- Nadie me va a amargar mi día y menos mis padres -le digo a Marta mientras bebo un sorbo de mi copa de vino -llevo cinco años con Marcos y en una semana nos casamos, si no quieren ir, problema de ellos -mi enfado va en aumento, lo que hace que mi querida mejor amiga, coja mi copa y la deje encima de la mesa de cristal, que seguro barata no ha sido, conociendo a su marido y como se gasta el dinero, en cada local de moda que inaugura.
-Ya vale, deja de decir tonterías. Mónica cariño, tus padres quieren verte feliz. Sabes que él, nunca fue de nuestra santa devoción -hago como que no va conmigo su comentario y miro hacia la pista de baile, donde una docena de chicas, todas guapísimas y con un modelito que no deja nada a la imaginación -deja de mirar a las bailarinas, te estoy hablando y atiéndeme.
La miro de mala gana, esperando a que siga diciendo cosas en contra de mi futuro marido.
-No puedes esperar a que nos caiga bien, una persona que te trata como si fueras insignificante, ese chico no te valora como debería, pero si tú lo quieres y estás dispuesta a vivir con él, adelante. Tus padres no van a dejarte sola ese día -me coge de las manos -y yo tampoco, te queremos demasiado. Pero sólo te digo una cosa, si algún día necesitas ayuda, prométeme que nos la vas a pedir -la miro y me pone morritos, como hacíamos a nuestros padres, cuando nos portábamos mal.
-Sé que hemos tenido problemas, él ha sido un fiestero, pero ha cambiado, de verdad. Me prometió un cambio, me quiere y confío en Carlos. Si veo que algo se tuerce, prometo llamarte, de verdad. Y ahora…puedo coger mi copa y beber?? -la pregunto mientras me río, asiente y ella misma me la da -chin chin amiga. Por mi última salida antes de pasar por la vicaría.
Chocamos las bebidas, para dar un sorbo. Acto seguido, salimos a la pista a bailar junto a nuestras amigas. Carlos me hizo prometer, que no iba a tener despedida de soltera, ya que yo hice lo mismo con él, lo vi un pacto equilibrado. No quiero tener problemas, antes de casarme. Por eso, hoy fue una cena y un par de copas con amigas, en la inauguración del nuevo local del marido de mi mejor amiga.
-Donde tienes a tu futuro marido? –me pregunta Carla, os diría que es amiga, pero vamos a dejarla en conocida, no suele venir con nosotras, pero cuando es algún evento, como la inauguración de los locales de Marcos, se apunta –debería estar aquí, divirtiéndose contigo.
No sé lo que me fastidia más, si su tono burlón, o que lleva razón en lo que dice. Le dije a Carlos que viniera a la inauguración, pero no hubo manera. Me insinuó que eran mis amigos, que no tenía feeling con ellos, que los locales eran de gente pija. Pues nada, ahora sé que me considera una de ellas…
-Yo estoy con amigas y él con los suyos, algún problema con eso? –de todas es sabido, que Carla ha intentado meterse en los pantalones de todos nuestros novios, pero sin éxito.
-Te voy a dar un consejo, no le dejes mucho tiempo solo, le gusta…probar carne fresca y gastarse el dinero en polvo blanco –voy directa a ella, pero Marta me intercede, frenándome –todas lo sabemos menos tú. Eres tan ingenua…que pena me das.
-Ya valió. Vinimos a pasarlo bien. Tú –le dice mi amiga a esa bruja, señalándola con el dedo –cierra el pico y si solamente vas a decir estupideces, te largas. Y tú –ahora me señala a mí –esta noche es para divertirnos. Acompáñame a la barra a por un par de combinados y nos vamos a bailar toda la noche –vuelve la mirada hacia la supuesta amiga, seria sin un ápice de simpatía –pensándolo mejor, lárgate no eres bienvenida en nuestra particular fiesta.
Con las mismas, me agarró del brazo y casi volando me trajo hacía la zona Vip del local. Algo bueno tiene que tener, ser amiga y socia de la mujer del dueño.
-Gracias. Ya sé que todas piensan lo mismo, pero gracias por defender mi honor –le digo como una buena actriz de drama, nos reímos, mientras vemos como el camarero, rodeado de bellezas que no deben de llegar ni a los veinte años, se lo comen con la vista –Marta, dime la verdad. Cuando te quedas en casa, no sientes celos de todas las tías que están aquí, entre clientas, camareras, bailarinas…
-No amiga mía. A eso se le llama confianza. Confianza en mi marido y confianza en mí misma –se calla durante medio minuto, para soltar la frase que debe de tener aprendida de memoria –lo tengo amenazado de muerte, tengo a uno de sus hombres de seguridad en nómina, cualquier paso en falso y es hombre muerto –lo dice tan seria, que llega a preocuparme, me la quedo mirando durante un rato, pero no aguanta mucho la risa y empieza a reírse a carcajadas.
