Capitulo 82: El dolor que llega después.
Vacío.
Puro y simple vacío. Mientras una deshecha Priscila se sienta a mi lado en el sofá del estudio de su padre.
Ella me da más pena de la que puedo sentir por mí mismo.
Tiempo de pensar que mi padre era una buena persona, un cambio. Ella recién se da cuenta que su padre quizás no sea igual de retorcida que el mío, pero está bastante cerca de serlo.
Casarla con un hombre que es su medio hermano.
Eso raya en la locura y la enfermedad.
Coloco una mano en su espalda y la acerco a mí. Su cuerpo está frío y sus manos temblorosas están en sus rodillas. No me ve. No me presta atención. Su cuerpo esta vacío.
—Priscila. —Le llamo, pero ella parece estar en otro planeta. —No dejes que esto acabe con tu estabilidad emocional. Saldrás de esto. Te lo aseguro. Cuentas conmigo. — le digo, no sé como aliviar su dolor. —no quiero que estes sola. No voy a dejarte
Capitulo 83: Fatalidad. —¿Por qué en la noche de bodas? —No me puedo imaginar lo desdichado que debió sentirse cuando se enteró de su mentira en la ocasión que debía ser la mas feliz de una pareja. —¿no pudiste haber esperado un mejor momento para decírselo? Creo que ustedes son expertos haciendo cagadas cada vez que se sienten presionados. Porque arruinaste su noche de bodas. —¡Porque tu padre fue a la boda! —Exclama ella. —Jamás creí que volvería a ver a ese hombre, desde que me levanté de la cama a la mañana siguiente noté que había amanecido con otro hombre que no era Roll, me senti avergoznada. —Me cuenta con la voz temblorosa, no sé si es buena actriz o si definitivamente se siente mal por lo que hizo. —Cuando le vi en la boda. Cuando mi esposo me lo presentó, Supe de inmediato cometido un error no contándole a Roll sobre mi noche con el. Debía de ser opción de él seguir con la boda. —Confiesa que agacha la cabeza. Sus mejillas y cuando
—No le pongas las manos, por favor. —Le digo a Eva cuando se acerca después de escuchar el tiro y los gritos de su hija. Unos gritos, ensordecedores que llenaron todo el lugar.—Lo mejor es esperar…—No me digas que no le ponga las manos a mi esposo. ¡Tú mismo, se las pusiste! —Me grita ella, arrodillándose al lado del hombre. —Mi amor, mi vida. ¿Por qué? — pregunta al cuerpo inmóvil de su esposo. — ¿Por qué lo hiciste? ¡Es aquí a quien amo y amare siempre!—Eva.. vamos…—¡No me jodas Ernest! —grita ella. — ¡Ten compasión! Tu le pusiste las manos y yo, que es mi esposo ¿no puedo ponérselas?—Se las puse porque tenía que confirmar si seguía con vida o no. —Le digo sonando mas crudo de lo que deseaba, agarrándola y
—¿Ya estas mejor? — le pregunto una vez que Vicky le trae a Meldy el vaso con agua después de esta indicarle donde encontrarlo.No puedo dejar de sentirme como me siento a su lado. La tranquilidad que me aporta verle.Pero sé que tampoco he podido perdonarla.Ella es tranquilidad pero también el recuerdo de una vida que tuve. Una que ya no va a regresar. Una que perdí en el momento en que ella me fue infiel.—No puedo creerlo. — farfulla mirándome. — ¿estás seguro? ¿Cristoff está muerto? ¡Dios mío!—¿Estás segura tú de que no fuiste quien acusó a Ernest? — le pregunto seco y franco.Me levanto del sofá y veo como Vicky quita la mirada de nosotros.Se que piensa que aun le quiero.Yo mismo me confundo y pienso que la extraño de cuando en vez.P
