Hola :D comenten si le gusto el cap, nos vemos en un rato.
A través de los amplios ventanales, la luz solar se colaba en la habitación, inundándola con un resplandor acogedor y cálido. En la habitación, el aire llevaba consigo el delicado perfume de las flores que la inundaban, destacando sus tonos vivos frente a la atmósfera gélida del lugar. Me senté en una silla de patas doradas, y aunque el lujo me rodeaba, sentía cómo cada pétalo era un recordatorio de mi cautiverio. La puerta se abrió con un suave crujido, y una empleada, ataviada con un modesto uniforme, se aproximó a mí con una bandeja. Encima, unos aperitivos meticulosamente elaborados y una taza de té que humea. Sin embargo, no sentía ganas de comer. Dirigí la vista hacia la ventana, haciendo caso omiso de la bandeja como si comer significara recibir mi orden de muerta.—Piccola principessa(pequeña princesa) —Resonó una voz ronca y masculina que atravesó el silencio, impregnando el aire con su acento italiano. Sería conveniente que ingieras alimentos. Te aseguro que no he adulterad
En los últimos días, me di cuenta de que los trabajadores apenas se acercaban a mí y, en caso de hacerlo, lo hacían con utensilios de plástico. Exploraba la casa y observaba que la mayoría de las habitaciones estaban cerradas con llave. No tenía autorización para acceder a zonas adicionales como la cocina, lo que me limitaba las posibilidades de huir. Mientras estaba sentada en el sofa, un hombre de aspecto lánguido, cabello griseado y lentes que desprendían elegancia. —Señorita Montenegro he sido solicitado por el señor Bianchi para confeccionarle prendas a medida. Le solicitaré amablemente que me ayude y se ponga de pie para poder medir sus medidas.Mi mirada gélida estaba fija en él. —¿Mis medidas? —reía de manera visceral. —No voy a darle absolutamente nada.—Le ruego que me brinde su colaboración, señorita.Ignoraba lo que decían hasta que uno de los guardias se aproximó a mí. —Señorita Montenegro, es necesario que trabaje en conjunto con el señor Garrido, evitemos tener que hac
Al percatarme de que Dimitrik estaba paseando por la casa, decidí salir, pero por vez primera me lo impidieron. Al cerrarse la puerta, divisé a varios guardias recorriendo el jardín que acababa de abandonar, como si estuvieran buscando algo. Todo pareció ir a cámara lenta, pude ver que la seguridad se incrementó y recibía incluso la cena en mi habitación.Imagine que todo se iba a volver un caos, así que lo mejor era actuar con normalidad. A medida que cenaba, seguía mirando por la ventana, la luz lunar iluminaba todo el jardín, lo que lo hacía parecer casi mágico. Tan escondida estaba que ni siquiera tenía noción de la hora, así que opté por tomar un baño. Me sumergía en el baño, permitiendo que el calor del agua me abrazara. Cada músculo de mi cuerpo se relajaba y la tensión que había experimentado se esfumaba. En ese instante, en la bañera, dejé de recordar que estaba atrapada. Después de un tiempo, salí del cuarto de baño, todavía el vapor llenaba el reducido lugar, confundiendo
La sala estaba cubierta de oscuridad como un manto duro, cada sombra podía ocultar a un adversario, cada ruido era un presagio de lo peor. En medio de la semioscuridad, solo contaba con la penumbra como compañía, permaneciendo inclinada y percibiendo la gélida superficie debajo de mis rodillas. El peso del arma me brindaba consuelo, recordándole que mantenía el dominio, al menos temporalmente. Los sonidos de los gritos y los disparos resonaban fuertemente en mis oídos, creando un caos ensordecedor a mi alrededor. —Debo salir de esta casa o no sobreviviré. —Susurraba en un todo sumamente calmado. Mis ojos recorrían el cuarto, persiguiendo la mínima señal de peligro mientras mi corazón palpitaba con intensidad, un constante aviso de la inminente muerte que me esperaba. Al momento de retirarme, percibí cómo una mano robusta sujetaba mi cabello con firmeza. Un tirón brutal que me hizo caer hacia atrás. La adrenalina corrió por mi sistema. En un movimiento fluido, aproveché la inercia,
