Se acabó, se terminó ser la idiota, abrí los ojos tarde, pero por fín lo hice. Camino por la calle, que tantas veces he mirado desde la ventana del piso. No quiero mirar hacia ahí, va a estar asomado y ya no merece la pena girarme. Hoy he decidido dejar atrás diez años junto a Carlos, lleno de mentiras, de promesas incumplidas, de lágrimas, muchísimas lágrimas.
Me casé con la certeza de que había cambiado, con la idea de un matrimonio como el de mis padres. Que tonta. A mi querido marido, se le cayó la máscara a los pocos meses de la boda, le tapaba sus fiestas, sus resacas, sus mujeres. Que tonta. Venía implorando perdón, que me quería, que nunca más me haría daño, estaba tan cegada, que le perdonaba. Que tonta.
Cumplí mi promesa, tarde, pero la cumplí. No quería tener problemas con él, mantuve a Marta al margen de mis problemas matrimoniales. Para ella siempre iban bien las cosas, incluso cuando me quedaba en casa llorando y mi marido estaba de fiesta. Cuando me llegaban fotos de Carlos con sus mujeres en la cama, tampoco se lo decía. Y…cuando me pegaba alguna enfermedad. Le pedía que usara preservativo, pero con decir que era mi marido, lo tenía solucionado.
No estoy segura si era por vergüenza o por el dolor que me causaba, ser tratada de esa manera. Pero me mantuve callada estos cinco odiosos años. La gota que colmó el vaso, fue cuando me pidió tener un hijo. Justo cuando me estaba planteando dejarle, me soltó la bomba. Un hijo lo arreglaría todo, me dice. Me obligó a ir al ginecólogo a quitarme el DIU, pero sin que lo supiera, yo fui a otro para que me lo volviera a colocar, él no se iba a enterar, es algo que no se nota.
La tarde que decidí contarle a Marta…solté todas las lágrimas acumuladas en estos años. Estaba esperando a que me dijera, que ya me lo había dicho, pero no dijo esa m*****a frase. Simplemente, se sentó a mi lado y me abrazó, sin hablar, solo un simple abrazo de mi mejor amiga. Marcos quería saber que pasaba, su esposa le hizo un resumen muy completo, con cada frase le salía un insulto.
Sacó de su cartera una tarjeta de un abogado matrimonialista y me la dio.
-Llámale, cuando estés preparada, tienes que llamarle. Sé que Mónica ahora mismo lo lapidaría, pero tienes que ser tú –me dijo Marcos mirando a mi amiga, sin decírselo le estaba diciendo que no se metiera.
-Tienes una tarjeta de un abogado en tu cartera? En serio…–miro a Mónica y me río –algo que deba de saber…ya que estamos en confidencias.
-No seas tan lista, es un amigo. Mónica, trabajo en la noche, tu marido es conocido y no por buenas causas, era cuestión de tiempo, que llegaras a este momento. Le pedí la tarjeta, para cuando llegara este día.
Se levanta de su sillón y me da un abrazo de amigo. Se acerca a su mujer y le da un beso, pero un beso, de esos que te dan envidia, mucha envidia.
-Me voy a trabajar un poco, si me ven sentado, se me relajan –levanta la mano y avisa a una de las camareras, la hace acercarse –eres nueva, verdad? –la chica con una sonrisa de oreja a oreja, enseñando su dentadura, asiente con la cabeza, mientras sus pechos le sobresalen del top, pero Marcos en ningún momento baja la mirada, siempre a los ojos –a estas dos chicas, que no les falte bebida en la mesa, lo que ellas quieran, lo pones todo a mi cuenta. Esta noche, son mis invitadas. Y con suerte, me las llevo a casa.
La pelirroja nos mira a las dos con cara asombrada, pero sin esa sonrisa que hasta hace poco tenía en su bonita cara, le dí un codazo a Marta y se empezó a reir. No debe de saber que es su mujer. Para los chismosos os diré, que sí, nos llevó a casa como buen caballero. Esa noche fue de chicas, cuando Marcos llegó de madrugada a casa, nos encontró en el sofá, dormidas y abrazadas. Allí nos dejó, decía que le daba pena despertarnos, pero no le dio pena, sacarnos fotos para luego reírse de nosotras.
Doy gracias a dios, tener a mi amiga al lado. La cuál, me va a matar, porque quedé con ella para desayunar y llego tarde. Me entretuve terminando de hacer mi maleta, abandonando la que fue mi casa.