-Por un segundo, te estaba creyendo capaz de eso y de más.
-Que se atrevan a acercarse a mi marido y verán, lo que les puede pasar –le busca con la mirada y se encuentran, se tiran dos besos y siguen cada uno a lo suyo –vamos a bailar, no pienses más en lo que dijo esa imbécil -antes de ir a la pista, me voltea de repente, sin avisar –pero júrame, que cualquier cosa, me llamas, no dejes que te pisotee ni él ni nadie.
-Lo juro, serás la primera en saberlo.
Dejo de pensar en lo que Carla dijo, ella se equivoca, él ha cambiado por mí, me ha dicho muchas veces que soy el amor de su vida, que me quiere y me lo ha demostrado en varias ocasiones.
No puedo creerme que empiece el día discutiendo con mi suegro, por culpa de su hija. Maldigo mil veces el día que la conocí, el día que empezamos a salir y el día que le pedí que se casara conmigo. Aunque si no recuerdo mal, eso fue cosa de nuestros padres. Necesito separarme de ella, alejarme de toda la gente que nos ve, como una pareja perfecta. Si la conocieran de verdad, no pensarían eso. Nuestros padres, son socios en el bufete en el cuál también trabajo yo, de momento soy un simple abogado, pero estoy seguro que en un corto plazo, podré gozar de la sociedad. En una cena navideña del bufete, mi madre me presentó a Marge, una chica aparentemente tímida, no era excesivamente guapa, pero sí llamaba la atención. Vestía simple, pero eso sí, los trapos que llevaba eran de diseñadores conocidos. Podría jurar, que nunca la ví, con ropa de Zara como todos los mortales, los millones que tiene Amancio Ortega, estoy seguro que no es por todo lo que ella gasta en sus tiendas. Me pareció s
Se acabó, se terminó ser la idiota, abrí los ojos tarde, pero por fín lo hice. Camino por la calle, que tantas veces he mirado desde la ventana del piso. No quiero mirar hacia ahí, va a estar asomado y ya no merece la pena girarme. Hoy he decidido dejar atrás diez años junto a Carlos, lleno de mentiras, de promesas incumplidas, de lágrimas, muchísimas lágrimas.Me casé con la certeza de que había cambiado, con la idea de un matrimonio como el de mis padres. Que tonta. A mi querido marido, se le cayó la máscara a los pocos meses de la boda, le tapaba sus fiestas, sus resacas, sus mujeres. Que tonta. Venía implorando perdón, que me quería, que nunca más me haría daño, estaba tan cegada, que le perdonaba. Que tonta.Cumplí mi promesa, tarde, pero la cumplí. No quería tener problemas con él, mantuve a Marta al margen de mis problemas matrimoniales. Para ella siempre iban bien las cosas, incluso cuando me quedaba en casa llorando y mi marido estaba de fiesta. Cuando me llegaban fotos de Ca
Tengo que salir de la oficina, me siento agobiado, con mi suegro pasando cada poco por delante de mi oficina. Le digo a Ivanna, que si me llaman, me la pase al móvil del trabajo. Contacto con un colega, para que me lleve el tema de mi divorcio, no quiero que nadie de mi bufete se haga cargo, todos van a ir a favor de la hija del jefe.Quedamos en una cafetería del centro de la ciudad. Un sitio espacioso, decorado con mucho gusto, música tranquila y relajada. Una amable camarera, me señala una mesa, justo lo que quería, apartada de la gente, para poder hablar tranquilamente.Me siento mirando hacia la puerta, esperando ver a Fernando entrar, no debe de tardar, siempre es puntual, el problema soy yo, que vine antes de tiempo. Pido un café expresso, saco el móvil para que el tiempo pase más rápido. Oigo abrirse la puerta, levanto la cabeza, pero no es a quien espero, es algo mejor.Una preciosidad de mujer, camina con paso firme, segura de sí misma, se acerca a una mesa, con una sonrisa
