—Bueno, bueno… ¿será que alguien aquí más que yo piensa dignarse abrir la boca? —irrumpe con tono jocoso el abuelo Patrick mientras hace un barrido a todos los que estamos sentados en la mesa con él—. Ya me duele el trasero de estar sentado aquí viendo sus caras de estreñimiento. ¡Es noche buena, carambas! Al menos finjan que se llevan bien y hagan que este viaje valga de algo.Tira su servilleta sobre el plato a medio comer y se retira de la mesa, Jared se levanta rápido para intentar ayudarlo, pero el abuelo lo quita de un manotazo.—Déjame ayudarte abuelo —insiste Jared.— ¡Yo no necesito que nadie me ayude, mocoso! —Gruñe con enfado—. Mas bien pon tu trasero de vuelta a la mesa y resuelve tus cuentas pendientes para que esta noche termine bien.Nahúm esta sentado a mi lado, cosa que me permite notar de reojo como las comisuras de su boca tiemblan conteniendo una sonrisa.—Ni se te ocurra reírte —le siseo inclinándome lo más posible hacia él, que me mira con sorpresa al ver que lo
No sé que responder, a pesar de que en estos meses muchas veces pensé en esta situación; eran hipótesis fantasiosas que por alguna razón creí que nunca sucederían, pero ahora estamos aquí y no tengo idea de cómo corresponder a su sinceridad inesperada.—No espero que me des una respuesta ahora mismo, Maddison —aclara Úrsula ante mi silencio—. Solo quería que supieras que me arrepiento profundamente de todo lo que hice, por haber antepuesto mis resentimientos como mujer y por no haberte amado incondicionalmente. No sabes el terror que sentí cuando me abandonaste. Pensé que no te volvería a ver jamás; hasta que Patrick me dijo a donde habías venido —aprieta mi mano y dejo ir un largo suspiro, liberando el aire contenido; mis ojos negros y algo vidriosos están clavados en nuestras manos unidas porque si miro en otra dirección estoy segura de que terminare llorando como una niña—. Muchas veces quise venir a verte y suplicarte que me perdonaras, me sentía tan desecha —volteo mi rostro haci
Hay un silencioso denso entre los dos, una rara tensión que casi podría palparse con las manos. Mi mente no puede evitar preguntarse, ¿en qué momento pasamos de ser tan cercanos a prácticamente dos desconocidos? Jared fue como un gran amigo para mí en estos años, aun cuando nos veíamos tan poco. Confiaba en él y tontamente creí que él en mí también, pero me equivoque y dolió mucho saberlo.— ¿Por qué te fuiste de mi vida de esa forma, Jared? Con tanto silencio, como un extraño que solo estuvo de paso —soy la primera en hablar mientras observo como él rebusca entre las botellas de un mini bar; nos hemos apartado de los demás y ahora estamos en el despacho de Nahúm—. Pensé que te conocía y luego me entero de que tenías a otra mujer en tu vida mientras ilusionabas a mi mejor amiga —digo entre dientes con enojo, porque me duele pensar en todo lo que Nina sufre por su culpa—. Le rompiste las ilusiones, le destrozaste el corazón a mi hermana y yo tuve que verla intentar recomponerse en medi
La ciudad ha despertado cubierta por gruesas capas de nieve y en las noticias han recomendado no salir de casa, aun siendo el día de navidad; sin embargo, para mí este día no tiene mucho sentido, no tengo nada que festejar. No he podido dormir lo suficiente, solo unas pocas horas; mi cabeza es todo un caos. Mi mente no deja de darle vueltas a lo sucedido en las últimas horas; son muchas cosas que asimilar. Me siento sumida en una profunda angustia mientras finjo estar tomando un té que me ha preparado Nahúm, pero la verdad es que no he dado ni el primer sorbo y la taza en mis manos ya se siente fría.—Luces agotada, deberías descansar un poco —alzo mi vista y me encuentro con la imagen de Úrsula Krantz en pijamas, recién levantada. Se sienta a mi lado en el alfeizar que tiene la ventana de mi habitación—. ¿Estas más tranquila?Niego y bajo mi barbilla a mis rodillas que están flexionadas contra mi pecho.—No puedo estar tranquila después de todo lo que me conto Jared —aprieto mis ojos
