He conducido toda la noche, mis pensamientos divagan en los recuerdos del pasado con mi vida en casa y las últimas horas, especialmente las palabras de mi madre.
No sé a dónde voy, sólo sé que no quiero regresar a ese lugar; no quiero tener esa vida, casada con Saúl siendo solo una mujer de revista viviendo bajo su sombra.
¿Cuántas veces he tenido que hacer esto?
Podría irme a Europa otra vez, ya lo he hecho antes, pero tendría el mismo resultado, porque tendría que volver a casa, estoy cansada de tener esta vida, estoy cansada de ser Eliane Black...
*
Un leve sonido me hizo reaccionar, bajé la mirada y me di cuenta que me estoy quedando sin gasolina, me tengo que detener en una gasolinera, aproveché a comprar algo de golosinas y llenar el tanque del auto.
En lo que estoy en la tienda me doy cuenta que mi auto empezó a rodearse de unos chicos asombrados por el Maserati Levante de lujo color vino que está afuera.
Los observé en ese instante y pienso en todas estas personas, ellos desean carros de lujo, joyas, ropa de marca y dinero, pero no saben el precio que deben pagar y yo estoy aquí con todo eso deseando ser como ellos, ser normal… ¿Quién sería sin estos lujos?
Una idea viene a mi mente, subo a mi auto y sigo conduciendo mientras pienso en abandonar todo lo que tengo y comenzar de nuevo; sin madre ausente, sin mi odioso padrastro, sin amigas interesadas, sin matrimonios por obligación, sin lujos...
Conduzco hasta ver el rótulo de bienvenida de una ciudad y encuentro un taller mecánico en dónde estaciono el auto.
–Que hermoso auto señorita.
Un chico sale con una sonrisa limpiándose las manos, tiene una camiseta y un pantalón azul.
–Te gusta– respondí.
–Es magnífico, ¿desea algún servicio?– Preguntó.
–Mmmm… no… En realidad, venía a regalarte el auto– contesté al lanzarle las llaves.
–¿Qué? No señorita, no juegue. – Se sorprendió al recibir las llaves y querer devolverlas.
–Descuida, no lo necesitaré más.
Tomé mi bolsa de adentro y comencé a caminar hacia la ciudad sin darle tiempo de responder.
*
Casi llego al centro de la ciudad puedo distinguir los edificios y las luces brillantes, voy descalza porque los tacones me lastiman, se supone que sería una buena idea.
Estoy cerca cuando mi teléfono comienza a sonar, me detengo un poco para contestar es mi hermano John, no sé que hacer, si le digo lo que estoy haciendo estoy perdida, me encierra en un sótano por el resto de mi vida por está locura, pero quiero hablarle y tal vez saber si tiene alguna idea de la locura de mamá, tomó un poco de aire antes de contestar.
–Hola John– saludé tratando de estar tranquila.
–Hola princesa, ¿qué haces?
Casi me da un ataque hasta que me di cuenta que no podía ver lo que hacía.
–Pues ya sabes lo de siempre, viendo las redes– mentí.
–Claro princesa, escucha te llamo porque me iré a Tokio por unos negocios no sé cuánto tiempo, así que estaré fuera unos meses– mencionó de prisa.
Eso es un golpe de suerte, ya que él es único que vendría por mí, seguro mamá ni se da cuenta que no estoy y hasta le da felicidad por no tener que aguantarme más en casa.
– Sí hermanito, felicidades por tu nuevo proyecto.
–Ya me tengo que ir, te quiero princesa– se despidió.
–Yo también te quiero hermanito– terminé colgando el teléfono y dando un suspiro.
Recordé que para empezar de nuevo debo deshacerme de todo, así que arrojé todo lo de mi bolso incluyendo el teléfono a la basura y continué mi camino hacia el centro de la ciudad, el vestido empieza a ser incómodo y ni hablemos de mis pies descalzos, encontré a una chica de mi estatura con sus curvas debajo de su vestimenta floja, su cuerpo es parecido al mío y además no puede desviar la mirada de mi vestido rosa marca Balenciaga.
