Los días pasan y aunque he intentado comunicarme con Arlette, su móvil siempre está apagado, siendo imposible saber dónde se encuentra. También he insistido con mi padre para saber sobre ella e incluso contraté un investigador privado para dar con su paradero, pero tal parece que ha desaparecido, ya que no hay registros de su salida del país.Y Alessia no es una opción, dado que cuando fui a buscarla a su trabajo para pedirle su ayuda, me impidió pasar no sin antes gritarme un montón de insultos a través del teléfono de su asistente.De un momento a otro recuerdo las palabras de mamá, que las pruebas pueden falsificarse y decido buscar a Luca, estoy seguro de que él debe de saber dónde puedo encontrar a mi esposa.Sin perder tiempo salgo de mi oficina donde me la he pasado encerrado la mayor parte del tiempo para evitar volverme loco sin la ausencia de Arlette y mi bebé y cuando llego al lobby me detengo cuando escucho que pronuncian el nombre de mi esposa.—Lo siento, señorita. Ya ll
Audiencia día 1Observo a cada lado del pasillo con la esperanza de que Arlette aparezca en cualquier momento y así tener la oportunidad de hablar con ella, suplicarle e incluso si es necesario arrodillarme a sus pies hasta que me perdone y dejar atrás todo el mal rato que le hice pasar, sin embargo, cuando esperamos a que la audiencia comience solo se presenta Matteo Garza, uno de los mejores abogados de Estados Unidos y principal socio del bufete de mi abuelo y ahora abogado de mi esposa.Lo reconozco porque hace unos años nos lo presentó en su casa de descanso. Niego con mi cabeza y estoy casi seguro de que mi abuelo está detrás de todo esto, con razón ningún abogado deseaba representarme. Además de que es posible que él haya movido sus influencias de tal forma que en el gremio de abogados se enterasen de que el bufete de los Lewis apoyarían a mi esposa y ningún abogado que se respete es tan estúpido como para competir con los de mi abuelo, el expresidente de Estados Unidos.Bajand
Después de aplazar todos mis pendientes y agendar de último momento un vuelo hacia Estados Unidos. Me acomodo en mi asiento, soltando pequeños golpecitos en el reposabrazos demasiado nervioso ante la idea de reencontrarme con Arlette. Espero que después de todas estas semanas ella siga en casa de mis abuelos y así tener la oportunidad de hablar con ella.Al cabo de varias horas llego a mi destino y sin perder tiempo, me dirijo hacia uno de los tantos taxis que aguardan afuera del aeropuerto, le doy la dirección al chófer y con mi corazón bombeando a una velocidad alarmante nos ponemos en marcha. Conforme pasan los minutos vislumbro un camino ya conocido y cuando aprecio las rejas del rancho de mis abuelos, mis manos comienzan a sudar. Llegamos a la caseta de seguridad y después de saludar al hombre, quien me reconoce enseguida me permiten pasar.Cuando llegamos a la entrada principal, pago el viaje y uno de los hombres de seguridad escolta de regreso al taxi. Tomo mi maleta y después
Arlette Semanas antesVeo como Liam sale de casa de sus padres y aun sin poder creer en su reacción y en lo duras que fueron sus palabras mi primer instinto es ir detrás de él para aclarar este malentendido.—Y-yo le juro que nunca he engañado a Liam —mascullo comenzado a llorar—, no sé por qué dice que mi bebé no es de él, les juro que yo… —aprieto mis labios y me contengo de gritar cuando el dolor en la parte baja de mi vientre que comencé a sentir después de salir del hotel se hace un poco más fuerte, pero aun así intento ponerme de pie y seguir a Liam para hablar sobre lo ocurrido, sin embargo, el dolor es tan fuerte que no puedo evitar gritar.Los padres de Liam se observan sin saber qué es lo que ha sucedido, pero cuando me escuchan gritar la señora Reyyan se acerca corriendo hasta donde me encuentro y me obliga a permanecer sentada.—¡Tranquilízate! —me pide tomando mi mano.—Y-yo no puedo, debo de explicarle todo a Liam… esto es una confusión —chillo desesperada, intentando p
