El día del primer evento llegó, y Jimmy tenía que presentarse al medio día en C.M.L. para asistir con su padre al desfile.El trabajo lo distraía muchísimo y no había vuelto a deprimirse; sin embargo, Salomé no se iba de su mente ni un minuto. Todo el tiempo estaba ahí, metida dando vueltas en su cabeza y su corazón la llamaba con cada latido.Era viernes y también su cumpleaños. Tenía pensado salir en la noche con Paul cuando el evento terminara, y emborracharse hasta no recordar su propio nombre, aunque el de ella permaneciera tatuado allí dónde siempre, porque sabía que ni aunque se bebiera el bar entero iba a olvidarse de ella, pero al menos sabía que iba a olvidar que no estaba ahí con él…Llegó a la empresa y jamás imaginó lo que encontraría allí… Silencio absoluto y nadie presente.Ni siquiera el portero estaba custodiando la entrada. Las puertas estaban cerradas, y adentro parecía estar todo en tinieblas.Miró a través del vidrio oscuro, pero no vio nada ni nadie adentro. Se e
La información que le dio la maestra le hizo acelerar el corazón, y caminó directamente hacia las gemelas para ponerlas al tanto:—Chicas, debo ir al hospital, ¿me acompañan?—¿Qué Salo? —cuestionó Sayda desconcertada—. ¿Por qué?—Parece que algo no salió bien en mis exámenes y la doctora quiere hablar conmigo.—¡Ay, no! —exclamó Saray tapándose la boca con la palma—. ¿Qué podría ser?—No lo sé, hay que averiguarlo.—¿Ya mismo? —preguntó Sayda.—Ya mismo.—Entonces vámonos —dijo Saray bebiéndose el vaso de jugo de naranja rápidamente en varios tragos.—Listo… vámonos —masculló Sayda con la boca llena de croissant.Las tres pidieron permiso para irse y la profesora no puso problema en que las gemelas la acompañaran.Llegaron al hospital y en la recepción le entregaron una tirilla a Salomé para que pasara a la consulta.Tuvieron que esperar al menos media hora comiéndose las uñas y arrancándose la horquilla inexistente del cabello, las tres por igual, hasta que por fin, una doctora de m
—¿Jimmy?, ¿Jim? —lo llamó varias veces por el teléfono, pero no escuchó nada más y tuvo que colgar.«¿Y si le dio un infarto?»No quería pensar lo peor, pero es que fue muy extraño ese ruido que oyó como si él hubiera dejado caer el celular, y luego simplemente no se escuchó nada más…Volvió a marcarle varias veces, pero solo pitaba y pitaba hasta que escuchaba el correo de voz. Pensó en llamar a Frank, pero tendría que darle explicaciones, así que mejor le marcó a Paul.El chico tardó en responderle, pero luego de varios intentos le contestó con voz de ebrio soñoliento:—Diga.—Paul, hola soy Salomé.—Salomé, ¿qué necesitas?Era obvio que estaba fastidiado por la interrupción del sueño; sin embargo, parecía querer levantarse de la cama con toda la disposición de ayudarle.—Es que… es que… le di una noticia a Jimmy y creo que se desmayó.Hubo un instante de pausa al otro lado de la línea.—¿Qué noticia le diste, Salomé?—Estoy embarazada.—¡¿Qué?! —Se levantó de golpe de la cama y al
—Me voy…—¿Qué?, ¿a dónde?—A tu lado, no aguanto más Jim, necesito verte —balbuceó.—No Salo, ¿y el concurso?—¡Que se joda el concurso!—Nena, yo sé que me extrañas tanto como yo a ti, pero tendremos tiempo, lo prometo. Ahora tienes que participar.—¿Por qué Jimmy?, no quiero hacerlo.—¿Estás segura? —Lo dudó por un instante—. Ves, no lo estás. Mejor ve a prepararte para esa primera etapa que seguramente va a salir muy bien, yo estaré aquí esperándote.—Te amo, mi pimpollo.—Lo sé, yo también te amo mi nena.Colgó el teléfono y los ojos se le aguaron de nuevo.Se sentía impotente por no poder estar junto a él, pero tenía razón… ya estaba allá y debía participar en ese concurso. La primera etapa sería rápida y la presentación iba a ser esa misma noche.Llegó con las gemelas al hospital para la cita de su primer control prenatal y el doctor les permitió el ingreso a las tres al consultorio.La hizo cambiar para hacerle la ecografía, y el corazón se le aceleró cuando se recostó en la c