—Estoy muy feliz de verte tan bien, ojitos de luna. Luces más segura y relajada, toda una chica madura —sonrió a las palabras de Patrick mientras juego con sus dedos largos y arrugados—. ¿Nahúm ha sido bueno contigo?Alzo mis ojos hacia los del abuelo y asiento.—El mejor del mundo, abuelo —sonrió y vuelvo mi vista a la pared de la habitación donde ha estado durmiendo Patrick. Ya casi es medianoche y mañana ellos deben regresar a Melbourne—. Nahúm es un hombre maravilloso. Un poco introvertido y serio, pero tan cálido y condescendiente. Es un hombre muy solitario, ¿sabes? Sale muy poco a divertirse, no le conozco ninguna amistad desde que estoy aquí, y mucho menos algún romance —busco de nuevo la mirada de mi abuelo, pero sus ojos están cerrados de forma apacible—. Me preocupa que sea tan retraído.—Él sabe lo que hace, ojitos de luna —me dice con sutileza y deja un beso en mi coronilla—. Tu hermano es un hombre mayor que nunca ha necesitado de nadie y no podemos pretender cambiar las
— ¿De verdad tengo que asistir a esa cena? —Cuestiona con gesto huraño, Nahúm, mientras que lo ayudo con el nudo de su corbatín; asiento efusivamente con una sonrisa triunfante en mis labios. Es la primera vez en seis meses que consigo que él salga a divertirse un poco—. ¿Y por qué demonios te estoy haciendo caso? Se supone que yo soy el hermano mayor en esta relación.Se echa hacia atrás y me mira con ambas cejas enarcadas, demostrando inconformidad; termino mi trabajo y paso las manos por las solapas suaves de su chaqueta, palmeándolo y dejando un beso sonoro en su mejilla.—No seas gruñón y hazme caso —le digo con mucho entusiasmo, alcanzándole uno de sus pocos reloj de marca—. Yo sé lo que te conviene hermano y algo me dice que hoy será tu noche de suerte.Soltó un bufido.—Con este frio que está haciendo, lo dudo mucho —el frio de mediados de Enero se sentía inclemente—. Deberías acompañarme.Me cruzo de brazos y niego con un gesto de cabeza.—No me gustaría hacer de mal tercio
No puedo dejar de ver el cuerpo que ahora se encuentra tendido en uno de los sofás del salón; yo conozco ese rostro, pero ¿de dónde? La chica inconsciente esta tan empapada que incluso su cabello suelto gotea sobre la alfombra. Nahúm esta igual de mojado que ella, el costoso traje que tanto me costó elegir para su cita se ha convertido en un desastre y ya ni siquiera trae su saco, ni la corbata; su pelo está muy revuelto sobre su frente mientras intenta examinar a la chica de cabello rubio que parece muerta.—Está muy pálida —digo nerviosa parada a una distancia prudente—. ¿Ella está bien?Mike, quien no se ha marchado aun me toma la mano.—Parece estar desmayada —me sisee bajito al ver que Nahúm no se inmuta, esta absorto en su labor—. No luce muy bien, ¿no crees?Lo miro de reojo y asiento; él tiene razón. Aunque ahora la chica está cubierta con la manta que hace unos momentos me cubría a mí, llego vestida con un reducido y descubierto vestido para estar a mediados de enero, además
Desde que llegue a Londres hace siete meses, mi celular se ha mantenido oculto y fuera de servicio dentro de una de mis maletas. Cuando partí de Australia, mi bienestar emocional pendía de un hilo muy fino y seguir en contacto con el mundo amenazaba con romper ese hilo, pero el tiempo paso y ese lazo se fortaleció y volvió a ser firme, aunque no inquebrantable.Hoy en día puedo decir que me siento de nuevo en control de mi misma, de mis emociones y de las cosas que suceden a mí alrededor; no controlo el mundo, pero si mi mundo y lo que quiero que este en contacto conmigo.— ¿Estas completamente segura de volver a estar en sincronía con el mundo?Cuestiona Nahúm, viéndome desde la cocina mientras prepara un pastel; según él, es una receta que aprendió por internet.—Si, en mi última sesión con Callum hablamos sobre esto y me ayudo a entender que no debo dejar que nada más que yo misma controle las cosas que pueden afectarme —después de seis meses de terapia, mi psicólogo había decidido