4
ODIOSO
¿Cómo lo sabe?
Eso no importa.
Me he topado frente a frente con un verdadero Hamilton. Lo he conocido, y es un verdadero Hamilton por tratar como mierdas a los demás. Debo pensar muy detenidamente si esto es cosa del destino, porque no creo que sea casualidad, se supone que las casualidades no existen. Y si es de verdad cosa del Destino he de poner manos a la obra entonces.
Solo que aún no sé cómo.
Aunque se cuál es mi objetivo.
—Espera, espera —de pronto lo recuerdo—. ¿Por qué te ha pagado a parte? ¿A caso los clientes siempre lo hacen y nosotras no nos enteramos?
—¿Cómo crees que mantengo este lugar con todas las comodidades? Por supuesto que me pagan un dineral aparte y todas lo saben, tú llevas trabajando aquí unos meses, te falta mucho por aprender.
La última frase me da la esperanza que no me despedirá, no esta noche al menos. Sin embargo no me precipito a nada todavía y dejo que continué hablando.
—Te daré otra oportunidad —prosigue—. Evan Hamilton está esperándote en el mismo cuarto, da todo lo que puedas, exprímete y complácelo, has que me devuelva esos diez mil y a cambio te daré la mitad.
¿Está esperándome? ¿Por qué? ¿Por qué me quiere de vuelta cuando salí huyendo deprisa?
Pero la pregunta del millón de dólares es: ¿Por qué Ricky me ofrece la mitad? Es mucho dinero para mí, lo quiero por supuesto, pero no dejo de preguntarme porque me lo ofrece como si nada. Hay algo detrás.
No voy a romperme la cabeza con eso cuando hay algo mucho más gordo. Y está esperándome.
—Por el amor de Dios encántalo con tu cuerpo y movimientos —dice con un tono desesperado Ricky bajando las piernas de su escritorio e inclinándose hacia adelante para encararme más de cerca—. Necesitamos más gente de su posición social en el club, tú y las demás chica podrían ganar lo de una semana en una noche.
Mientras procesa las palabras saliendo de la boca de Ricky, este me dio una idea sin saberlo.
Antes no sabía por dónde comenzar para acercarme a Los Hamilton, pero ahora sí.
Sonreí por dentro.
Algo en mi interior me chilla diciendo que es una mala idea, pero otra más grande me anima a seguir.
Carraspeo mi garganta y asiento con la cabeza.
—¡Bien!
Ricky satisfecho con mi respuesta me señala la puerta detrás de mí para que me salga de su oficina. Al parecer no tiene nada más que decirme u ordenarme así que sin perder un minuto más me salgo.
—¿Te tiro a la calle? —Carly estaba apoyada contra la pared justo al lado de la oficina—. ¡Ese capullo! ¡Ahora mismo me va a escuchar!
Tomo de su brazo para frenarla.
—¡No, no me ha tirado a la calle, Carly! —poso una mano sobre su hombro para tranquilizarla—. ¡Debo complacer a Evan Hamilton!
Cuando suelto el nombre y apellido del hombre a quien debo complacer, mi amiga se queda pálida de la impresión. La entiendo perfectamente. No me dice nada por un corto tiempo, me mira boquiabierta.
—¿Evan…Hamilton? —repite balbuceando.
Afirmo con un movimiento de cabeza y poniéndome seria al mismo tiempo.
—Hamilton… ¿de las empresas Hamilton Corp.?
Vuelvo a afirmar.
—Oh Dios Santo —exclama Carly llevándose una mano a su cabello y pasando los dedos sobre él—. ¿Cómo estas, nena? ¿Quieres…quieres que intercambiemos? Puedo yo tomar tu lugar en vez de…
—No —interrumpo firme—. No voy a esconderme, ya lo he hecho durante años, se terminó.
—¿Le dirás quién eres? ¿Le contaras todas las atrocidades en las que su padre ejemplar está metido?
Niego.
—¿Entonces?
—Te lo voy a decir más tarde, tengo trabajo que hacer —digo lanzándome al cuarto VIP mientras más pronto llegara mejor pese a que aún me tiemblan las manos.
¡Estoy aquí una vez más!
Tomo una bocada de aire, antes de poner mi mano en la perilla fría de la puerta y girar lentamente para abrirla por completo.
¡Tienes que tener valor, Nina! ¡Lo haces por tu padre! ¡Se fuerte como él siempre lo ha sido!
Me digo a mi misma una y otra vez encerrándome en el cuarto. Mis ojos lo localizan en el mismo sillón que la primera vez, con una copa entre las manos, el cuerpo iluminado por las luces de neón, su rostro opacado por una parte de la oscuridad del cuarto.
No hay música de fondo.
Eso se me hace extraño.
—Te demoraste demasiado, ¿no crees? —su voz profunda puede resultar intimidante sin ningún tipo de sonido alrededor, pero no dejare que me haga temblar más de lo que ya estoy.