—¿Qué es lo que quieres que te diga? —Inquiere ella y se levanta del sofá. Comienza a caminar alrededor de la sala sin mirarme, pasa las manos por las fotografías donde ella aparece con Timotheo y siento pena, aunque no debería de hacerlo.Siento pena porque ella sigue anclada al pasado pensando que en algún momento regresará con Timotheo.Es obvio que estos días ya pasaron y no regresarán jamás. Y me duele que no se dé cuenta que él ya la olvidó, o al menos lo está intentando.He visto como él observa a mi hermana, he visto cómo en esos pocos encuentros que han tenido frente a frente, se han saltado las chispas entre ellos.Él está intentando olvidarla. Olvidar el mal trago que esta mujer le hizo pasar.Y así no sea con mi hermana, Intentaré que él s
Estamos en París nuevamente en ese cuarto de hotel donde él me amó como nadie lo había hecho.Estamos en París disfrutando de la hermosa vista que nos brinda la ciudad desde nuestro balcón. Estamos allí y nadie nos molesta. —¿Lo estás pasando bien? — escuché que me preguntaba. —Si…— susurré y recosté mi cabeza en su pecho mientras sentía su erección pegada a mis nalgas. —mucho —concluyo. —Es la idea, mi Bonnie. — me dice al oído me deja un beso detrás de la oreja. —¿Nos pasaremos la vida llamándonos por otros nombres que no son los nuestros? —inquiero con voz triste pues la verdad es que me encantaría saber su nombre. —Sin nombres. Así
Mi padre está muerto.Muerto.La palabra se repite una y otra vez mientras pienso en todas las veces que desee que él muriera todas las veces que desee que mi madre fuera una madre soltera y que me hubiese tenido bajo sacrificio después de que el desgraciado que el embarazo se marchara tantas veces que desee no tener un padre, pues era mucho mejor estar solo que con alguien violento en casa.Veía a mi tío, el hermano de mi padre, sonriéndole a su hijo jugando con él, yendo a los campamentos, yendo a la escuela, mientras el mio siempre estaba ocupado y nunca tuvo tiempo para mí, no más que para pelear. Y Golpearme.Golpearme hasta que ya las lágrimas no salían hasta que provocó que no llorara mientras recibía los golpes hasta que provocó que mi corazón no llorara a cántaros con su muerte.Muerto.Muerto, como la vez en
—Por fin te dignas en venir. —le digo mientras sonrío. —Creí que te habias olvidado de mí.—¿Qué te crees? — pregunta mi primo en cambio. —¿que tengo todo el tiempo para tus malditas disparatadas? ¡Este no es un juego!— me grita el.—No llores. Pronto te abrazo. — digo sarcástico y él sonríe. Estoy bien. Deja de preocuparte tanto. — al menos intento no dejar que vea el temor que me cala los huesos. Ser el unico sospechoso de la muerte de mi padre es algo delicado.Por lo que podrian encerrarme de por vida.Me acerco a la reja lo mas posible para alcanzarle y tomar su mano, pero me detengo de inmediato pues un oficial se acerca y abre la puerta, apiadándose de nosotros.—¿Va a dejarme salir?— pregunto una vez que
Capítulo 89: Nada peor que desconfiar. Esa expresión. Silencio. Su rostro lo dice todo.No va a creerme.Joder.Deseo contarle, pero no estoy seguro de que mi hermana... mi nueva hermanastra, mi sangre, la mujer con la cual se supone me casaría. esté lista para decirle al mundo que estamos relacionados, que estamos emparentados.Creo que aún no estoy listo yo, dudo mucho que ella lo esté.Así que prefiero agachar la mirada y esconderme de sus ojos verdes penetrantes. Prefiero no contarle antes que violentar su intimidad.—Eres increíble, Ernest. —Me dice. — vine con Vicky, jediéndonos la cabeza, rompiéndonos los sesos pensando cómo sacarte de este puto embrollo, ¿Y tu me dices que te preocupas por Priscila?—Si mal no recuerdo tú también te