Capítulo Uno: Nina

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Nina

Camino por los largos pasillos oscuros de Sweet and exciting, es un club donde todas las chicas que trabajamos bailamos sobre mesas especiales con tubos hasta quedar en sostén diminutos y bragas que se te mete hasta el fondo del trasero, nada por lo que enorgullecerse pero era lo único que podía conseguir en la ciudad de Chicago, no poseía ningún estudio completado, no tenía techo donde vivir desde hace unos meses atrás, por lo tanto me vi obligándome a aceptar lo que mis amigas me ofrecieron y era trabajar con ellas en el club. Al principio me costó mucho poder desnudarme frente a cientos de ojos posados en mi cuerpo, me sentía verdaderamente asqueada, tenía que forzar una enorme sonrisa para recibir buenas propinas, y a medida que pasaban los días, las semanas y los meses ya era parte de mi rutina, me acostumbre. Ahora daba lo mejor de mí para poder sacar cada noche la cantidad de dinero posible y poder pagar el alquiler de mi departamento en el centro de la ciudad.

—¡Nina! —Oigo que me llaman y de inmediato me volteo—. ¿Ya sabes de las novedades? —Carly se apresura a correr en mi dirección, al llegar me rodea por los hombros y comenzamos a caminar hasta nuestro camerino para cambiarnos.

—¿Qué te has tirado a Ricky? Si ya lo he oído —bromeo aunque era cierto, las chicas no dejan de mencionarlo.

—Eso no, tonta —me da un pequeño empujón—. Además eso ya no es novedad, no sé porque se sorprenden.

Carly es una de mis mejores amigas, le tengo toda la confianza del mundo, sin ella no hubiera podido soportar estos diez años de calvario. Gracias a que su familia me acogió al quedarme sin nada después del asesinato de mi padre, no fui a parar a un orfanato. Los padres de Carly eran amigos de mi padre, no íntimos, pero si lo suficientemente como para darme hacerme un pequeño espacio en su casa. Pase ahí casi diez años de mi vida viviendo como podía, gritando todas las noches por las pesadillas que me perseguían, y aguantando las indirectas que la hermana de Carly me solía soltar a menudo. Una de las razones por las que me fui de su casa.

—Hoy nos iremos felices como lombrices —exclama mi amiga con una enorme sonrisa amplia dibujada en sus labios rojos carmesí.

—¿A qué te refieres? —inquiero confundida.

—Según lo que le he sacado información a Ricky, me ha dicho que vendrán unos empresarios babosos con falta de acción sexual y con ganas de ver mujeres bailando solo para ellos —me guiña un ojo, no hacía falta que me explicara más, sabia a lo que se estaba refiriendo.

—¿Lo has conseguido? ¿Bailes privados para nosotras? —pregunto emocionada.

Ella asiente con la cabeza contenta y orgullosa de sí misma.

Los bailes privados en el Sweet and exciting era de verdad un privilegio que muy pocas tenían, yo era una de las tantas a las que Ricky, el dueño del club, no consideraba buena para eso, decía que siempre ponía a las mejores y las mas atractivas para ganar más pasta. Y vaya que se ganaba muy bien en los privados, si lo que Carly me dice es cien por ciento verdad entonces tendré que ser lo más sensual posible para ganar el mayor dinero posible, estoy más delgada de lo normal, he perdido como unos siete kilos desde que me he salido de la casa de mi amiga, no he podido comer como se debe dado a la angustia que tenía por no saber a dónde iba mi vida, me encontraba tan perdida que todo a mi alrededor se derrumbaba con cada paso que daba. En fin, mi cuerpo no es algo que llame mucho la atención en el club, necesitaba comer más seguido, si bien mis pechos eran un poco grandes y se mantenían muy firmes con o sin sostén, eso lo usaba como un arma a la hora de bailar pero no sacaba mucho de todos modos, a mi trasero le urgía unas buenas sentadillas.

—Y tú que me decías que estar con Ricky era una pérdida de tiempo —dice Carly.

—Oye tu si sabes aprovechar tus atributos de seducción —me rio.

—Tú también deber aprovechar, tienes un rostro esculpido por los ángeles, y unas piernas de infarto, aprovéchate de tu cuerpo ahora que estas joven porque cuando seamos ancianas dudo que nos contraten en un club de desnudos —me dice sonriendo y dejamos de hablar al cruzar las puerta roja de metal.

Los atuendos que cada una teníamos que usar estaban colgados en una percha. Saludo a varias de las chicas que se encontraban en el camerino con una sonrisa genuina y a las que parecen odiarme también. Tomo mi conjunto de mucama sexy, y sin más me quito la ropa que traía puesta que consistía de una blusa de mangas largas color gris opaco de lana, un pantalón largo de mezclilla y me quite las botas negras de plataforma baja.

Carly tomo el conjunto de enfermera atrevida.

Al principio si me daba pena cambiarme frente a todas las chicas, pero así como me fui acostumbrando a desnudarme frente a cientos de ojos, también me fui acostumbrando a esto.

—Chicas los clientes están ansiosos por ustedes, así que todas con sus antifaz puestos —dice Ricky entrando al camerino, hecha una mirada a su alrededor para cerciorarse que todas estén perfectas—. Carly, Kim, Lorie, y Nina se quedan dentro.

Miro con curiosidad a Carly.

—¿Los bailes privados no se realizan después de la medianoche?

Carly se encoge de hombros sin saber que decirme.

Las demás chicas salen de camerino riendo y comentando en el tema de la música que bailaran esta noche. Al cerrarse la puerta por fin, Ricky se acerca nosotras con la mirada clavada en la pantalla de su celular, teclea unas par de palabras aparentemente, al finalizar se lo guarda en el bolsillo delantero de su vaquero. Nos mira a las cuatro con unos ojos de acusador, eso puede significar una sola cosa, no le agrada para nada lo que llevamos puesto. Yo no le veo nada de mala, es algo de todos los días.

—Como ya sabrán ustedes fueron escogidas para ser estrellas cada una de un baile por mil dólares y veinte minutos —comenzó a decir—, la mitad de lo que se lleven esta noche me lo tendrán que dar a mí sin excepción ya saben las reglas.

Una regla que nos fastidiaba a muchas, pero no podíamos cuestionar.

—Nina, como es tu primer baile en privado y para un solo cliente en particular, te podrás quedar con toda la pasta, solamente por esta noche y solamente porque Carly me ha comentado algo sobre tu situación.

—De acuerdo —asiento.

—Muy bien, ve al cuarto número tres de la zona Vip —me ordena—. Tu hombre te está esperando.

Cuando doy un paso para dirigirme a la puerta me detiene.

—Este es un cliente muy especial, no importa lo que te pida, tú obedeces, ¿estamos de acuerdo?

¿Qué es lo que me quiere decir con que <<no importa lo que me pida>>? Eso me da una mala espina. Dudo en responderle por unos segundos, pero antes que se arrepienta de darme esta oportunidad, solamente asiento con la cabeza dudosa aun, pero eso parece convencerle y me deja salir, lo escucho decirles a las chicas que los atuendos están horribles para los privados y que pedirá nuevos para más adelante.

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