Salomé subió al avión con lágrimas en los ojos. No quería alejarse de él tan pronto, ya que no habían podido pasar ni siquiera veinticuatro horas juntos, pero esas pocas que estuvo junto a él habían sido las mejores de su vida; como todos los momentos que vivía a su lado.Se sentó junto a la ventana y conectó los auriculares para escuchar música; sin embargo, el rostro triste de Jimmy no se iba de su mente. Sus gestos de sonrisa fingida y el latido de su corazón acelerado por la anticipación de tener que dejarla ir, era todo lo que podía ver y oír.Le había dicho esa última frase esperando que le sirviera de consuelo, pero sabía perfectamente que él no estaría bien. Se habían alejado solo una semana y esa le había parecido la más larga de su vida, a pesar de que tuvo la compañía de las gemelas. Jimmy solo tenía a su padre y a Paul, pero ellos deberían estar tan ocupados con el nuevo proyecto de C.M.L., que seguramente no tendrían mucho tiempo para pasar el rato.Estaba solo en la mans
Llegó el 31 de diciembre y Jimmy organizó una cena de año nuevo en la mansión, invitando a su padre, su mejor amigo, Dana su secretaria y Victoria, por supuesto.El primero en llegar a la casa fue Paul y aunque no sabía cocinar mucho, se dispuso a ser el asistente de Jimmy.Se pusieron los delantales y empezaron a reunir ingredientes para preparar la cena, mientras hablaban y se contaban lo que no habían podido antes, por estar viajando para los eventos del proyecto de C.M.L.—Y entonces... ¿te casaste y no me invitaste, hermano?—Fue improvisado, bro.—Esa Salomé tiene ideas repentinas algo alocadas, a veces ni siquiera sé quien de los dos está más loco.Jimmy rió.—Ella, seguro.—Ja, ja, ustedes dos merecen un premio a la pareja más rara de todas.—Y a la más hermosa, ¿no?—En eso si compiten con Saray y yo, aunque... no, definitivamente ustedes ganan.—Gracias hermano.—Jamás pensé que te llegaras a convertir en padre tan pronto, ¿cómo lo llamarán?Jimmy detuvo lo que estaba hacien
Salomé lo estaba dando todo en los ensayos; era la primera en llegar y la última en irse todos los días. La maestra estaba orgullosa de ella porque a pesar de su condición, era la mejor bailarina de todas; sin embargo, eso fue así hasta que... le dieron ganas...Su primer síntoma fue el peor de todos para ella. No sabía por qué, pero vivía pensando día y noche en el garrote de Jimmy... si... ni siquiera ella lo entendía... Lo cierto era que se imaginaba mil cosas con ese miembro del demonio sexi de su esposo, y todo lo que veía se lo recordaba...—¡Oh, miren ese bolillo! —les dijo a las gemelas señalando el tolete de un policía—. Se parece a... Bueno, menos en el color...—¿De qué hablas? —cuestionó Sayda poniendo cara de confusión.—Está pensando en el pene de Jimmy —susurró Saray para las tres.—Jajá, ¿de verdad Salo?—Es que miren... si cierro los ojos podría imaginar que es el garrote de Jim, parece igual de duro —se mordió el labio.—¿Quieres que vaya y le pida que te lo preste?
