—¡Hey bailarina! ¡A dónde crees que vas! — grita Axel —. ¿Piensas dejarme así? — enfatiza.
—Debo ir a casa — arreglo un poco mi cabello a lo que subo al ascensor y se me queda viendo perplejo, aun desnudo —. Cierra la puerta antes de salir, por favor, ternurita.
—¿Qué? ¿Espera? — sonrío, y las puertas del ascensor se cierran justamente cuando él emprende un camino hacia mí, cubriendo su virilidad con sus manos —. ¡Rachel! ¡espérate!.
Ya después le daré una disculpa por irme así tan de repente, pero por ahora está mi madre antes que todo. A decir verdad, jamás debí dejarla sola en el hospital con mi papá, por más que ella me insistiera que tomara un buen descanso y pensara en otras cosas que no sea por todo lo que estamos atravesan
AxelNo quiero atacar con preguntas incomodas e innecesarias a Rachel sabiendo que las emociones en un momento de urgencia colisionan con el razonamiento. Además, que sé perfectamente lo que se siente al ver a tu madre en ese estado tan vulnerable de inconsciencia, y el miedo de hasta llegar a perderla no te hace pensar con claridad. El momento que decida que es perfecto de contarme lo que sucede con su madre, lo aceptaré, no es como que esté obligada en decírmelo. Si ella quiere hablar, de igual modo la escucharé, y si así no lo desea, es su decisión y así la respetaré.Mi mente viaja al pasado y mi cerebro se encarga de revivir recuerdos muy dolorosos de mi niñez, la cual fue marcada cuando mi madre murió. Recuerdo muy bien, estaba cumpliendo doce años y papá aun no llegaba de su viaje de negocios. Mi madre estaba ansiosa al igual que yo, en la espera de su
RachelNunca antes me había sentido tan afligida y derrotada a como me siento ahora mismo con mis dos padres estando en el mismo hospital, luchando porque su salud mejore. Sí, lastimosamente la vida debe tener un poco de dolor para que la felicidad se abra paso en su máximo apogeo. Pero es sumamente frustrante apegarte a la fe, cuando golpe tras golpe te vas sumiendo mas en este insoportable sufrimiento. Te preguntas que has hecho de mal en la vida como para que cada golpe lo recibas tan cruelmente.La muerte de mi hermano tras ese accidente, nos hizo aferrarnos a las buenas acciones como personas y como familia. Nuestros padres siempre nos inocularon buenas acciones y buenos sentimientos para con los demás. No quiero explotar contra lo sagrado, pero es una derrota y una injusticia que hace que la fe se vaya poco a poco de mí. Mas, sin embargo, como dir&iacu
Después de lo ocurrido con mis padres, Mara y yo nos hemos mantenido muy al pendiente de sus cuidados y de que el tratamiento que les indicó el doctor a cada uno lo sigan al pie de la letra. A mi madre le he visto mucha mejoría, aunque a veces el agotamiento físico la hace dormir por varias horas, y es entendible, pues ha sufrido mucho a lo largo de los años y, tanto su cuerpo como su mente, merecen descansar de todo el acumulado de los problemas que la han enfermado lentamente. Por otro lado, a mi padre le están practicando más análisis de laboratorio para dar cuanto antes con su enfermedad, pero tal parece, aunque no es nada seguro, que tiene algún tipo de cáncer en el riñón, y esa noticia nos ha golpeado un poco fuerte a todos en casa, pues para ser sincera no nos esperábamos una enfermedad de tal magnitud. Yo solo le pido a Dios que no sea nada
Al primer pie que puse al entrar a la casa, fui directamente a encarar a mi bella y hermosa madre, ya que el resto de día tuve un tremendo cólico que casi me hace morir de ansiedad por culpa de Axel y lo que dijo. Sé cómo es ella: conozco esos trucos y artimañas tan anticuados para cuando de un hombre que está en mi campo de visión se trata. Así lo hizo con Benjamín: lo capturó, lo atrapó y lo dejó como un débil corderito para ser azotado con mi amor. Aun me da algo de nostalgia recordar lo feliz que fuimos, y lo rápido que murió el amor entre los dos. Supongo que no estábamos destinados para morir juntos.Entro como alma que lleva el diablo, sin saludar a Mara que tan concentrada en la cocina se encuentra, cantando muy alegre.
Como no sabia a dónde me llevaría Axel, opté por ponerme una blusa corta color rosa palo, unos pantalones cortos de color negro y un par de tenis del mismo color. Después de estar tanto tiempo en tacón, mis pies se sienten muy cómodos y descansados estando en zapatos bajos.Al despedirnos de mis padres y decirles a las enfermeras que me llamaran por si algo llegase a ocurrir, Axel me guio hacia su auto, que hasta ahora me percaté que estaba justo al frente de la casa. ¿Cómo es que no lo vi antes?.—¿Adónde vamos a ir, y por qué tanto misterio? — pregunto, una vez Axel arranca el auto.—Te gusta tenerlo todo bajo control, ¿no?.
AxelVer la situación por la que ha atravesado Rachel no solo con su madre, sino también con su padre, me ha removido todos aquellos recuerdos de cuando perdí a mi madre. No le deseo lo mismo a otra persona, es por ello que he tratado de ayudarla en lo que más pueda, aunque no me deje hacerlo. Rachel es una mujer difícil y que trabaja para conseguir sus propias cosas, así que no tuve otra opción que hablar con Mara, la hermana de Rachel para que sus padres me recibieran en su casa y poder hablar con ellos. Al principio no estaban muy convencidos, según por las intenciones que tenía haciendo todo eso por ellos, pero al final resultaron aceptando. Entendieron, después de una charla tendida, que lo que menos pretendía era hacer algo que jugando limpio ya había conseguido.
—Lo siento tanto, Axel. Perdóname, por favor. He sido muy imprudente.—No tengo nada que perdonarte, bailarina. Sé que no lo has dicho con mala intención. ¿Qué ibas a saber tu? — me encojo de hombros.—Pero igual manera... — sacude la cabeza varias veces seguidas—. No hago más que arruinar las cosas con mis estúpidos comentarios. Siento mucho la perdida de tu madre.—Ya está. Déjalo — acomodo un mechón de cabello por detrás de su oreja y sonrío —. Ya han pasado muchos años, Rachel. He aprendido a vivir con su ausencia.Traga saliva.—N
RachelEntre la cocinada de la pasta y varias charlas y recuerdos de su madre y de mi hermano, se nos fue pasando el tiempo. Me contó muchos momentos que pasó junto a su madre de niño, dejando de lado el día de su muerte; y lo entiendo, no es necesario revivir algo que visiblemente le afecta grandemente. Por mi parte, le conté de la estrecha y maravillosa relación que siempre tuve con mi hermanito mayor y, por primera vez, dije lo que sucedió aquella noche de su accidente. Reímos mucho y lloramos otro tanto en la plática tan conmovedora que tuvimos. El brillo de emoción, felicidad y tristeza cada que habla de su madre, es único. A pesar de haberla perdido cuando era tan solo un niño, su amor sigue intacto, como si ella estuviera aquí.Lo que me de