Me siento en el borde de la cama en la habitación silenciosa. Así que esto es lo que se siente tener veinticinco años. Me pregunto si tener ciento veinticinco se sentirán igual de bien. ¿Y qué tal doscientos veinticinco? Me río para mis adentros ante el pensamiento mientras me dirijo al baño. Me miro en el espejo y me paso un cepillo por mi cabello blanco. No ha vuelto el cabello gris brillante que me creció hace cuatro años y medio. Examino el espejo más de cerca. Parece que hay algunas pinceladas más de color violeta en el gris claro de mis iris, pero tal vez solo sea yo teniendo esperanzas. Sigo sin tener ninguna otra habilidad además de la de transformarme y enlazar mentalmente a otros miembros de la manada. Me echo agua en el rostro y me cepillo los dientes. Ya habrá tiempo de ducharme más tarde, antes de la fiesta del solsticio de verano y de la corrida de la manada. Recojo algunos juguetes que han entrado en el armario y encuentro un vestido de verano azul oscuro para ponerm
La mayoría de la gente ni siquiera recuerda que la casa de la manada tiene un calabozo, pero yo sí lo hago. Tengo una pequeña habitación en la parte de atrás que solía ser una celda de confinamiento solitario. Huele a orina vieja, vómito y sangre. Uno se acostumbra. Tengo un catre y una manta vieja y andrajosa para mantenerme caliente. Incluso encontré una lámpara en la basura. Todavía funciona, así que tengo luz para hacer mi tarea. Hogar dulce hogar y esas cosas, ¿no? Digo, al menos no soy una salvaje. Ah, sí, debería presentarme. Mi nombre es Iokaste Latmus, pero todos me llaman Kas. Nadie me llama Iokaste, excepto mis profesores el primer día de clases. Soy una mujer lobo de la manada Luna Plateada. Como soy huérfana, no estoy completamente segura de cuántos años tengo, pero estoy bastante segura de que tengo dieciséis. Además, soy una Omega, lo que significa que soy una sirviente. Mi trabajo es preparar las comidas para los hombres lobo que viven en la casa de la manada. Entre p
Noto a la enfermera mirándome fijamente. Cuando se da cuenta de que la atrapé, sus ojos se desvían. ¿Qué le pasa? Qué maleducada, señora. “Le daré algo de privacidad”, dice ella. “Puede ir al baño y lavarse. Solo llévese ese poste con la solución intravenosa. Hay pantalones cortos y ropa interior limpia en la bolsa. Debe llevar puesta la bata del hospital hasta que le sane la espalda. ¿De acuerdo?". "Sí, señora. Gracias, Diane", digo, a lo que ella asiente y sale de la habitación. Es la primera vez en mi vida que una persona ha sido amable conmigo. Digo, creo que es parte de su trabajo, pero igual cuenta. Todo lo que he recibido hasta ahora son insultos, castigo físico y trabajo duro. Nunca amabilidad, nunca amor. Siento que puedo confiar en el doctor, pero todavía desconfío de la enfermera Diane. La forma en que me miró hace un momento me incomoda. Tomo la bolsa de lona y voy al baño. Evito mirarme al espejo. No estoy segura de estar lista para ver el daño en mi cara. Todo en
Escucho los pasos del Alfa Graham irse por el pasillo mientras abandona el calabozo. Ryan aprieta su agarre en mi cuello, extendiendo sus garras de lobo, lo cual me hace gritar. Tan pronto como la puerta se cierra, Ryan suelta mi cuello y se arrodilla frente a mí. Su rostro está contorsionado por la ira. Sus ojos parpadean en negro cuando su lobo, Dagger, toma el control. Me agarra por los hombros, me sacude bruscamente y dice: "¿Qué demonios hiciste para que se enojara tanto?". ¿Por qué no me golpea como le dijo a Alfa Graham que lo haría? Todo mi cuerpo se entumece, y evito el contacto visual con él. Estoy temblando tanto que ya ni siquiera puedo hablar. La idea de que dos personas me golpeen con regularidad durante el resto de mi vida... Esto tiene que ser una locura. ¿No? ¿Cómo puede la Diosa permitir que esto suceda? Quiero morir. No exagero, no estoy siendo melodramática. Por favor, Diosa, no dejes que esto suceda. Solo déjame morir. Tiemblo tanto que caigo de rodillas. E
