“¿Entonces esta tal Leticia admitió haber matado a Cordell Santoro?”, pregunta Bronx. “¿Así nada más?”.

Doy un suspiro frustrado. Me vinculo mentalmente con Bronx para que bajara a la sala de meditación tan pronto como Lady Camille pudiera asegurarse de que estaba a salvo y, como dijo, fuera yo misma. Una vez que estuvo satisfecha de que no estaba poseída, se relajó un poco. Bronx llegó a la sala de meditación tan rápido que me pregunté si había estado sentado en un banco de la sala de pesas de al lado, esperando que lo contactara. No se está tomando muy bien todo esto de “transportarse a un apartamento que no se puede ubicar”.

“Ella dijo que le ordené que lo hiciera, Bronx. También dijo que fue ella quien mató al tipo de la joyería. Creo que, de alguna manera equivocada, ella cree que me está protegiendo. Eso es lo que sentí de ella”. No sé por qué tengo la necesidad de defender a Leticia, pero ese es el caso.

“De acuerdo”. Él levanta las manos, escuchando mi tono defensivo. “No ha