El armario solía ser un gran depósito cuando los padres de Bronx vivían en el apartamento. Bronx no necesitaba el depósito, por lo que lo convirtió en un armario. Cuando me mudé con él, Lenora y Ashley lo llenaron de ropa e incluso tenían un banco tapizado hecho a medida para que la gente pudiera sentarse cuando estaban allí.

Lenora se sienta en el banco y revisa su celular. Me dice el itinerario mientras saco la ropa para la semana.

Después de unos minutos, noto que se ha quedado muy callada. Subo la mirada y la veo mirándome con una expresión llena de emociones encontradas en su rostro.

“Lenora, ¿qué sucede?”. Me siento en el banco junto a ella y tomo su mano en la mía.

“Kas, te-tengo algunas confesiones que hacerte. No puedo estar contigo durante una semana sin decírtelo”. Sus hombros caen mientras sus ojos verdes me miran pidiendo perdón.

“¿Confesiones?”, pregunto con cautela, sintiendo una roca asentarse en mi pecho. La última vez que alguien me confesó algo, tuve un colapso