Imprimo el reporte que Liam presentará mañana a la antipática de Evelina y su padre, y cuando por fin lo tengo listo llamo a su oficina.En cuanto me permite pasar y como si ya fuese un hábito, su mirada lujuriosa me recorre de arriba hacia abajo.—¿Sabes qué pienso cada vez que te veo entrar a mi oficina con esas diminutas faldas? —me cuestiona en cuanto traspaso el umbral de la puerta.—Seguro nada bueno viniendo de un pervertido como tú —musito, sintiendo cómo mis mejillas se ponen coloradas y evitando mirarlo a la cara en todo momento. Aún no logro acostumbrarme a que mi jefe sea mi esposo y me lance esa mirada de deseo.—Tienes en muy mal concepto a tu amoroso esposo —se queja, cruzando sus brazos sobre su pecho, le ruedo los ojos e ignorando su comentario, me acerco a él y le entrego el reporte—. ¿Qué es esto?—El reporte que me pediste para la estirada de Evelina —suelto sin poder frenar a mi boca y ante lo cual Liam comienza a reír.—Vaya, quien pensaría que mi linda esposa es
Después de asegurarle a Liam que nada malo sucedió, terminamos con nuestro trabajo y regresamos a casa, donde la señora Angelina y su esposo nos esperan con una deliciosa cena.Como todas las noches tomo una placentera ducha, mientras Liam lo hace en otra de las habitaciones y cuando salgo para terminar de arreglarme con mi ropa de dormir, lo que observo me hace entrecerrar los ojos.—¿Estás intentando seducirme?—¿De dónde sacas eso? —se queja con una falsa inocencia que ni él se cree.—Será porque estás usando un calzoncillo más pequeño que el de ayer y tu pose seductora lo demuestra.—¿Cómo es que sabes que es más pequeño que otros?—Porque dormimos juntos y es obvio que veo tu ropa interior.—Ya ves cómo la pervertida es otra y sí, tienes razón, estoy intentando seducirte.—Pues no lo lograrás —le aseguro sin dejar de peinarme. Ante mis palabras, Liam se cruza de brazos y toma el libro que reposa en el velador, bastante enfurruñado por mi negativa de caer en sus encantos.Después
Luca De Simone Doy vueltas de un lado al otro y sin poder evitarlo cada cierto tiempo observo el amplio jardín esperando que el carro de Liam aparezca. —Pareces león enjaulado —se burla Alessia, abrazándome por la espalda y recargando su cabeza en el hueco de mi cuello, erizando los vellos de mi cuerpo cuando su cálido aliento choca con este—. ¿Sigues temeroso por la reacción de mi hermano? —No estoy temeroso —miento al tiempo que finjo estar indignado por semejante acusación. —A mí no me puedes mentir, sé que temes perder tu amistad con Liam, pero mi hermano debe de comprender que nuestra relación es algo aparte de su amistad —me asegura, dándome un pequeño beso que poco a poco se convierte en uno más profundo. Con mi lengua acaricio la suya, provocando que un pequeño gemido escape de su boca y cuando siento que mi cuerpo me pide algo más que un simple beso, me alejo de ella. Pego mi frente contra la suya y dejando un casto beso sobre sus labios, sonrío aun sin poder creer que la
—Así fue como Liam y yo nos hicimos amigos y también fue como la primera mujer que en verdad me interesaba me dejó con un palmo de narices —termino mi relato, observando a Arlette.—Me sorprende que no hayas notado su parecido. Casi parecen gemelos —masculla, soltando una risita.—¿Así que me seguiste? —me cuestiona Alessia con las mejillas coloradas.—¡Maldito acosador! —murmura Liam, rodándome los ojos y ante lo cual sonrío.—Te recuerdo que tú espiabas a tu querido asistente Luciano, así que si hablamos de acosadores, tú tampoco te quedas atrás, cuñadito.—D-deja de decir estupideces frente a mi esposa —sisea, apretando su mandíbula y poniéndose colorado.Antes de que sigamos discutiendo, Alessia se lleva a Liam y me quedo a solas con Arlette, quien niega con su cabeza ante la reacción de su esposo.—¿Y qué hay de ti, cuñadita? ¿Tienes hermanos? —la cuestiono cuando nos quedamos solos.—N-no tengo familia —responde con cierta renuencia en su voz.La observo por algunos segundos, pe
