Horas más tarde.
Alba arribó al banco donde Santiago, laboraba, por pedido de Isabela, fue a dejar unos documentos, cuando tomó el ascensor junto a ella subió una mujer que le llamó la atención por su elegancia y belleza.
Al llegar al piso cuarenta la distinguida dama salió del ascensor al igual que Alba, caminando a pasos firmes se dirigió hacia la secretaria de Santy.
—Buenos días, tengo una cita con el economista Vidal —informó la mujer que llevaba un vestido azul marino entallado a su espectacular figura, la chica era alta, pero con esos zapatos de tacón de aguja se veía más estilizada.
—¿Quién lo busca? —averiguó la asistente.
—Fabiola Robinson —habló la mujer, en ese momento Santiago, salió de su oficina.
—Economista, la señorita lo solicita —indicó la secretaria.
—Fabiola, que gusto volver a
Queridos lectores, les dejo un nuevo capítulo, por hoy solo este, porque les dejé tres en Un contrato por amor, pero si tienen paciencia quizás suba otro más tarde. ¿Qué sucederá en el paseo? ¿Qué piensan de Fabiola? dejen sus comentarios.
Caminaron con Alex en el medio de ellos, ambos tomados de la mano de su hijo. Graciela y Teresa junto con Mónica iban tras de la pareja Santiago, subió a la embarcación para ayudar a las damas a seguir.Las señoras abrieron sus ojos con sorpresa al ver la hermosa mesa vestida con un mantel blanco y servilletas en tono turquesa, acomodada para ellas.Santiago abrió las sillas para que cada una de las mujeres tomara asiento, entonces la embarcación empezó el recorrido a lo largo de la bahía.Las señoras se fotografiaron cuando el yate pasó alrededor de la Estatua de la Libertad, entonces la música empezó a sonar, para Alba, todo eso era como revivir la noche que se entregó a Santiago, por primera vez.«Porque aún te amo by Luciano Pereyra» se escuchó, el resto de mujeres no le dieron imp
Los primeros rayos del sol alumbraban la habitación de Alba. Ella aún seguía dormida en los brazos de Santiago, entreabrió sus ojos, su cabeza le daba vueltas aún, sin embargo, el olor del perfume de la piel de él y su calor, la obligó a volverse a acomodar en su pecho, y aunque no estaba dormida, cerró los ojos para no desprenderse de su lado ni un segundo. Minutos más tarde el celular de Santiago empezó a vibrar sobre la mesa de noche, él quería seguir durmiendo, abrazó a Alba, con más fuerza, pero el teléfono no paraba de sonar. —¡Santiago tu celular! —exclamó ella. —Deja que suene —murmuró él, colocando su cabeza en el hueco del cuello de la joven para seguir aspirando su aroma sin embargo, su IPhone no dejaba de repicar. Santiago resopló con molestia, a regañadientes se separó de ella, y extendió su brazo a la mesa de noche, al ver el identificador de llamadas, se dio cuenta de que era s
En la casa de campo de la familia Vidal. Rodrigo ya tenía listas las carnes de cerdo, res y pollo, bien aliñadas desde la noche anterior. Las empleadas de la cocina, se encargaron de ayudarle a deshojar el maíz, pelar y lavar las papas, y preparar la deliciosa ensalada de cebolla, tomate, hierbas y limón, tradicional de Ecuador, a más de chimichurri y mayonesa casera. Minutos más tarde el motor del auto de Santiago, se detuvo en la entrada de la casa, el joven con su nueva familia apareció, el pequeño Alex, corrió a saludar a sus abuelos. Santiago presentó a María Teresa a sus padres. La señora quedó impresionada al ver la hermosa edificación de dos pisos de la familia Vidal, sus ojos se clavaron en las columnas de madera ahí colgaban dos hamacas, sonrió al recordar que siempre soñó con una casa así. Su ansiedad fue cesando al ver lo amables que eran todas aquellas personas. Después arribaron a la cabaña: Isabela,