Nunca fui una chica sumisa con nadie. Siempre me mantenía alerta de todo y de todos. Me defendía de las chicas bravuconas del instituto y de algunos chicos los cuales salía, esos que creían que tenían algún poder sobre tu cuerpo porque si, por ser hijos de papi. Me hacía respetar y me callaba muy pocas veces, pero por esta vez debo manejarme e intentar ganármelo.
Pero no resultara fácil, lo sé.
No es como si yo fuera a alguien y le obligara a quererme, las cosas no funcionan así para nada. Me estaba metiendo en la boca del lobo, podría resultar una catástrofe si continuo con esto, pero no dejare que Nicholas sonría, él vera a su familia caer. Quiero ser valiente y seguir, no quiero derrumbarme a mitad de camino.
—¡Lo lamento! —susurro colocándome delante de él.
No me dice nada.
Silencio.
¿Por qué no habla?
—¿Por qué te largaste? —pregunta con un tono calmado.
—Yo…yo… —no quería responder con una mentira, odiaba las mentiras pero supongo que tendré que aprender y acostúmbreme a decirlas—. Me maree.
—No te creo una puta palabra —calmado.
—Esa es la verdad —aprieto los dientes para no gritar.
Evan mantiene las manos en el respaldo de la silla quietas, pero da un repentino movimiento que no vi venir, y en menos de lo que canta un gallo estoy sobre su regazo.
—Mi nombre es Evan Hamilton y nadie me deja plantado como una escoria, mucho menos una stripper como tú —aunque me tiene sujetada del brazo no lo aprieta lo suficiente como para hacerme gemir de dolor, puede que no se dé cuenta o puede que no quiere que lo experimente ahora.
Mantengo la frente en alto, pretende atemorizarme con sus frías palabras y su confesión, pero como yo ya lo sabía no provoca más que desagrado por saber de quién viene y tristeza por el mismo motivo.
—¡Se quién eres! —murmuro sin nada de temor.
Él enarca las dos cejas y forma una sonrisa desagradable.
—Ya veo… —me suelta para ponerse de pie—. Mañana regresare y no te quiero a ti de vuelta.
¿Por qué me hizo volver si no le intereso?
Pero estaba completamente equivocado si pensaba que no iba a volver a verme.
—¡Esto es tuyo! —Evan en vez de tirarme el dinero como antes, me lo entrega en las manos, dudo en tomarlo cuando lo miro con clareza y sus ojos azules toman un tono oscuro, puedo jurar que es todo un don juan viendo lo atractivo que es, me pregunto porque viene a estos lugares. Finalmente lo hago, tomo lo que me da—. ¡Hasta nunca, Ratoncito! —y sale del cuarto con una sonrisa estampada en sus labios y soltando frases en otro idioma.
¿Francés?
¿Qué ha dicho?
¡Mierda!
Lanzo el fajo de billetes hacia la puerta cuando este la cierra detrás de él.
5 JAMES Cuando llegue a mi departamento en una de las peores calles de la ciudad de Chicago, no podía dejar de darle vuelta al rostro de Evan Hamilton y tengo en mi memoria permanentemente esos ojos azules fríos e inexpresivos. Esa voz profunda que te haría temblar tan solo al oírla y haría que te cagues encima, sin embargo ese no era mi problema, no. Mi corazón estaba amenazándome con salir de mi pecho de tanta emoción, de saber que por fin voy a poder hundir a esa familia, ya no soy una niña, y aunque no estoy en la mejor etapa de mi vida no importa, cada minuto de cada día solamente me tengo que esforzar en meterme en la vida de él, de Evan. A la mañana siguiente tras salir a correr por unos treinta minutos, me di una ducha rápida al regresar y al poco tiempo correr otra vez pero a la casa de Carly, necesitaba ver a James, él también debía saber que me topé con un Hamilton, aunque es muy probable que ya mi a
6 Masoquista Tenía presente del poder de Nicholas Hamilton en todos, pero no sabía que también decidía el futuro de sus propios hijos también, aunque no tendría por qué estar sorprendida. No me interesaba su poder, acabaría con esa familia aunque eso me quite mi último soplido de aire. —¿Me darás la carpeta? —pregunto, James me mira sacudiendo la cabeza. —¿No escuchaste nada de lo que te dije? —Te oí, claro que sí. Pero no voy a detenerme —me cruzo de brazos. James me hace a un lado para adentrarse en el interior, lo sigo instintivamente hasta que nos detenemos en su oficina, abre la puerta se va directo a la caja fuerte que se encuentra escondido detrás de un cuadro con la pintura de un caballo, no era un muy buen escondite, lo que si es que el código para abrirla era imposible de descifrar, y vaya que lo he intentado durante años sin éxito. Me lanza la carpeta por el es
7 INTERCAMBIO Las manos me sudaban horrores mientras no dejaba de darle vueltas al asunto de trabajar para la familia Hamilton, no supe que responderle a Carly cuando me contóque había una vacante para ser la asistente personal precisamente de Evan Hamilton. La antigua persona que trabajaba para él terminó renunciando por motivos que hasta el momento ella desconoce. Carly consiguió esta información gracias a una amiga que trabaja allí. Y esa misma amiga podrá hacerme entrar y acepto, me dio hasta mañana para decidirlo, tenía que tener una respuesta segura. De lo contrario no podrá evitar que ese puesto se ocupe cuando las entrevistas comiencen. No tenía una decisión, de tan solo pensar que tengo que obedecer las órdenes de uno de ellos, me llena de ira. Sin embargo soy muy consiente que otra elección no hay. Y que si quiero acercarme a su mundo, a sus vidas, debo sacrificar mi dignidad y orgullo sin más.