¿Y todavía lo preguntaba? No podía ni siquiera imaginarse cuantas veces su garrote había cobrado vida propia por culpa de su recuerdo. Esa pulga no tenía idea de lo mucho que la deseaba, y lo largo que se le había hecho el día, (y otra cosa), de tanto pensarla.El idiota de Paul se había estado burlando de él en el desfile de ese día, por el montón de veces que se acomodaba la entrepierna mientras modelaba, y es que, aunque estuviera distraído con eso, no se hallaba en ninguna parte que no fuera entre las piernas de ella.—Contigo, lo que quieras… —respondió, y la imaginó mordiéndose el labio inferior como a él le gustaba, sin enterarse de que así había sido.—Entonces enciende la compu —le pidió con su voz sensual de niña traviesa, y él corrió por el aparato—. Llámame.—Dame un segundo, preciosa —solicitó mientras trataba por todos los medios de que el portátil encendiera rápido.Mientras tanto se iba quitando la chaqueta con la misma mano que sostenía el teléfono, y Salomé se dio cu
Jimmy no sabía qué le daba más placer, si su propia mano acariciando su miembro de arriba abajo, o la imagen en la pantalla de esa mujer desnuda ante él, dándose placer con sus propios dedos.—Ahhh... —gimió ella cuando los sacó de su interior—. Jimmy, córrete para mí.—No sin que tú lo hagas primero.—Yo puedo correrme solo con cerrar los ojos e imaginarte sobre mí, Jim.—Entonces hazlo, pero imagíname lento...Ella volvió a rozarse el clítoris con los dedos y empezó a hacer círculos sobre él, mientras que Jimmy seguía apretándose el miembro, imaginando que la boca de ella lo succionaba.—Ah... —gimió él en un susurro cuando en una de esas barridas, se apretó más fuerte el glande que ya estaba enrojecido.De pronto, Salomé esbozó una sonrisa pícara y luego la vio tomando entre sus manos un pene parecido al suyo.La sorpresa lo obligó a abrir los ojos como platos y detener los movimientos de su mano, cuando ella empezó a pasarse ese miembro por la boca y luego lo lamió.Esa pulga sabí
Jimmy apagó su celular y empezó a empacar su maleta como loco, metiendo ropa sin mirar, hasta que la llenó y para él eso fue suficiente.Cogió su pasaporte y todo lo que iba a necesitar para el viaje. Antes de salir de la mansión, llamó a un taxi y cuando estuvo afuera, este ya lo estaba esperando.—Al aeropuerto, por favor.—Con gusto.No era necesario decírselo, porque el taxista ya se había percatado de que tenía afán, así que condujo rápidamente y llegaron en unos minutos.Por fortuna, había un vuelo que saldría en cinco minutos, y tuvo el tiempo suficiente para comprar su boleto y correr al avión.Era casi la medianoche y tenía sueño. Los párpados se sentían pesados, así que en cuanto estuvo acomodado en su silla, cerró los ojos para tratar de dormir. Tenía que llegar enérgico al encuentro con su pulga, porque pensaba darle tan duro que ella no pudiera levantarse de la cama ese día...Haciendo cuentas llegaría en la mañana; ella empezaba los ensayos alrededor de las diez, así que
Salomé rodó en la cama cuando Jimmy se descuidó y se quedó encima de él.Comenzó a besarle el cuello, deleitándose con su piel mojada, y él se dejaba lamer y chupar porque lo estaba gozando.—Vamos a quitarte esa ropa mojada —le habló susurrando a centímetros de su piel, y esta se le puso de gallina.Se quedó sentada a horcajadas sobre él y comenzó a desabrocharle los botones de la camisa de arriba abajo, uno a uno. Sus labios tocaban la piel que iba quedando expuesta y cada vez bajaba más hasta llegar al borde del pantalón.—No te detengas, nena —le rogó él, totalmente excitado y muerto de ganas porque ella le diera lo que anhelaba.—Es mi parte favorita —confesó tomando el broche del pantalón—. Y quiero disfrutarla…Le bajó la cremallera, sacó su pene del refugio, e inmediatamente se lo llevó a la boca, provocando que Jimmy dirigiera su cabeza hacia atrás y soltara un jadeo.—Eres peligrosa —manifestó él e hizo un trago de gran volumen cuando ella lo atravesó hasta la garganta de un
Salomé se quedó con la boca abierta de la impresión, mientras escuchaba el resto de la conversación que Jimmy había acabado de poner en altavoz.—De hecho, iba a decirte lo mismo, hijo.Jimmy la miró estupefacto y su mirada no decía nada diferente.—¿De verdad?—Sí, ya has hecho mucho por la empresa, te mereces un descanso, al menos de un par de meses.—Gracias papá, no creí que...—Tu esposa está embarazada y tienes que estar con ella —le aseguró—. Cuando tu madre estaba embarazada de ti, yo procuré estar con ella la mayor parte del tiempo aunque tuviera mucho trabajo de por medio. Ustedes dos siempre fueron lo más importante para mí y sé que en tu caso es igual, por eso quiero que estés con ella.Salomé sintió la necesidad de abrazar a Frank y llenarlo de besos, pero todo lo que pudo hacer fue quitarle el teléfono a Jimmy.—¡Gracias Frank! —le dijo entusiasmada—. ¡Muchas gracias suegrito querido!El padre de Jimmy soltó una pequeña risita al otro lado de la línea.—No es nada, me al