He llamado a la oficina del abogado, después de dos meses con la tarjeta en mi poder, hoy me decidí, hablé con su secretaria, no había llegado y le dará mi recado.
Y aquí estoy, en mitad de la calle arrastrando mis últimas pertenencias que quedaban en ese lugar. Carlos no sabe nada, está durmiendo la borrachera y no se enteró de mi escapada. Intento encontrar la llave de mi coche, que debe de estar jugando al escondite, que por cierto, se le da bien. El sonido de mi teléfono me asustó, justo en el momento que encontraba la llave, pero con mi habilidad matutina, se me cae al suelo junto con el móvil. Lo recojo, sin darme cuenta descuelgo, mientras por mi boca salen cientos de insultos a la llave, a la maleta, a mi vida…
-Mónica? –oigo que me llaman por el otro lado de la línea, no reconozco el número, será algún cliente.
-Buenos días, sí soy Mónica.
-Buenos días, me llamo Juanjo, mi secretaria me ha dicho que me llamó, soy el abogado matrimonialista.
Y en ese momento, es como si mi mundo se viniera abajo. Había sido valiente, pero creo que llegué a mi límite. Me cayeron las lágrimas que no quería que salieran al exterior, me dolía el alma de saber que mi matrimonio era una m****a, es en ese momento…en que me dí cuenta de la verdad, había fracasado en el amor.
-Mónica, sigue ahí? –oí que me decía, pero no podía hablar.
-Lo siento, no puedo, no puedo ahora –le dije lloriqueando.
-Mire, este es mi número privado, guárdelo y cuando se encuentre mejor, me llama y concertamos una cita, le parece bien? –su voz relajada, me da a entender que está acostumbrado a estas escenas.
-Sí, lo siento, de verdad. No quería hacerle perder tiempo. Prometo llamarle, pero ahora mismo…
-No te preocupes, lo entiendo, de verdad. El primer paso, es un poco delicado y difícil. Estaré a su disposición cuando desee. Hasta luego Mónica.
-Gracias por entender, hasta luego Juanjo.
Acto seguido voy a mensajería, había quedado con mi socia, debe de estar desesperada.
YO: Buenos días, me entretuve. Ya te contaré. Voy a mi apartamento a dejar las cosas y te veo en la oficina. Me perdonas el plantón?
MARTA: Buenos días socia. Que remedio me queda perdonarte, si me quiero enterar de lo que te pasó. Jajaja. Te veo en breve. Besos.
Sonrío ante su mensaje, cuando le cuente el ridículo con el abogado, voy a ser la comidilla de la oficina. En el coche voy escuchando la radio, sale el anuncio del nuevo local de moda de la ciudad, a tres días de la inauguración, Dj´s reconocidos, gogo´s, famosos que son la ciudad, serán los invitados especialmente para este evento. Marco sabe montar una fiesta a lo grande.
Hoy va a ser un lunes horrible, lo presiento, el mando del garaje estropeado, creo que alguien se está riendo de mí, y lo está pasando de miedo. Pues nada, abrir el portón a mano, que se le va a hacer. Veo pararse un coche detrás del mío, espero que sea un alma caritativa y me ayude. Estoy empujando el maldito portón rojo, lleno de grasa y de m****a, tan oxidado que le cuesta moverse por los railes.
-Nena, bajaría a empujar contigo, pero ya soy mayor –dice la vecina del primero. Será cabrona y tramposa –más fuerte nena, eres joven y con vitalidad.
-Yo no te veo tan mayor, para que no empujes, el otro día te vi de fiesta y te movías sin problemas –le suelto sin pensar, riéndome interiormente, me tira una mirada desafiante, pero no sale del coche –por cierto, la última en entrar, tiene que cerrar el portón, pero no te preocupes, estás llena de vida y vitalidad, ne-na.
Me subí al coche y entré en el garaje. Aparqué el coche, pero el de mi vecina no hay rastro de ella, saco mis bolsas y enseres, voy camino del ascensor. Oigo como me llama a gritos, pero entro en las zonas comunes y me olvido de ella.
-Haciendo amigos con los vecinos, Mónica? –me pregunto mirándome en el espejo del ascensor. Salgo con una sonrisa, me cruzo con mi vecina de puerta, que me mira como si estuviera loca.
