—Estoy esperando tu respuesta —insiste la mujer con el ceño fruncido.En cuanto nos separamos observo a la mujer y la frialdad que desprenden sus hermosos ojos verdes me toma desprevenida, por lo que por un impulso, intento soltar la mano de Liam que sostiene la mía, pero contrario a mí, mi ahora esposo sujeta mi mano con más fuerza.Después de asegurarle al juez que todo está bien, nos deja solos con los padres de Liam, quienes parecen bastante afectados por enterarse de esta forma que su pequeño hijo se acaba de casar.—Creo que es momento de que yo también me retire, suegrita —se disculpa el señor Luca con una sonrisa tensa.—No creas que no hablaré de esto con tu madre, Luca De Simone. Está bien que seas el mejor amigo del ingrato de mi hijo y que seas el novio de Alessia, pero eso no significa que debas de mantener en secreto algo tan importante como que mi hijo más pequeño se casó y lo peor de todo es que lo hizo a escondidas de su familia —enfatiza la señora Reyyan, apretando s
Debido a que estoy demasiado molesta con Liam, me coloco un antifaz para dormir, sin embargo, al cabo de una hora me es imposible y justo cuando estoy por levantarme para tomar un vaso de agua, escucho como mi esposo se acerca a la cama.—Menos mal que ya se durmió —susurra, acomodando su almohada y subiendo con mucho cuidado para no despertarme.Cuando está por pasar su mano por mi cintura, retiro mi antifaz y comienzo a golpear su pecho.—¡Eres un maldito mentiroso! Me dijiste que eras sonámbulo, ¿te gustó verme la cara de idiota? —lo increpo, soltando una pequeña patada en su espinilla, pero tal parece que mi golpe no fue nada, ya que ni un solo quejido sale de su boca.—¡Guarda silencio! Mis padres pueden escucharte.—Me importa un comino que nos escuchen. ¿Dime en qué otra cosa me mentiste?—En nada —asegura el muy mentiroso.—¿En nada? Te recuerdo que la primera mentira fue lo de las habitaciones, según tú estaban inhabitables y ahora resulta que tus padres están ocupando la que
—¿P-podrías bajarme? Yo puedo caminar sola —balbuceo entre sus brazos y conteniendo un bostezo.—Me gustaría, pero eso no será posible —al instante mi mirada se endurece y antes de que empiece a reclamarle me aclara—, no traes zapatos y no creo que te agrade la idea de andar descalza en pleno lobby del hotel, ¿cierto?Ante su respuesta estiro mi pie y levanto mi cabeza para confirmar si sus palabras son ciertas.—¿P-por qué me quitaste los zapatos? Lo hiciste apropósito para evitar que te pidiese bajarme —lo acuso con un mohín cuando veo mis pies desnudos.Antes de que pueda darme alguna explicación, escuchamos algunos suspiros a nuestro alrededor, seguido de unos cuantos cuchicheos como, «Sí, que es romántico llevarla cargando hasta su habitación» o «Se ve que se aman mucho». Y sin poder evitarlo, los colores se suben a mi rostro, por lo que escondo mi cara en la chaqueta de Liam.—¿Lo escuchaste? Les parece romántico que lleve a mi hermosa esposa entre mis brazos —se jacta orgulloso
Desde la distancia observo a Arlette tomando el Sol en uno de los camastros y aunque desearía tumbarme a su lado, lo cierto es que tampoco quiero hacerla enojar como hace un rato, por lo que sin perderla de vista continúo bebiendo de mi mojito.De un momento a otro se levanta para entrar a la piscina cuando un hombre alto, moreno, con músculos en todo su cuerpo se acerca a mi mujer con una sonrisa que él considera sensual, pero que a mí me incita a querer borrársela de su rostro con mi puño.Me levanto de mi asiento y cuando llego junto a ellos alcanzo a escuchar como ese infeliz está invitándola a tomar una copa.—Para tu información esta mujer con la cual estás coqueteando está casada —intervengo con un gruñido—, en caso de que no te hayas dado cuenta, este anillo lo demuestra —tomo la mano de Arlette y se la muestro al idiota que me mira con el ceño fruncido por haber arruinado lo que creía su cita perfecta.»Y tú, ponte esto —me dirijo a Arlette y sin darle tiempo a reaccionar, me
