Una sociedad

Eleanor se quedó con el teléfono pegado a su oreja, esperaba una respuesta más educada, pero el muchacho la había dejado con la palabra en la boca.¿Qué se creía el imberbe éste? Ya le ajustaría los tornillos a este insolente.

Pensó unos segundos y recordó que ella tenía el número del celular de Connor Foster, «que tonta era» pensó, iba a solicitar al chico esa información, cuando le colgó la llamada, sacudió su cabeza y ordenó sus pensamientos, recordó que el día del almuerzo habían intercambiado números privados, ¿Por qué él, no la llamó a su celular?

Recordó entonces, que había apagado su teléfono para no ser molestada y ahora entendía la llamada a la oficina central. Cuándo encendió el celular vió la llamada perdida de Connor Foster; buscó el número y marcó la llamada.

El anciano vió quien era y dejó repicar tres veces antes de contestar

—"¡Hola, Eleanor! ¿Cómo está usted?"— escuchó la voz de Connor al otro lado de la línea.

Ella se mostró calmada al responder, aunque la emoción l
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