Jueves, un día más y acaba la semana. El domingo he quedado con mis padres, tengo que contarles que me fui de casa de mi marido y que el lunes, empiezo los trámites de separación. Como los conozco, he quedado con ellos para desayunar, en una cafetería cerca de mi casa. Sitio neutro. Sabéis que días es hoy, pues sí, día de inauguración del local de Marcos. Eso significa, que debe de estar de los nervios, lo que Marta por simpatía hacia su marido, estará igual y nos volverá a nosotras locas. Es un ritual de siempre, pero Noemí y yo, ya no la hacemos caso, seguimos a nuestras tareas. Cuando nos dice algo, asentimos con la cabeza, como si le diéramos la razón en lo que habla. No se entera, no se enfada. -Tenéis la ropa para esta noche, chicas? –la miramos por lo loca que nos parece en estos momentos, dejo de escribir en mi ordenador. -No, Marta. Pensamos que la fiesta era de temática y hemos elegido Adam y Eva, vamos desnudas –le digo toda seria, porque sé que no me escucha, oigo a
Veo entrar a Marcos en la oficina del pub, no dice nada, va al mueble bar y sin decir palabra, saca una botella de nuestro mejor ron, echa un par de hielo en los vasos, bien colocados, como todo en este local.Se sienta enfrente de mí, me pone el vaso y echa un chupito, repite la acción en el suyo. Deja la botella sobre la mesa de cristal y me acerca el trago.-Salud socio -dice, haciendo chocar los dos vasos y brindando -la noche ha sido un éxito, pero tu cara dice otra cosa. Mónica? -asiento, bebo un trago -como de jodido estás? -no sé que decirle, porque me encuentro mal, nunca me había pasado esto con una chica, la he visto por primera vez, hace cuatro días y no puedo sacarla de mi cabeza. Le miro a los ojos, pero no sé qué contestarle.-Suena a cursi, pero es posible que me haya enamorado, sin conocerla? Por lo menos, ahora sé como se llama -apuro la bebida y me levanto del c&oacut
-Fran mira, tenemos una hija!! -pongo los ojos en blanco, mientras me acerco a mi padre a darle dos besos -dos semanas, dos semanas sin venir a ver a tus padres. Un poco más y nos encuentras momificados.-Mamá, tengo una vida, tengo un trabajo…en fin, estuve entretenida -la digo para justificarme, porque la verdad es que no estaba preparada, para contarles lo mi separación.-Quieres dejar a la nena tranquila? -me defiende mi padre, guiñándome un ojo -deja de hacer un espectáculo, estamos en público.-Está bien, pero sabes que tengo razón -siempre tuvo que tener, la última palabra en las discusiones.-Pues por este motivo, no quedo contigo, porque haces un drama de una tonteria -la digo, mientras le planto un sonoro beso en su mejilla, de reojo, la veo sonreír -eres peor, que una niña pequeña.Pedí un café solamente, mientras mi madre insi
Hacía tiempo, que no pasaba un fin de semana tan relajado y feliz. Estar con ella, a escasos centímetros de su cuerpo, oler su perfume, oír su risa.No le dije donde iba a ser la cita, por si se negaba. Nadie en su sano juicio, sin conocer a la otra persona, se sube a una embarcación de noche. Pero creo, que los dos hemos perdido el poco juicio que teníamos.Preparé la que iba a ser su habitación, le compré algo de ropa cómoda, para andar por el barco. Un par de bikinis, que en tierra firme, hubiera sido la envidia de muchos, pero esa vista la iba a tener en exclusiva, mis pupilas. Para el aseo, le compré lo imprescindible, pero que no le faltara nada.El catering que contraté, preparó todo para la hora acordada. Vino blanco, estuve investigando y me dijeron cual era su preferido, enfriando. Unos entrantes fríos, ya que estamos en alta mar, pedí para cenar pescado a
Me levanto lentamente, saco dinero de mi bolsillo para pagar el café, le doy las gracias a la camarera, que no deja de sonreírme con cara de tonta. Miro hacia la mesa de Mónica, que ya no me mira, si no, que espera con mucha impaciencia ser rescatada.Los padres miran el periódico, la madre la recrimina algo, pero no llego a entender que es, lo que sí puedo ver, es las fotos de la inauguración del pasado jueves.-Buenos días -quedo en silencio, mientras tres pares de ojos, se me quedan mirando, aunque sólo un par de ellos, me miran de arriba abajo, como si hubiera visto un fantasma -Mónica, espero no llegar demasiado pronto.La dejo unos segundos pensativa, no puedo apartar los ojos de ella, me tiene totalmente hipnotizado.-Te acordabas que habíamos quedado hoy, para ir a comer y hablar de tu separación -le digo, para que me siga la corriente, miro hacia los padres -lo siento se