Jimmy no sabía qué le daba más placer, si su propia mano acariciando su miembro de arriba abajo, o la imagen en la pantalla de esa mujer desnuda ante él, dándose placer con sus propios dedos.—Ahhh... —gimió ella cuando los sacó de su interior—. Jimmy, córrete para mí.—No sin que tú lo hagas primero.—Yo puedo correrme solo con cerrar los ojos e imaginarte sobre mí, Jim.—Entonces hazlo, pero imagíname lento...Ella volvió a rozarse el clítoris con los dedos y empezó a hacer círculos sobre él, mientras que Jimmy seguía apretándose el miembro, imaginando que la boca de ella lo succionaba.—Ah... —gimió él en un susurro cuando en una de esas barridas, se apretó más fuerte el glande que ya estaba enrojecido.De pronto, Salomé esbozó una sonrisa pícara y luego la vio tomando entre sus manos un pene parecido al suyo.La sorpresa lo obligó a abrir los ojos como platos y detener los movimientos de su mano, cuando ella empezó a pasarse ese miembro por la boca y luego lo lamió.Esa pulga sabí
Jimmy apagó su celular y empezó a empacar su maleta como loco, metiendo ropa sin mirar, hasta que la llenó y para él eso fue suficiente.Cogió su pasaporte y todo lo que iba a necesitar para el viaje. Antes de salir de la mansión, llamó a un taxi y cuando estuvo afuera, este ya lo estaba esperando.—Al aeropuerto, por favor.—Con gusto.No era necesario decírselo, porque el taxista ya se había percatado de que tenía afán, así que condujo rápidamente y llegaron en unos minutos.Por fortuna, había un vuelo que saldría en cinco minutos, y tuvo el tiempo suficiente para comprar su boleto y correr al avión.Era casi la medianoche y tenía sueño. Los párpados se sentían pesados, así que en cuanto estuvo acomodado en su silla, cerró los ojos para tratar de dormir. Tenía que llegar enérgico al encuentro con su pulga, porque pensaba darle tan duro que ella no pudiera levantarse de la cama ese día...Haciendo cuentas llegaría en la mañana; ella empezaba los ensayos alrededor de las diez, así que
Salomé rodó en la cama cuando Jimmy se descuidó y se quedó encima de él.Comenzó a besarle el cuello, deleitándose con su piel mojada, y él se dejaba lamer y chupar porque lo estaba gozando.—Vamos a quitarte esa ropa mojada —le habló susurrando a centímetros de su piel, y esta se le puso de gallina.Se quedó sentada a horcajadas sobre él y comenzó a desabrocharle los botones de la camisa de arriba abajo, uno a uno. Sus labios tocaban la piel que iba quedando expuesta y cada vez bajaba más hasta llegar al borde del pantalón.—No te detengas, nena —le rogó él, totalmente excitado y muerto de ganas porque ella le diera lo que anhelaba.—Es mi parte favorita —confesó tomando el broche del pantalón—. Y quiero disfrutarla…Le bajó la cremallera, sacó su pene del refugio, e inmediatamente se lo llevó a la boca, provocando que Jimmy dirigiera su cabeza hacia atrás y soltara un jadeo.—Eres peligrosa —manifestó él e hizo un trago de gran volumen cuando ella lo atravesó hasta la garganta de un
Salomé se quedó con la boca abierta de la impresión, mientras escuchaba el resto de la conversación que Jimmy había acabado de poner en altavoz.—De hecho, iba a decirte lo mismo, hijo.Jimmy la miró estupefacto y su mirada no decía nada diferente.—¿De verdad?—Sí, ya has hecho mucho por la empresa, te mereces un descanso, al menos de un par de meses.—Gracias papá, no creí que...—Tu esposa está embarazada y tienes que estar con ella —le aseguró—. Cuando tu madre estaba embarazada de ti, yo procuré estar con ella la mayor parte del tiempo aunque tuviera mucho trabajo de por medio. Ustedes dos siempre fueron lo más importante para mí y sé que en tu caso es igual, por eso quiero que estés con ella.Salomé sintió la necesidad de abrazar a Frank y llenarlo de besos, pero todo lo que pudo hacer fue quitarle el teléfono a Jimmy.—¡Gracias Frank! —le dijo entusiasmada—. ¡Muchas gracias suegrito querido!El padre de Jimmy soltó una pequeña risita al otro lado de la línea.—No es nada, me al