Ya no sé si sonrío, por el encontronazo con la del primero o porque ya estoy en mi hogar, porque esta casa, sí es mi hogar. En mi habitación, saco todo, para luego colocarlo, nadie va a venir aquí, para ver si lo tengo colocado.
Me suena el teléfono, pienso que es Marta, pero no, en la pantalla sale el nombre de Carlos. Dejo que suene, no quiero contestar ahora. En estos momentos, me encuentro feliz y ese imbécil no lo va a estropear.
Voy al baño, me retoco el maquillaje, me atuso el pelo. Me miro en el espejo de la entrada, mientras cojo mi bolso y la maleta del ordenador. Lista para comerme el mundo.
YO: Salgo para la oficina, en cinco minutos estoy ahí.
Ventajas de vivir al lado del trabajo.
MARTA: Cambio de planes, tira para la cafetería, poco trabajo. Así me pones al día tomando un café. Besos.
YO: Ok, jefa. Me gusta ese plan. Te veo.
Tengo que salir de la oficina, me siento agobiado, con mi suegro pasando cada poco por delante de mi oficina. Le digo a Ivanna, que si me llaman, me la pase al móvil del trabajo. Contacto con un colega, para que me lleve el tema de mi divorcio, no quiero que nadie de mi bufete se haga cargo, todos van a ir a favor de la hija del jefe.Quedamos en una cafetería del centro de la ciudad. Un sitio espacioso, decorado con mucho gusto, música tranquila y relajada. Una amable camarera, me señala una mesa, justo lo que quería, apartada de la gente, para poder hablar tranquilamente.Me siento mirando hacia la puerta, esperando ver a Fernando entrar, no debe de tardar, siempre es puntual, el problema soy yo, que vine antes de tiempo. Pido un café expresso, saco el móvil para que el tiempo pase más rápido. Oigo abrirse la puerta, levanto la cabeza, pero no es a quien espero, es algo mejor.Una preciosidad de mujer, camina con paso firme, segura de sí misma, se acerca a una mesa, con una sonrisa
Jueves, un día más y acaba la semana. El domingo he quedado con mis padres, tengo que contarles que me fui de casa de mi marido y que el lunes, empiezo los trámites de separación. Como los conozco, he quedado con ellos para desayunar, en una cafetería cerca de mi casa. Sitio neutro. Sabéis que días es hoy, pues sí, día de inauguración del local de Marcos. Eso significa, que debe de estar de los nervios, lo que Marta por simpatía hacia su marido, estará igual y nos volverá a nosotras locas. Es un ritual de siempre, pero Noemí y yo, ya no la hacemos caso, seguimos a nuestras tareas. Cuando nos dice algo, asentimos con la cabeza, como si le diéramos la razón en lo que habla. No se entera, no se enfada. -Tenéis la ropa para esta noche, chicas? –la miramos por lo loca que nos parece en estos momentos, dejo de escribir en mi ordenador. -No, Marta. Pensamos que la fiesta era de temática y hemos elegido Adam y Eva, vamos desnudas –le digo toda seria, porque sé que no me escucha, oigo a
Veo entrar a Marcos en la oficina del pub, no dice nada, va al mueble bar y sin decir palabra, saca una botella de nuestro mejor ron, echa un par de hielo en los vasos, bien colocados, como todo en este local.Se sienta enfrente de mí, me pone el vaso y echa un chupito, repite la acción en el suyo. Deja la botella sobre la mesa de cristal y me acerca el trago.-Salud socio -dice, haciendo chocar los dos vasos y brindando -la noche ha sido un éxito, pero tu cara dice otra cosa. Mónica? -asiento, bebo un trago -como de jodido estás? -no sé que decirle, porque me encuentro mal, nunca me había pasado esto con una chica, la he visto por primera vez, hace cuatro días y no puedo sacarla de mi cabeza. Le miro a los ojos, pero no sé qué contestarle.-Suena a cursi, pero es posible que me haya enamorado, sin conocerla? Por lo menos, ahora sé como se llama -apuro la bebida y me levanto del c&oacut
