar en mi grupo de amigos. En aquella época, yo estaba en la Universidad Complutense de Madrid, solía venir los fines de semana a casa, pero a mediados de semestre, entablé amistad con unos compañeros, que preferíamos quedarnos en Madrid, salir de fiesta y desmelenarnos un poco.
En una de esas salidas nocturnas, es cuando conocí a Petrov, hijo de emigrantes rusos, pero más español que yo. Dueño de uno de los locales de moda y de unos cuantos más. El cotilleo de la Universidad, es que se dedica a algo nada legal, por lo que me decían que no era bueno frecuentarle, dado que somos futuros abogados.
Nunca me habían impuesto ni prohibido ser amigo de alguien, por lo que no hice caso de las advertencias. Prefiero averiguar por mí mismo, a que se dedica exactamente. Y eso hice, aproveché un fin de semana que vino a verme Marge, fuimos a su club y sin más le pregunté.
En un primer momento vaciló en decirme algo, pero le cayó bien que fuera por delante y que tuviera pareja, porque sería mucho mejor explicarme.
A que os entra curiosidad? Igual nos pasó a nosotros. Claro está, que cuando nos preguntó si nos gustaba disfrutar del sexo, nos quedamos con cara de idiotas, le dijimos que sí, evidentemente.
Lo cual, no era mentira, lo tímida que era mi novia y lo atrevida que era en la intimidad, sé que el sexo en pareja, no lo es todo, pero es un tanto por ciento muy elevado, no lo neguéis, queréis ir de santos y no os va.
Recuerdo que nos hizo subir a su coche, subimos los tres a la parte trasera de su limusina, ladeó un poco la cabeza y le dijo al chófer que le llevara a El Paraiso. Exactamente no sé donde se encontraba, sólo pude ver que era a las afueras de Madrid, cuando el coche iba aminorando el paso, miré por la ventanilla tintados, vi unos muros que rodeaban una mansión, el coche se metió a la izquierda de la carretera y se paró enfrente de la verja oxidada. El chófer bajó su ventanilla y tocó un botón, alguien le preguntó quien era y su respuesta fue firme y autoritaria.
-El jefe
Sin más, la forja de la entrada se abrió ante nosotros, miraba, por si veía la casa pero solo había árboles, enormes y gigantes árboles nos daban la bienvenida.
Salimos del bosque particular de Petrov, le miré y estaba sonriendo, con la mirada puesta en mí y en mi chica, la cual miraba el paisaje en silencio. Llegams a la entrada principal, pero nadie hacía amago de salir del coche.
-Chicos, estáis preparados? Una vez dentro, no hay vuelta atrás –dijo mi amigo, pero esta vez serio –una cosa antes de entrar, esto es como Las Vegas, lo que pasa en El Paraiso, queda en El Paraiso. Hay gente de mucho dinero, personajes públicos, hoy sois mis invitados, no me hagáis quedar mal. La próxima vez que entréis ya sería como socios, por supuesto, como mis amigos, tendréis privilegios
Tanto Marge como yo, escuchábamos atentamente, sin que se nos escapara ni una palabra.
-Entonces, amigos míos, os voy a enseñar, como divertirse en mi paraíso particular –le dio un golpe al cristal que nos separaba del chófer, el cual, al escuchar dicho ruido, salió de su asiento, se colocó la gorra del uniforme, dio la vuelta a la limusina y abrió la puerta para darnos acceso al exterior.
Petrov salió el primero, quedándose frente a nosotros cuando salimos, dejando a su espalda la fachada de la increíble mansión. Miré de reojo a Marge, que no daba crédito a semejante monstruosidad de vivienda. Le pareció fascinantemente preciosa, más concreto, dijo que tenía una fachada magestuosa, sí, esas fueron sus palabras exactas, que conociéndola y sabiendo las amistades de sus padres, mi querido amigo ruso, le dio las gracias por comentario.
-Muchas gracias Marge. Amigos míos, sean bienvenidos a El Paraiso. Nadie os hablará, podéis estar tranquilos. Todos saben las reglas. Vosotros, podéis preguntarme lo que queráis, no os quedéis con la intriga.