—Nos alegra conocerte —murmura la mujer mayor y para gran sorpresa mía es muy parecida a la señora Reyyan. —También me alegra conocerlos —murmuro apenada. —Pero vamos, no se queden aquí. Los llevaremos a sus habitaciones, estoy seguro de que desean descansar después de un viaje tan largo. Aparecen algunas personas del servicio, quienes toman nuestro equipaje y nos conducen al interior del rancho, el cual es demasiado hermoso tanto por dentro como por fuera. Cuando llegamos a unas largas escaleras, Fede sostiene mi brazo y me ayuda a subir con mucho cuidado, una vez frente a una enorme puerta de madera, una de las mujeres la abre dejando a la vista una habitación digna de alguien de la realeza. —Es la habitación del joven Liam —comenta la mujer, haciéndose a un lado para permitirnos pasar y gracias a sus palabras los abuelos de Liam le lanzan una mirada de advertencia. —No se preocupen, Liam siempre formará parte de mi pasado —mascullo, acariciando mi vientre donde crece una parte
Liam Abordo el avión para regresar a Italia y después de tomar asiento, cierro los ojos e intento dormir un poco, puesto que desde que me enteré de la verdad es algo que no puedo hacer debido a que cada vez que los cierro, los recuerdos de cómo traté a Arlette me asaltan.[…]Gracias a que desde hace años conozco a Luca, las recepcionistas me permiten pasar y cuando llego a su piso, ignorando a su asistente que me pide aguardar un momento en lo que mi amigo termina una llamada, irrumpo en su oficina.Cuando se percata de quién se trata, Luca me hace una pequeña seña con su mando y me indica que tome asiento frente a él. Una vez que termina su llamada, me mira extrañado.—¡Cuñadito! Tanto que te quejabas de que entraba a tu oficina como si fuese la mía y ahora me haces lo mismo, creo que se te pegaron mis mañas. Agradece que no estaba con tu hermana —se burla—. ¿Y ese milagro que vienes a verme tan seguido en menos de un mes? —me cuestiona.—No estoy para tus chistes, necesito hablar
—Eso fue lo que sucedió —termino mi relato, mirando con tristeza a mi amigo, quien con cada palabra que salía de mi boca su rostro se transformaba en una máscara de dolor. —Gracias por contarme esto —murmura Liam. —¿Solo dirás eso? —lo cuestiono con incredulidad. —¿Qué más quieres que te diga que no se sepa ya? ¿Qué soy un estúpido? Eso ya lo sabes. ¿Qué por mi culpa casi pierdo a mi bebé? También lo sabes. —¿Qué estupidez dices? No fue por tu culpa que ella casi perdiera a su bebé. ¿De dónde sacaste eso? —¿Cómo que de dónde saqué eso? Después de nuestra discusión tuvo ese sangrado. —No fue tu culpa, es más, ni Arlette te culpa de ello o por qué crees que ella me pidió guardar el secreto, justo para que no te culparas de eso. Ella se sentía un poco mal desde que salió de ese hotel. —¿Ella no me culpa? —inquiere sin poder creer en mis palabras—. ¿Su amigo le hizo algo? —sisea, apretando su mano en un puño. — No. Así que saca eso de tu cabeza, no fue tu culpa. Y no, como te lo
—¿De qué se trata? —la cuestiono, poniéndome un poco tenso ante su silencio.—Lo que tengo diré no es nada bueno y es mejor que lo sepas por mí —suelta un hondo suspiro y lo que le escucho decir me deja anonadado—. Yo fui quien le dio la idea a Arlette de pedirte el documento donde te deslindabas de tu paternidad.—¿P-por qué hiciste algo así? —la cuestiono levantándome de sus piernas y mirándola con dolor al sentirme traicionado por ella.—Perdóname, mi amor. Sé que hoy te he dicho esas palabras muchas veces que ya hasta deben de carecer de sentido, pero en verdad lo lamento. No estoy orgullosa de haber hecho eso y créeme que siempre me arrepentiré de haberte provocado semejante dolor.»Volveré a justificarme aun cuando no debería, pero pensé que de esa forma podrías recapacitar al sentir que estabas por perder a tu bebé y te negarías a ello, incluso que exigirías hablar con Arlette, que te contase cómo sucedieron las cosas. Lamentablemente, me equivoqué y gracias a eso te hice sufri