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Lo primero que Jimmy escuchó cuando ella le contestó, fue una música de discoteca sonando fuerte, y eso le dañó el día… —Hola niño bonito —lo saludó su adorado tormento, notablemente más alegre de lo normal. —Veo que te estás divirtiendo. —¿Por qué no me habías llamado? —Se atrevió a preguntarle, obviamente queriendo librarse de cualquier crítica suya. —Tengo mucho trabajo. —Estaba cansado y el ánimo se le había caído al suelo, como para responderle con frases más largas. —Entonces tal vez no has comido, ni dormido, ni siquiera te has bañado, ¿verdad?, porque no te ha quedado tan solo un minuto libre para algo más. —Esa era una reprimenda a medias, porque el tono de su voz seguía siendo alegre, tal vez la estaba pasando muy bien… —Tú tampoco me has llamado. —Se defendió y le funcionó porque ella se quedó callada—. Te fuiste de fiesta sin bañarte porque el tiempo no te alcanzó, ¿cierto? —Ash, ya, cálmate, no quise molestarte. —No me molestas, pulga, quería escucharte. —Empezó a
Jimmy despertó a las siete y lo primero que hizo fue revisar su celular, pero no había ninguna llamada perdida de ella. Quería estar seguro de que Salomé había llegado bien a la casa esa noche y esperaba que no se hubiera puesto ebria como la última vez; quizás todavía podía estar en ese club, ya que había siete horas de diferencia entre un país y el otro, pero quiso creer que tal vez ya se encontraba durmiendo, así que prefirió no molestarla y esperar unas horas.Se metió a la ducha, y luego bajó a la recepción del hotel para encontrarse con su padre y continuar con las diligencias. Faltaba mucho por hacer y le dolía la cabeza de solo pensar que no llevaba ni una semana fuera del país…Frank lo estaba esperando mientras tomaba una taza de café, sentado en un sillón y hablando por teléfono, así que simplemente se sentó frente a él a esperar que terminara la llamada, pero pudo escuchar claramente parte de la conversación y frunció el ceño al notar una sonrisa pícara en el rostro de su
Jimmy estaba a punto de irse a la cama, después de un largo día de trabajo, pero no podía quedarse sin llamar a la pulga rabiosa, ya que tenía una excelente noticia que darle, así que esperó paciente escuchando los pitidos receptores hasta que ella le contestó:—Mi renacuajo romántico, ¡por fin me llamas!—Ya te había llamado, pero no me contestaste.—De verdad lo siento, estaba con las gemelas.—¿Cómo te terminó de ir ayer?, o más bien en la madrugada.—Esta madrugada estaba teniendo un sueño erótico con un pimpollo de ojos color mierda. —La escuchó carraspear—. Color miel, lo siento.Esa enana si sabía cómo sacarle una sonrisa.—¿Y qué soñaste?—Mejor te lo muestro cuando estés aquí…Jimmy se mordió el labio; las ganas de estar con esa ninfómana estaban a casi nada de hacerlo tomar el primer vuelo hacia ella, sin importarle nada más…—¿Y por qué no me lo cuentas ya?—Estoy en el comedor con Ana, no querrás que ella escuche esas cosas que son del diablo.—¿Estás cenando?— Casi, no t
Salomé no supo en qué momento se quedó dormida escuchando la respiración de Jimmy, pero la despertó el frío en medio de la noche, y en cuanto estuvo consciente de la realidad, escuchó un leve ronquido proveniente del teléfono… Jimmy seguía ahí, del otro lado de la línea; sin embargo, había caído en un sueño profundo, como ella. Sonrió y suspiró enamorada, mientras se arropaba con las cobijas y acomodaba el teléfono en una esquina de la almohada para seguir escuchándolo por unos minutos, hasta que el gruñido de su estómago la hizo alertar; se había dormido sin cenar y no iba a volver a quedarse dormida con el hambre que tenía, así que se levantó nuevamente, tomando el teléfono para que los resuellos de Jimmy la acompañaran, y bajó a la cocina para buscar algo de comer, percatándose de que era la una de la madrugada y todo estaba en tinieblas. Había dormido más de siete horas, pero seguía con sueño, por lo que procuró no demorarse mucho alimentándose con algo ligero para luego volver a