Se giró y subió la pequeña escalinata que había delante de la puerta. Fue hasta la puerta blanca, impoluta, con detalles dorados, en lo alto de la puerta, tallado en la piedra de la fachada, se podía leer el nombre de la casa, grabado también en dorado, era algo excepcional.
-Juanjo, esta casa es increíble, puedo asegurarte que he estado en casas con muchísimo valor, pero esta es…es…no tengo palabras para describirla –me susurró Marge al oído, a la vez que me cogía de la mano. Estamos intrigados de porqué estábamos allí parados, detrás de mi amigo.
Un ruido en la puerta nos hace mirar por encima del hombro de Petrov, es como ver un video a cámara lenta, cuando vemos a una preciosa morena, seria, sin sonrisa en esa bella cara, vestida con un mono de cuero, totalmente tapada, sin dejar piel al aire, pero dejando a la imaginación volar sola. Unas botas también de cuero, que le llegaban hasta encima de la rodilla, con unos tacones de aguja, que no deben de ser nada cómodos, pero ella estaba félíz.
Cuando miró a Petrov, la mirada se le volvió cálida, incluso diría que la ví una medio sonrisa.
-Podrías salir al porche un momento, querida? –le preguntó Petrov, ella con una pequeña reverencia a mi amigo, cerró la puerta a su espalda y bajó ese pequeño escalón que separaba los dos mundos –te eché de menos, amor mío.
-No creo que más que yo. No me vuelvas a dejar tanto tiempo sola, aquí me aburro sin tí, cariño –le hablaba con tono meloso, nada que ver con la fría morena que nos abrió la puerta.
-Juanjo, Marge, os presento a mi esposa Silvia. Querida, estos son mis invitados por esta noche. Ya les puse al corriente de todo –le dijo mirando para ella, se gira hacia nosotros –a cualquiera de los dos, podéis interrogarnos, estaremos a vuestra disposición.
-Encantada –dice Marge tímidamente, hacía tiempo que no la veía así de cohibida.
-Cuando abriste la puerta, me pareciste algo fría, como mi amigo ruso…-digo dándole una palmada en la espalda y riéndonos –encantado Silvia, un placer conocer a la santa mujer, que tiene que aguantar al ogro –le digo dándole la mano y besándola en el dorso de ella.
-Un pequeño resumen y lo entenderás. Del escalón para fuera, soy su mujer. De esa puerta, para adentro –señala la entrada blanca –soy…su sumisa y él es mi señor y amo –con las mismas se encaminó a la puerta, la abrió y con un simple gesto nos hizo pasar.
El último en hacerlo fue Petrov, os aseguro, que fue como si entrara el mismísimo rey. Todos le miraban, nadie decía nada, era visible como le respetaban.
-Bienvenido a casa mi Amo –escuchamos decir a Silvia, la cual estaba enfrente de él, con la cabeza agachada –puedo hacer algo por usted y sus invitados?
En ese momento, Marge y yo, nos adentramos en su mundo. Un mundo increíble que cada día nos gustaba más. Pero lo que ese día nos unió, unos años más tarde, terminó por matar nuestro matrimonio.
A día de hoy, Petrov, es uno de mis mejores amigos y socios, pero eso, mucha gente no lo sabe, es muy discreto y no se deja ver mucho en público. Tampoco aireo mis negocios, cuanto más sepa la gente de uno, más problemas te van a llegar tarde o temprano.
Y ahora tengo que lidiar con mi suegro, porque según él, no hago feliz a su caprichosa, mimada e insoportable hija.
Tres toques en la puerta de oficina, me sacan de mis pensamientos, sé que es Ivanna, lleva siendo mi secretaria cinco años y siempre pica de la misma manera, según ella dice, es para que sepa que no es ninguno de los ogros de los jefes…
-Jefe, ha tenido un par de llamadas de una chica. Le han dado tu número de teléfono, quiere divorciarse y necesita asesoramiento. Le he dicho que estabas ocupado, pero era mentira, estabas echando sapos y culebras por esa boquita tan mona que tienes –dice mientras se ríe –que pena que tenga años, como para ser tu abuela, si no, no te me escapas, guapito –me dice, mientras me deja un papel, con un número y un nombre, Mónica.
