Baje las escaleras dando saltitos, apresurándome para llegar al gran comedor, las tripas me reclamaban que necesitaban carbohidratos con urgencia. Había dormido casi toda la tarde una buena siesta, papá odiaba eso, pero este día en especial me dejo descansar de la escuela que me estaba torturando. Hoy era mi cumpleaños número doce, no había pastel, globos ni nada de esas cosas por el estilo, desde que mamá murió los cumpleaños, día del padre, día de la madre, y cualquier festividad queda fuera de nuestro calendario, no festejábamos nada. Lo pasábamos como un día normal y corriente. Por lo tanto hoy solo cenaría y me iría a la cama de nuevo, mientras más rápido pasaran las horas y acabara este día sería mejor para los dos.
Me detengo en seco cuando de pronto oigo un fuerte golpe proveniente de la cocina, la sangre me helo.
¿Papá estará tomando otra vez?
¡No, no!
Él se había mantenido sobrio por muchos años, no volvería recaer de nuevo. Entonces, ¿Qué fue eso?
Otro golpe.
Un grito.
No había nadie en la casa, además de papá y yo. Malia, la ama de llaves y Ross, el chofer de papá ya se habían marchado desde hace rato, después de las cinco de la tarde papá ya no los necesita y los deja marcharse temprano. Tomando todo el coraje que tenía camine hacia la cocina, abrí la puerta sigilosamente y de mis ojos de inmediato comenzaron a brotar las lágrimas.
Alguien estaba golpeando fuertemente a mi padre en el rostro, él no podía defenderse, estaba como…¿dormido?
No.
No lo estaba.
Como si él supiera que estaba cerca, volteo su rostro pegado a la mesada de mármol.
Sus iris me mostraron miedo.
¿Qué debía hacer?
Papá me hizo una señal para que me fuera, pero mis pies no me respondían. Mi cuerpo no me respondía.
Me encontraba congelada.
¿Qué estaba pasando?
¿Por qué estaban golpeándolo?
¡Quiero defenderlo! ¡Quiero ayudarlo! ¿Por qué no puedo hacerlo?
Sus ojos se abren y miran por encima de mis hombros, no pude darme la vuelta cuando ciento una manos cubriendo mi boca. Entonces reaccione pataleando a quien sea que me haya tomado, no pesaba más de cuarenta kilos, era una m****a, no podía hacer nada.
Ni siquiera gritar.
—Se una buena niña y te prometo que te dejare vivir —me susurro con un tono tenebroso.
Mi pecho subía y bajaba a toda velocidad. Quebré en llantos mientras continuaba tratando de liberarme.
—Quédate quieta, mocosa —esta vez no fue un susurro, estaba vez fue un grito en el oído que casi me deja sorda—. ¡Mike!
¿Mike?
¿Quién es Mike?
Un hombre corpulento con una media negra cubriéndole la cabeza salió de la cocina y se detuvo en el marco de la puerta, no dije nada. Se nos quedó mirando a ambos un minuto entero.
—¿Qué hacemos con esta? —pregunto el que me tenía sujetada.
—¿Qué hacemos de qué? ¡Nada! ¡Es una niña! ¡Noquéala y déjala por ahí, no se te ocurra irte de mano, Don!
—¡Nina, te amo! —el grito desgarrador de mi padre desde la cocina me hizo llorar más fuerte.
Necesitaba soltarme.
—¡Quiero ir con mi papá! —Grito pataleando con más fuerza—. ¡Papá!
—Claro, si quieres verlo morir, que así sea entonces —otra vez un susurro.
Don.
Él me tenía sujetada.
Él fue quien me llevo hasta donde estaba Mike. Pero se interpuso en la puerta deteniendo con una mano en el aire.
—¿Estas drogado, Don? ¿Sabes lo que nos hará el jefe si se entera que hemos traumado a la niña?
—No se va enterar de nada. Y cualquier cosa la matamos y ya. ¿Quién la va a reclamar? Te recuerdo que no tienen a nadie además de sus empleados.
—¡Es una niña!
—Y yo un hombre trabajador, que quiere que todo salga a la perfección.
Don empuja a Mike.
