A veces el tiempo puede ser muy relativo; un minuto se puede asemejar a una hora, mil horas a solo un instante, y setenta y dos horas a una completa eternidad. Que más que eternidad es una tortura. Una semana es el tiempo que ha transcurrido desde mi primera discusión con Kenneth y ha sido una completa agonía.No ha habido llamadas, ni siquiera mensajes; aunque tampoco he tenido mucho tiempo para eso. Han sido siete días de completa locura y mucho trabajo donde solo he tenido el tiempo justo para dormir, comer y asearme. La última colección de Úrsula esta ha solo un par de semanas de conocer la luz y en la casa de modas Krantz todo es un caos. Por una parte, los gritos de mi madre a diestra y siniestra cuando alguna de las modista no realiza una costura perfecta; incluso hubo despidos que por más que me indignaron, no pude evitarlos. Todos estaban atemorizados y trabajando bajo mucha presión para que todo saliera perfecto. Siempre era así. Por otro lado Nina vivía en una completa desi
“— […] No quiero ver a Úrsula y mucho menos tener que aguantar sus regaños.”“— ¿Es cierto eso que dicen sobre tu madre?”Me quedo estática como una piedra al reconocerme en el video de muy baja calidad que me enseña Úrsula. Trato de ubicarme en el tiempo, y de inmediato me viene a la cabeza ese día que me emborrache con Kenneth. Es una grabación de nosotros en el Bar de la calle Prahran.“—Que es una perra, pero ¡por supuesto que sí! [...]” Mis ojos buscan rápidamente los de mi madre; parece a punto de echar fuego por ellos.Se escucha claramente mi risa tonta por el alcohol, e incluso se me sale un eructo; me tapo la cara de vergüenza.“—Pero se más específico porque de ella se dicen millones de cosas.”Pongo en pausa la reproducción y alzo la cabeza buscando sus ojos.—No hace falta verlo todo, no es necesario, mamá —intento quitarle el Ipad pero lo aparta de mi alcance.—Quiero que lo veas completo, Agatha, porque es obvio que en ese estado no debes de recordar lo que dijiste sob
—“Te prometo que todo será como antes”, me dijo tan convencido que no pude más que creerle; necesitaba hacerlo.Otra lágrima cae de sus ojos y esta vez no hace nada por limpiarlas.—Por un tiempo todo volví a la normalidad, tal como lo prometió. Se convirtió en el mismo hombre del que me enamore antaño. Detallista, romántico y apasionado —niega y ríe, sus ojos miran al techo como si buscara una respuesta—.Luego de unos meses, las cosas volvieron a lo mismo de antes. Nuestra relación comenzaba a dar indicios de un inminente fin, pero yo estaba ciega y enamorada e insistía y retenerlo a mi lado.— ¿Por qué no lo dejaste? Podías hacerlo y vivir tranquilamente.— ¡Porque lo amaba, Maddison! —Exclamo con un suspiro—. Detestaba la idea de ser una madre soltera y luego estaba nuestra reputación en sociedad.Puse mis ojos en blanco.—Siempre pensando en las apariencias —mascullo y ella se encoge de hombros—. ¿Y luego qué?Se limpió el rostro con elegancia y se puso de pie.—Luego vinieron cat
Estamos a principios de invierno por lo que no es extraño que últimamente llueva con tanta frecuencia en Melbourne; justo ahora veo como chocan las gotas de lluvia contra las ventanas de cristal de la cafetería a la que me ha traído Mike. Es un lugar sencillo y un poco sucio, la verdad, pero no me molesta porque cuando son casi las tres de la tarde, no hay nadie en el lugar. Mi pierna pica a través de la tela fina de mi leggins negro y todo gracias a que el asiento que ocupo está un poco raído, el cuero esta tan desgastado que se ha cuarteado en distintas grietas endurecidas que me pichan el trasero; evito quejarme, ese es el menor de mis problemas ahora. Pienso en como mi madre ha admitido que me ama, pero que también me odia por ser partícipe de un engaño en su contra. ¿Acaso es posible tener sentimientos tan opuestos por una misma persona? Me llevara tiempo asimilar lo que mi padre hizo; ni siquiera concibo la idea de que él estuvo siéndole infiel a Úrsula en mis narices, yo nunca
