Jackson Heights- New- York, Usa.
Angélica, de nuevo apareció en el apartamento de Alba, con ropa de la boutique, esta vez optó por otras marcas, y nuevos diseños. A la joven Rodríguez todo eso le parecía una locura, así que estaba decidida a decirle la verdad a Santiago.
—Yo no me pienso seguir disfrazando, tengo ropa sencilla, y si Santiago está interesado en mí, debe conocer la verdad.
—Amiga tú sí que eres boba. —Bufó—. Los hombres del tipo de él no se fijan en mujeres como nosotras. —Obligó a Alba, a sentarse en un taburete de plástico que tenía en la habitación—. Te explico: llevamos estudiando casi dos años cerca de Santiago Vidal, y nunca se fijó en ti.
Alba se quedó pensativa, creyó que, hasta antes de la exposición, él jamás había notado su presencia.
—Yo sé que nunca se ha interesado en mí. —Frunció sus labios—. Tamp
Angélica otro personaje, ella es muy impulsiva y siempre está metiendo en problemas a Alba. ¿Qué opinan de ella?
Alba se separó de los brazos de Santiago, con el rostro carmín, avergonzada. —Discúlpame qué pena contigo. Él la observó de manera muy tierna. —No tienes porqué sentir vergüenza de demostrar tus emociones, me alegra haber sido yo el que estaba en este momento contigo. Alba inclinó su rostro y mordió sus labios, luego irguió su barbilla y con una tímida mirada se dirigió a él. —Gracias Santiago. —Ladeó una sonrisa. —¿Te sucedió algo? ¿Fue por la forma tan grosera que me comporté contigo? Alba elevó ambas cejas, y lo miró a los ojos. —No claro que no —expresó con naturalidad—. Hay días que extraño a mi familia, que me hace falta el abrazo de mi madre. —Suspiró profundo con el corazón temblando en su pecho. —Estoy seguro que no me parezco a tu m
Días después. La calma volvió a la vida de Santiago cuando Eliana regresó a Ecuador, en el tiempo de estadía de su amiga casi no había podido salir con Alba. Con el fin de congraciarse con ella debido al incidente con Eliana decidió comprarle un obsequio, la tarde anterior anduvo con su hermana María Paz, buscando el adecuado hasta que lo consiguieron. En toda la mañana esperó que Alba saliera de clases, cuando lo hizo, él la sorprendió tomándola del brazo con delicadeza, luego la llevó a uno de los pasillos, en donde no había muchos estudiantes. —¡Santiago! —exclamó tocando el pecho con su mano, sorprendida. —¿Qué ocurre? —averiguó mordiendo sus labios intentando mostrarse serena. —No quise asustarte —se disculpó el joven, solo deseo darte algo. Santiago sacó de su mochila una bolsa de regalo y se
Semanas después. Dos meses pasaron desde el día que Alba y Santiago se hicieron amigos, durante ese tiempo habían salido varias veces, poco a poco ese sentimiento que días atrás comenzó a florecer empezaba a tener nombre, ambos iban descubriendo por primera vez el amor. El joven Vidal se encontraba seguro de estar enamorado de Alba, y que ella era la mujer por la cual había esperado toda su vida. Alba, que pasó casi dos años admirando en silencio a Santiago, ahora que eran amigos también comprendió que aquella ilusión que sentía por él al principio se había convertido en amor. Aquel joven era el hombre perfecto para ella. **** Un nuevo día de clases empezó. Santiago se sentó junto a Alba, la chica sonrió complacida. En la cátedra de economía el docente envió una tarea grupal de cuatro integrantes a libre elección. Joaquín de inmediato se dirigió en voz alta a su amigo Santy. —Po
María Paz, salió corriendo a esconderse por el jardín y Joaquín entró a la cocina. —¿Qué pasa, por qué tardas tanto? —Porque no encuentro a ninguna de las empleadas de esta casa —respondió disimulando su nerviosismo. —Ve al comedor, yo me encargo —sugirió. —¿Has visto a mi hermana?
Los señores Vidal invitaron a Alba a cenar, pero no aceptaron su negativa. La joven no tuvo más remedio que acceder, respiró aliviada al observar que a pesar de la opulencia en la que vivían, eran personas sencillas que compartían momentos con sus hijos. Santiago le tenía mucha confianza a su padre y una gran admiración a su madre. En la cena conversaron de varios temas, como de política que era el preferido del señor Vidal, de las costumbres de ambos países, del turismo, de la gastronomía. —Yo nunca he probado una arepa venezolana, me han dicho que son deliciosas —mencionó Diana. —Sí señora son las mejores de Sudamérica. —¿Y tú las sabes preparar? —Sí claro, es una elaboración sencilla. —Un día de estos debes volver a esta casa y enseñarme. Alba sonrió. —Con gusto, señora —contestó. <
Minutos después. Santiago aparcó el auto frente al edificio en donde supuestamente Alba se estaba quedando bajo el cuidado del alma de llaves, antes de dejarla salir, volvió a tomar los labios de su chica, la besó por largos segundos, grabando en su memoria y en su corazón su cálido sabor. —Sueña conmigo —susurró antes de despedirse. —Desde el día que te vi, por vez primera —aseguró ella, perdiéndose en el mar de la mirada de Santy—. Te amo —murmuró acariciando la mejilla de su novio, deseando no alejarse de él, pero eso era imposible. —También te amo —aseveró él, le brindó un delicado beso de despedida, y la dejó salir. Alba bajó del auto de Santiago, antes de que él se marchara ella giró su rostro hacía él, lo divisó con una gran sonrisa, y la mirada llena de ilusión, su corazón danzaba dentro de su pecho de felicidad porque era
Mientras la noche aún continuaba y las luces de la ciudad seguían encendidas; María Paz otra vez burló la seguridad de su casa, caminó un par de calles hasta llegar al Lamborghini de Joaquín, quien apenas la vio su corazón empezó a latir con fuerza, entonces bajó del auto. —Mi reina gracias por venir. —La abrazó con intensidad como si necesitara de ese brazo para sentirse vivo. —No me agradezcas, no sabes el problema que tuve el otro día con mi mamá, no me gusta decir mentiras. Joaquín se separó de ella y la observó a los ojos. —Vos no tenés idea de la importancia que tiene que estés aquí conmigo hoy. —Tomó de la mano a María Paz y le condujo al auto, abrió la puerta para que ella subiera, el rodeo el vehículo y se acomodó en su lugar. La muchacha conocía muy bien a Joaquín, sabía que algo le agobiaba, no se atrevía a preguntarle. «November
Alba colgó la llamada, una delgada línea se formó en sus labios, no le gustó que tanto su madre y su tía, pensaran que Santiago, solo quería burlarse de ella. El timbre de su departamento sonó, sacándola de sus cavilaciones, se acercó a la puerta, miró por el agujero, era su amiga Angélica, abrió de inmediato, mientras de nuevo se disfrazaban, le contó lo que ocurrió la noche anterior. —¿Es en serio? ¡No lo puedo creer!, ¿Te pidió ser su novia? —Si lo soy. —Ambas se abrazaron y dieron gritos de emoción—. Ahora más que nunca debes lucir como la prometida del apuesto Santiago Vidal. Angélica volvió a convencer a su amiga, de continuar con la mentira. Llegaron a la universidad, y la mirada de Alba se iluminó por completo al ver a su chico esperándola en la puerta del edificio de la facultad. El estómago de la joven se estremeció al observarlo enfundado en aquella camiseta negra que h