Mi padre seguía siendo golpeando brutalmente por otro sujeto.
—¡Basta por favor! —suplico—. ¡Papá vas a estar bien! ¿Me escuchas? ¡Basta por favor! —repito con los ojos clavados en mi padre.
No se movía.
—¿Papá? ¿Papá? Por favor, papá…
Y súbitamente sentí como mi rostro y mi ropa estaban salpicados de sangre antes de procesar el disparo.
Mi corazón se detuvo.
Mi respiración se cortó.
—¿Querías ver a tu padre, niña? Pues bien, aquí lo tienes.
No distinguía de quien provenía la voz. El sonido de la bala se estaba reproduciendo en mi mente mientras veía el cuerpo de mi padre sobre la mesa con los ojos abiertos par en par. Su pecho no se movía, sus ojos tampoco.
¡No!
1 Nina Camino por los largos pasillos oscuros de Sweet and exciting, es un club donde todas las chicas que trabajamos bailamos sobre mesas especiales con tubos hasta quedar en sostén diminutos y bragas que se te mete hasta el fondo del trasero, nada por lo que enorgullecerse pero era lo único que podía conseguir en la ciudad de Chicago, no poseía ningún estudio completado, no tenía techo donde vivir desde hace unos meses atrás, por lo tanto me vi obligándome a aceptar lo que mis amigas me ofrecieron y era trabajar con ellas en el club. Al principio me costó mucho poder desnudarme frente a cientos de ojos posados en mi cuerpo, me sentía verdaderamente asqueada, tenía que forzar una enorme sonrisa para recibir buenas propinas, y a medida que pasaban los días, las semanas y los meses ya era parte de mi rutina, me acostumbre. Ahora daba lo mejor de mí para poder sacar cada noche la ca
2 LOS HAMILTON Salgo del camerino para ir arriba. Subo las escaleras tratando de estar segura de mi misma, no puedo permitirme sentirme intimidada por estar a solas con un hombre en vez de estar acompañada por las otras chicas. Abro y cierro las manos con cada escalón, es algo que he adoptado desde niña, cuando estoy nerviosa para tranquilizarme es lo que hago. Al llegar a la puerta número tres, me ajusto mi conjunto y me adentro respirando profundamente. La oscuridad combinada con unas luces de neón del cuarto es lo primero que me atrapa. Enseguida sentí el calor azotándome el rostro, ese tipo de calor que te hacen dar ganas de desnudarte de una vez por todas, y ese era el arma que usaba Ricky para nosotras, poner la calefacción a una temperatura alta. Dice que es mejor cuando nuestra piel brilla un poco por el sudor, es lo que hace que los clientes paguen todavía más, y por más extraño que suene, tení
3 TENTANDO A LA SUERTE Eso es lo que no debería estar haciendo en este momento, eso es lo que James siempre me repetía constantemente cuando me escapaba de su casa para ir hasta Los Hamilton y estudiar sus pasos. La cabeza mayor podría reconocerme y acabar conmigo como lo hizo con mi padre, pero siempre le había reiterado que eso era un noventa y nueve por ciento imposible, si Nicholas me quisiera tres metros bajo tierra para que yo no reclamara el asesinato de mi padre, entonces desde hace ya muchísimo tiempo se hubiera encargado de mi existencia, sin embargo estoy muy segura que ni siquiera recuerda que Grant Martin tenía una hija. Estoy tratando de controlar los temblores de mis manos mientras con Carly nos íbamos acercando a la oficina de Ricky donde me espera seguramente para gritarme y tal vez echarme a la calle, pero eso no era lo que me tenía el corazón latiendo a una velocidad que no creía posible, tam
4 ODIOSO ¿Cómo lo sabe? Eso no importa. Me he topado frente a frente con un verdadero Hamilton. Lo he conocido, y es un verdadero Hamilton por tratar como mierdas a los demás. Debo pensar muy detenidamente si esto es cosa del destino, porque no creo que sea casualidad, se supone que las casualidades no existen. Y si es de verdad cosa del Destino he de poner manos a la obra entonces. Solo que aún no sé cómo. Aunque se cuál es mi objetivo. —Espera, espera —de pronto lo recuerdo—. ¿Por qué te ha pagado a parte? ¿A caso los clientes siempre lo hacen y nosotras no nos enteramos? —¿Cómo crees que mantengo este lugar con todas las comodidades? Por supuesto que me pagan un dineral aparte y todas lo saben, tú llevas trabajando aquí unos meses, te falta mucho por aprender. La última frase me da la esperanza que no me despedirá, no esta noche al menos. Sin embargo no me prec