—¡¡Liam!! —escucho el grito de Arlette, proveniente del baño, suprimo una carcajada y sin pedirle permiso abro la puerta.—¿Qué sucede?—¿Cómo que, qué sucede? —se queja con las mejillas infladas—. Me dejaste marcas en la piel.—¿Dónde? Yo no veo nada —respondo, haciéndome el desentendido y dándole un rápido vistazo a su cuerpo.—¡Aquí! —chilla, abriendo su bata y señalando una parte de sus senos, donde se aprecia una gran marca roja.—Yo lo único que veo son dos hermosas y poderosas razones para quedarnos en la cama. Además, se supone que el bikini debería de cubrirlas.—Lo hiciste a propósito —rebate, achicando sus ojos—. Ninguno de los que tengo pueden cubrirlas y lo sabes perfectamente.—Yo no tengo la culpa que sean demasiado pequeños y tus senos muy grandes —rebato, relamiéndome los labios—, pero ahora voy y compro otro. Espérame aquí —me doy la vuelta y dejo a la pequeña fiera murmurando maldiciones en mi contra.Bajo a una de las tiendas y con el ceño fruncido, observo todos l
Dado que conozco a la perfección la agenda de Liam el trabajo me resulta tan fácil y llevadero como cualquier otro día, eso sí omitiendo las miradas de desdén que me lanzan algunas mujeres, las cuales solo subieron para indagar sobre Luciano y la razón de su ausencia.Conteniendo las ganas de querer gritarles que estaban obsesionadas con una mujer, la cual está frente a ellas, me obligo a ser lo más cortés que puedo y gracias a que Liam se aparece para correrlas es que puedo estar tranquila por algunas horas.Tomados de la mano así como llegamos, bajamos al comedor y nos sentamos en una mesa apartada, siendo el centro de todas las miradas y los chismes del día.—Creo que no fue la mejor forma de dar a conocer nuestro matrimonio —insisto, probando un poco de mi risotto.—Era mejor así, al menos se hicieron a la idea de que Luciano no volverá. No puedo creer que casi se ponen a llorar —murmura, negando con su cabeza—. No sé qué les hiciste a mis empleadas que estaban fascinadas con tu f
—¿Cómo que no lo sabe? ¿Por qué no se lo has dicho, es que acaso no tiene dudas de por qué te disfrazabas de hombre?—No es eso, es solo que es algo que a él no le interesa en lo más mínimo.Flashback Mientras Liam maneja rumbo a la que será mi nueva casa, lo observo de reojo sin saber cómo abordar el tema y cuando se percata de ello, me devuelve la mirada con esa coquetería habitual en él.—¿Qué sucede, estabas admirando a tu guapo casi esposo? —Sin poder evitarlo, le ruedo los ojos y, aunque desearía hacerle un comentario sarcástico, decido dejar de lado su comentario y preguntar aquello que no me deja respirar con normalidad.—No se trata de eso. ¿T-tú… no tienes duda de por qué me disfrazaba de hombre, no deseas saberlo?—No —responde sin dudarlo.—¿E-en serio, no tienes dudas?—No, tú tenías tus razones para fingir ser hombre, así como yo tengo las mías para… —murmura algo de forma ininteligible, de tal forma que no estoy segura de sí escuché bien sus últimas palabras, «casarme
Imprimo el reporte que Liam presentará mañana a la antipática de Evelina y su padre, y cuando por fin lo tengo listo llamo a su oficina.En cuanto me permite pasar y como si ya fuese un hábito, su mirada lujuriosa me recorre de arriba hacia abajo.—¿Sabes qué pienso cada vez que te veo entrar a mi oficina con esas diminutas faldas? —me cuestiona en cuanto traspaso el umbral de la puerta.—Seguro nada bueno viniendo de un pervertido como tú —musito, sintiendo cómo mis mejillas se ponen coloradas y evitando mirarlo a la cara en todo momento. Aún no logro acostumbrarme a que mi jefe sea mi esposo y me lance esa mirada de deseo.—Tienes en muy mal concepto a tu amoroso esposo —se queja, cruzando sus brazos sobre su pecho, le ruedo los ojos e ignorando su comentario, me acerco a él y le entrego el reporte—. ¿Qué es esto?—El reporte que me pediste para la estirada de Evelina —suelto sin poder frenar a mi boca y ante lo cual Liam comienza a reír.—Vaya, quien pensaría que mi linda esposa es