Capítulo 79

El resto de la tarde y la noche fueron dolorosas para mí. Cada vez que cerraba los ojos la imaginaba a ella deambular semidesnuda por el departamento de soltero de mi esposo. Él tocaba a intervalos en la puerta, suplicando que le diera una oportunidad para explicarse y reconocía que debía hacerlo, pero estaba cansada de repetir una y otra vez las mismas palabras.

Mis responsabilidades como madre me reclamaron. Los había dejado con la niñera, pero la intranquilidad de no saber cómo estaban me invadió. Mis hijos me necesitaban y, particularmente la pequeña, que aún era tan dependiente.

- Déjame pasar - le dije a Jerry. Estaba despeinado y ojeroso. El arrepentimiento había hecho acto de presencia en su imagen, pero ni aún así, su hermoso rostro, había abandonado su atractivo.

- Tenemos que hablar - dijo, sintiendo el peso de sus acciones.

- ¿Por qué sigues aquí? Yo fui clara contigo.

- No, necesitamos comunicarnos, entre una pareja debe haber...

- Confianza - lo interrumpí -
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