Ha pasado un año desde que comencé a trabajar en el restaurante de Denis. Al principio me costó mucho, porque literalmente nunca había hecho nada de esto en toda mi corta vida.
Quiero decir, ni siquiera había entrado a la cocina de la Mansión de mi madre, no sabía que era lavar un plato o tocar una escoba, pero estaba decidida y me esforcé mucho en aprender todo lo que me decían.
Marine me miraba como si fuera de otra dimensión, no podía creer que me costará tanto limpiar un simple piso, tuve que inventar que era muy torpe para estas cosas, tampoco puedo negar que si soy muy torpe. Sin embargo, a pesar de quebrar muchos platos, todos en el restaurante me tuvieron bastante paciencia, no por los platos sino por mi carácter.
Casi maté a dos niños la primera semana por no sentarse tranquilos en la mesa, Denis siempre me repetía: el cliente siempre tiene la razón.
¡¿Por qué esos padres no corrigen a sus hijos?!
Comencé a tener un poco de paciencia y me di cuenta que la vida aquí es muy diferente a todo lo que era antes, debía adaptarme a esto.
Comencé a estudiar en la universidad pública con los papeles que Denis me ayudó a sacar, él me insistió tanto porque decía que soy demasiado inteligente para no tener una carrera, jamás creí volver a una universidad, pero acepté, ahora soy Lana Smith y vivo con mi mejor amiga Marine en poco tiempo somos muy unidas, todos ellos ahora son mi familia y soy mucho más feliz aquí que en mis años pasados.
–Lana cubreme el turno del viernes –se acercó Marine.
–¡Estás loca! Ese día tengo turno en la mañana, tendría que trabajar todo el día.
Me alejé a limpiar unas mesas y ella me siguió.
–Lo sé, pero conocí a un chico increíble y me invitó a salir ese día –suplicó juntando sus manos.
–Y por un chico me vas a dejar a mi trabajando todo el dia - le reproché.
–Vamos Lana, tu eres la mejor amiga del todo mundo, compadecete de esta alma en pena que no ha tenido una cita en mucho tiempo. – Colocó su mano en la frente, Marine siempre siendo tan dramática.
En ese momento la campañilla del restaurante sonó y entró una rubia alta, esbelta con un vestido rojo pegado a su piel y detrás de ella un chico con camisa celeste abotonada y pantalón negro tiene el cabello color rubio arena y ojos color miel. Se sentaron en una mesa y la chica miró con recelo tratando de limpiar todo.
Esto definitivamente iba a ser un reto para mí porque para mi mala suerte, estaban en una de mis mesas.
–Olvídalo Lana, no te cubriré por un chico –la señalé con el dedo y me dirigí a atender la mesa pidiendo al cielo un poco de paciencia.
–Bienvenidos a Dení ´s Restaurant, ¿Qué desean ordenar? –sonreí.
Son bastante elegantes y resaltan aquí, están muy bien vestidos, no como unos multimillonarios, pero si con un buen estatus social para entrar a un restaurante como este, de seguro son de eso ricos que se perdieron.
–Hola, quiero una hamburguesa con papas, por favor –ordenó el chico mostrándome sus perfectos dientes y me sentí un poco nerviosa, es guapo no lo voy a negar no es que esté ciega o algo, es solo que hace tiempo deje ese tema de los chicos.
–Hamburguesa con papas, en seguida –repetí anotando en la libreta esquivando su mirada –. ¿Y para la señorita?
La chica miró la carpeta moviendo su boca.
–Oye niña, ¿aquí no venden ensaladas?
–Claro que sí tenemos ensaladas en este lado del menú –señalé la carpeta.
–Sí, pero ¿son frescas?
Esto iba a ser difícil, tome un respiro antes de responder.
–Prepararemos los ingredientes más frescos para usted –comenté dándole una sonrisa fingida.
Solo me repito que el cliente tiene la razón.
–Solo ordena algo, Stacy –intervino el chico y no pude evitar que una risa saliera de mis labios.
–¿Y a ti qué te pasa? –me preguntó la chica que se llama Stacy.
No puedo creer que su nombre es el mismo a aquella antigua amiga que tuve en mis años pasados y que al final solo estaba conmigo por mi dinero y estatus social que le brindaba. Seguro iría tras Saúl para ser su esposa cuando ya no me encontro en casa.