Durante el almuerzo, Jimmy recibió una llamada de su padre, informándole que todo estaba arreglado y ya no era necesaria su estancia en Madrid; sin embargo, Frank se tendría que quedar al menos una semana más para terminar los trámites, pero la noticia no pudo alegrarlo más; iba a volver a ver a su pulga pronto, eso era lo que más le importaba. Empezó a comer como loco para terminar rápido y empezar a hacer su maleta; la otra buena noticia que le dio su padre, era que el vuelo ya lo estaba esperando, en una hora y media saldría, así que terminó como pudo y se bebió el jugo de un solo trago, levantándose de la mesa inmediatamente para correr al cuarto. Sacó la ropa del closet y ni siquiera la dobló, sino que la metió por montones en la maleta; al final tuvo que aplastarla con su propio peso para que cupiera, y luego saco también sus elementos de aseo del baño, embutiéndolos junto a la ropa, y gracias a que ya estaba vestido y arreglado, solo tomó su chaqueta y salió de la habitación d
El vuelo fue rápido, tardó menos de ocho horas y estuvo en la casa antes de las seis de la tarde. En cuanto se bajó de la camioneta que lo había recogido en el aeropuerto, y estuvo frente a la mansión; la sonrisa en su rostro se hizo más amplia y no dudó ni un minuto en entrar, desbloqueando la puerta con su boca. Cruzó el umbral sigiloso, escuchando la música que se reproducía en el equipo de sonido, y la vio en la sala, ya a tan solo unos cuantos metros de distancia, después de que habían sido miles de kilómetros… Estaba muy entretenida, bailando mientras limpiaba el polvo y cantaba: ♪♫ Encantada de conocerte, ¿dónde has estado?, Podría mostrarte cosas increíbles… Magia, locura, el cielo, el pecado… Te vi allí y pensé: “Oh, Dios mío, mira esa cara” Te ves como mi próximo error… El amor es un juego, ¿quieres jugar? ¡Ey! ♪♫ Se cruzó de brazos y se recostó en la columna para seguir contemplándola… Se veía hermosa con ese jersey suyo que apenas y le cubría el trasero, y agra
Se morían de ganas por estar juntos y darse amor, pero si era cierto que Jimmy estaba cansado, así que primero se dio una ducha rápida, mientras Salomé se lavaba los dientes en el mismo baño; pensó que se metería a la ducha y se aprovecharía de él, pero no, como toda una niña juiciosa, hizo lo que debía frente al lavabo mientras él a sus espaldas observaba su sombra a través del vidrio transparente. La vio salir primero del baño y cinco minutos después él la acompañó, entrando a la habitación: —¿Y ese vestido? —le preguntó al ver la prenda roja sobre la cama. —Me lo había puesto para esperarte. —¿Y por qué te lo quitaste? —cuestionó tomándolo entre sus manos para mirarlo. —No sabía a qué hora llegarías y estaba aburrida, así que me cambié para ayudarle a Ana a limpiar el polvo. La notó algo desanimada, y por primera vez en la historia de la humanidad, un hombre adivinó lo que pasaba por la mente de su chica: —Te ves más sexi con mi playera. —Le lanzó una mirada coqueta, r
Jimmy la cobijó sobre su pecho, pero fue él quien se sintió como un niño entre sus brazos; ella se aferró a él con tanto anhelo, como si su pecho y el latido de su corazón fueran su refugio… No quería que el tiempo corriera teniendo ese pequeño cuerpo abrazado a él, rodeándolo con sus brazos y piernas, mientras apoyaba su oído sobre su corazón para escuchar los latidos que la arrullaban. La lluvia caía sobre el tejado y Jimmy siempre había amado eso, pero en esa ocasión tenía un significado especial, porque estaba cobijando a la mujer que amaba… la que le tenía miedo a lo que él adoraba. Nunca le había dicho que a él le encantaba escuchar la lluvia junto con los truenos, y cuando venía acompañada de relámpagos, era muchísimo mejor. Quería hacer que ella dejara sus miedos, quería mostrarle lo hermosa que era esa actividad celestial, y que no tenía nada que temer mientras estuviera con él… Le acariciaba la espalda y desenredaba el cabello con ternura, como si de una niña se tratara…