Escuché un pitido fastidioso, me duele demasiado la cabeza, abrí los ojos aunque mi vista es algo borrosa me di cuenta que es una habitación con paredes blancas y utensilios médicos, tengo unos cables en mis manos y agujas, unas imágenes vienen a mi mente de los hombres alcanzando y alguien intervino, mis manos se helaron y comencé a respirar agitadamente, debo tranquilizarme, por suerte fui a terapia hace unos años y la psicóloga me enseñó a identificar el ataque de pánico y cómo calmarlo.
¿Por qué me pasan estas cosas a mí?
Me tranquilicé después de unos minutos, odio los hospitales, tengo que salir de aquí, me levanté colocando los pies fuera de la cama, tengo una bata blanca y veo a los lados buscando mi bolso que está en el sofá cerca de la puerta, intenté pararme, pero justo en ese momento alguien me detuvo.
–No hagas eso, debes guardar reposo –escuché esa voz conocida de nuevo.
Me recosté en la cama levantando la mirada y ahí está él… Es el chico rico del restaurante, pero esta vez tiene una bata blanca ¿Es médico? ¿Trabaja aquí? Nunca lo había visto por la ciudad. Tampoco es que sea muy sociable, pero es una ciudad chica y sencilla, estoy segura que lo recordaría.
–¿Qué estoy haciendo aquí? – pregunté un poco desorientada o creo que la verdadera pregunta es ¿dónde estoy? Mi mente no logra formular nada.
–Anoche unos hombres te atacaron, iba pasando por ahí y logré detenerlos.
Su voz fue bastante suave y sentí sus dedos revisando mi cabeza, no quiero que me toque, pero me siento demasiado débil para pelear.
–¿Me estás siguiendo o algo así?
Una sonrisa se formó en sus labios sabiendo que lo recordaba.
–Veo que tu memoria está intacta así que no –respondió –. Yo trabajo aquí y estaba de turno anoche, decidí salir un momento justo cuando pasó todo.
Su rostro quedó frente al mío y pude notar sus ojos azules muy bonitos, creo que estoy drogada, llevó una luz a mis ojos y la seguí.
–Está bien, te creo –suspiré queriendo cerrar mis ojos.
Solo quería dormir un poco, eso hasta que recordé que tengo que ir a trabajar, hoy es mi turno de tarde, abrí los ojos e intenté levantarme de nuevo.
–Debo irme.
–Dije que no –me detuvo –. Fue un golpe bastante fuerte y te quedarás hasta mañana.
Y a este chico que le pasa queriendo darme una orden, tampoco podía enojarme de todas formas me había ayudado. Me calme y trate de explicarle.
–Estoy bien, además tengo que ir a trabajar y nadie sabe dónde estoy.
–Soy el médico aquí y ordenó que necesitas quedarte.
Lo observé que tiene ese gesto serio, esa linda sonrisa ha desaparecido, pero bueno sé que no me dejará ir, de cualquier modo tengo que llamar a Marine.
–Bien, pero debo llamar a una amiga para avisarle –señale mis cosas.
–Bien, avísale.
Me alcanzó mi bolsa, mientras yo busco mi celular y llamó a Marine, el médico anotó algo en unos papeles.
–Hola mejor amiga del mundo mundial –escuché a Marine.
Intente ignorar su ridículo saludo, porque solo escuchar su voz es bastante molesto para el dolor de cabeza.
–Marine, necesito que me cubras está tarde –hable mientras escucho unas risas y la voz de un hombre –. Veo que te fue muy bien anoche.
–¡Siii! Está bien, te cubriré, pero ¿pasó algo? –Pregunto dudosa por mi débil voz.
–Escucha estoy bien, cuando iba de regreso a casa unos hombres me golpearon la cabeza, pero alguien llegó a tiempo y ahora estoy en… en… –titubeé viendo al médico para que me dijera dónde estoy.
–En la clínica Evenson –susurró el médico.
–En la clínica Evenson –repetí al teléfono cuando reaccioné y repetí exaltada –. ¡En la clínica Evenson! Olvidalo Marine, te veo en casa –corté la llamada –. Pero qué m****a… ¡Estás loco! ¡Cómo voy a estar aquí, me quedaré endeudada de por vida! Pero ni donando toda mi sangre podría pagar este lugar… Suficiente yo me largo.
Sujeté mi bolsa y cuando intenté levantarme me detuvo.
–No lo harás –negó –. Y por el pago no te preocupes.
Ahora soy un caso de caridad o algo así, recordé cuando me quiso dar el billete en el restaurante.
–Cómo que no, ya dije que me voy –gruñí.
