—¿P-podrías bajarme? Yo puedo caminar sola —balbuceo entre sus brazos y conteniendo un bostezo.—Me gustaría, pero eso no será posible —al instante mi mirada se endurece y antes de que empiece a reclamarle me aclara—, no traes zapatos y no creo que te agrade la idea de andar descalza en pleno lobby del hotel, ¿cierto?Ante su respuesta estiro mi pie y levanto mi cabeza para confirmar si sus palabras son ciertas.—¿P-por qué me quitaste los zapatos? Lo hiciste apropósito para evitar que te pidiese bajarme —lo acuso con un mohín cuando veo mis pies desnudos.Antes de que pueda darme alguna explicación, escuchamos algunos suspiros a nuestro alrededor, seguido de unos cuantos cuchicheos como, «Sí, que es romántico llevarla cargando hasta su habitación» o «Se ve que se aman mucho». Y sin poder evitarlo, los colores se suben a mi rostro, por lo que escondo mi cara en la chaqueta de Liam.—¿Lo escuchaste? Les parece romántico que lleve a mi hermosa esposa entre mis brazos —se jacta orgulloso
Desde la distancia observo a Arlette tomando el Sol en uno de los camastros y aunque desearía tumbarme a su lado, lo cierto es que tampoco quiero hacerla enojar como hace un rato, por lo que sin perderla de vista continúo bebiendo de mi mojito.De un momento a otro se levanta para entrar a la piscina cuando un hombre alto, moreno, con músculos en todo su cuerpo se acerca a mi mujer con una sonrisa que él considera sensual, pero que a mí me incita a querer borrársela de su rostro con mi puño.Me levanto de mi asiento y cuando llego junto a ellos alcanzo a escuchar como ese infeliz está invitándola a tomar una copa.—Para tu información esta mujer con la cual estás coqueteando está casada —intervengo con un gruñido—, en caso de que no te hayas dado cuenta, este anillo lo demuestra —tomo la mano de Arlette y se la muestro al idiota que me mira con el ceño fruncido por haber arruinado lo que creía su cita perfecta.»Y tú, ponte esto —me dirijo a Arlette y sin darle tiempo a reaccionar, me
—¡¡Liam!! —escucho el grito de Arlette, proveniente del baño, suprimo una carcajada y sin pedirle permiso abro la puerta.—¿Qué sucede?—¿Cómo que, qué sucede? —se queja con las mejillas infladas—. Me dejaste marcas en la piel.—¿Dónde? Yo no veo nada —respondo, haciéndome el desentendido y dándole un rápido vistazo a su cuerpo.—¡Aquí! —chilla, abriendo su bata y señalando una parte de sus senos, donde se aprecia una gran marca roja.—Yo lo único que veo son dos hermosas y poderosas razones para quedarnos en la cama. Además, se supone que el bikini debería de cubrirlas.—Lo hiciste a propósito —rebate, achicando sus ojos—. Ninguno de los que tengo pueden cubrirlas y lo sabes perfectamente.—Yo no tengo la culpa que sean demasiado pequeños y tus senos muy grandes —rebato, relamiéndome los labios—, pero ahora voy y compro otro. Espérame aquí —me doy la vuelta y dejo a la pequeña fiera murmurando maldiciones en mi contra.Bajo a una de las tiendas y con el ceño fruncido, observo todos l
Dado que conozco a la perfección la agenda de Liam el trabajo me resulta tan fácil y llevadero como cualquier otro día, eso sí omitiendo las miradas de desdén que me lanzan algunas mujeres, las cuales solo subieron para indagar sobre Luciano y la razón de su ausencia.Conteniendo las ganas de querer gritarles que estaban obsesionadas con una mujer, la cual está frente a ellas, me obligo a ser lo más cortés que puedo y gracias a que Liam se aparece para correrlas es que puedo estar tranquila por algunas horas.Tomados de la mano así como llegamos, bajamos al comedor y nos sentamos en una mesa apartada, siendo el centro de todas las miradas y los chismes del día.—Creo que no fue la mejor forma de dar a conocer nuestro matrimonio —insisto, probando un poco de mi risotto.—Era mejor así, al menos se hicieron a la idea de que Luciano no volverá. No puedo creer que casi se ponen a llorar —murmura, negando con su cabeza—. No sé qué les hiciste a mis empleadas que estaban fascinadas con tu f
