Eleanor se quedó con el teléfono pegado a su oreja, esperaba una respuesta más educada, pero el muchacho la había dejado con la palabra en la boca.¿Qué se creía el imberbe éste? Ya le ajustaría los tornillos a este insolente.Pensó unos segundos y recordó que ella tenía el número del celular de Connor Foster, «que tonta era» pensó, iba a solicitar al chico esa información, cuando le colgó la llamada, sacudió su cabeza y ordenó sus pensamientos, recordó que el día del almuerzo habían intercambiado números privados, ¿Por qué él, no la llamó a su celular?Recordó entonces, que había apagado su teléfono para no ser molestada y ahora entendía la llamada a la oficina central. Cuándo encendió el celular vió la llamada perdida de Connor Foster; buscó el número y marcó la llamada.El anciano vió quien era y dejó repicar tres veces antes de contestar—"¡Hola, Eleanor! ¿Cómo está usted?"— escuchó la voz de Connor al otro lado de la línea.Ella se mostró calmada al responder, aunque la emoción l
Al llegar a casa, su esposo aún no estaba en casa, se sentó un momento en su sala y se quitó sus zapatos de tacón, le dolían sus pies, ese día se sentía cansada. Recostó la cabeza en el mueble y estaba entrando en un sopor divino, cuando escuchó la voz de Merritt, sacándola así de su trance de sueño.— ¡Hola querida! Cuéntame; ¿cómo te fue?— preguntó su marido.Ella suspiró y enderezó su cuerpo al mismo tiempo que decía:— ¡Excelente! Mejor imposible, el lunes nos reuniremos para la firma.Los dos sonrieron con satisfacción y Merritt dijo:— ¡Eres increíble mujer, de verdad que eres mi mejor inversión!— ¡Gracias querido!— expresó ella.Descorcharon una botella de champagne y ofrecieron un brindis por el éxito de la nueva asociación, esperando los mejores augurios; así era Eleanor firme en sus objetivos, y no dejaba en sus metas una vez que se las trazaba. Había prometido a Merritt que lograría convencer al anciano Foster y allí estaba, no había sido fácil, pero lo había logrado y se
Al llegar las cinco de la tarde, recogió sus cosas y se dirigió directamente a casa de sus padres, su madre estaba sentada en el sofá de la sala, esperando a que Alfred bajara para así sentarse con su hija y comentar los acontecimientos sobre la salud de su padre.— ¡Hola mamá!— saludó Eleanor— ¿Y papá?— preguntó buscando con su mirada en los espacios de la casa.Alexia se veía contrariado, la expresión del rostro no pasó inadvertida para su hija— ¡Hola mi niña!— correspondió al saludo con un beso en la mejilla Eleanor— está arriba, bajará en unos minutos cielo, estábamos esperando por ti.Ella escudriñó a su madre unos instantes. — Y tú mamá, ¿Cómo estás?— preguntó interesada Eleanor.Alexia respondió sincera. — Estoy perfectamente bien, —dijo Alexia— el que no está nada bien es tu papá.— ¡Amor, ¿Podrías esperar a que esté con ustedes?— entró Alfred al salón, saludando— ¡Hola hija!— dijo cariñoso.Eleanor se levantó para darle un saludo más cercano. — ¿ Cómo estás papá?— dijo
Al día siguiente se dedicó a buscar las mejores opciones a nivel de medicina para llevar a su padre, si alguna debilidad tenía Eleanor era el amor infinito que sentía por sus progenitores, era capaz de dar su vida si era necesario.Todo ese mes estuvo buscando opiniones diferentes para que al final todos coincidieran, que Alfred tenía cáncer de colon, empezó con un tratamiento para ir combatiendo las células cancerígenas y así tener una salud más óptima.Fue agotador para toda la familia dedicarse por completo a la salud del padre de Eleanor, él tenía buena actitud y eso era algo que lo ayudaba a mantenerse animado, después de varios tratamientos aparentemente el problema de salud del padre de Eleanor quedó solucionado.Todo volvió a su ritmo y cada quien se ocupó de la tarea correspondiente, olvidando por completo los días amargos de la salud de Alfred Hawkins.Eleanor nuevamente tomó las riendas de su consorcio y quedó gratamente complacida con la labor de Connor Foster, era un hom