El siguiente mes y medio es el peor de mi vida. Gracias a la Diosa por Lex. Ella es lo que impide que me rinda. Cualquier motivación que haya tenido se ha ido ahora. En lugar de solo desayuno y cena, ahora también preparo el almuerzo, y todavía estoy a cargo de la despensa. Cada momento de mi día está lleno de trabajo desde que me despierto hasta que me estrello en mi cama. Lex me convence de que disfrute del tiempo que ella y yo pasamos juntas, que es cuando estoy cocinando. Me doy cuenta de que realmente disfruto cocinar mientras Lex está conmigo. Nadie viene a molestarme, así que podemos tener excelentes conversaciones sin interrupciones. Al final, he creado algo que la gente disfrutará. Incluso encontré un par de libros de recetas en la parte trasera de uno de los armarios de la cocina, y aprendí algunas técnicas y platos nuevos para hacer. Todo lo demás en mi vida es una completa mierda. El Alfa Graham permite que los miembros de la manada me golpeen y abusen verbalmente de mí
** Advertencia: este capítulo tiene contenido sensible relacionado con abuso sexual** Sam se coloca de espaldas lejos de mí, con los ojos muy abiertos, luego se pone de pie y sale corriendo lo más rápido que puede. De repente, vuelvo a mi estado mental normal y caigo al suelo, exhausta. Mis manos ya no brillan, pero se sienten como si estuvieran en llamas y llenas de electricidad estática. "¡Lex! ¿Qué fue eso?", la regaño, más que todo porque me asustó. "No pude evitarlo. Nos estaba amenazando". "Está bien, pero ¿qué pasa con las manos ardientes y el color violeta brillante? ¡Eso no es normal!". "Kas, ya hemos hablado de esto. Somos una hija de la Diosa de la Luna. Somos especiales. Eso de ‘manos ardientes’ y ‘violeta brillante' es un regalo de nuestra madre. Y no es lo único. Lo verás después de que nos transformemos por primera vez. Hasta entonces, no soy lo suficientemente fuerte para darte una demostración. Además, no es como si lo hubiera lastimado; su lobo lo curará
Termino con la despensa y me aseguro de que todo esté listo en las habitaciones de huéspedes. Le pedí a Sam que ordenara ramos de flores para cada una de las habitaciones como un detalle extra. En la habitación del Alfa invitado agrego además una botella de champán. Si esto es lo último hago, quiero que sea algo que haga feliz a otra persona. Es casi la una y media de la mañana cuando me dejo caer en la cama, exhausta. Ha sido un día de mierda. Y si es por Luna Caroline, probablemente será el último. Lex también está agotada. Deja de lamentarse el tiempo suficiente para decirme que necesita que me transforme, pero no puedo. No tengo tiempo ni energía. Sigo prometiéndole que lo haré, pero siento que he roto esa promesa. Me quedo dormida con los sonidos de ella gimiendo en mi cabeza mientras yo lloro en la almohada. Para mi sorpresa, mi alarma me despierta por la mañana. Lex me hace prometer que aguantaré un día más. Repetimos la rutina de la vida que odio. Mientras me estoy preparan
Preparo una comida de cuatro tiempos: ensalada César, aperitivos de camarones envueltos en tocino, carne a la Wellington con coles de Bruselas estofadas como plato principal y una tarta de limón para el postre. También hago bandejas de bruschettas, crostinis, buñuelos de tomate, mini calzones, verduras variadas con salsa y trufas de chocolate para servir en la fiesta. Terminé los postres y las bandejas de verduras entre el desayuno y el almuerzo, así que ahora tenía menos de qué preocuparme. Me doy cuenta de que el consejo de Lex de encontrar la felicidad en la cocina me ha ayudado a disfrutar al preparar esta cena. ¿Quizás porque estoy sirviendo a otras personas además de mi manada, o tal vez porque estoy preparando comida especial, no solo las cosas normales que hago para la manada? De cualquier manera, no me molesta mi trabajo de hoy. Sentí una sensación de orgullo por ello incluso. Hay meseros para el servicio de cena, ya que es un evento formal. Me quedo en la cocina y me aseg