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Volvía a mirar a Derek el cual su rostro se relajó, por unos segundos sentia que estábamos en una burbuja de amor donde solo estábamos él y yo. Su sonrisa me cautivo, y por primera vez en tantos años sonreía de manera verdadera. Me sentia en mi hogar, segura, tranquila. La apacible escena de calma se vio ligeramente perturbada por los golpes en la puerta, lo que provocó que tanto Derek como yo nos volviéramos hacia ella. La intensa mirada azabache que combinaba con su melena me examinaba detenidamente. Su tez de tono oliva creaba un contraste armonioso, mientras que su mirada resultaba tan enigmática como llena de misterio. —Lamento interrumpir, pero Derek, me parece que hemos descubierto algo sobre tu ataque así que tendrás que moverte. —Bien, Eloise cuando no estes conmigo te dejare con Benjamín. —Con su cabeza señalaba—En este momento, él se encargará de ti y utiliza esto. —Sacaba de su bolsillo su cartera y me entregaba una tarjeta de color negro—Utiliza esta tarjeta para toda
Al despertar, me sentía un poco confundida, sobre todo debido a una molestia que percibía en mi espalda. Al abrir los ojos, me di cuenta de que Derek aun dormía plácidamente, su aroma varonil me embriagaba, pero algo más captó mi interés. Observaba fijamente en la dirección de donde sentía la presión, percibiendo que venía de su zona íntima, lo que me llevó a soltar un grito intenso y apartarme por completo de él con un chillido. Destapaba las sábanas para observar lo que ocultaba entre sus piernas, provocándome un grito de emoción, pasión y temor. Desde donde me encontraba, pude estimar que tenía casi la misma longitud que mi antebrazo, lo cual me sorprendió ligeramente, ya que el de Trevon ni siquiera alcanzaba la mitad... y solo con él podía hacer la comparación.—Pequeña gatita ¿Que pasa? —preguntaba ligeramente somnolienta. —¡Qué es eso! —señalaba hacia su zona íntima.—Es mi pene ¿Por qué?—¿Pene? Lo que tienes en tus manos se puede considerar como una espada, —mencionó con a
La atmósfera en la sala de subastas era densa, cargada de tensiones ocultas y miradas que se cruzaban como dagas. Mientras Derek avanzaba, los susurros se detenían y una calma solemne se apoderaba del ambiente, como si un rey estuviera llegando a la escena. Su presencia imponente, sus amplios hombros y su mandíbula firme causaban que ciertos presentes se sintieran algo intimidados al encontrarse con él, una combinación de reverencia y aprensión que siempre me resultaba fascinante. El traje a medida realzaba aún más su elegancia natural. —Derek, ¿puedes dejar de ser tan intimidante? —murmure mientras caminaba a su lado tomados de la mano nos abríamos paso entre el grupo. De reojo, sus ojos zafiros brillaban con una chispa de diversión cuando me observó.—Simplemente estoy siendo yo mismo. —murmuró con tono travieso—. Sin embargo, te aseguro que aquí no soy agresivo, al menos no en esta situación. Si prefieres, podríamos huir juntos por un callejón para enseñarte a quién sí puedo ata
Aún era sujetada por Derek el cual no dejo de caminar hasta que llegábamos a la sala de subasta donde ya estaban preparando todo. Trataba de borrar de mi mente lo sucedido, ya que mi única meta al asistir a esa subasta era diferente. En la sala de subastas se respiraba un ambiente cargado de emoción, mientras un suave murmullo de anticipación se extendía entre los presentes. Las suaves luces destacaban las obras en exhibición, cada una más impresionante que la anterior, mientras el bullicio de los ofertantes sonaba como una melodía fascinante. Derek me soltaba con delicadeza y al verme sus ojos se agudizaron. —Pequeña gatita, en que piensa.Observaba de soslayo a mi alrededor, mi pensamiento estaba en otro lugar, centrado en una única persona: Miler Hill.—Debería estar Miler aquí. Si el no está aquí venir fue una pérdida de tiempo.—Tranquilízate, gatita pequeña, lo encontraremos juntos.Entre la muchedumbre, me abrí paso notando cómo los trajes de alta costura rozaban mi piel y el a