Los siguientes días para Eleanor fueron tristes, aunque se concentraba en su trabajo, había momentos en que los recuerdos de su padre le inundaban su cabeza y sus ojos se entristecían, pero solo eran segundos, luego sacudía su cabeza, tomando el control de sus pensamientos y emociones.Poco a poco se fue acostumbrando a la ausencia de su padre, lo extrañaba muchísimo, pero hacía acopio de su valor y fortaleza y salía a relucir la mujer de negocios; implacable y decidida a llevarse al mundo por delante con tal de lograr sus objetivos.Habló con su madre para que se viniera a vivir con ella, pero Alexia prefería su casa e independencia, aún era una mujer joven y también movía negocios y se enfocó por completo en su trabajo para vivir más calmada con la ausencia de su esposo Alfred.Eleanor se movía alrededor del mundo con los negocios y los proyectos que tenía en mente para mantenerse activa y ocupada, no permitiendo que nada la sacará del enfoque planteado.Ya tenía más de quince años
«¿En qué estabas pensando Eleanor Downey?» ,« Acaso,¿Te volviste loca?» «¿Cómo fuiste a enredarte con Douglas Morgan?» «¡Maldita sea»; todos éstos pensamientos estaban en la cabeza de Eleanor; quien iba conduciendo hasta su casa.Ya vería cómo maneja éste pequeño desliz, tendría que hablar con Douglas, esperaba que no se volviera obtuso, por los momentos no iba a dedicarle mucho a ésta situación, lo había disfrutado, se había relajado; así que sin culpas todo debía seguir tal cual.Al llegar a casa, Merritt estaba esperando en una pequeña salita, que tenían antes de entrar en la habitación de ellos. Al verlo lo saludo con un beso cariñoso en los labios y dijo:— ¿Cómo te sientes hoy amor?— Bastante mejor cariño— respondió él— estaba esperando por ti, te tardaste un poco, me imagino que fue un día duro.— Como siempre, diría yo— dijo con aburrimiento en su voz—creo me distraje más de lo que debía, ¿Ya cenaste?— No, quería hacerlo contigo— expresó él.— Entonces, bajemos— dijo ayudand
Merritt llegó a su casa y pesadamente se dejó caer en su sillón favorito, Eleanor no tenía idea de cuánto él la amaba, si le pedían dar la vida por ella, él la daba si preguntar porque, su esposa era el centro de su universo. Él no era ningún tonto, sabía que, desde que ella había aceptado la condición de él ante Alfred, no se casaría con él, por amor, que lo único que la movió a aceptar su condición, fue el interés de ser una mujer de negocios altamente reconocida y admirada; Merritt, al conocerla supo que ella tenía potencial; le gustó cómo era, tan arrojada y valiente, decidida y con una personalidad única como mujer y negociante. La adoraba, en todo éste tiempo que tenían de matrimonio que ya eran casi dieciocho años, ella le había sido totalmente fiel, a pesar de saber qué había cedido ante el baboso de Douglas Morgan, para él, eso no había sido sino un pequeño desliz, producto del hastío y la falta de sexo, al él encontrarse enfermo. Eleanor era exquisita en todo, hasta al e
Así empezó su vida en el consorcio, reunión tras reunión, viajes de negocios, casi no tenía tiempo para verse con la chica con quién estaba saliendo, pobre Mila, muchas veces se quedaba esperando para salir a cenar con él y tuvo que conformarse con disculpas.Ella tenía que estar consciente de que él no era un hombre común y corriente, que a pesar de su juventud, era un importante hombre de negocios.Conocía a Mila desde la secundaria, cuando asistían al mismo colegio, ella tenía quince años y le pidió ser su pareja en su baile de presentación; cómo era un caballero en ningún momento pensó en negarse. Desde ese día, siempre andaban juntos y así, todos concluyeron que eran novios y en algún momento se casarían, él no lo afirmaba ni lo negaba, solo se dejaba llevar por la corriente.Con el tiempo se hicieron cada día más íntimos y terminaron acostándose y obviamente que teniendo sexo. No quería lastimar a la chica, amor como tal, no sentía, era un cariño y cada cierto tiempo ella lo vi