En cuanto llegaron al aeropuerto, tomaron un taxi y Salomé se bajó frente a la mansión, mientras que las gemelas continuaron hacia su apartamento.Sigilosa trató de que nadie la viera y se desvió al parqueadero para constatar que Jimmy estuviera en la casa, pero se llevó una sorpresa cuando vio el Lamborghini que no tenía idea de qué modelo era, justo en el lugar donde debería estar la pequeña poni; sin embargo, su confusión creció al ver el hermoso auto blanco justo al lado de esa nave nueva.—¿Y esto?Jimmy no le había hablado de eso, pero decidió no prestarle mucha atención porque se moría de ganas por verlo. Ya había comprobado que él estaba en la casa y el corazón empezó a palpitarle desenfrenado.Caminó de vuelta, pero cuando estaba a punto de salir vio algo brillante en el suelo y se acercó par recogerlo. Era un anillo precioso, adornado con diamantes diminutos unidos perfectamente entre sí para formar un corazón.Se quedó con la boca abierta mientras lo contemplaba entre sus d
Empezaron a empacar unas cuantas mudas de ropa de cada uno en una maleta, junto con los elementos esenciales de aseo.Jimmy se quedó viendo a Salomé dando vueltas por la habitación para reunir todo, y la recorría con su mirada escrutadora.Una tira del vestido rojo que ella llevaba puesto resbaló por su hombro y ella se la acomodó enseguida, pero la mente de Jimmy ya había fantaseado.—¿Podemos adelantar la luna de miel? —le preguntó mirándola con codicia, y en cuanto ella posó su mirada en él, se sintió desnuda de pies a cabeza.—Amor… —Dejó lo que estaba haciendo y su corazón comenzó a latir desenfrenado, mientras sus ojos veían a ese hombre que la volvía loca, con esos ojos miel que la devoraban—. Si quieres…Eso fue suficiente para que Jimmy se acercara a ella, y Salomé retrocedió chocando contra la cómoda cuando el aliento de su hombre le calentó la frente.Las manos de Jimmy encontraron su cintura y sus labios atraparon los suyos antes de que pudiera decir algo más.Estaba calie
Salomé subió al avión con lágrimas en los ojos. No quería alejarse de él tan pronto, ya que no habían podido pasar ni siquiera veinticuatro horas juntos, pero esas pocas que estuvo junto a él habían sido las mejores de su vida; como todos los momentos que vivía a su lado.Se sentó junto a la ventana y conectó los auriculares para escuchar música; sin embargo, el rostro triste de Jimmy no se iba de su mente. Sus gestos de sonrisa fingida y el latido de su corazón acelerado por la anticipación de tener que dejarla ir, era todo lo que podía ver y oír.Le había dicho esa última frase esperando que le sirviera de consuelo, pero sabía perfectamente que él no estaría bien. Se habían alejado solo una semana y esa le había parecido la más larga de su vida, a pesar de que tuvo la compañía de las gemelas. Jimmy solo tenía a su padre y a Paul, pero ellos deberían estar tan ocupados con el nuevo proyecto de C.M.L., que seguramente no tendrían mucho tiempo para pasar el rato.Estaba solo en la mans
Llegó el 31 de diciembre y Jimmy organizó una cena de año nuevo en la mansión, invitando a su padre, su mejor amigo, Dana su secretaria y Victoria, por supuesto.El primero en llegar a la casa fue Paul y aunque no sabía cocinar mucho, se dispuso a ser el asistente de Jimmy.Se pusieron los delantales y empezaron a reunir ingredientes para preparar la cena, mientras hablaban y se contaban lo que no habían podido antes, por estar viajando para los eventos del proyecto de C.M.L.—Y entonces... ¿te casaste y no me invitaste, hermano?—Fue improvisado, bro.—Esa Salomé tiene ideas repentinas algo alocadas, a veces ni siquiera sé quien de los dos está más loco.Jimmy rió.—Ella, seguro.—Ja, ja, ustedes dos merecen un premio a la pareja más rara de todas.—Y a la más hermosa, ¿no?—En eso si compiten con Saray y yo, aunque... no, definitivamente ustedes ganan.—Gracias hermano.—Jamás pensé que te llegaras a convertir en padre tan pronto, ¿cómo lo llamarán?Jimmy detuvo lo que estaba hacien