5 JAMES Cuando llegue a mi departamento en una de las peores calles de la ciudad de Chicago, no podía dejar de darle vuelta al rostro de Evan Hamilton y tengo en mi memoria permanentemente esos ojos azules fríos e inexpresivos. Esa voz profunda que te haría temblar tan solo al oírla y haría que te cagues encima, sin embargo ese no era mi problema, no. Mi corazón estaba amenazándome con salir de mi pecho de tanta emoción, de saber que por fin voy a poder hundir a esa familia, ya no soy una niña, y aunque no estoy en la mejor etapa de mi vida no importa, cada minuto de cada día solamente me tengo que esforzar en meterme en la vida de él, de Evan. A la mañana siguiente tras salir a correr por unos treinta minutos, me di una ducha rápida al regresar y al poco tiempo correr otra vez pero a la casa de Carly, necesitaba ver a James, él también debía saber que me topé con un Hamilton, aunque es muy probable que ya mi a
6 Masoquista Tenía presente del poder de Nicholas Hamilton en todos, pero no sabía que también decidía el futuro de sus propios hijos también, aunque no tendría por qué estar sorprendida. No me interesaba su poder, acabaría con esa familia aunque eso me quite mi último soplido de aire. —¿Me darás la carpeta? —pregunto, James me mira sacudiendo la cabeza. —¿No escuchaste nada de lo que te dije? —Te oí, claro que sí. Pero no voy a detenerme —me cruzo de brazos. James me hace a un lado para adentrarse en el interior, lo sigo instintivamente hasta que nos detenemos en su oficina, abre la puerta se va directo a la caja fuerte que se encuentra escondido detrás de un cuadro con la pintura de un caballo, no era un muy buen escondite, lo que si es que el código para abrirla era imposible de descifrar, y vaya que lo he intentado durante años sin éxito. Me lanza la carpeta por el es
7 INTERCAMBIO Las manos me sudaban horrores mientras no dejaba de darle vueltas al asunto de trabajar para la familia Hamilton, no supe que responderle a Carly cuando me contóque había una vacante para ser la asistente personal precisamente de Evan Hamilton. La antigua persona que trabajaba para él terminó renunciando por motivos que hasta el momento ella desconoce. Carly consiguió esta información gracias a una amiga que trabaja allí. Y esa misma amiga podrá hacerme entrar y acepto, me dio hasta mañana para decidirlo, tenía que tener una respuesta segura. De lo contrario no podrá evitar que ese puesto se ocupe cuando las entrevistas comiencen. No tenía una decisión, de tan solo pensar que tengo que obedecer las órdenes de uno de ellos, me llena de ira. Sin embargo soy muy consiente que otra elección no hay. Y que si quiero acercarme a su mundo, a sus vidas, debo sacrificar mi dignidad y orgullo sin más.
8 ATRAPADA ¡Me siento una puta indefensa estar de espaldas! ¡Me hace sentir vulnerable estando él detrás de mí! ¡Sé que es él! Podría darme simplemente la vuelta y enfrentarlo pero me limito a quedarme quieta. Quizás eso es lo que le agrade, tener a las mujeres bajo control, no me sorprendería para nada, es un Hamilton después de todo. —Llevas retrasada quince minutos —susurra en mi oreja. No respondo. Tengo miedo que reconozca mi voz. —Lamentablemente esta noche tengo poco tiempo, así que porque no comienzas a moverte para mí. Roza mi nuca con su aliento y un escalofrió recorre mi espina dorsal. Evan se aleja de mí para chocar su espalda contra la pared detrás de él. La oscuridad lo eclipsa. Apenas puedo verlo, no se va donde esta las luces y al menos pueda percibir su mirada, aún más vulnerable me siento. Pero dejando eso de lado, me coloco a un m