—Tik tok mi piccola principessa(pequeña princesa), ¿Acaso quieres que se muera?—Darianna, déjame morir. ¡No lo pienses más, acaba con él de inmediato!Al alzar mis armas hacia él, una sensación de temor me invadió al notar su peso, haciendo que mi semblante se tornara pálido. —No puedo hacerlo…—Susurraba sintiendo las lagrimas de la impotencia.Giovanni me observó meticulosamente, percatándose de lo que ya había descubierto. Se podía sentir su malévola carcajada reflejada en cada parte de su rostro. Mis labios empezaron a temblar intensamente.—Darianna ¡Solo matalo!—¡No puedo! —gritaba mientras entornaba los ojos.— piccola principessa(pequeña princesa), mírame. —Sacaba su telefono con su mano libre. —Llamaré a una ambulancia, pero necesito que me acompañes. No peleas, te dejaras someter a mi y el sobrevivirá.Mis ojos se posaron en Dimitrik, la cantidad de sangre resbalaba en la mano con la que lo sostenia. Si no tenia ayuda medica moriría en mis manos. —Está bien, lo haré. Solo ll
Había pasado una semana en la finca de la casa de Giovanni donde pude conocer a su padre. Un señor de semblante muy amable que estaba muy amable pero que daba a entender que en sus años de juventud fue un cruel mafioso. Me encargó a las pocas criadas que hablaban mi idioma por simple conveniencia personal. Aunque recibiera un trato excepcional por parte de todos en esa residencia, mi felicidad era inexistente. Era imposible desplazarme ni dos centímetros sin encontrarme rodeado por diez personas.Ese dia iria a conseguir el vestido de mi boda con Giovanni que seria en unos días. Él había organizado cada detalle, desde el sitio de la celebración hasta la íntima boda en la que solo participaron sus seres queridos y algunos miembros destacados de la mafia rusa, californiana e italiana, así como algunos líderes de carteles. Estaba en la tienda de novias la cual parecía ser el sueño para cualquier mujer. No obstante, entre la hermosura y el júbilo que envuelven aquel sitio, me encontraba i
La brisa suave de la noche acariciaba mi rostro mientras caminaba junto a Giovanni, la luz plateada de la luna bañaba el jardín de un resplandor mágico. El olor de las flores impregnaba el ambiente a nuestro alrededor, sin embargo, en mi corazón, resonaba una tensión inesperada. Giovanni se desplazaba a mi lado con una elegancia que no correspondía al individuo psicópata que me mantenía secuestrada. Me orientaba con su mano hacia un banco bajo la sombra de un árbol con su mano. Sin necesidad de que me tocara, era evidente que deseaba que me sentara. Tomamos asiento en el banco y el silencio pasó a ser el principal en nuestra charla. Observaba el bello firmamento, observando cómo el sol empezaba a tomar de la suya con la luna. Al fin, se animó a iniciar la conversación de manera delicada y atrayente. —Darianna Montenegro, solo tiene veinticinco, con notas sobresalientes a pesar de que en la noche se la dedicaba matando a diestra y siniestra. La hija menor de la familia Montenegro y un
El sonido de mis pasos resonaba en el corredor de la iglesia, mientras la melodía delicada de un cuarteto de cuerdas inundaba el aire, generando un ambiente tanto venerable como lleno de tensión. Mientras caminaba, los hombres a mu alrededor proyectaban una presencia imponente, vestidos con trajes oscuros y rostros serios, como si todos hubieran sido esculpidos en la misma roca. Había escasas mujeres presentes, cuyos rostros reflejaban tristeza, al igual que el mío. Con mis ojos, lograba detectar un ambiente amenazante en medio de la situación, una atmósfera delictiva a la que ya me había acostumbrado. Siempre había navegado en la oscuridad sin experimentar miedo.Mientras me aproximaba a Giovanni, quien aguardaba al final del pasillo, noté cómo una amplia sonrisa se formaba en su rostro. No estaba seguro si era por victoria o simplemente por maldad. Tomé con seguridad la mano de su padre mientras él seguía atento a mis movimientos. Los ojos de Giovanni resplandecían con una fuerza imp