Meses después—Apúrate, Arlette, se nos está haciendo tarde —me quejo, mirando hacia el piso de arriba, donde mi esposa sigue arreglándose para nuestra cita con la obstetra.—Ya voy. Para ti es fácil porque no estás cargando otro ser en tu vientre, puedes moverte con total libertad, en cambio, yo debo de hacer todo con más cuidado —me riñe, bajando por la escalera y mirándome con el ceño fruncido.—Sí, lo sé, pero ya es tarde —la apremio, tomando su bolso.—Tú lo que tienes es prisa por saber que será.—¿Acaso tú no estás ansiosa por saber si es niño o niña? —la cuestiono, abriendo la puerta del auto y ayudándola a subir.—No, soy feliz con saber que nuestro bebé es sano.Niego con mi cabeza, pero de forma que Arlette no me vea, ya que desde hace un tiempo su humor ha estado muy cambiante y por cualquier cosa pasa de la alegría al llanto o incluso se enoja por no poder verse los pies como antes.Subo casi corriendo de mi lado y manejo con cuidado hasta el hospital, donde su obstetra n
Liam Salgo de la casa de mis padres ignorando la petición de Arlette y cuando subo a mi auto arranco sin mirar atrás. Me encuentro demasiado dolido y furioso, pero sobre todo me siento como un estúpido por haber creído en esa mujer.Cuando llego a mi casa, abro la puerta con una sola idea en mi mente, deshacerme de cualquier cosa que me recuerde a ella.—Joven, no pensé que llegarían tan pronto —comenta la señora Angelina, saliendo de la cocina—. ¿Y la señora Arlette? ¿Quiere que les prepare algo rápido? Seguro la señora debe de estar muy hambrienta.—Ella no vino conmigo y de ahora en adelante está prohibido pronunciar su nombre en esta casa.—¿Qué sucedió? —insiste, mirando detrás de mí, a la espera de una mujer que no volverá a pisar esta casa.—Consígame unas bolsas grandes para basura.—¿Por qué?—¡Consígalas! —le grito, descargando parte de mi furia contra ella. Debido a mi actitud, asiente lentamente y regresa a la cocina.Subo corriendo a mi habitación y sin esperar a que la
—¿De cuál verdad hablas?—Tu querida esposa te engaña, desde hace varios meses se cita con un hombre en un hotel, mientras tú te quedas trabajando.—E-eso no es verdad. Sabes que no confío en ti, seguro es una de tus tantas mentiras.—No miento, te lo aseguro. Puedes abrir el sobre y darte cuenta de que mis palabras son ciertas.Con un poco de duda abro el sobre y cuando saco las fotos que mencionó Evelina, puedo darme cuenta de que dice la verdad. En todas se aprecia a Arlette tomada del brazo de un hombre y entrando a un hotel de mala muerte y, aunque quisiera creer que esto fue antes de nuestro matrimonio, lo cierto es que conforme reviso las fotos, veo algunas más recientes donde su abultado vientre es más visible.—¿Lo ves? No miento, ella te engaña desde hace meses y no dudo que ese bebé que espera en realidad no sea tuyo. ¿Qué mujer decente se cita con otro hombre, estando casada?—No, nada de esto es cierto. Tú lo estás inventando todo —reniego, mirando las pruebas.—Sabía que
**Este capítulo contiene escenas de abuso físico y verbal que pueden ser perturbadoras para algunos lectores. Se sugiere leer con discreción.Observo incrédulo el papel que me tiende y niego con mi cabeza. ¿Cómo es que Arlette cree que me interesa tener algún vínculo con su hijo?—¿Acaso creía que pediría la custodia de un bebé que no es mío? —la interrumpo en un bramido, ganándome una mirada de advertencia de mi padre.—No le hables de esa forma a tu madre.Chasqueo la lengua y lanzado un bufido, tomo el papel que me tiende y sin esperar ni un solo segundo firmo ese documento, deslindándome por completo de Arlette y de su hijo. Después tomo los documentos del divorcio y los firmo bajo la atenta mirada de mis padres, quienes me miran como si fuese el hombre más estúpido del universo, por lo que acabo de hacer y de lo cual me lamentaré a continuación.—Paolo, por favor ya sabes qué hacer con estos documentos. Es importante que los lleves sin perder tiempo al abogado y para evitar inter