8 ATRAPADA ¡Me siento una puta indefensa estar de espaldas! ¡Me hace sentir vulnerable estando él detrás de mí! ¡Sé que es él! Podría darme simplemente la vuelta y enfrentarlo pero me limito a quedarme quieta. Quizás eso es lo que le agrade, tener a las mujeres bajo control, no me sorprendería para nada, es un Hamilton después de todo. —Llevas retrasada quince minutos —susurra en mi oreja. No respondo. Tengo miedo que reconozca mi voz. —Lamentablemente esta noche tengo poco tiempo, así que porque no comienzas a moverte para mí. Roza mi nuca con su aliento y un escalofrió recorre mi espina dorsal. Evan se aleja de mí para chocar su espalda contra la pared detrás de él. La oscuridad lo eclipsa. Apenas puedo verlo, no se va donde esta las luces y al menos pueda percibir su mirada, aún más vulnerable me siento. Pero dejando eso de lado, me coloco a un m
9 PREGUNTAS Su respiración era calmada, y esta se encontraba en mi nuca, cosa que no me ayudaba en lo absoluto a pensar con claridad, él sabía exactamente quién era yo, pero la pregunta que no abandonaba mi cabeza era como, es decir, los dos días que baile para Evan en todo momento utilice una máscara, era imposible reconocerme así de fácil como lo ha hecho él. Buscaba una mentira para hacerle creer que se equivocaba, pero mientras más lo estaba haciendo, más me daba cuanta que tal vez no era tan malo que supiera quien soy, después de todo tengo que seducirlo, ese era el primer paso. Aunque no me sentía del todo segura cuando este me robaba mi espacio personal. Solo me enderece en la silla. Miraba la ventana que daba a la ciudad de m****a. No voy a negarlo, así que dije: —¿Debo preocuparme de que no me des el trabajo solamente por mi “oscuro
10 DESCUBRIMIENTO INESPERADO Me levanto de mi asiento obligatoriamente para irme. Quería quedarme. Pero por lo menos ya sé que la entrevista sigue en pie, él mismo me ha dicho. —Te veo en un rato, ratoncito. Me salgo de su oficina y tras cerrar la puerta detrás de mí respiro el aire que me faltaba mientras me encontraba dentro. Tengo la tentación de apoyar mi oreja a la puerta y tal vez con suerte oír lo que habla. Pero cambio de opinión cuando la recepcionista se detiene a mitad del pasillo y me mira arqueando una ceja como preguntándose qué demonios estoy haciendo. No hago caso a su mirada y paso por su lado para dirigirme al elevador. Cuando este abre sus puertas metálicas me adentro, necesitaba ir a ver a Carly y contarle todo lo que sucedió, de seguro esta con el corazón en la boca de los nervios. Al s
11 DECIDIDA —Repítemelo, porque te juro que no te lo puedo creer, Nina —Carly no esperaba para nada la información que descubrí sobre los Hamilton, y no es para menos, yo aún tampoco me lo esperaba. —Tiene una hija. Carly frena de repente provocando que casi volemos fuera del coche si no fuera por los cinturones de seguridad. La fulmino con la mirada y esta solo se encoge de hombros. —No puede tener una hija, Nina —dice levantando la voz—. Todo Chicago conoce a Los Hamilton y créeme, sabrían si algunos de ellos esconden algún hijo, en este caso hija. Lo sé. Evan Hamilton tiene una hija, una pequeña. Todavía estoy procesándolo. Observo por la ventanilla del coche el exterior, ya estaba oscureciendo. Me dan ganas de ir a mi departamento, encerrarme y dormir para no pensar en lo que descubrí hoy. ¿Cómo se supone que voy a arruinar a una familia de male
12 CITA IMPREVISTA Cuando llegue a Sweet and exciting con la intensión de irme directamente al camerino para cambiarme, me encontré con una de las chicas que me dijo que Ricky me esperaba en su despacho apenas entrara al club. Eso me puso en alerta pero me tranquilice sabiendo que no hice nada malo como para estar preocupada. De igual manera mientras me dirigía a Ricky me esperaba encontrar a Carly para preguntarle si ella sabe algo al respecto de esta llamada, pero no la encontré. A medida que me acerco tengo la sensación de ir al despacho del director, sin tener la menor idea que castigo me pondrá por alguna tontería que cometí dentro o fuera de clases, algo que me sucedía de vez en cuando en el instituto. No era la mejor alumna. Como si Ricky sintiera mis pasos, este abre la puerta sin siquiera yo tocar. &n