Tengo que ser sincera con Juanjo, debería decirle que Carlos me va a complicar la separación. Pero el miedo se apodera de mí, sólo de pensar en sacar a la luz, ciertas situaciones, con las que me amenaza en revelar.
Me abre la puerta del coche, para que salga. Mientras lo hago, me quedo asombrada de las vistas. Estamos en la falda de una montaña, rodeados de altos árboles, que cubren los caminos que dan a la casa.
Subiendo las escaleras del porche, me giro para admirar las montañas, que nos dan la bienvenida. Al entrar en la casa, veo a mi abogado abrir las ventanas. Si no estuviera despierta, diría que esa casa, es de película.
Esta maravilla, es de piedra por fuera, pero por dentro, está revestida de madera de roble, color claro que hace más amplia las estancias. Las ventanas tienen doble acristalamiento, en invierno debe de hacer frío.
Más entrar, nos encontramos
Estoy en la calle, en el portal del bufete de Fernando, esperando a que llegue Mónica, me dio una mediocre excusa, para no ir a buscarla a su oficina. No le dí más importancia, pero yo quería verla antes, abrazarla y besarla. Ayer, fui un poco seco y tanjante.Pero tenía miedo, de que ella me empezara a preguntar sobre mi matrimonio y no estoy preparado para contarla, que me gustaría tenerla a mis pies, atada, a mi servicio, siendo mi sumisa.Mis pensamientos se desvanecen, cuando le lejos la veo acercarse, preciosa, subida en esos tacones de infarto, con un traje falda y americana ceñido a su espectacular cuerpo. Lleva la chaqueta abierta, lo que me deja ver, una camiseta en pico, resaltando su escote perfecto. Esa melena, esos rizos.Lleva un bolso, que parece similar al de Mary Poppins, móvil en mano. Da pasos firmes, segura de sí misma, nada que ver, con la Mónica que vi junto a su madre.
Veo a salir a Juanjo de la oficina, dando un portazo, solamente saludó a su amigo, a mí un simple hasta luego. Me cuesta respirar, Fernando me trae un vaso de agua.-Respira despacio, Mónica. Tranquilízate, por favor -bebo un sorbo de agua, hace una llamada, habla muy bajo y no puedo entenderle, solamente me mira mientras la otra persona de la línea escucha, cuelga el teléfono -te invito a comer, te aseguro que es un sitio discreto y estaremos solos, para poder hablar -no le contesto, sólo me encojo de hombros.Me dice que coja mi bolso, él hace lo mismo con sus cosas. Mete unos papeles en su maletín de cuero color marrón, por su estado, diría que es viejísima, pero sigue oliendo a cuero, como si fuera nueva.-Regalo de mi pareja, cuando salí de la universidad como abogado -me dice sonriendo, sé que está quitando hierro al asunto, quiere que me relaje -vamos a comer, necesitas coger fuerzas, para contarme lo que acaba de pasar aquí.Me paro en seco, no puedo contarle todo, es amigo de
Fernando es paciente conmigo, delicado en sus preguntas, suave en los comentarios. Tiene mucha empatía, eso es de agradecer.-Consumiste drogas en su presencia? -me pregunta directamente.-Sí, pero…el me obligó, en cierta manera -me mira serio, me echa agua en el vaso y me alienta a seguir -poco antes de la noche del video, me llevó a otra de sus fiestas. Cuando apareció por la casa, la gente le hacían fila, para pillar algo, para colocarse. Me hice la loca y me aparté, diciendo que iba a por algo de bebida. Claro está, que siempre pedía botellín de agua y me cercioraba de que estuviera cerrada.-Sabes que eso, no te salva, de que puedan meter algo, verdad? -asiento, cierto es, que ví como lo hacían con una jeringuilla y dejaban la botella como si tal cosa -perdón, continua.-Le ví hablando con esos tipos de antes -le digo señalándole el
Nunca pensé, que una semana pasara tan lentamente. Todavía estamos a viernes, me faltan tres días para verla, hablarla y con suerte, poder abrazarla. Sentado en la proa, con el infinito del mar delante de mis ojos, no dejo de pensar en ella. Sólo desvío la vista, para mirar su foto, está tan guapa, tan feliz…Sonrío al pensar el día que pasamos en el barco, cuando se probó el bikini que le compré. Salió diciendo queme estafaron en la tienda, que a eso le faltaba tela por todas partes.Le recuerdo, abriéndose el pareo despacio, delante de mí, jugando pícaramente para mi deleite. Con cada mano, coge una de las esquinas de la fina tela que la tapa, extiende los brazos y me deja ver su escultural cuerpo, con su traje de baño.El viento hace que el pareo, ondee como si fuera una bandera, pero no me distrae de la mejor vista del mundo. Mi morena perfecta.