–Es que su nombre es muy hermoso –elogié tratando de disimular.
–Muchas gracias –murmuró y me observó de pies a cabeza –. Tráeme está ensalada.
–Por supuesto, una ensalada para la señorita Stacy –repetí y salí de ahí antes de que me diera un ataque de risa.
Serví la comida, pero la chica llamada Stacy es insoportable, me llama a cada cinco minutos por algo nuevo y siempre pregunta si todo está desinfectado; como es mi trabajo la atendí sin tratar de matarla y con una sonrisa, ni yo sé de dónde reuní tanta paciencia, aunque el chico a veces va en mi auxilio diciendo que solo coma, la trata bastante extraño, no creo que sea su novia por la forma de hablarle, al fin pidieron la cuenta y fui a la caja a pasar la tarjeta que el chico me ha dado.
–Oye… Lana… ¿no es así?
Se acercó el chico tiene la vista en mi pecho, casi le grito pero recordé que tengo mi gafete y seguro está viendo mi nombre.
–En seguida le cobró, caballero.
–Está bien, solo quería agradecerte por ser tan paciente con mi hermana… Sé que puede ser un dolor de cabeza.
Una pequeña sonrisa involuntaria me salió ante sus palabras, pero me detuve al recordar que no tengo que reírme de los clientes, bueno al menos ya se porque la trata así, estaba segura que no podía ser su novia, reaccioné cuando me pregunté en mis pensamientos ¿por qué me está diciendo esto?
Aclaré mi garganta y le cobre rápidamente.
Me dí cuenta que sacó su billetera para tomar un billete de cien dólares antes de recibir su tarjeta. Observé su mano con el billete y lo ví a los ojos, definitivamente son hermanos creyéndose la gran cosa solo por tener dinero. Di un suspiro esperando que me quedará un poco de paciencia muy en el fondo.
–No se preocupe caballero, la propina viene incluida –señalé extendiendo mi mano para darle su tarjeta.
–Es para ti, es un agradecimiento –volvió a extender la mano, ya estaba perdiendo la poca paciencia que me había dejado su hermana.
–No se preocupe, no lo necesito –repetí intentando darle su tarjeta.
–En serio.. yo insisto, solo tómalo –insistió queriendo darmelo.
–Dije que no lo necesito –alce la voz sin darme cuenta chocando mi puño con el mostrador y alrededor se silenció por un momento.
–¿Sucede algo, Lana? – preguntó Denis desde el fondo de la cocina.
–No es nada Denis, solo estoy cobrando –aclaré, dándole una mirada fría al chico.
El chico se quedó en silencio, me dió una ligera sonrisa guardando el billete y su tarjeta para después caminar a la salida. Para mí suerte no creo que vuelvan, este tipo de personas, jamás vienen aquí y por eso es perfecto para mí.
En un lugar así no pueden encontrarme y jamás se imaginarán que Eliane Black estuviera trabajando de camarera en un sencillo restaurante.
–¿Estás bien, Lana? –Se acercó Jaime.Es el chico que atiende el bar, es muy amable y gracioso, siempre suelta uno que otro chiste para que todos entremos en confianza.–Si, gracias.–Sabes que si hay problemas con los clientes solo tienes que decirnos.–Para nada, es solo que ya sabes cómo es mi carácter –bufé.Ni yo sé porqué estoy diciendo esto, pero en realidad ese chico no hizo nada malo, simplemente ahora me fastidia que quieran hacer todo con dinero.–Quería hablar contigo –mencionó –. El viernes tengo la tarde libre y estaba viendo que tu tambié
Escuché un pitido fastidioso, me duele demasiado la cabeza, abrí los ojos aunque mi vista es algo borrosa me di cuenta que es una habitación con paredes blancas y utensilios médicos, tengo unos cables en mis manos y agujas, unas imágenes vienen a mi mente de los hombres alcanzando y alguien intervino, mis manos se helaron y comencé a respirar agitadamente, debo tranquilizarme, por suerte fui a terapia hace unos años y la psicóloga me enseñó a identificar el ataque de pánico y cómo calmarlo.¿Por qué me pasan estas cosas a mí?Me tranquilicé después de unos minutos, odio los hospitales, tengo que salir de aquí, me levanté colocando los pies fuera de la cama, tengo una bata blanca y veo a los lados buscando mi bolso q
