Poco a poco voy cayendo en mi realidad.
De hecho siento que soy escupida a presión hacia mi realidad.Me siento como si todo este tiempo hubiese estado en un sueño del que recién me estoy despertando. Como si los pocos meses en los que fui libre y feliz solo hubiesen sido producto de mi imaginación y no una certeza que viví. Pero tengo que ser inteligente si quiero ganar tiempo para correr lejos de él. No puedo rendirme ahora.Y es que, ¿como pude ser tan descuidada?...Me reprendo a mi misma. He ido por la ciudad como una más cuando en realidad no lo soy. Nunca lo he sido y nunca lo seré.
Soy una condesa. Sí, escapada de mi país y de mi palacio pero sigo siendo una condesa.
Todo el maldito mundo debe estar buscándome ,y he sido tan confiada o tan estúpida como para no camuflajearDesde que era pequeña mi padre el Conde de Hoffman ,uno de los condes más importante de la realeza de Escocia me había repetido y repetido hasta el cansancio que mi matrimonio estaba pactado con uno de los hijos del rey. Yo era una niña pequeña que asumía que los príncipes eran buenos y no podía estar más feliz de estar destinada a ser princesa un día al lado de uno de los príncipes más importantes de mi país.Pero no podía estar más equivocada. Cuando al crecer, con solo doce años me sentía bien sola en aquella casa enorme que en realidad era un palacio antiguo heredado a mi padre entre otras propiedades, y dónde solo me sentía querida y acompañada por mi nana, que dedicaba todo el tiempo que podía a ser la madre y el padre que yo no tenía a pesar de tenerlos de forma fí
No sabía cuánto tiempo llevábamos en aquel sitio, que tampoco tenía muy claro que sitio era. Simplemente queria encontrar una solución ya y salir de allí.Cada vez estaba más confundida y nerviosa. Sentía que no debía estar a solas con él y menos ahora que sabía, que era el príncipe y que tenía todo el derecho sobre mí que el maldito acuerdo le había dado. Ahora mi situación era incluso peor.Había fallado al pensar que ese rubio divertido y seductor de fabulosos ojos azules me estaba dando caza al servicio de otra persona, cuando en realidad él era quien me buscaba y me había encontrado por sí mismo. Aunque, en teoría, ni siquiera había escapado de su lado. Siempre me tuve bajo su control.—Bella tenemos que hablar y lo sabes perfe
—¡Acepto!—¿En serio? —me abraza tan fuerte que siento mucha presión en mis costillas.—Pero, tengo condiciones —matizo y me mira ceñudo. El gesto le hace una arruga muy sexi en la frente.Se separa de mí y vuelve a su bebida que había dejado a medio tomar y da un trago largo. Lo miro embelesada, nadando en el azul de sus ojos.—Oh nena, no sabes lo feliz que estoy , pero no sé si pueda concedertelo todo...hay cosas que quiero de ti y no son negociables.—Necesitamos llegar a un acuerdo y te pido por favor que seas sereno y objetivo a la hora de escuchar mi propuesta.Trato de hacerlo razonar incluso antes de saber lo que quiero y le digo esto acercándome a él en un intento de crear empatía para que acepte.&m
Ian abre la puerta con cuidado, y resopla cuando se encuentra a su hermano Liam y a mi amiga del otro lado mirándolo con cara seria por el arma que empuña.La baja enseguida y dejándolos pasar revisa el pasillo asegurándose que no haya nadie más. Mira hacia ambos lado y cierra detrás de los chicos cuando entran.—Joder Liam, ¿no podías esperar que te avisará?Le reclama a su hermano y en cuanto ve que mi amiga me abraza, agachada en el piso porque estoy temblando aguantandome a mis propias piernas , se inclina frente a mí, me carga y me sienta en su regazo en la cama meciendome para que le calme. Estoy aterrada... pensé que era él. Casi muero del miedo.—¿Han follado ya, o tenemos que seguir esperando? —farfulla el tonto de mi " c
Llegamos a un lujosos barrio donde asumo que vive él, y en todo el camino no he dejado de regalarle mis besos y aprovechar el color de sus ojos para cancelar mis miedos a lo que está por venir.Bajamos por una rampa hasta el garaje de su edificio y desde ahí subimos a lo que asumo es el penthouse, en un elevador de velocidad increíble. Todo el tiempo me acaricia las mejillas con sus nudillos, me besa los párpados y juega con mi nariz, haciéndome reír. Es muy lindo. Y me seduce. Mucho.Llegando tomados de la mano me guía dentro de aquel majestuoso lugar....y no tengo tiempo de observar casi nada cuando siento que me lleva hasta lo que se adivina como la cocina sentádome sobre una enorme encimera.Acaricia mis muslos y los va acomodando de manera que consigue meterse entre mis piernas y siento que muero cuando
Estando sentada sobre él con mis piernas rodeando su cintura, le obligo a cerrar los ojos con el toque de mis curiosas manos que tratan de inmortalizar su tacto en ellas. Y es que se siente tan bien tocarlo y que me toque que percibo la humedad de mi sexo traspasando mis bragas.Se hace evidente que los dos compartimos el mismo ardor cuando me acomoda abriéndome más las piernas sobre si, y noto el saludo de su erección en mi entrepierna.!Dios ! ...que placer siento y eso que no me ha tocado aún.—Nena, he soñado tanto con este momento que tengo miedo a desenfrenarme y no darte el tiempo que sé que necesitas, pero prometo ir con cuidado¿ vale?Dice al tiempo que traza los bordes de mis bragas con sus dedos y gimo sin pudor alguno abriéndome más encima de él, besándolo desesperadamente. Porque as&iacu
Amanecer con él a mí lado es algo que no podría describir , unas cuantas palabras no definirían con justicia el sentimiento que me embarga mientras lo contemplo, apoyada en un codo y la mano sosteniendo mi cabeza como si fuera una acosadora psicópata.—Nena si tuviera que pagar por ser observado por ti de esa manera un solo minuto entregaría todo mi reino sin dudarlo —me tira sobre él y me aprieta tan fuerte que me quejo —Umm, ¿eso fue un quejido de placer o de dolor?—Fue un quejido a secas —respondo alzando una ceja.—Creo que estoy muy interesado en la respuesta a la segunda parte de la pregunta ...dímelo.Alza un poco sus piernas provocando que mi cuerpo se incline hacia adelante y sus brazos se cierran en mi espalda haciendo que la postura me obligue a quedar a horcajadas sobre él,co
—Voy a preparar el café de las confesiones mientras tú te quitas esa ropa que apesta a buen sexo y regresas disponible para someterte al polígrafo que puedo llegar a ser yo —comenta Sami mostrando todos sus dientes en una sonrisa empática.—Vale pero este tipo de confesión solo puedo hacerla si me haces un expreso doble acompañado de un cigarrillo por cada orgasmo confesado —reímos ambas y me voy a mi habitación a darme una ducha y cambiarme....Y así pasamos la mañana, suspirando por las anécdotas románticas y trazando planes antiestrés para combatir los ataques de celos y posesividad que ya se veían venir bajo la autoría del señor capullo Ian.Samira por su parte me dió todos y cada uno de los detalles de su rec