–Escucha, ya dije que no te vas y si es necesario llamaré a psiquiatría para que te amarren a la cama, no te preocupes por el dinero.
Un suspiro salió de mis labios, creo que habla en serio y no me va a dejar ir, me recosté en la cama, además no me gustan los hospitales, pensaré en como salir cuando se vaya y me deje tranquila.
–Buena chica –susurró con una sonrisa cinflona.
–¡Al menos me dirás tu nombre! –exclamé antes de que llegara a la puerta.
Recordé que él sí sabía el mío por el restaurante, pero jamás se presentó.
–Soy Derek –respondió y siguió caminando.
Imbécil... cruzó por mi mente, bueno al menos ese imbécil me salvó, debería estar agradecida que al menos estoy bien.
*
Han pasado unas horas desde que estoy en la clínica Evenson, ni yo puedo creer que termine aquí.
Si se lo preguntan, por supuesto que le mentí a Derek, una llamada me basta para pagar mi atención, pero he salido adelante con mis propios medios y esa llamada me costaría mis amigos y todo esto que he logrado, además no sé si ya me hicieron alguna prueba de sangre o algo así, donde podrían descubrir quien soy realmente, estoy súper aturdida, preocupada y desesperada, quiero volver a casa, es decir ya me siento bastante bien y solo tengo un bulto en la cabeza que por suerte cubre mi cabello. Veo hacia la puerta y pensaba la manera de salir de aquí cuando un niño pasó.
–Hey niño –alce la voz esperando que me oyera.
–Si –regresó a mi puerta.
–¿Quieres ganar dinero?
–¿Qué debo hacer?
Eso fue muy fácil.
–Consígueme algo de ropa y te lo daré.
–¿Ropa? –dudó.
–Si, ropa para ponerme –le aclaré señalando mi cuerpo.
El niño movió su cabeza a un lado parecía pensativo y se fue. Pensé que se asustó quiero decir que mujer loca en una camilla de hospital le pediría ropa a un niño pequeño; mi sorpresa fue que un momento después regresó con un vestido grande y unas zapatillas.
–Esto –mostró y movió su cabeza a un lado.
–Claro, gracias chico.
Me levanté y tomé el vestido, le pagué, me dirigí al baño para cambiarme, me queda gigante, pero funcionará para salir.
–En serio, gracias –repetí al chico que todavía tenía los zapatos y me incliné por ellos cuando retrocedió.
–Son diez por los zapatos –extendió la mano.
–Pero ya te di los cinco del vestido –aclaré.
–No es negociable –dice el pequeño mafiosillo.
–Vamos chico, tengo que regresar a casa y no ajustó –mentí.
Estaba cerca del apartamento y podía regresar caminando.
–Diez por los zapatos –extendió su mano.
–Bien.
Tomé mi bolso sacando el dinero y me dio las zapatillas que me quedaron exactas.
Caminé por los pasillos tratando de parecer lo más normal, parece que estoy en el tercer nivel, encontré unas escaleras y comencé a bajarlas evitando el ascensor, al llegar a la salida observé a todos lados por fortuna no ví a Derek cerca, es el único que me conoce, salí tranquila a paso apresurado y solté un suspiro hasta que estoy fuera de ahí; observé el enorme edificio al caminar por la acera.
La Clínica Médica Evenson es un edificio en el centro de la ciudad que por supuesto solo los más adinerados pueden pagar y tiene los mejores especialistas y calidad en medicina. Aún recuerdo la primera vez que vine aquí y quería entrar para llamar a casa y que vinieran por mí, parece que no fue hace mucho y ya pasó más de un año.