–Niña, te gusta el vestido –me acerque.
–Sí señorita, disculpe por verla– se sonrojo.
–Sabes es un hermoso atuendo que tienes.
La chica lleva unos Jeans sencillos y una playera rosa un poco floja con unas zapatillas negras.
–Muchas gracias señorita, pero no sé compará a su elegante vestido –señaló.
–Me llamo Eli ¿y tú?
–Soy Mimi.
Está apenada y su rostro está rojo totalmente, al menos no soy la única que le pasa eso.
–Mimi, a ti te gusta mi ropa y a mí la tuya, ¿te gustaría cambiar?
–No señorita, cómo cree –se sorprendió dando un paso atrás, pero yo estoy decidida.
–Vamos Mimi, llévame a algún baño cerca y nos cambiamos –insistí alzando las manos –. ¿Acaso no te gusta mi ropa?
La chica lo pensó un rato y volvió a ver mi vestido.
–Está bien –cedió.
Casi doy un brinco de felicidad, me guió a una cafetería con unos baños en donde intercambiamos vestuario; ella se fue con mi hermoso vestido rosa y yo tenía sus jeans azules y blusa rosa muy cómodos.
Caminé por todo el centro de la ciudad hasta que comenzó a anochecer, estoy muy cansada y empiezo a pensar que esto es una muy mala idea, me estoy muriendo de hambre y me duele todo el cuerpo, me detengo en una esquina recostando mi espalda a una pared, dirigí mis ojos hacia arriba donde distinguí un gran edificio con el rótulo en letras grandes Clinica Medica Evenson. Se ve que es un lugar para personas con buen status social, puedo caminar hasta ahí y llamar a casa.
Bajé la cabeza y di un suspiro, llamar y volver a casa; de pronto sentí el delicioso olor a comida y observé al frente un rótulo grande que dice Deni´s Restaurant, abajo en una ventana dice 'se necesita empleada'.
Es perfecto pediré el puesto y así conseguir algo de dinero para comer y un lugar donde quedarme, porque claramente había tirado todas las tarjetas para que no me puedan localizar, debí sacar algo de efectivo, si lo hubiera pensado mejor.
Caminé al restaurante y al entrar veo a pocas personas por las horas de la noche, giré la mirada alrededor buscando al encargado, hasta que un hombre robusto y algo calvo se me acercó.
–Oye niña, ¿qué quieres?
Su gesto duro me hizo retroceder.
–Lo siento –titubeé –. Ví el rótulo afuera y quería pedirle el trabajo.
Entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.
–¿Cómo te llamas?
–Yo… yo me llamo –titubeé pensando que decir.
No diría que me llamo Eliane Black todos saben quienes son los Black, es un apellido poderoso y poco frecuente así que debía cambiar mi nombre, pero no pensé en eso antes.
–Olvídalo niña, vete no te daré el trabajo –se dio la vuelta.
–Por favor –suplique.
Si no me daba el trabajo tendría que volver a casa y eso era algo que ya no quería hacer. Mi estómago dio un rugido fuerte que sentí mis mejillas arder.
¿Acaso esto podría ser más vergonzoso?
–Vamos Denis, ayudala, ni que fueras el ciudadano modelo –sonrió una joven de cabello negro y rizado, morena con ojos negros que salió de la cocina con un plato de comida que huele delicioso –. Ven aquí y come algo.
Me dí cuenta que me está hablando a mí, me acerque a la mesa en seguida sin ninguna vergüenza tomé la hamburguesa para darle una mordida, estaba riquísima.
–Gracias –devoré cada bocado.
–Mmmm… Está bien, comenzarás mañana –escuché a Denis, el dueño del restaurante.
Le agradecí con la boca llena, creo que no me entendió solo le indico a la chica que ella se haría cargo de mí y ella aceptó con gusto.
–¿Tienes donde quedarte? –murmuró la chica que parecía de mi edad.
–Bueno… no –le comenté.
–Bien, mi turno termina en una hora y vendrás conmigo –me sonrió.