Oigo el timbre de la puerta, salto de la tumbona de la terraza, cierro el libro y salgo dando zancadas hacia la puerta. Quiero un abrazo de mi amiga, necesito contarle muchas cosas y no va a ser fácil.-Hola… -virgen maría, me quedé sin voz, me quedé imbécil total, al verlo ahí de pie -Juanjo…que broma es esta? Marta me engañó -doy un paso atrás, se han reído de mí.-No cariño…-No me llames cariño, no soy nada tuyo. Que coño está pasando, con quien hablé fue con mi supuesta amiga. Donde está ella? No la veo -le grito en la cara, sin dejarle pasar -no te atrevas a entrar en mi habitación -de un portazo cierro.-Mónica, abre y hablemos. Te contaré lo que quieras. Estoy aquí para aclarar todo. Lo mío y lo tuyo, todo. Por favor, nena -no puedo ser débil, si lo dejo entrar, voy a
Un golpe en el cristal, me despierta sobresaltándome. Al abrir los ojos, ahí está mi morena, la que me ha robado el corazón y mi dignidad. Mantenemos la mirada, ninguno la quiere apartar. Nunca he tenido que ir detrás de una mujer, pero llega Mónica y pone pata arriba mi hombría.Por el amor de dios, soy Dominante, que coño me pasa…Me hace un gesto de que baje la ventanilla, por un momento vacilo. Pongo el asiento en su posición normal, abro la puerta y salgo. Necesito estirar las piernas, la americana, la tiro para la parte del copiloto. Me remango la camisa, intento parecer algo decente.-Buenos días preciosa -digo apoyándome en el coche -has dormido bien?Por un momento la veo reírse, pero esa sonrisa se disipa, bajando la mirada al suelo. Que buena sumisa sería mi chica. Le levanto la cabeza con un dedo índice.-No, no he dormido nada. Que
Entramos en la suite, durante el tiempo que duró el trayecto, desde donde desayunamos a la habitación, no pude dejar de abrazarla y besarla como un jodido quinceañero.-Quiero dejarte algo claro, Mónica -me mira intrigada y pone atención -te quiero como mi Sumisa, pero solamente en la intimidad. Hay muchas maneras de llevar una relación Dom/Sumisa, pero la que yo quiero es entre las cuatro paredes de nuestra habitación, estás de acuerdo? -asiente entusiasmada, presiento que va a ser un día para recordar -quieta, no te muevas.Estatua se quedó, sin decirle nada agachó la cabeza, mirando el suelo. En ese momento, mi hombría va creciendo. Voy hacia ella, la miro, la observo, su olor a lavanda me chifla, pero lo que me vuelve loco en estos momentos, es su excitación y eso, que no empecé.Me paro en su espalda, le aparto el pelo hacia un lado del cuello, me arrimo a ella
-No me seas un mandón, te estoy diciendo que voy en mi coche y tú, en el tuyo -que pesado es, toda la mañana discutiendo para que deje mi coche en el hotel, que el mandaba a alguien a buscarlo. Se levanta de la silla, tirando la servilleta de mala gana encima de la mesa -eres peor que un niño pequeño, cuando no se sale con la suya.Entrecierra los ojos y me mira. Se agacha poniendo una mano en mi silla y la otra apoyada en la mesa, acerca su boca a mi oído.-Te salvas que no tenemos nada firmado, porque si no, el castigo por gritarme sería muy interesante -me susurra con una voz ronca. Dios mio, hasta cuando me amenaza, hace que la sangre me hierva, me da un beso en la cabeza sonriendo -me alegra que lo hayas entendido.Miro mi móvil apagado desde hace dos días, miro a mi hombre mientras pienso, que tenía mejores cosas que hacer. Respiro profundamente y lo enciendo. Sé que estaba un poc