Al llegar a los apartamentos subí las escaleras, pensé que todos estarían trabajando, pero para mí mala suerte me encontré a la señora Martínez que tiene una farmacia en la esquina, no disimulo al mirar mi extraña vestimenta.–Hola señora Martínez –le di una sonrisa.–Hola cariño –se limitó a decir al verme.–Que pase usted un lindo día –me sonroje.Apresure el paso hacia mi apartamento antes de que alguien más me viera. Solté un suspiro al entrar.–Lana, ¿qué te pasó?Marine está frente a m&iacut
Al día siguiente tuve que ir a la clínica médica Evenson en contra de mi voluntad.Las puertas con sensores se abrieron, me dirigí hacia un cubículo donde se encuentra la secretaria, todo está muy limpio, ordenado y estético, es como entrar a otra dimensión, hay una señora detrás del cubículo con muchos papeles y al mismo tiempo intentando contestar el teléfono y atiendo personas.Solo pensé en la pobre señora intentando hacer todo a la vez.–Hola, buenas tardes –saludé, pero la señora está tan ocupada que no me escuchó, así que volví a repetir aclarando mi garganta –. Buenas tardes.–Bienvenida a Clíni
Mi semana paso con tranquilidad, bueno, a excepción que las chicas del restaurante pasaron un interrogatorio sobre quién era el papasito que me buscaba porque Paty les había contado sobre Derek cuando vino a buscarme y siendo sincera no quería contar la historia sobre aquella noche, la única que sabía lo sucedido es Marine y se guardó el secreto, seguramente porque lo iban a hacer el problema más grande de lo que realmente era.–Veo que tu brazo está mejor –comentó Hank cuando le llevé el desayuno.–Te dije que mi torpeza no tiene límites –le dí una sonrisa fingida.–Sabes, quería disculparme por lo de la propuesta del hotel –comentó –. Siento que me pas&eac
Parece que Hank se tomó muy bien lo de mi novio imaginario porque al atenderlo de nuevo continuamos con nuestra conversación de siempre, me sentí más tranquila en el camino diario del restaurante al apartamento, tengo que admitir que caminar ese día con Derek me ayudó mucho a superar el miedo y en lugar de recordar una horrible noche donde corría y me golpeaban, ahora recuerdo una noche teniendo una plática agradable con Derek, aunque no tenía que hacerlo me acompañó hasta el apartamento, apenas lo conozco, pero me siento bien a su lado.El miércoles fue mi siguiente turno vespertino, salí un poco más temprano el día fue bastante tranquilo, para mí sorpresa al salir me encontré a Derek afuera del restaurante, estoy pensando en que excusa me dará ahora, porque no trae su habitual rop
Tenía razón, cerca hay una gasolinera con una tienda, al entrar corrí hacía las frituras y tomé unas tres con una gaseosa, Derek me miró con ojos curiosos tomando una botella de agua pura.–Lo siento, tengo hambre.–¿Y tú almuerzo? –preguntó cuando llegamos a la caja.–Pensé que llegaría al apartamento pronto.Cuando el chico de la caja nos estaba cobrando tomé una barra de chocolate que estaba cerca del mostrador y también la incluí, el chico sonrió al ver mi actitud.–Serían diecisiete cincuenta.Estaba sacando el dinero de mi
–Creo que he subido algunos kilos en estos meses –comentó Hank. –Así te ves muy bien. –Creo que no pediré el pan. –Pero es tu favorito –le recordé. –Pero estoy gordo. –No estas gordo –me lleve las manos al mentón pensativamente –. Tienes mejor condición física. –Contigo no se puede discutir –negó con la cabeza pidiendo lo mismo de todas las mañanas. Me dí la vuelta y me dí cuenta que Paty viene con una sonrisa pícara. –Mister sexy está en la mesa cinco –susurro a mi oído y yo le puse los ojos en blanco. Me dí cuenta que Derek está en la mesa tomando café, pasé con Denis a dejar la orden de Hank y luego me dirigí a la mesa donde está. –Si solo tomas café el restaurante se irá a la quiebra –bromeé –Entonces mejor ordeno unos huevos –comentó viendo el menú. –Mmmm.. no lo sé, con eso no ayudas mucho. –Me harás ordenar toda la carta –señaló el menú. –Posiblemente –reí. Me regaló una de sus grandes sonrisas, parecía bastante feliz, ojalá pudiera estar igual, me siento muy ca
Fuimos a las maquinitas a jugar, de verdad jamás había jugado a esas cosas en mi vida solo presione los botones al azar y giré la pequeña palanca que al parecer funciona porque de vez en cuando salía algún poder.–Están ocupando nuestras máquinas ancianos.Al darme la vuelta un niño robusto de cabello rizado está parado cruzado de brazos.–Nos dijo ancianos –rei viendo a Derek.–Es porque lo son –recalcó –. Además, si haces eso arruinaras el juego.–Pero funciona, mira gane –señalé la pantalla que decía winner.–Solo fue sue
Desperté cuando aún está oscuro, me dí cuenta que aún estoy en la habitación de Derek, está a mi lado boca-abajo, es una cama grande en medio de la habitación y unas pequeñas mesas de noche con una lámpara en cada lado, un televisor colgaba al frente, a un lado había un ropero con una puerta que daba al baño; aún estaba oscuro, así que levanté despacio para ver la hora, las cuatro de mañana y tenía que regresar al apartamento a cambiarme para mi turno en el restaurante, tomé una sábana y salí a buscar mi ropa a la secadora porque obviamente ayer ya no la use, regrese y me cambie, observé a Derek que duerme tan tranquilo y pensé en las pocas veces que podía dormir así, decidí no despertarlo y salir del apartamento, justo cuando llegue a la salida para mi mala suerte me encuentro c