Acababa de llegar al departamento de la modelo, compró el periódico y una revista junto a un par de expresos.
—Mira esto Tabita. —Decía un pelirrojo leyendo una revista.—¡Boda de estrellas el músico Luck Kohler integrante del grupo Star Light, o simplemente como todos lo conocen Nova y la naciente estrella, juvenil Mía Ferguson hija del empresario Daniel Ferguson el día de ayer se unieron en matrimonio, la flamante boda era como de cuento hadas!Scott hizo una pausa pues Tabita se hacía la tonta—¡Oh mira aquí viene la mejor parte! —dijo el pelirrojo con fingida emoción.—Callate. —Ordenó la rubia.—¡Resulta que Artemis Lombardi heredero del imperio Lombardi Media Tec y todo el grupo Lombardi. A mitad de fiesta se llevó a una jovencita, cual principe corsario, tomó a la dama y se la llevó en sus hombros, resulta que esa jóven es nada más y nada menos, que la hermana menor de la joven actriz Mimi Ferguson, e hija del emprNo sabía que había allí nuevamente, solo sintió el impulso de regresar para que negarlo se sentía realmente un tonto, le había dicho a Zoe que no volvería a Estados Unidos. —Heme aquí nuevamente. —Sabia que había herido a la castaña solo esperaba que su regreso tuviese sentido.Suspiró cansado tomó su maleta para salir del aeropuerto, para Cole no era opción seguir escondiendose en Australia. •••Han pasado algunos días de la boda de Mía y Luck y mi reconciliación con Artemis, las chicas junto a Victoria y Loretta me acompañan a escoger un vestido de novia, aunque ellas insisten en algo ostentoso yo a cada tanto les recuerdo que quiero algo íntimo y sencillo solo familia, amigos y los más allegados . Salí con un hermoso vestido en corte sirena y escote de corazón, muy ajustado al cuerpo. Al verme al espejo no me reconocí, el vestido era precioso pero no me sentí yo. —A ese vestido lo hace falta más curvas Angie. —Fue la modesta opinión por demás sincera de Rose, mi amiga sin pe
El día esperado al fin había llegado, los invitados llegaron a la iglesia vestida de cintas y flores blancas por doquier, el lugar era un sueño del cual no quería despertar. —¿Estás listo Alonso? —inquirió Rebeca bajando las escaleras. —Una parte de mi está feliz cariño. —Guardó silencio no sabía cómo terminar la oración, estaba feliz por su nieta pero aún así sentía que la perdería. —Hay un pero ¿Verdad? —miró a su esposo que emanaba nostalgia.—Mi Ángela se casará, Isabel retomará su historia con Daniel y nuestro Samuel...—Oh cariño no debes sentirte así —La mujer de amable sonrisa besó sus labios, luego posó su verde mirar en los achocolatados ojos de su esposo, tomándole de ambas manos—, tú y yo nunca estaremos solos tendremos más tiempo para ti y para mí, vendrán nietos y nuevas alegrías. —Animó Rebeca a su aprensivo esposo regalandole una sonrisa. —Listos allí viene. —Dijo Samuel acercándose a sus padres, para luego
Era la gota que había derramado el vaso, estaba arta, hastiada de la vida que tenía. Después de pasar por las mejores pasarelas del mundo y estar en grandes vallas publicitarias y ser la modelo más cotizada de todas, las mejores formas de casas de moda de alta costura, se debatían para que ella, la gran Tabita Gardner fuera el rostro que los representara.—Malditos miserables. —Siseó impetuosa arrojando lejos el periódico en sus manos.Un hombre de gran tamaño, piel oscura ojos grises rematado por una prominente musculatura que se podía notar bajo su elegante traje gris plomo de camisa negra y corbata de igual color.—Gatita estás arisca dime primor ¿Quién te hace poner así? —inqurió el fornido hombre tomando el periódico que la iracunda rubia arrojó con bríos.—No es tu jodido asunto —replicó Tabita tomando asiento en su tocador—, si vienes a cobrarme te advierto que no tengo nada.Las palabras de la modelo hicieron al moreno corpulento