-La llamaré, gracias por ser tan comprensiva conmigo. De verdad que te vas a jubilar? Te vas a aburrir en casa, no podrás ver mi guapa cara –le digo mientras delcuelgo el teléfono.
-Eres un canalla, si no te conociera, pensaría que me estás tirando lo tejos, sabes que estoy casada…soy abuela… aunque una canita al aire con un joven abogado, no me vendría mal -va diciendo y riéndose, mientras sale por la puerta de mi oficina, cerrándola a su espalda.
Marco el teléfono, dan tres llamadas, cuando oigo alguien echar por esa boca demasiados improperios, para ser tan temprano.
-Mónica?
Se acabó, se terminó ser la idiota, abrí los ojos tarde, pero por fín lo hice. Camino por la calle, que tantas veces he mirado desde la ventana del piso. No quiero mirar hacia ahí, va a estar asomado y ya no merece la pena girarme. Hoy he decidido dejar atrás diez años junto a Carlos, lleno de mentiras, de promesas incumplidas, de lágrimas, muchísimas lágrimas.Me casé con la certeza de que había cambiado, con la idea de un matrimonio como el de mis padres. Que tonta. A mi querido marido, se le cayó la máscara a los pocos meses de la boda, le tapaba sus fiestas, sus resacas, sus mujeres. Que tonta. Venía implorando perdón, que me quería, que nunca más me haría daño, estaba tan cegada, que le perdonaba. Que tonta.Cumplí mi promesa, tarde, pero la cumplí. No quería tener problemas con él, mantuve a Marta al margen de mis problemas matrimoniales. Para ella siempre iban bien las cosas, incluso cuando me quedaba en casa llorando y mi marido estaba de fiesta. Cuando me llegaban fotos de Ca
Tengo que salir de la oficina, me siento agobiado, con mi suegro pasando cada poco por delante de mi oficina. Le digo a Ivanna, que si me llaman, me la pase al móvil del trabajo. Contacto con un colega, para que me lleve el tema de mi divorcio, no quiero que nadie de mi bufete se haga cargo, todos van a ir a favor de la hija del jefe.Quedamos en una cafetería del centro de la ciudad. Un sitio espacioso, decorado con mucho gusto, música tranquila y relajada. Una amable camarera, me señala una mesa, justo lo que quería, apartada de la gente, para poder hablar tranquilamente.Me siento mirando hacia la puerta, esperando ver a Fernando entrar, no debe de tardar, siempre es puntual, el problema soy yo, que vine antes de tiempo. Pido un café expresso, saco el móvil para que el tiempo pase más rápido. Oigo abrirse la puerta, levanto la cabeza, pero no es a quien espero, es algo mejor.Una preciosidad de mujer, camina con paso firme, segura de sí misma, se acerca a una mesa, con una sonrisa
Jueves, un día más y acaba la semana. El domingo he quedado con mis padres, tengo que contarles que me fui de casa de mi marido y que el lunes, empiezo los trámites de separación. Como los conozco, he quedado con ellos para desayunar, en una cafetería cerca de mi casa. Sitio neutro. Sabéis que días es hoy, pues sí, día de inauguración del local de Marcos. Eso significa, que debe de estar de los nervios, lo que Marta por simpatía hacia su marido, estará igual y nos volverá a nosotras locas. Es un ritual de siempre, pero Noemí y yo, ya no la hacemos caso, seguimos a nuestras tareas. Cuando nos dice algo, asentimos con la cabeza, como si le diéramos la razón en lo que habla. No se entera, no se enfada. -Tenéis la ropa para esta noche, chicas? –la miramos por lo loca que nos parece en estos momentos, dejo de escribir en mi ordenador. -No, Marta. Pensamos que la fiesta era de temática y hemos elegido Adam y Eva, vamos desnudas –le digo toda seria, porque sé que no me escucha, oigo a
