Capítulo 28: La sonrisa más bella que jamás había visto

JOHN FOSTER

El odio en los ojos de su aún esposo vibraba con fuerza, extendió su mano, que hasta el momento estaba hecha puño, mostrando las cenizas de lo que quedó del acta de divorcio, soplándolas para que el viento las hiciera caer a los pies de Avril. —No pienso firmar nada —siseó—. Pelearé por lo que me corresponde, y me refiero a la empresa y a mi hija. Me volveré copropietario de este imperio, te guste o no. Si te rehúsas, soy capaz de exigir que vendan todo y me den la mitad. De igual manera, pediré tener la custodia de Amber, por lo menos unos días a la semana, pero si también te rehúsas a eso, entonces encontraré la manera de que jamás la vuelvas a ver.

Noté como las palabras de Derek fueron certeras e hirieron a Avril, quien retrocedió como si hubiera recibido un golpe. —No puedes hablar en serio… —dijo llena de dolor—. No puedes quitarme a mi hija. No puedes…

—¡También es mi hija!

—¡Ni siquiera la quieres! ¡¿Cuántas veces te has sentado con ella a hacer su tarea?! ¡Di
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