—Me voy…—¿Qué?, ¿a dónde?—A tu lado, no aguanto más Jim, necesito verte —balbuceó.—No Salo, ¿y el concurso?—¡Que se joda el concurso!—Nena, yo sé que me extrañas tanto como yo a ti, pero tendremos tiempo, lo prometo. Ahora tienes que participar.—¿Por qué Jimmy?, no quiero hacerlo.—¿Estás segura? —Lo dudó por un instante—. Ves, no lo estás. Mejor ve a prepararte para esa primera etapa que seguramente va a salir muy bien, yo estaré aquí esperándote.—Te amo, mi pimpollo.—Lo sé, yo también te amo mi nena.Colgó el teléfono y los ojos se le aguaron de nuevo.Se sentía impotente por no poder estar junto a él, pero tenía razón… ya estaba allá y debía participar en ese concurso. La primera etapa sería rápida y la presentación iba a ser esa misma noche.Llegó con las gemelas al hospital para la cita de su primer control prenatal y el doctor les permitió el ingreso a las tres al consultorio.La hizo cambiar para hacerle la ecografía, y el corazón se le aceleró cuando se recostó en la c
En cuanto llegaron al aeropuerto, tomaron un taxi y Salomé se bajó frente a la mansión, mientras que las gemelas continuaron hacia su apartamento.Sigilosa trató de que nadie la viera y se desvió al parqueadero para constatar que Jimmy estuviera en la casa, pero se llevó una sorpresa cuando vio el Lamborghini que no tenía idea de qué modelo era, justo en el lugar donde debería estar la pequeña poni; sin embargo, su confusión creció al ver el hermoso auto blanco justo al lado de esa nave nueva.—¿Y esto?Jimmy no le había hablado de eso, pero decidió no prestarle mucha atención porque se moría de ganas por verlo. Ya había comprobado que él estaba en la casa y el corazón empezó a palpitarle desenfrenado.Caminó de vuelta, pero cuando estaba a punto de salir vio algo brillante en el suelo y se acercó par recogerlo. Era un anillo precioso, adornado con diamantes diminutos unidos perfectamente entre sí para formar un corazón.Se quedó con la boca abierta mientras lo contemplaba entre sus d
Empezaron a empacar unas cuantas mudas de ropa de cada uno en una maleta, junto con los elementos esenciales de aseo.Jimmy se quedó viendo a Salomé dando vueltas por la habitación para reunir todo, y la recorría con su mirada escrutadora.Una tira del vestido rojo que ella llevaba puesto resbaló por su hombro y ella se la acomodó enseguida, pero la mente de Jimmy ya había fantaseado.—¿Podemos adelantar la luna de miel? —le preguntó mirándola con codicia, y en cuanto ella posó su mirada en él, se sintió desnuda de pies a cabeza.—Amor… —Dejó lo que estaba haciendo y su corazón comenzó a latir desenfrenado, mientras sus ojos veían a ese hombre que la volvía loca, con esos ojos miel que la devoraban—. Si quieres…Eso fue suficiente para que Jimmy se acercara a ella, y Salomé retrocedió chocando contra la cómoda cuando el aliento de su hombre le calentó la frente.Las manos de Jimmy encontraron su cintura y sus labios atraparon los suyos antes de que pudiera decir algo más.Estaba calie
Salomé subió al avión con lágrimas en los ojos. No quería alejarse de él tan pronto, ya que no habían podido pasar ni siquiera veinticuatro horas juntos, pero esas pocas que estuvo junto a él habían sido las mejores de su vida; como todos los momentos que vivía a su lado.Se sentó junto a la ventana y conectó los auriculares para escuchar música; sin embargo, el rostro triste de Jimmy no se iba de su mente. Sus gestos de sonrisa fingida y el latido de su corazón acelerado por la anticipación de tener que dejarla ir, era todo lo que podía ver y oír.Le había dicho esa última frase esperando que le sirviera de consuelo, pero sabía perfectamente que él no estaría bien. Se habían alejado solo una semana y esa le había parecido la más larga de su vida, a pesar de que tuvo la compañía de las gemelas. Jimmy solo tenía a su padre y a Paul, pero ellos deberían estar tan ocupados con el nuevo proyecto de C.M.L., que seguramente no tendrían mucho tiempo para pasar el rato.Estaba solo en la mans