Sigue lloviendo y de inmediato me empapo de pies a cabeza y por primera vez siento que la lluvia no esta tan mal porque al menos me permite disimular mi llanto. Veo a ambos lados de la calle y dudo. ¿Adónde puedo ir? No tengo amigos, solo Nina y dudo mucho que ella pueda ayudarme ahora mismo. Tapo mi rostro con mis manos y grito con fuerza echando a correr sin rumbo. No miro nada a mí alrededor, todo es un simple borrón que pasa a la velocidad de mis pasos. Corro tan rápido como puedo mientras sigo llorando y mi mente comienza a destruirme con pensamientos dolorosos sobre Kenneth, sobre mi padre, sobre toda mi miserable vida. La lluvia no para y para cuando mis pulmones protestan por oxígeno, me doy cuenta de que estoy en el Fitzroy Gardens, donde se encuentra la casa más antigua de toda Australia.—Agatha.Me giro sobre mis pies húmedos al escuchar mi nombre tras de mí y no me sorprende encontrar a Mike tan empapado como yo.— ¿Por qué me tuteas, irrespetuoso? —Le riño alzando la voz
Un hueco se abre en mi estómago al conocer al fin a esta mujer por la cual conocí aquella tarde a Kenneth. Ella se incomoda al ver que no le devuelvo el gesto y torciendo la boca, retira su mano.—Kenneth, ¿se encuentra aquí? —Insisto en lo que me interesa y ella se encoge de hombros.—Eh, sí. Esta es su casa —dice sin más y vacila un segundo—. Pero no estoy segura de que puedas hablar con él ahora.— ¿Por qué no?—Porque él está un poco indispuesto en este momento —ambas miramos hacia en el interior de la casa cuando se oye el sonido de algo rompiéndose.Liza se olvida de mi presencia y corre dentro para ver qué sucede; yo voy detrás. Me sorprendo mucho al ver a Kenneth empinándose una botella de algún licor, bebiendo su contenido como si se tratara de agua mientras varias gotas le resbalan por la barbilla hasta rodar por su cuello. No puedo asociar a la persona que veo con el mismo hombre que creía conocer una semana atrás. Su rostro luce demacrado por las grandes ojeras que hay baj
—Llévame contigo, lejos de aquí —es lo primero que digo al encontrarme con Mike cruzado de brazos, recostado de su viejo auto.Me mira confundido, pero asiente.— ¿Estas bien? —Me pregunta mientras me abre la puerta y un sabor amargo se hace presente en mi paladar.Estoy comenzando a odiar esa maldita pregunta.—No, no lo estoy —lo miro indiferente ante su preocupación por mí—. Y creo que nunca más estaré del todo bien.Termino de subirme al asiento de copiloto, cierro la puerta sin su ayuda y me pongo el cinturón mientras él reacciona y corre a su lugar. Mi asiento se siente húmedo y mi ropa igual, pero ya ni siquiera eso me interesa. Necesito dejar de sentir, no quiero pensar en nada.— ¿Quieres que te lleve a tu casa? —Escucho el motor del auto al ser encendido y me arrellano contra el asiento, negando.Lo miro de reojo tomar el volante para empezar a conducir; soy tan tonta que me doy a la tarea de mirar una última vez hacia la entrada del edificio donde vive Kenneth.—Necesitas c
No logro conciliar el sueño, eso es un hecho.Por más que intento cerrar mis ojos, veo lo que hay en mi interior y es peor que la realidad; y me duele, me duele mucho que ni siquiera en sueños pueda escapar. Miro hacia el techo con algunas manchas de humedad y me recuerdo que este no es mi lugar, no pertenezco aquí… ni a ningún lado.Me giro sobre la cama de Mike, que al menos se siente cómoda y al estar de costado, lágrimas silenciosas ruedan por mi sien. No tengo la menor idea de la hora que es ni cuánto tiempo ha pasado desde que fingí tener sueño para poder revolcarme en mi dolor en paz. Mike se ha quedado en el sofá y es algo que me hace sentir un poco culpable, esta es su casa y yo he llegado para incomodarlo con mi presencia.Sé que no voy a dormir esta noche y es mejor que lo acepte.La imagen de ese Kenneth roto y derrotado atormenta mis recuerdos; la impresión de ver cómo había rapado su hermoso cabello negro fue algo que me golpeo fuerte, pero no por eso me conduelo de él.