—¿Mellizos? —cuestionó Jimmy para rectificar la información que le dio el médico.—Sí, felicidades, son dos.—¿Cómo es posible?, ¿acaso no era uno? —Salomé los miró patidifusa.—El segundo estaba escondido —explicó el obstetra—. En la primera ecografía no se vio porque llevabas muy pocas semanas, es algo muy común.-— no será que...Jimmy puso los ojos saltones, adivinando lo que su esposa estaba pensando.—No creo, ¿o sí? —Se miraron fijamente y abrieron levemente la boca al mismo tiempo.El doctor los miraba con una sonrisa, al parecer, entendiendo la comunicación telepática que tenían.—No se asusten, aunque sí se han presentado algunos casos, no es el de ustedes —respondió al cuestionamiento mental de ambos—. Los dos bebés tienen el mismo tiempo de gestación.Cada quien le sonrió al otro y siguieron contemplando atentos las imágenes que proyectaba la pantalla.Los corazones de ambos latieron frenéticos durante los cortos minutos que estuvieron observando a sus hijos.Era el milagr
Llegó el esperado viernes, cuando finalizaba la jornada larga de ensayos y no debían preocuparse por el lunes, ya que tendrían esa próxima semana de descanso, gracias a la amable maestra que se había apiadado de ellos.El equipo de ballet decidió celebrar la libertad yéndose a pasear desde el viernes; sin embargo, las tres amigas no se unieron al grupo. Primero, porque Sayda y Saray viajarían a Colombia esa semana, segundo, porque Salomé estaba embarazada y seguramente esa sería una fiesta llena de alcohol y descontrol, y tercero, porque para ella la mejor compañía tenía ojos caramelo y una sonrisa encantadora.No le hacía falta nada más teniéndolo a él junto a ella… Lo tendría solo para ella y eso era todo lo que había anhelado desde hacía mucho tiempo.Había hecho planes con las gemelas porque no imaginó que Jimmy estuviera libre esa semana y pudieran verse, mucho menos que él iba a viajar a Los Ángeles para quedarse con ella, pero se le había cumplido el sueño y nada más le importa
Salomé salió dispuesta a escuchar el nombre de su equipo entrando a la final del campeonato mundial de ballet. La última sonrisa que vio esbozar a Jimmy antes de que saliera por el otro lado, le dio las esperanzas que necesitaba y ese beso llevaba la poción mágica de la felicidad. Se acomodó donde debía con su equipo y ya su chico estaba en su lugar entre el público, mirándola sonriente. La presentadora tenía el sobre en sus manos y estaba abriéndolo lentamente. Mientras lo hacía, Salomé no dejaba de pensar en su madre y lo orgullosa que estaría de ella al verla pasar a la final, porque aunque fuera desde el cielo, sabía que la estaba mirando junto con su padre; los dos, tomados de la mano, conspirando con Anita y todos los ángeles en el cielo para que ese sueño se hiciera realidad. Por otro lado, estaba Jimmy ahí mirándola fijamente, solamente a ella. No le apartaba los ojos de encima y sabía que él también estaba atrayendo la victoria con su mente. Esa palabra le hizo recordar a s
El viaje fue rápido y llegaron al rededor del medio día a la mansión donde los estaban esperando Frank, Victoria y Paul con un banquete y un montón de abrazos para los dos.Mientras almorzaban, se contaron todas las aventuras que tuvo cada uno por su lado y no paraban de reír cuando fue el turno de Paul, relatando cómo fue para él ser mamá sustituta de cinco cachorros de león.—Muerden fuerte —dijo enseñándoles una cicatriz en la mano izquierda de un cachorro que lo había mordido mientras jugaban—. Pero lo peor es limpiarles la caca, eso sí es un asco.Jimmy no hacía más que burlarse de él, riéndose a carcajadas, y su amigo lo miraba con recelo, prediciendo que en cualquier momento soltaría un comentario gracioso al respecto.—¿Y cómo terminaste cuidando cachorros de león? —preguntó Salomé—. Saray nunca me lo contó.—Su madre enfermó y tuvieron que trasladarla a otro sitio para cuidarla —explicó—. Entre ellos había uno que era de otra leona, pero no se estaba alimentando bien por algu