Llegó el 31 de diciembre y Jimmy organizó una cena de año nuevo en la mansión, invitando a su padre, su mejor amigo, Dana su secretaria y Victoria, por supuesto.El primero en llegar a la casa fue Paul y aunque no sabía cocinar mucho, se dispuso a ser el asistente de Jimmy.Se pusieron los delantales y empezaron a reunir ingredientes para preparar la cena, mientras hablaban y se contaban lo que no habían podido antes, por estar viajando para los eventos del proyecto de C.M.L.—Y entonces... ¿te casaste y no me invitaste, hermano?—Fue improvisado, bro.—Esa Salomé tiene ideas repentinas algo alocadas, a veces ni siquiera sé quien de los dos está más loco.Jimmy rió.—Ella, seguro.—Ja, ja, ustedes dos merecen un premio a la pareja más rara de todas.—Y a la más hermosa, ¿no?—En eso si compiten con Saray y yo, aunque... no, definitivamente ustedes ganan.—Gracias hermano.—Jamás pensé que te llegaras a convertir en padre tan pronto, ¿cómo lo llamarán?Jimmy detuvo lo que estaba hacien
Salomé lo estaba dando todo en los ensayos; era la primera en llegar y la última en irse todos los días. La maestra estaba orgullosa de ella porque a pesar de su condición, era la mejor bailarina de todas; sin embargo, eso fue así hasta que... le dieron ganas...Su primer síntoma fue el peor de todos para ella. No sabía por qué, pero vivía pensando día y noche en el garrote de Jimmy... si... ni siquiera ella lo entendía... Lo cierto era que se imaginaba mil cosas con ese miembro del demonio sexi de su esposo, y todo lo que veía se lo recordaba...—¡Oh, miren ese bolillo! —les dijo a las gemelas señalando el tolete de un policía—. Se parece a... Bueno, menos en el color...—¿De qué hablas? —cuestionó Sayda poniendo cara de confusión.—Está pensando en el pene de Jimmy —susurró Saray para las tres.—Jajá, ¿de verdad Salo?—Es que miren... si cierro los ojos podría imaginar que es el garrote de Jim, parece igual de duro —se mordió el labio.—¿Quieres que vaya y le pida que te lo preste?
¿Y todavía lo preguntaba? No podía ni siquiera imaginarse cuantas veces su garrote había cobrado vida propia por culpa de su recuerdo. Esa pulga no tenía idea de lo mucho que la deseaba, y lo largo que se le había hecho el día, (y otra cosa), de tanto pensarla.El idiota de Paul se había estado burlando de él en el desfile de ese día, por el montón de veces que se acomodaba la entrepierna mientras modelaba, y es que, aunque estuviera distraído con eso, no se hallaba en ninguna parte que no fuera entre las piernas de ella.—Contigo, lo que quieras… —respondió, y la imaginó mordiéndose el labio inferior como a él le gustaba, sin enterarse de que así había sido.—Entonces enciende la compu —le pidió con su voz sensual de niña traviesa, y él corrió por el aparato—. Llámame.—Dame un segundo, preciosa —solicitó mientras trataba por todos los medios de que el portátil encendiera rápido.Mientras tanto se iba quitando la chaqueta con la misma mano que sostenía el teléfono, y Salomé se dio cu
Jimmy no sabía qué le daba más placer, si su propia mano acariciando su miembro de arriba abajo, o la imagen en la pantalla de esa mujer desnuda ante él, dándose placer con sus propios dedos.—Ahhh... —gimió ella cuando los sacó de su interior—. Jimmy, córrete para mí.—No sin que tú lo hagas primero.—Yo puedo correrme solo con cerrar los ojos e imaginarte sobre mí, Jim.—Entonces hazlo, pero imagíname lento...Ella volvió a rozarse el clítoris con los dedos y empezó a hacer círculos sobre él, mientras que Jimmy seguía apretándose el miembro, imaginando que la boca de ella lo succionaba.—Ah... —gimió él en un susurro cuando en una de esas barridas, se apretó más fuerte el glande que ya estaba enrojecido.De pronto, Salomé esbozó una sonrisa pícara y luego la vio tomando entre sus manos un pene parecido al suyo.La sorpresa lo obligó a abrir los ojos como platos y detener los movimientos de su mano, cuando ella empezó a pasarse ese miembro por la boca y luego lo lamió.Esa pulga sabí