María Teresa estalló en llanto. Alba abrazó a su madre, con los ojos cristalinos.—Mamá, tú no tienes la culpa, tú confiaste en la palabra de ese hombre.Alba recordó que ella también confió en las promesas de Santiago, con la diferencia que él se encontraba a su lado, respondiendo por su hijo.—Después me di cuenta de que estaba embarazada, mi padre enfureció, no me echó de la casa, pero dejó de apoyarme para mis estudios, entonces donde una vecina aprendí a coser, luego de cuatro años mi hermana Graciela repitió mi historia y nuestro padre falleció a causa de un infarto. Siempre pensamos que nosotros tuvimos la culpa.—¡Claro que no! —dijo Diana— eso fue algo que pasó, de seguro tu padre ya estaba enfermo. —¿Y có
Santiago se aproximó a ella, acarició su mejilla. —Yo siempre te he amado y te voy a amar toda la vida, pero si necesitas ser libre para que puedas sanar tus heridas, y perdonarte a ti misma, y después de eso si se da la oportunidad me perdones a mí también, me alejaré —aseveró mirándola a los ojos—. Aunque ya me di por vencido. Me cansé de rogar, e implorar, de suplicar perdón. Sé que cometí un error, y bien caro pagué por eso, sin embargo, yo nunca te mentí, siempre fue sincero contigo, y esperaba lo mismo de tu parte, es verdad que los celos me cegaron, que no permití que me explicaras, pero ¿alguna vez te pusiste en mi lugar? —cuestionó— si hubiera sido al revés ¿Qué habrías hecho? —averiguó. —¡No lo sé! —exclamó Alba, inclinando la mirada. —Huiste, te castigaste, has descargado todas tus frustraciones en mi persona, y no creo merecer eso. No soy un miserable, no te engañé, no me burle de ti. Mis intenciones er
New York- Usa Días después. Santiago había regresado a su casa. Tere consideró que si no estaban casados no tenían por qué vivir juntos. Ambos jóvenes aceptaron y comprendieron a la señora. No obstante, almorzaban juntos, salían a cenar, estaban recuperando el tiempo perdido, sin embargo, Alba estaba decidida a demostrarle a él que en verdad lo amaba, además Isabella, y María Paz, ya se habían encargado de darle muchas ideas. Esa mañana Alba se metió a la ducha, decidida a poner en práctica los consejos de sus cuñadas. Ella sabía que ese día había una Junta General de Accionistas en Vid-Mal, y que él iba a asistir, por eso decidió sorprenderlo. La joven salió con una gran determinación, dejando atrás sus miedos e inseguridades, desayunó junto a su madre y Alex, entonces llevó a su niño a la escuela, porque Santiago
Diana luego de la reunión en Vid-Mal acudió al encuentro con su socio y amigo Jean Carlos. La elegante dama se despidió de su esposo con un beso en los labios, y bajó del auto. Caminando con la seguridad que la caracterizaba ingresó al edificio. El guardia la saludó y ella respondió con una sonrisa, de inmediato se dirigió a las oficinas administrativas.—Buenas tardes —habló al notar en el reloj de pared que ya era mediodía.—Bienvenida —respondió Jean Carlos con una amplia sonrisa, se puso de pie, y la abrazó.Diana ladeó los labios arrugó el ceño.—¿A qué debo tanta efusividad? —cuestionó.—Ya lo verás —respondió él.La señora Vidal hizo una mueca, y tomó asiento e
Alba sonrió al mirar a Santiago esperándola.—Huele delicioso —comentó él al inhalar el exquisito aroma que emanaba de la bandeja.—Se llaman polvorosas, es una receta caraqueña. Espero que lo disfrutes —expresó cortando un cuadrado para colocarlo en el plato de él.—Estoy seguro de que sí —aseveró mientras rebanaba un pedazo y con un cubierto se lo llevaba a la boca. Santy saboreó esa preparación disfrutando de aquella sazón—. Delicioso —mencionó mordiendo sus labios.La boca de Alba se abrió ligeramente al ver la forma tan sensual en la que él saboreó el platillo. Cuando Santiago la miró sus mejillas se enrojecieron. Llevó a sus labios la copa de vino para aplacar el fuego que se había despertado en su interior.&