En la habitación se percibía una atmósfera densa, llena de tensión y anticipación. Se escuchaban susurros en el aire y las miradas dirigidas a Giovanni y Derek reflejaban que se estaba gestando un ambiente hostil. Las intensas luces del candelabro destacaban el collar expuesto en el centro, un diseño sofisticado que brillaba con un juego de luces que casi parecía bailar con el ambiente misterioso. Derek y Giovanni competían en un enfrentamiento sin palabras, una lucha de orgullos y determinaciones.Fue Giovanni quien decidió romper la quietud. Mostrando una sonrisa valiente, alzó su mano. —Tres millones de dólares. Mostraba una actitud traviesa, casi desafiante. No pude evitar sentir que estaba intentando jugar con fuego, mirando a Derek de manera desenfadada, como si estuviera disfrutando del colocar a Derek en un juego donde el era el único entretenido.La sala, llena de anticipación, quedó sumida en un completo silencio. Derek acaparaba todas las miradas, mostrando un semblante
Sus dedos se movían hábilmente dentro de mí, controlando cada movimiento. Mis gemidos, susurros y lamentos se vieron silenciados por el apasionado beso que me dio. Mi intimidad respondía a sus caricias, se moldeaba a su contacto, mi excitación era tan intensa que resultaba incontrolable. Experimenté un escalofrío intenso que recorrió todo mi ser. Experimentaba cómo mi cuerpo se iba transformando lentamente, como si fuera una bola de nieve que se va agrandando. Mi respiración se aceleraba mientras nos besábamos, sus caricias me sumían por completo a su dominio. La estimulación que me brindaba me preparaba por completo para él, a medida que descubría cada rincón de mi cuerpo que poco a poco se volvía suyo sin que yo lo notara. —Eloise —rugio de manera abismal. Escuche un leve sonido de zíper abrirse siendo cargada de manera rapida— Soy tu dueño —me acomodaba a su entrada— ¿Entiendes? No permitiré que ningún otro hombre te mire aparte de mí.Sin darme tiempo para contestar, simplemen
A través de la ventana de la habitación de Derek, la luz filtrada bañaba de una calidez deliciosa la habitación, iluminando el cuarto con un resplandor matutino y acogedor. Una habitación de colores sobrios que se notaba que pertenecía a un hombre soltero. Desperté poco a poco, experimentando una combinación de placer y agotamiento a medida que los recuerdos de la noche anterior inundaban mi mente. Durante un instante, dejé de lado la realidad y todo lo que existía más allá de esas cobijas desordenadas. Derek seguía descansando a mi lado, la chispa juguetona aun en sus sueños en su expresión me sacó una sonrisa.Me acomodé junto a él, deleitándome con el calor de su piel. Inhalaba con suavidad, y su fragancia natural me aniquilaba además de que me cautivaba. Al sentirme en sus brazos, un suspiro de felicidad escapó de mis labios, sintiéndome completamente resguardada. Con un movimiento ligero, abrió sus ojos y con sus manos me atrajo hacia el. Bostezo ligeramente somnoliento dedicándom
El ascensor se detuvo con un suave chirrido, y la puerta se abrió revelando a Trevon, con esa expresión arrogante que solía llevar como un escudo que se puso en cuanto me vio. Se aproximó hacia mí con la elegancia de un halcón que se abalanza sobre su presa, observandome con desdén, su voz sonando con un tono punzante. —Aquí estabas, pequeña cucaracha, intentando llamar mi atención con tus planes mediocres según me dijo Alex —su tono era totalmente ególatra rebosando un aire de satisfacción en su rostro. Pero antes de que pudiera responderle, Benjamín se interpuso entre nosotros, como un muro. Miré su figura imponente, y dejé escapar una risa por lo bajo. —Benjamín muévete, yo me encargo —le di un leve toque con la mano, moviéndolo a un lado algo que el acepto sin rechistar, como si fuera una orden del cielo. Mi mirada árida se concentraba en Trevon — ¿De verdad crees que eres necesario aquí? Lo único que está hediondo y repugnante es tu presencia. No sirves para lo negocios, no si