Veo entrar a Marcos en la oficina del pub, no dice nada, va al mueble bar y sin decir palabra, saca una botella de nuestro mejor ron, echa un par de hielo en los vasos, bien colocados, como todo en este local.Se sienta enfrente de mí, me pone el vaso y echa un chupito, repite la acción en el suyo. Deja la botella sobre la mesa de cristal y me acerca el trago.-Salud socio -dice, haciendo chocar los dos vasos y brindando -la noche ha sido un éxito, pero tu cara dice otra cosa. Mónica? -asiento, bebo un trago -como de jodido estás? -no sé que decirle, porque me encuentro mal, nunca me había pasado esto con una chica, la he visto por primera vez, hace cuatro días y no puedo sacarla de mi cabeza. Le miro a los ojos, pero no sé qué contestarle.-Suena a cursi, pero es posible que me haya enamorado, sin conocerla? Por lo menos, ahora sé como se llama -apuro la bebida y me levanto del c&oacut
-Fran mira, tenemos una hija!! -pongo los ojos en blanco, mientras me acerco a mi padre a darle dos besos -dos semanas, dos semanas sin venir a ver a tus padres. Un poco más y nos encuentras momificados.-Mamá, tengo una vida, tengo un trabajo…en fin, estuve entretenida -la digo para justificarme, porque la verdad es que no estaba preparada, para contarles lo mi separación.-Quieres dejar a la nena tranquila? -me defiende mi padre, guiñándome un ojo -deja de hacer un espectáculo, estamos en público.-Está bien, pero sabes que tengo razón -siempre tuvo que tener, la última palabra en las discusiones.-Pues por este motivo, no quedo contigo, porque haces un drama de una tonteria -la digo, mientras le planto un sonoro beso en su mejilla, de reojo, la veo sonreír -eres peor, que una niña pequeña.Pedí un café solamente, mientras mi madre insi
Hacía tiempo, que no pasaba un fin de semana tan relajado y feliz. Estar con ella, a escasos centímetros de su cuerpo, oler su perfume, oír su risa.No le dije donde iba a ser la cita, por si se negaba. Nadie en su sano juicio, sin conocer a la otra persona, se sube a una embarcación de noche. Pero creo, que los dos hemos perdido el poco juicio que teníamos.Preparé la que iba a ser su habitación, le compré algo de ropa cómoda, para andar por el barco. Un par de bikinis, que en tierra firme, hubiera sido la envidia de muchos, pero esa vista la iba a tener en exclusiva, mis pupilas. Para el aseo, le compré lo imprescindible, pero que no le faltara nada.El catering que contraté, preparó todo para la hora acordada. Vino blanco, estuve investigando y me dijeron cual era su preferido, enfriando. Unos entrantes fríos, ya que estamos en alta mar, pedí para cenar pescado a
Me levanto lentamente, saco dinero de mi bolsillo para pagar el café, le doy las gracias a la camarera, que no deja de sonreírme con cara de tonta. Miro hacia la mesa de Mónica, que ya no me mira, si no, que espera con mucha impaciencia ser rescatada.Los padres miran el periódico, la madre la recrimina algo, pero no llego a entender que es, lo que sí puedo ver, es las fotos de la inauguración del pasado jueves.-Buenos días -quedo en silencio, mientras tres pares de ojos, se me quedan mirando, aunque sólo un par de ellos, me miran de arriba abajo, como si hubiera visto un fantasma -Mónica, espero no llegar demasiado pronto.La dejo unos segundos pensativa, no puedo apartar los ojos de ella, me tiene totalmente hipnotizado.-Te acordabas que habíamos quedado hoy, para ir a comer y hablar de tu separación -le digo, para que me siga la corriente, miro hacia los padres -lo siento se
Tengo que ser sincera con Juanjo, debería decirle que Carlos me va a complicar la separación. Pero el miedo se apodera de mí, sólo de pensar en sacar a la luz, ciertas situaciones, con las que me amenaza en revelar.Me abre la puerta del coche, para que salga. Mientras lo hago, me quedo asombrada de las vistas. Estamos en la falda de una montaña, rodeados de altos árboles, que cubren los caminos que dan a la casa.Subiendo las escaleras del porche, me giro para admirar las montañas, que nos dan la bienvenida. Al entrar en la casa, veo a mi abogado abrir las ventanas. Si no estuviera despierta, diría que esa casa, es de película.Esta maravilla, es de piedra por fuera, pero por dentro, está revestida de madera de roble, color claro que hace más amplia las estancias. Las ventanas tienen doble acristalamiento, en invierno debe de hacer frío.Más entrar, nos encontramos