Terminé de comer y esperé a la chica, creo que hacer todo por impulso no fue una buena idea, dejarme dominar por mi enojo y no pensar con claridad lo que iba a hacer me colocó en una situación difícil, agradecí por encontrarme a salvó con ayuda de una chica que no sabe nada de mí y aún así está dispuesta a ayudarme, algo que yo jamás hubiera hecho en el pasado.
Las pocas personas comenzaron a retirarse, incluso el hombre que me dió trabajo, por un momento me pregunté si la chica había salido y no me había dado cuenta, pero finalmente salió al terminar de trabajar y me ve aún sentada en la mesa.
–Sigues aquí –volvió a sonreír al verme y yo asentí –. Bien, vamos.
Cerró el restaurante y comenzamos a caminar, no tenía idea de cómo hablarle.
–Me llamo Marine, por cierto –se presentó comenzando la conversación.
–Soy Lana –le respondí con el nombre que había pensado.
Lo sé, es ridículo, pero fue lo único que se me ocurrió.
–Mucho gusto, empezarás mañana te prestaré algo de ropa y te enseñaré un poco, no te preocupes por Denis, es un gruñón, pero es buena persona y siempre ayuda con lo poco que tiene.
Llegamos a un edificio grande con la estructura un poco desgastada, abrió la puerta, subimos muchas gradas hasta llegar al cuarto nivel, entramos a un sencillo apartamento con tres habitaciones y un baño; la vista comienza con un sofá un poco viejo y una pequeña televisión enfrente con una mesita en medio, luego una pequeña cocina al lado derecho, la pared con una ventana viendo a las escaleras al lado izquierdo tres puerta en donde al fondo está el cuarto principal, luego el baño y otra habitación pequeña.
–Estás de suerte, tengo una habitación extra –señaló el pequeño cuarto.
–Muchas gracias, Marine.
–Veo que no traes equipaje –me dió un vistazo de pies a cabeza.
–No, es que yo huí de casa –murmuré un poco avergonzada.
Abrió los ojos con sorpresa y nos quedamos en silencio por un momento.
–No te preocupes, todos hemos tenido familias horribles –comentó –. Aunque lo hiciste un poco tarde no… ¿Qué edad tienes?
–Tengo veinticuatro –respondí.
–Bien, entonces bienvenida a tu nueva vida Lana –suspiró –. Ahora ve a dormir –señaló la cama.
Camine a la pequeña habitación y me recosté en la cama que ciertamente no se compara con mi cama de la mansión, pero me acostumbraré. Pensé en las palabras de Marine 'Mi nueva vida' ahora está va a ser mi nueva vida y pienso ser mejor cada día.
Ha pasado un año desde que comencé a trabajar en el restaurante de Denis. Al principio me costó mucho, porque literalmente nunca había hecho nada de esto en toda mi corta vida.Quiero decir, ni siquiera había entrado a la cocina de la Mansión de mi madre, no sabía que era lavar un plato o tocar una escoba, pero estaba decidida y me esforcé mucho en aprender todo lo que me decían.Marine me miraba como si fuera de otra dimensión, no podía creer que me costará tanto limpiar un simple piso, tuve que inventar que era muy torpe para estas cosas, tampoco puedo negar que si soy muy torpe. Sin embargo, a pesar de quebrar muchos platos, todos en el restaurante me tuvieron bastante paciencia, no por los platos sino por mi carácter.