Al llegar a los apartamentos subí las escaleras, pensé que todos estarían trabajando, pero para mí mala suerte me encontré a la señora Martínez que tiene una farmacia en la esquina, no disimulo al mirar mi extraña vestimenta.–Hola señora Martínez –le di una sonrisa.–Hola cariño –se limitó a decir al verme.–Que pase usted un lindo día –me sonroje.Apresure el paso hacia mi apartamento antes de que alguien más me viera. Solté un suspiro al entrar.–Lana, ¿qué te pasó?Marine está frente a m&iacut
Al día siguiente tuve que ir a la clínica médica Evenson en contra de mi voluntad.Las puertas con sensores se abrieron, me dirigí hacia un cubículo donde se encuentra la secretaria, todo está muy limpio, ordenado y estético, es como entrar a otra dimensión, hay una señora detrás del cubículo con muchos papeles y al mismo tiempo intentando contestar el teléfono y atiendo personas.Solo pensé en la pobre señora intentando hacer todo a la vez.–Hola, buenas tardes –saludé, pero la señora está tan ocupada que no me escuchó, así que volví a repetir aclarando mi garganta –. Buenas tardes.–Bienvenida a Clíni
Mi semana paso con tranquilidad, bueno, a excepción que las chicas del restaurante pasaron un interrogatorio sobre quién era el papasito que me buscaba porque Paty les había contado sobre Derek cuando vino a buscarme y siendo sincera no quería contar la historia sobre aquella noche, la única que sabía lo sucedido es Marine y se guardó el secreto, seguramente porque lo iban a hacer el problema más grande de lo que realmente era.–Veo que tu brazo está mejor –comentó Hank cuando le llevé el desayuno.–Te dije que mi torpeza no tiene límites –le dí una sonrisa fingida.–Sabes, quería disculparme por lo de la propuesta del hotel –comentó –. Siento que me pas&eac
Parece que Hank se tomó muy bien lo de mi novio imaginario porque al atenderlo de nuevo continuamos con nuestra conversación de siempre, me sentí más tranquila en el camino diario del restaurante al apartamento, tengo que admitir que caminar ese día con Derek me ayudó mucho a superar el miedo y en lugar de recordar una horrible noche donde corría y me golpeaban, ahora recuerdo una noche teniendo una plática agradable con Derek, aunque no tenía que hacerlo me acompañó hasta el apartamento, apenas lo conozco, pero me siento bien a su lado.El miércoles fue mi siguiente turno vespertino, salí un poco más temprano el día fue bastante tranquilo, para mí sorpresa al salir me encontré a Derek afuera del restaurante, estoy pensando en que excusa me dará ahora, porque no trae su habitual rop
Tenía razón, cerca hay una gasolinera con una tienda, al entrar corrí hacía las frituras y tomé unas tres con una gaseosa, Derek me miró con ojos curiosos tomando una botella de agua pura.–Lo siento, tengo hambre.–¿Y tú almuerzo? –preguntó cuando llegamos a la caja.–Pensé que llegaría al apartamento pronto.Cuando el chico de la caja nos estaba cobrando tomé una barra de chocolate que estaba cerca del mostrador y también la incluí, el chico sonrió al ver mi actitud.–Serían diecisiete cincuenta.Estaba sacando el dinero de mi
–Creo que he subido algunos kilos en estos meses –comentó Hank. –Así te ves muy bien. –Creo que no pediré el pan. –Pero es tu favorito –le recordé. –Pero estoy gordo. –No estas gordo –me lleve las manos al mentón pensativamente –. Tienes mejor condición física. –Contigo no se puede discutir –negó con la cabeza pidiendo lo mismo de todas las mañanas. Me dí la vuelta y me dí cuenta que Paty viene con una sonrisa pícara. –Mister sexy está en la mesa cinco –susurro a mi oído y yo le puse los ojos en blanco. Me dí cuenta que Derek está en la mesa tomando café, pasé con Denis a dejar la orden de Hank y luego me dirigí a la mesa donde está. –Si solo tomas café el restaurante se irá a la quiebra –bromeé –Entonces mejor ordeno unos huevos –comentó viendo el menú. –Mmmm.. no lo sé, con eso no ayudas mucho. –Me harás ordenar toda la carta –señaló el menú. –Posiblemente –reí. Me regaló una de sus grandes sonrisas, parecía bastante feliz, ojalá pudiera estar igual, me siento muy ca