-Fran mira, tenemos una hija!! -pongo los ojos en blanco, mientras me acerco a mi padre a darle dos besos -dos semanas, dos semanas sin venir a ver a tus padres. Un poco más y nos encuentras momificados.-Mamá, tengo una vida, tengo un trabajo…en fin, estuve entretenida -la digo para justificarme, porque la verdad es que no estaba preparada, para contarles lo mi separación.-Quieres dejar a la nena tranquila? -me defiende mi padre, guiñándome un ojo -deja de hacer un espectáculo, estamos en público.-Está bien, pero sabes que tengo razón -siempre tuvo que tener, la última palabra en las discusiones.-Pues por este motivo, no quedo contigo, porque haces un drama de una tonteria -la digo, mientras le planto un sonoro beso en su mejilla, de reojo, la veo sonreír -eres peor, que una niña pequeña.Pedí un café solamente, mientras mi madre insi
Hacía tiempo, que no pasaba un fin de semana tan relajado y feliz. Estar con ella, a escasos centímetros de su cuerpo, oler su perfume, oír su risa.No le dije donde iba a ser la cita, por si se negaba. Nadie en su sano juicio, sin conocer a la otra persona, se sube a una embarcación de noche. Pero creo, que los dos hemos perdido el poco juicio que teníamos.Preparé la que iba a ser su habitación, le compré algo de ropa cómoda, para andar por el barco. Un par de bikinis, que en tierra firme, hubiera sido la envidia de muchos, pero esa vista la iba a tener en exclusiva, mis pupilas. Para el aseo, le compré lo imprescindible, pero que no le faltara nada.El catering que contraté, preparó todo para la hora acordada. Vino blanco, estuve investigando y me dijeron cual era su preferido, enfriando. Unos entrantes fríos, ya que estamos en alta mar, pedí para cenar pescado a
Me levanto lentamente, saco dinero de mi bolsillo para pagar el café, le doy las gracias a la camarera, que no deja de sonreírme con cara de tonta. Miro hacia la mesa de Mónica, que ya no me mira, si no, que espera con mucha impaciencia ser rescatada.Los padres miran el periódico, la madre la recrimina algo, pero no llego a entender que es, lo que sí puedo ver, es las fotos de la inauguración del pasado jueves.-Buenos días -quedo en silencio, mientras tres pares de ojos, se me quedan mirando, aunque sólo un par de ellos, me miran de arriba abajo, como si hubiera visto un fantasma -Mónica, espero no llegar demasiado pronto.La dejo unos segundos pensativa, no puedo apartar los ojos de ella, me tiene totalmente hipnotizado.-Te acordabas que habíamos quedado hoy, para ir a comer y hablar de tu separación -le digo, para que me siga la corriente, miro hacia los padres -lo siento se
Tengo que ser sincera con Juanjo, debería decirle que Carlos me va a complicar la separación. Pero el miedo se apodera de mí, sólo de pensar en sacar a la luz, ciertas situaciones, con las que me amenaza en revelar.Me abre la puerta del coche, para que salga. Mientras lo hago, me quedo asombrada de las vistas. Estamos en la falda de una montaña, rodeados de altos árboles, que cubren los caminos que dan a la casa.Subiendo las escaleras del porche, me giro para admirar las montañas, que nos dan la bienvenida. Al entrar en la casa, veo a mi abogado abrir las ventanas. Si no estuviera despierta, diría que esa casa, es de película.Esta maravilla, es de piedra por fuera, pero por dentro, está revestida de madera de roble, color claro que hace más amplia las estancias. Las ventanas tienen doble acristalamiento, en invierno debe de hacer frío.Más entrar, nos encontramos
Estoy en la calle, en el portal del bufete de Fernando, esperando a que llegue Mónica, me dio una mediocre excusa, para no ir a buscarla a su oficina. No le dí más importancia, pero yo quería verla antes, abrazarla y besarla. Ayer, fui un poco seco y tanjante.Pero tenía miedo, de que ella me empezara a preguntar sobre mi matrimonio y no estoy preparado para contarla, que me gustaría tenerla a mis pies, atada, a mi servicio, siendo mi sumisa.Mis pensamientos se desvanecen, cuando le lejos la veo acercarse, preciosa, subida en esos tacones de infarto, con un traje falda y americana ceñido a su espectacular cuerpo. Lleva la chaqueta abierta, lo que me deja ver, una camiseta en pico, resaltando su escote perfecto. Esa melena, esos rizos.Lleva un bolso, que parece similar al de Mary Poppins, móvil en mano. Da pasos firmes, segura de sí misma, nada que ver, con la Mónica que vi junto a su madre.