—¿Cómo que no lo sabe? ¿Por qué no se lo has dicho, es que acaso no tiene dudas de por qué te disfrazabas de hombre?—No es eso, es solo que es algo que a él no le interesa en lo más mínimo.Flashback Mientras Liam maneja rumbo a la que será mi nueva casa, lo observo de reojo sin saber cómo abordar el tema y cuando se percata de ello, me devuelve la mirada con esa coquetería habitual en él.—¿Qué sucede, estabas admirando a tu guapo casi esposo? —Sin poder evitarlo, le ruedo los ojos y, aunque desearía hacerle un comentario sarcástico, decido dejar de lado su comentario y preguntar aquello que no me deja respirar con normalidad.—No se trata de eso. ¿T-tú… no tienes duda de por qué me disfrazaba de hombre, no deseas saberlo?—No —responde sin dudarlo.—¿E-en serio, no tienes dudas?—No, tú tenías tus razones para fingir ser hombre, así como yo tengo las mías para… —murmura algo de forma ininteligible, de tal forma que no estoy segura de sí escuché bien sus últimas palabras, «casarme
Imprimo el reporte que Liam presentará mañana a la antipática de Evelina y su padre, y cuando por fin lo tengo listo llamo a su oficina.En cuanto me permite pasar y como si ya fuese un hábito, su mirada lujuriosa me recorre de arriba hacia abajo.—¿Sabes qué pienso cada vez que te veo entrar a mi oficina con esas diminutas faldas? —me cuestiona en cuanto traspaso el umbral de la puerta.—Seguro nada bueno viniendo de un pervertido como tú —musito, sintiendo cómo mis mejillas se ponen coloradas y evitando mirarlo a la cara en todo momento. Aún no logro acostumbrarme a que mi jefe sea mi esposo y me lance esa mirada de deseo.—Tienes en muy mal concepto a tu amoroso esposo —se queja, cruzando sus brazos sobre su pecho, le ruedo los ojos e ignorando su comentario, me acerco a él y le entrego el reporte—. ¿Qué es esto?—El reporte que me pediste para la estirada de Evelina —suelto sin poder frenar a mi boca y ante lo cual Liam comienza a reír.—Vaya, quien pensaría que mi linda esposa es
Después de asegurarle a Liam que nada malo sucedió, terminamos con nuestro trabajo y regresamos a casa, donde la señora Angelina y su esposo nos esperan con una deliciosa cena.Como todas las noches tomo una placentera ducha, mientras Liam lo hace en otra de las habitaciones y cuando salgo para terminar de arreglarme con mi ropa de dormir, lo que observo me hace entrecerrar los ojos.—¿Estás intentando seducirme?—¿De dónde sacas eso? —se queja con una falsa inocencia que ni él se cree.—Será porque estás usando un calzoncillo más pequeño que el de ayer y tu pose seductora lo demuestra.—¿Cómo es que sabes que es más pequeño que otros?—Porque dormimos juntos y es obvio que veo tu ropa interior.—Ya ves cómo la pervertida es otra y sí, tienes razón, estoy intentando seducirte.—Pues no lo lograrás —le aseguro sin dejar de peinarme. Ante mis palabras, Liam se cruza de brazos y toma el libro que reposa en el velador, bastante enfurruñado por mi negativa de caer en sus encantos.Después
Luca De Simone Doy vueltas de un lado al otro y sin poder evitarlo cada cierto tiempo observo el amplio jardín esperando que el carro de Liam aparezca. —Pareces león enjaulado —se burla Alessia, abrazándome por la espalda y recargando su cabeza en el hueco de mi cuello, erizando los vellos de mi cuerpo cuando su cálido aliento choca con este—. ¿Sigues temeroso por la reacción de mi hermano? —No estoy temeroso —miento al tiempo que finjo estar indignado por semejante acusación. —A mí no me puedes mentir, sé que temes perder tu amistad con Liam, pero mi hermano debe de comprender que nuestra relación es algo aparte de su amistad —me asegura, dándome un pequeño beso que poco a poco se convierte en uno más profundo. Con mi lengua acaricio la suya, provocando que un pequeño gemido escape de su boca y cuando siento que mi cuerpo me pide algo más que un simple beso, me alejo de ella. Pego mi frente contra la suya y dejando un casto beso sobre sus labios, sonrío aun sin poder creer que la