–¿Estás bien, Lana? –Se acercó Jaime.Es el chico que atiende el bar, es muy amable y gracioso, siempre suelta uno que otro chiste para que todos entremos en confianza.–Si, gracias.–Sabes que si hay problemas con los clientes solo tienes que decirnos.–Para nada, es solo que ya sabes cómo es mi carácter –bufé.Ni yo sé porqué estoy diciendo esto, pero en realidad ese chico no hizo nada malo, simplemente ahora me fastidia que quieran hacer todo con dinero.–Quería hablar contigo –mencionó –. El viernes tengo la tarde libre y estaba viendo que tu tambié
Escuché un pitido fastidioso, me duele demasiado la cabeza, abrí los ojos aunque mi vista es algo borrosa me di cuenta que es una habitación con paredes blancas y utensilios médicos, tengo unos cables en mis manos y agujas, unas imágenes vienen a mi mente de los hombres alcanzando y alguien intervino, mis manos se helaron y comencé a respirar agitadamente, debo tranquilizarme, por suerte fui a terapia hace unos años y la psicóloga me enseñó a identificar el ataque de pánico y cómo calmarlo.¿Por qué me pasan estas cosas a mí?Me tranquilicé después de unos minutos, odio los hospitales, tengo que salir de aquí, me levanté colocando los pies fuera de la cama, tengo una bata blanca y veo a los lados buscando mi bolso q
Al llegar a los apartamentos subí las escaleras, pensé que todos estarían trabajando, pero para mí mala suerte me encontré a la señora Martínez que tiene una farmacia en la esquina, no disimulo al mirar mi extraña vestimenta.–Hola señora Martínez –le di una sonrisa.–Hola cariño –se limitó a decir al verme.–Que pase usted un lindo día –me sonroje.Apresure el paso hacia mi apartamento antes de que alguien más me viera. Solté un suspiro al entrar.–Lana, ¿qué te pasó?Marine está frente a m&iacut
Al día siguiente tuve que ir a la clínica médica Evenson en contra de mi voluntad.Las puertas con sensores se abrieron, me dirigí hacia un cubículo donde se encuentra la secretaria, todo está muy limpio, ordenado y estético, es como entrar a otra dimensión, hay una señora detrás del cubículo con muchos papeles y al mismo tiempo intentando contestar el teléfono y atiendo personas.Solo pensé en la pobre señora intentando hacer todo a la vez.–Hola, buenas tardes –saludé, pero la señora está tan ocupada que no me escuchó, así que volví a repetir aclarando mi garganta –. Buenas tardes.–Bienvenida a Clíni
Mi semana paso con tranquilidad, bueno, a excepción que las chicas del restaurante pasaron un interrogatorio sobre quién era el papasito que me buscaba porque Paty les había contado sobre Derek cuando vino a buscarme y siendo sincera no quería contar la historia sobre aquella noche, la única que sabía lo sucedido es Marine y se guardó el secreto, seguramente porque lo iban a hacer el problema más grande de lo que realmente era.–Veo que tu brazo está mejor –comentó Hank cuando le llevé el desayuno.–Te dije que mi torpeza no tiene límites –le dí una sonrisa fingida.–Sabes, quería disculparme por lo de la propuesta del hotel –comentó –. Siento que me pas&eac
Parece que Hank se tomó muy bien lo de mi novio imaginario porque al atenderlo de nuevo continuamos con nuestra conversación de siempre, me sentí más tranquila en el camino diario del restaurante al apartamento, tengo que admitir que caminar ese día con Derek me ayudó mucho a superar el miedo y en lugar de recordar una horrible noche donde corría y me golpeaban, ahora recuerdo una noche teniendo una plática agradable con Derek, aunque no tenía que hacerlo me acompañó hasta el apartamento, apenas lo conozco, pero me siento bien a su lado.El miércoles fue mi siguiente turno vespertino, salí un poco más temprano el día fue bastante tranquilo, para mí sorpresa al salir me encontré a Derek afuera del restaurante, estoy pensando en que excusa me dará ahora, porque no trae su habitual rop
Tenía razón, cerca hay una gasolinera con una tienda, al entrar corrí hacía las frituras y tomé unas tres con una gaseosa, Derek me miró con ojos curiosos tomando una botella de agua pura.–Lo siento, tengo hambre.–¿Y tú almuerzo? –preguntó cuando llegamos a la caja.–Pensé que llegaría al apartamento pronto.Cuando el chico de la caja nos estaba cobrando tomé una barra de chocolate que estaba cerca del mostrador y también la incluí, el chico sonrió al ver mi actitud.–Serían diecisiete cincuenta.Estaba sacando el dinero de mi