Miraba el relicario que brillaba en mi cuello reflejando las luces del lugar. —Te luce.Me voltee viendo a Artemis que entraba a la habitación. —Me encanta ¿Tú lo compraste para que me lo diera de obsequio? Artemis negó ante mi pregunta. —No mi ángel ese colgante lo compró Mily con su mesada, la acompañé al centro comercial para comprar ropa deportiva para sus clases de tenis, si pensaba en darle dinero para que comprara un regalo, pero en cuanto pasamos por la joyería y vió el relicario en el aparador entró y quiso comprarlo para ti. -Flashback-Caminaban juntos padre hija, recorriendo los pasillos del enorme centro comercial. Artemis detuvo su caminata al ver que su hija ya no caminaba a su lado, se dió la vuelta y allí la vió con sus manos pegadas al aparador de la joyería. Llegó junto a la niña que miraba un colgante dorado con forma de corazón. —¿Te gusta ese collar Mily? —preguntó el homb
Abrí mis ojos con pesadez aún sentía que debería dormir como diez horas más, pero la alarma del despertador no paraba de martillarme en los oídos. —¡Mamá despierta! —gritó una niña brincando impaciente en la cama—, despierta es mi primer día. —Volvió la pequeña a replicar emocionada por su nuevo ciclo escolar. —Esta bien Mily ya voy, ve alístate ya te alcanzo cariño. —Dije aún medio dormida. —Si. —Respondió la pequeña saliendo de la habitación de sus padres dando brinquitos. —Ya nuestra princesa comenzará un nuevo capitulo mi ángel. —Habló Artemis despertando por el alboroto y algarabía de la pequeña Emily. —Lo sé —respondí acercándome a mi Artemis acariciando sus negros cabellos húmedos. —Buenos días dormilón...—Yo dormilón, tú eras quien dormía a pierna suelta mientras sonaba el despertador. —Respondió el pelinegro incorporándose para besar a la rubia que frotaba su ojo izquierdo con pereza. —Si pero
—Esto no estaba en el plan. —Musitó un hombre votando el humo del cigarrillo que estaba fumando. —Son cambios de planes, solo eso un leve cambio de planes Fred nada de que preocuparse. —Respondió Tabita encendiendo un cigarrillo, debía mantener la calma aunque internamente estaba nervioso por la situación. —¡No me jodas te dije que no quería verme involucrado en esta mierda! —exclamó el fornido hombre golpeando con fuerza su escritorio, haciendo temblar algunos objetos en este. —Solo será está noche —respondió la rubia con voz melosa acariciando la barbilla del moreno, tratando de menguar la creciente furia Frederick sabía que él era un tipo de cuidado. —Asegurate de que nadie vea a esa chiquilla, que no haga ruido, que no salga y si es posible que no respire —Frederick tomó la delgada muñeca de la rubia con fuerza, Tabita se quejó intentó safarse del agarre del fornido hombre por más que forcejeó no lo logró—. Si ocurre algo yo mismo me encargaré de partir ese delicado cuello. —A
El teléfono sonó Artemis corrió para atenderlo, pero el detective Rodrigo Díaz detuvo en seco al pelinegro. —Escuche Lombardi ya sabe cómo actuar, trate de extender la conversación lo más que se pueda de eso dependerá que ubiquemos a los secuestradores. Tomó el teléfono. —Diga. —¿Está solo? —preguntaba la persona al otro lado de la línea. —Si. —Se limitó a responder el pelinegro. —Ya usted sabe para que lo estoy llamando, no iré con rodeos. —Respondió la burlesca persona de la llamada. —¿Cuánto quiere? —preguntó Artemis sin rodeos, faltando a lo que él oficial Díaz le había pedido. —¡Perfecto! —respondió el secuestrador con una sonrisa hilarante—, así me gusta diligente y predispuesto. —Solo dime ¿Cuánto quieres? —musitó Artemis arrastrando las palabras. —veinte millones de dólares y listo. —respondió el secuestrador con burla. —Quiero hablar con mi hija. —Exigió Artemis. —N
Sentía sus manos heladas, su corazón latía acelerado en unos minutos llegaría el momento de hacer la entrega, para que el intercambio se llevase a cabo.—Ya está pesadilla está por terminar mi niña, pronto estaremos en casa. —Miró el reloj en su muñeca, la hora de la entrega ya había llegado. Tomó una sudadera negra se la colocó, era la prenda con la que los secuestradores le iban a identificar. Luego se hizo con el maletín donde estaba el dinero. Bajó del auto con maletín en mano, debía esperar en un parque público sentada en una banca que los secuestradores habían marcado. Llegó al sitio a la hora acordada miró a los lados y nada ocurría, ya habían transcurrido al menos cinco minutos y no había ningún tipo de señal. —Ya es más de media noche ¿Por qué no vienen? —se sentó en la banqueta posó el maletín en sus piernas recostando sus rodillas encima de este—, algo está mal ya deberían estar aquí, ya tengo su maldito dinero. —Dijo frustrado al ver que los minutos transcurrían. El