Pago de deudas

El hombre se movió con esos ademanes exquisitos adquiridos en el viejo continente de los que se vanagloriaba con frecuencia y se sentó en la mesa del bar, mostrando su repugnancia por el líquido derramado sobre la mesa proveniente del vaso frío que acababa de alzar.

—Ya estoy aquí —dijo con altanería y Franco sonrió al advertir su nerviosismo.

—Quiero que asistan a la reunión.

—No sé a quiénes se refiere al hablar en plural, señor.

—Deja la formalidad, George. Eres como un padre para mí, pero…

—No lo soy, señor. Soy su empleado y aunque yo lo he querido como un hijo… —Lo miró con intensidad y eso lo puso nervioso—, sé cuál es mi lugar y a quién le debo lealtad.

—No te burles de mi confianza, ¿estamos? Sé que harías cualquier cosa por mi tía Viv, incluso traicionarme.

—Yo…

—Fue ella, ¿verdad?

—No sé de lo que habla.

—Bien. Quiero que vaya a…

—La Duquesa Viviana no se encuentra en el país, señor Baumann. Y no estará presente en su reunión. Comentó el otro día que desde hace un tiempo e
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo